Animalitos (libre)

Como siempre en las noches no tenia nada que hacer, empecé a pasear por la ciudad no se veía nada entretenido, eran alrededor de las 23:00hrs. Llegue al zoológico en mi paseo, me abrume con todos los aromas que habían en ese lugar, de la entrada podía sentir a los animalitos caminar de un lado para otro. Me pregunte que pasaría si saltara las murallas para verlos de más cerca, de todas maneras no tenia intenciones de comer, solo de mirar.
Observe el muro con detención, será fácil de atravesar pensé.

-aquí voy- dije cuando retrocedí unos pasos para tomar algo de impulso.

Parte de las acciones de la familia Wednar se encontraban en Seattle, o al menos la fracción que Seprov robase después de su partida de Alemania. Eso, para mi, representaba algo significativo. Seguramente, él tendría que monitorear constantemente sus finanzas, si no quería perderlas en un momento. No podía darme el lujo de deambular por la ciudad a plena luz del día, pues aquella parte era mucho más poblada que Forks o La Push. Necesitaba ser furtivo, sigiloso, y las sombras de la noche me lo permitirían. Para efectos defensivos, portaba mi bayoneta conmigo, pues no pensaba alejarme sin más ni más.

Estacioné el jeep en un zoológico, cuya estructura me llamase la atención, teniendo algunas características útiles para darle caza a Seprov. Requeriría un poco de ingenio, pero haría que lo guiasen ahí el día de su muerte, al menos era una nueva opción para acabar con él. Saqué una manzana, comenzando a cortarla con mi arma, poniendome a recorrer el lugar, y entonces vi a una chica ¿pensando escalar el muro? Me recargué en una pared, y dije:

-¿No crees que está muy alto?- pregunté mientras me comía un trozo de fruta.

Cuando estaba a punto de saltar apareció un humano que me hablo, me sobresalte un poco, estaba tan concentrada en saltar ese muro que no me había percatado de su presencia, obviamente no podría saltar estando el ahí, se notaria demasiado que no era normal.
Lo mire y me acerque lentamente.
-puede ser- respondí.

-Nada perdía con intentarlo, pero creo que tiene usted razón, mejor ni lo intento o podría resultar herida- agregue mirándolo, parecía tener alrededor de treinta y tantos años. ¿qué hacia por acá tan tarde?.

Parecía que levantaba sospechas ver a un hombre como yo en semejantes parajes, o al menos eso denotaba el rostro de la chica frente a mi. Bah, no importaba, seguramente, cuando acabase mi trabajo, la policía no tendría pistas y jamás me preocuparía por haber dejado rastros de mi identidad dispersos por ahí. Me reí, pues al menos aquella mujer había sido sensata. ¿qué demonios planeaba? ¿Romperse un hueso? Tal vez, y quizá hubiese aprendido una buena lección así.

-Eso ha sido inteligente, muchacha- le dije moviendo mi bayoneta de un lado al otro- Si algo hubiese salido mal, habrías tenido que ir al doctor- me escuché detenidamente, percibiendo el maldito acento ruso en mi voz.

Le mire la mano mientras me respondía, ¿porque andaba con un arma?, a lo mejor era un asesino en serie, me hubiese preocupado si fuera humana, pero siendo vampira no tenia porque temer a una insignificante arma.

-herido puede resultar usted si sigue jugando con armas- dije sarcásticamente.

-no es de acá verdad- aseguré, su acento mostraba que era de otro país.

¿Por quién diablos me tomaba? ¿Acaso me veía cara de novato? Jugar con armas.... ¡que concepto! Los americanos parecían más soberbios que yo, o esa impresión estaba teniendo. Meneé la cabeza a modo de reprobación, pues esa chica parecía querer jugar con mi paciencia. Desde luego, no podía darme el lujo de perder el juicio con tanta facilidad... necesitaba ser meticuloso, calcular cada movimiento que iba a hacer.

