tratando de no estallar...(lycan si se puede...)

Un gesto de sorpresa y satisfacción se vio reflejado en mi rostro al instante. Parecía que Giselle disponía de cierto talento nato para combatir. No estaba mal, en absoluto, seguramente, de practicar lo suficiente, se convertiría en una excelente matavampiros muy pronto. Di un salto atrás después de ver mi ataque obstruido perfectamente.

-Bien, tu turno. No lo has hecho mal- le dije mientras me preparaba para defenderme en esta ocasión.

Sonreí sorprendida de que el puro instinto hubiera funcionado mejor de lo que pensaba.
Traté de observar puntos vulnerables en su posicion, ataqué rápidamente tan pronto como creí distinguir uno y dirigí toda mi fuerza hacia mi puño esperando dar un golpe lo bastante fuerte.


Ataque

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Debía motivarla aún más, aunque para ello debiese permitir que me golpease un par de ocasiones... Después le demostraría que el confiarse era demasiado peligroso en el campo de batalla. El mundo se movió cámara lenta, observé con precisión su llegada, retrasando mi movimiento de evación casi intencionalmente... jamás se daría cuenta de ello, estaba plenamente seguro de ello. Finalmente, para concluir el acto correctamente, imité un esquive tardío.

Evación

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Lo olvidé, dado de resistencia

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Mi golpe lo alcanzó fácilmente, demasiado fácil diria yo, no sabía si era su manera de ponerme a prueba pero decidí no darle respiro, inmediatamente despues de alcanzarlo giré sobre mi misma recordando un movimiento, tal vez el unico que había aprendido en los dos meses que había tomado taekwondo a los 10 años, y le di una patada en el pecho.

fuerza

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Contraataque

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Y ahora resistencia

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Comenzaba a pensar que el ser demasiado blando incluso al entrenar no era, exactamente, una buena idea. Ese pensamiento me asaltó en cuanto alcancé a ver a Giselle realizar una patada giratoria que se impactó directamente en mi pecho con algo de fuerza. Me hizo atrás varios pasos, aunque, por fortuna. No me alcanzase a derribar. Esbosé una sonrisa pesé al ligerísimo ardor que sentía tras ese movimiento.

-No está nada mal- dije en voz alta.

Mi cabello se había soltado por los movimientos y sonreía bastante eufórica, no estaba para nada mal en lo absoluto, incluso si solo me estaba poniendo a prueba.

-Tienes toda la razón-le dije sin querer ser modesta, estaba muy satisfecha conmigo misma. Le hice una seña con la mano para que atacara.

Parecía que era tiempo de mostrar un poco de habilidad. O quizá no. El hecho era, que Giselle estaba disfrutando del combate. Una guerrera nata, no estaba mal, sin duda alguna. De hecho, gente como ella eran los que faltaban en el mundo por aquellos días, combatientes listos para cazar vampiros a lo ancho del globo terráqueo.
Esbosé una sonrisa tras el gesto que hiciese, invitándome a atacar. Debía, no obstante, demostrarle que no podía andar por ahí creyendo que el mundo sería benevolente. Con un ágil salto tomé algo de altura y solté un golpe, buscando aplicar solo fuerza suficiente para abatir su defensam.

Ataque

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esquivar

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resistencia

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Intenté esquivar su golpe pero no fui lo bastante rápida para hacerlo, me dio de lleno pero no me hizo mucho daño, no perdí la oportunidad y jalé de su brazo para estrellar su cuerpo contra mi rodilla

fuerza

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Mi intento por abrir su defensa había resultado en una cierta carencia de poder que ahora pagaba sin duda alguna. Estaba volviéndome viejo en esto o muy blando con la gente. Sentí un tirón de forma prácticamente inmediata y mis sentidos me alertaron como la centella de ello. Tenía la posibilidad de lanzar un movimiento, pero debía ser excesivamente certero. Opté por lanzar un golpe a la articulación de su brazo, lo cual me liberaría al tiempo que conectaría mi primer impacto efectivo.

Ataque

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Resistencia

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La adrenalina del momento, aunque me hizo fallar en el uso de mi técnica, fortaleció mi cuerpo a un grado notablemente elevado, de tal forma que apenas fui capaz de percatarme del impacto en mi pecho. No obstante, atribuí más aquello a la velocidad con que el golpe se había llevado acabo y la cortísima distancia para el mismo, sumado a la descarga adrenalínica en mi torrente sanguíneo, dando como resultado un golpe nulo. Esbosé una sonrisa una vez me liberé y retrocedí unos pasos.

-Bien no ha estado mal para ser la primer sesión- dije cruzándome de brazos- Parece ser que te defiendes y atacas de maravilla- añadí recobrando mi respiración normal.

