Sentidos, Mareos y Coca-Cola bien fría (Sasha)

Finalmente terminamos perdiéndonos el uno en el otro, esa necesidad que teníamos de sentirnos el uno al otro, terminó por ganar a la razón y aún cuando no miré, mis manos ya tenían un mapa detallado de toda su estructura: era simplemente perfecta y me hacía totalmente feliz.

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

Le sonreí al mirarla, ese rubor en las mejillas le quedaba perfecto y aunque no estuviera bien por parte de un caballero decirlo, en realidad podía tenerla así para siempre, era sumamente placentero, acariciaba su cabello mientras ella parecía estar escuchando mi corazón, que por primera vez en todo el rato había accedido a no intentar escapar de mi pecho -¿te había dicho lo hermosa que eres?- pregunté en un susurro, deteniendo mi mano en la base de su nuca.

La voz le sonaba ronca con la emoción contenida. Tan pronto lo escuché, alcé mi mirada hacia él, admirando una vez más sus facciones. Él sonreía, y yo le sonreí mi vez. Le pasé la mano por la cara, dibujé el contorno de sus labios con mis dedos, maravillada como un niño con un juguete nuevo.

-Creo haberlo escuchado antes -admití, riéndome- Por cierto, ¿ya te he dicho lo maravilloso que eres?

Sonreí de nuevo y besé su cuello, antes de volver a recostarme sobre su pecho, abrazándolo y apretándome contra él.

-Si esta cuenta como primera vez, entonces me siento halagado- respondí, poniendo mi mano en su barbilla e incorporándome un poco para volver a besarla, tomando con una de mis manos su cintura para sentirla más cerca... exhalé un sonoro suspiro mientras la besaba y no pude evitar reir -podría estar así para siempre- susurré aún contra sus labios, no podía describir una mejor sensación que su piel contra la mía y mis labios en los suyos.

-También yo -acepté con una sonrisa.

Lo besé de nuevo, esta vez más calmadamente, deleitandome con lo que mis terminaciones nerviosas reportaban a mi cerebro. Ahora, una vez calmados mis instintos bajos (xD) volvía a sentir curiosidad. La carta del pobre Liam había tenido que esperar mucho más que la de su otro hermano para ser leída por su cuñada... O más bien, escuchada. La chaqueta de Drew no estaba ni tan lejos, la podía alcanzar con la mano, y eso hice, sacando la carta restante del bolsillo. Me volví a mirarlo, y él me observaba con un gesto extraño en los ojos. Sonreí.

-Creo que Liam esperó lo suficiente... -dije, acercándome a él de nuevo y dándole un beso rápido en los labios- ¿Me la lees? -pedí, haciendo mi mejor cara angelical.

Reí al escucharla -gracias al creador que no vio nada que no debiera ver- reí un poco más y tomé la carta de sus manos -creo que es lo que corresponde- saqué la carta del sobre y me acomodé una almohada detrás de la cabeza para leer con calma.

Comencé a leer, usando una voz más grave, con tintes casi guturales:

Liam Brooks escribió:

Querida Sasha:

Es un gusto por fin poder saludarte aún cuando sea sólo por letras, creo que tendremos oportunidad de charlar en algún momento, ya que en realidad tengo un enorme deseo de conocer a la persona que tiene a Andrew sonando tan feliz por la vida -y eso es algo que no sucede a menudo- hay muchísimas cosas que me gustaría poder preguntarte y también comentarte, aunque este no es el medio y con estos párrafos sólo pretendo presentarme: soy Liam, al que mis adorables hermanos llaman cariñosamente "el tocino del emparedado".

No creo haber sido afortunado de tener el primer turno a la lectura... por alguna razón Devon siempre se las arregla para ser el primero en casi todo, pero aún así... quiero decirte -tal cómo ya te debe haber dicho el tremendo bestia del mayor- que eres bienvenida a la familia, por mi parte eres mi cuñada y eso ni Dios Padre podrá cambiarlo, recuerdo que Drew siempre respondía al eterno "¿cuándo tendrás una novia?" de mi padre con el célebre "cuando encuentre a la mujer indicada, en ese momento estaré con ella, no antes, no después" y ahora que te ha encontrado me siento en verdad feliz de que hayas llegado a su vida.

Soy un hombre de pocas palabras y sólo quiero reiterarte que para Marcia, Matthew, Lauren y para mí es un honor abrirte las puertas de nuestra casa y de nuestra vida. Por alguna razón sé que no tardaré mucho en poder abrazarte como amerita la ocasión, pero mientras tanto, te deseo el mejor de los cumpleaños, los mejores deseos y sobre todo, mi esperanza puesta en que ambos serán unos excelentes médicos... cuento con ello para el futuro y para tener dos motivos más de orgullo.

Sinceramente.
Liam E. Brooks.

Al terminar el último párrafo de la carta, sentí mi voz quebrarse, Liam pocas veces decía una cosa, pero en el momento en que se decidía a abrir la boca, lo hacía para decir cosas realmente importantes; sonreí de medio lado y aferré a Sasha en mi costado -creo que les gustas... y les gustarás más cuando te conozcan en persona- afirmé a media voz, aún conmovido.