-Yo no juego con armas- dije en tono severo- las uso- puntialicé con firmeza, luego añadí- Y no, no soy, de acá- comenté dando un tono distinto a aquella última palabra-. ¿Por qué?

Si al parecer era un asesino, me miro con reproche pero solo me limite a sonreír, no andaba de ánimos para pasar malos ratos.

-No se disguste, lo de las armas era solo una ironía- respondí seria.

-No siempre tiene que haber un porque cuando uno dice algo caballero, además lo note por su acento- agregué mientras me afirmaba en la muralla, luego mire al cielo pensativa.

Entonces era cierto, mi voz revelaba que mi procedencia extranjera... ya tomaría medidas al respecto eventualmente, tendría que hacerlo imperativamente. Corté otro pedazo de manzana y lo comí. Escuchando las palabras finales de la chica. Al parecer, no tenía un punto de vista sobre el mundo tan científico como yo... cosa que hubiese sido ingenua esperar, no todas las personas se graduaban en una maldita universidad africana.

-La experiencia me ha demostrado que hay una respuesta a cada pregunta, y viceversa- repliqué sin darle mucha importancia a mis propias palabras- ¿Siempre está así?- pregunté indicando el cielo con la punta de mi bayoneta

Escuche sus palabras sin despegar mi mirada del cielo.

-ya me gustaría- dije en susurros y suspire. Para mi siempre estuviera de noche para poder salir de la fraternidad sin tener miedo a que me descubrieran.

-¿que hace por acá tan tarde señor?- pregunte intrigada mirando su rostro nuevamente.

¿Qué hacía ahí? Excelente pregunta. Había olvidado ese detalle antes de bajarme del jeep, solo en caso de que alguien se percatase de mi presencia en los alrededores. Genial, necesitaría improvisar, justo como un burdo artista de quinta cuando olvida sus líneas. Malditos americanos, eran demasiado curiosos. Arrojé mi bayoneta al aire unos centímetros, recupándola con sencillez, justo como hiciese tantas veces en el pasado.

-Tomo aire fresco y como manzanas- respondí con sencillez- ¿Tú planeabas dar una visita a los animales ahí dentro?- pregunté para desviar la atención sobre mi

Lo mire precavida, cuando jugaba con su bayoneta, era muy extraño ver a personas manobriando así armas de ese tipo.
-esa era la idea señor- dije tranquila, hasta que llego y me arruino mis planes, pensé.

-¿puedo conocer su nombre?- pregunte dirigiéndole una mirada interrogativa, ya estaba ahí, y no podría ver los animales, como siempre no tenia nada más que hacer que conversar con un hombre de dudosa procedencia.

Me pregunté por un instante si la prudencia me guiaría a revelar detalles.... me daba igual, había acabado con otros y aún así seguía impune, libre como de costumbre. Además, eso le ponía un toque de dificultad a mi tarea, un reto extra. Tomé una resolución finalmente, y contesté.

-Janus- usé mi primer nombre, ocultando aquel por el cual solían conocerme- ¿Por qué no me dices el tuyo mientras abro la puerta del zoológico?- le pregunté, pues quería practicar un poco la violación de seguridad, me serviría para alguna ocasión más adelante.

Se demoro unos instantes en responder, quizás no quería decir su nombre, ¿escuche bien? ¿Quería abrir la puerta del zoológico?, me entusiasme ante la idea, después de todo podría ver los animales sin tener que quedar en clara evidencia.

-mucho gusto Janus, mi nombre es Freda- dije tranquila.

-¿crees poder hacerlo?- pregunte algo dudosa, si el no podía, yo fácilmente podría forzar un poco la puerta y romperla.

Me encantaba exhibir mis capacidades. Si bien estaba confiado, ignoraba que clase de puerta podría encontrarse ahí. No obstante, si conseguía abrirme paso entre esa pequeña medida de seguridad, sin duda el resto del lugar tendría otros sistemas menos eficientes. Sonreí con satisfacción, ya que, además, podría recabar información sobre la estructura del sitio, dandome una ventaja de campo cuando el momento llegase.