Demonios!! Mi ataque no había funcionado, y la adrenalina seguía corriendo por mis venas, tenía tanta ira dentro de mí, tantos deseos que seguir luchando. Sin embargo encontré la manera de calmarme y disipar la frustración que tenía, era solo un entrenamiento, debía recordar eso, solo un entrenamiento...

Volví a recoger mi cabello, y tambien sonreí.

-Lo que hace el instinto...aunque pude haberlo hecho mejor, no es suficiente, quiero ser una mjor luchadora.

Una sonrisa que demostraba una imponente satisfacción zurcó mi rostro. Había nacido con el mismo espíritu de lucha que aquellos con quienes trabajaba en los Cárpatos. Sin duda, con la suficiente dedicación y autocontrol, Giselle sería una excelente combatiente... o moriría a temprana edad de no dominar su natural ansia de batallas. Sentí mis brazos bien afianzados entre ellos, como tenazas de escorpión sobre su presa.

-Me has dado algunas dificultades, aunque, tienes un buen potencial. Con suficiente dedicación, y un mejor dominio de tu ímpetu, conseguirás resultados aún mejores, Gi- dije con serenidad y una no tan elevada frialdad.

Dominio...bien, eso era algo en lo que aún estaba trabajando, aún tenía problemas para cambiar de fase solo cuando yo quisiera, y el miedo de arrancarle la cabeza a mis padres en algún momento de furia persistía en mí.

Si él en verdad me enseñaba, no soló aprendería a usar mi instinto, lo controlaría y dejaría de temer el simple hecho de volver a casa cada día. Por mucho que Susan y Jhon no fueran los mejores padres del mundo, no quería matarlos.

-Tendrás mi dedicación, de eso puedes estar seguro.

Escuché con beneplácito aquellas palabras, suavizando la mirada y el gesto de frialdad que siempre exhibía sin importar las circunstancias, sin embargo, evité caer en el rango de lo "normal", mostrándome aún con cierta inhumanidad.

Observé el vuelo de un par de aves sobre nosotros, tras lo cual dibujarían sus sombras en el suelo al zurcar el cielo a velocidad moderada. Regresé la vista a Giselle, mientras me preguntaba algunos detalles que, seguramente, averiguaría eventualmente. Por fin, escogí una interrogante adecuada.

-¿Tienes alguna manada, Gi?- dije con cierto matiz de curiosidad

Manada, ja, sa era una buena pregunta.

-Si, o al menos si en teoría, parece que está en lo que podemos llamar...un receso?, hace mucho que no hay una reunión, y no conozco a algunos de los miembros, podríamos decir que no he sido "oficialmente presentada"...pero soy leal a la persona que me ayudó cuando todo esto empezó para mí, por eso sigo esperando.

-¿Tu tienes una manada?

Dislucionante, sin duda alguna. Me había forjado la anticipada idea de que podría encontrar más partidarios, sin embargo, mientras ella matase vampiros, estábamos del mismo lado, y eso suponía una enorme ventaja.

Me agaché a recoger un poco de pasto, lo sostuve entre mis dedos y luego lo trituré con un poco de fuerza sobrenatural. Volví a levantarme y analizar brevemente el entorno.

-Un grupo de combate, así es- confirmé sustituyendo el concepto de manada- No somos muchos pero procuramos cazar vampiros como deporte y medio de proteger a los humanos de un fatídico destino que sería muy cruento- añadí esbosando una sonrisa de satisfacción al recordar ese detalle.

No lucía muy complacido respecto a mi respuesta, el claro ahora lucía pacífico, como si lo anterior nunca hubiera sucedido, incluso aunque la conversación que manteníamos se tratara de acabar con la existencia de monstruos.

-Veo que no hablas de ellos como tus amigos o incluso tu familia...para tí son solo compañeros de guerra cierto?

Me puse a meditar un instante la repuesta ante esa pregunta. Ciertamente no los veía de ese modo, pero tampoco podía declararlo abiertamente, al menos no durante un tiempo, ni siquiera a una casi extraña como Giselle. Un gesto de seguridad se dibujó en mi rostro, a la vez que emitía una respuesta clara y perfectamente confiada.

-Por ahora no puedo decir que seamos una manada como tal. No nos conocemos plenamente, aunque nuestros intereses nos conduzcan al mismo fin y unirnos. Quizá, eventualmente, abrigo la esperanza de que podamos volvernos una manada en toda la extensión de la palabra- concluí con perfecta y absoluta naturalidad.

Me dejé caer sobre el cesped y lo miré, su expresión al hablar había sonado lo suficientemente sincera como para que le creyera, y lo haría, era muy pronto para creer que sabía como era, o para emitir juicios, pero seguía intrigandome respecto a sus circunstancias.

-¿Que te trajo de vuelta a este lugar olvidado?