-Vamos, Freda, esto será, como dicen en América, pan comido- comenté mientras me dirigía a la entrada que avistace desde mi vehículo instantes atrás

Entonces por los datos que tenia hasta el momento, el era un asesino y un ¿ladrón?, me reí en mis interiores, que otra cosa podía pasar, lo seguí de cerca para ver como lo hacia. Me pregunte si al le resultara raro que una joven de mi edad no le tuviera miedo ni nada parecido, pero no me importo mucho solo quería un poco de diversión.

-Veamos que tan bueno es en esto Janus- comente cuando llegamos a la puerta principal y vi todas las barreras de seguridad que tendríamos que atravesar para poder ingresar al zoológico.

Cuando nos plantamos frente a la puerta, me percate de que las alarmas, seguramente, estarían conectadas directamente a la zona de vigilancia. Había una cámara de seguridad apuntando a la entrada, justo donde las personas tenían que entrar una vez cruzaban las rejas. Nos encontrábamos fuera del alcance de aquella bobería, en más de una ocasión me había desecho de cosas así, incluso en mis años de universitario... Difinitivamente, el haber comenzado a hurtar cosas en los laboratorios de la compañía Bayer me era muy útil.
Giré mi bayoneta, mientras sacaba un poco de goma de mascar. Mi favorita para esas actividades.

-Dame unos instantes, mientras piensa si quieras verte inmiscuida en algo ilegal o no- le advertí sin mirarla. Le iba a dar una oportunidad para escapar, aunque parecía no temer nada.

Me acerqué donde los cables se encontraban. Sabía que debía cortar uno de los tantos que ahí estaban, el cual se encargaría de lanzar la señal de alarma a un dispositivo localizado en la caseta de vigilancia. Corté un poco la cinta que resguardaba el manojo de cables, luego saqué un trozo de ellos, corté el que me pareció indicado. No ocurrió nada.
Trepé por la reja, me coloqué detrás del ángulo de visión de la cámara, y desactivé la grabación. Por unos minutos no se percatarían de nada. Bajé con un cuidadoso salto, y abrí la reja sin accionar ninguna de las alamars.

-Bien, no disponemos de más de quince minutos para que se den cuenta de todo. En total unos treinta hasta que llegue la policía, tal vez cuarenta mientras comienzan a buscar a profundidad al responsable- expliqué sin grandes complicaciones- ¿Vienes?- pregunté entrando al lugar

Mire con detención todas las maniobras que realizaba para poder abrir la puerta, yo me iba a quedar de todas maneras podía arrancar si llegaba la policía, los escucharía a varios metros de distancia. Janus parecía saber bien lo que hacia y hablaba con una confianza que hasta a mi me dejaba absorta.

-ya estoy acá- respondí ante su pregunta mientras atravesaba la puerta de seguridad.

-y ahora la verdad, ¿que eres exactamente?- pregunte sin dificultad.

No sabía si esa interrogante era ingenua o premeditada. De cualquier manera no podía responder con la verdad, desde luego. ¿Acaso iba a contestar: soy un científico famacéutico que además es un ladrón profesional y matón por tercera vez en su vida? Dudaba que lo creyese una mentira, después de todo, acababa de dar una feaciente prueba de mis habilidades delictivas. Miré el reloj, sin dejar de caminar, pues quería asegurarme de que tendría algo de tiempo para inspeccionar el sitio y conocer, si no a detalle, partes fundamentales, útiles para el futuro.

-Soy un turista- respondí con firmeza en mis palabras- Así como tú eres una visitante de este zoológico. ¿Cierto?- pregunté, tomando nota mentalmente de la construcción, sin prestar mucha atención a los animales que estabamos por ver

Turista... como no, y yo soy una monja, Pensé. ¿Acaso me cree tonta?

-cierto- respondí, los dos guardábamos secretos en ese momento.

-pero, no creo que hubiese podido abrir una puerta con ese nivel de seguridad un simple turista Janus- agregue sin tapujo.

Me dedique a mirar a mi alrededor, los animales en su mayoría estaban dormidos, el olor era delicioso, tener tantas criaturas cercas me abría la sed, me intente controlar, no podía tomar la sangre de algún animal estando Janus ahí.

La insistencia de Freda comenzaba a molestarme. ¿Acaso las personas no podían ser felices con una simple mentira? Parecía que requeriría una historia más creativa, lo cual me distraería de mi labor de grabar en mi mente la estructura de aquel lugar. Suspiré, no tenía remedio, no estaba de humor para comenzar a deshacerme de otras personas, no aún.

-Soy un turista muy hábil, Freda- declaré con sinceridad, pues aquella era una mis cualidades- Además, gracias a eso pudimos entrar aquí. ¿O acaso te quejas?- pregunté para cambiar el tema con inteligencia

Mire de reojo a Janus mientras respondía, una excusa tras otra, siempre intentaba sacarse mis preguntas de encima de alguna manera.

-tiene razón, gracias a su habilidad pudimos entrar- dije sincera, aunque yo de lo más bien hubiese podido entrar sin su ayuda.

Dirigí mi vista a las jaulas, un gran león dormía placidamente, me acerque un poco, y metí la mano por medio de las rejas para acariciarlo.

Continué analizando el lugar que podría emplear como tumba para Seprov. En una hora diurna, seguramente estaría infestado de personas, más aún, en fines de semana. Un rifle francotirador, ubicado correctamente en uno de los edificios aledaños al zoológico, o incluso una buena puñalada entre toda la multitud, serían suficientes para menguar la existencia de mi hermano. Entonces me dirigiría a la salida, abandonando el sitio como si nada. Además, faltaban muchas cámaras de seguridad para vigilar ese sitio... el problema sería guiarlo ahí.

Observé a Freda introducir una mano a donde un león descansaba tranquilamente. Supuse que sabría lo que hacía, o no procedería de ese modo. De cualquier manera, sería su mano, y no la mía, la que sería arrancada en caso de que el maldito felino despertase... sin embargo, podría ponerse a hacer sonidos innecesarios y nos descubrirían antes de lo previsto.

-Más vale que esa cosa no gruña- comenté caminando cerca de la jaula del animal

Sentí a Janus acercarse a la jaula y mirar que estaba haciendo, pero continué, el pelo del gran león era suave y sedoso, sentí su pulso agitado, seguramente estaba soñando.

-no lo hará, se lo aseguro- respondí, el león estaba demasiado entregado a su sueño que seria incapaz de despertar, parecía importarle más que gruñera que mi propio bien, me reí en bajito, un asesino sin sentimientos, pensé.
Me aleje de la jaula y continué caminando por el zoológico.

-¿Ahora eres adivina?- le pregunté a Freda cuando aseguró que el felino no sería capaz de ponerse a hacer estruendo en ese instante, algo incrédulo de sus palabras.

Al menos lo dejó en paz me dije cuando se levantó y continuó deambulando por los alrededores. Me sentía más reconfortado sabiendo que no tendría que ocuparme del detalle del maldito animal más. Sin embargo, habían otros cuantos que quizá representarían un problema de llegar a despertar... siempre podía liquidar a los guardias, salir del zoológico y ocultarme de nuevo en mi casa. No había cámaras de seguridad activas, al fin y al cabo.

-¿Por qué rayos la gente viene a ver estas cosas?- le dije a Freda, intentando hacerla hablar, y así alejarse de la idea de seguir tocando animales

Adivina no pero muy perceptiva, pensé. Teniendo en cuenta de que mis sentidos eran mucho más superiores que los de los humanos.
-algo así- dije entre risas en respuesta a su primera pregunta.
-A las personas les gusta ver como sufren los animales Janus, por eso vienen- dije mientras miraba unos gorilas en un espacio extremadamente reducido para su gran tamaño.
-el sufrimiento ajeno hacen que olviden su propio sufrimiento- aseguré, imitando un suspiro.