Escuché como se quebraba su voz, y me sobresalté: No quería que él se sintiera mal ahora. Sin embargo, el comentario que habia hecho instantes después desmentía parcialmente lo que creía. Ya leídas las cartas, sólo quedaba preguntarme qué tal sería la situación cuando al fin conociese a mis cuñados. Alcé a mirar a Drew a la cara, se veía conmovido, más no triste. Acomodé mis brazos como si le estuviera abrazando y me concentré de nuevo en el latido de su corazón, del suave sonido de sus pulmones llenándose y vaciándose de aire.

-¿En serio crees eso? -le pregunté, mientras trazaba distraídamente figuras sobre su piel con mis dedos- Llevo años sin que me presenten a la familia de alguien -confesé.

-Estoy convencido... Devon nunca hace bromas de primera vez y Liam dijo mucho para sus parámetros, eso es buena señal- respondí a su pregunta, mientras sentía sus dedos deslizarse sobre mi piel -no te sientas insegura, eres magnífica.. y creo que Lisa y Marcia te darán la bienvenida al clan como se debe... especialmente ahora que ya hay mujeres en casa- reí un tanto por lo bajo -¿sabes, Sash? preparé muchas cosas más para este día... aunque esto, esto definitivamente ha sido un plus- sentí mis mejillas sonrojarse y la miré a los ojos, intentando por un momento descifrar sus pensamientos.

Un plus... Vale, mis mejillas no iban a soportar eso. Pronto las sentí tan calientes que podría fritarse un huevo en ellas. "Lástima que las hormonas no ayuden con la pena post," pensé, aunque sonreí: Drew también estaba sonrojado, y ese rubor le confería a su rostro una apariencia adorable.

-Sí, definitivamente un buen plus -murmuré, sonrojándome más- Y por todo esto, gracias. Gracias por haber hecho que me levantaran a las cinco de la mañana... Aunque no te aconsejo que lo repitas -advertí y reí antes de seguir- Gracias por hacer que Will, Daniel, Dick y Lucita se levantasen conmigo, estuvieran conmigo. Gracias por haber estado aquí. Gracias por todo, por las risas, por los escalofríos... ¡Incluso por el mareo! -reconocí, riéndome ahora- Gracias por ser así.

A medida que había ido pronunciando las palabras, me había ido acercando a su boca, para rematar con un fugaz beso en los labios, antes de apoyar mi cabeza en el hueco entre su nuca y la almohada.

-No hay nada que agradecer, preciosa- dije, mientras acariciaba su cabello con mis dedos -siento que es tan poco por lo que vale para mí una de tus sonrisas... lo que tú vales para mí en general- giré el rostro hasta poder mirarla un poco de lado y besar su frente; suspiré profundamente ¿podía haber algo mejor en el mundo? no lo creo, no creo que hubiera un hombre más feliz que yo en todo el orbe.

Busqué su rostro con una de mis manos y fui acomodándome hasta volver a besarla profundamente... por alguna razón, tuve totalmente seguro que era ella la indicada y que no quería a nadie más que no fuera ella para siempre.

A pesar de la profundidad de su beso, era uno dulce y tierno, algo diferente. Bueno, en últimas, esto era diferente a lo usual. Aún pensaba en sus palabras, habían sido tan profundas como el mismo beso, con miles de significados diferentes que llevaban a lo mismo. Por un lado, me demostraban una vez más que lo que había entre nosotros era real, no un simple capricho pasajero; me mostraban lo que él me consideraba a mí; me hacían la mujer más feliz sobre la superficie del planeta tierra. Lo besé de nuevo, acariciando con cuidado su cara, como algo sumamente delicado y valioso, porque eso era él para mí. Dejé sus labios de lado por un momento y recorrí el ángulo de su mandíbula con la nariz, sonriendo ahora.

-Si tu objetivo era hacerme feliz, lo lograste -susurré, aún sonriendo- Y con creces, dude.

Me recosté de mediolado, tapándome con las sábanas, y le miré fijamente. Estaba sonriendo, también; y así era como querría verlo siempre. Sonriente, tranquilo y conmigo a su lado. Así quería estar por siempre, con él, feliz y segura; completa.

Le sentí recostarse a mi lado, lo cálido de su temperatura y el roce suave de su piel contra la mía... era algo embriagador.

Me preguntaba si se esperaría alguna otra cosa de las que había preparado, aunque en realidad estaba perdiendo el ánimo de salir de ahí, no me daba la gana soltarla, no me daba la gana dejarla levantarse a la ducha... no me daba la gana hacerme a la idea de que en algún momento, ambos debíamos vestirnos nuevamente -¿sabes qué? muy probablemente, para el final del día te convenzas de que estoy loco y quieras correr alejándote de mí- afirmé, sujetando su cintura con mi brazo y replegándola contra mi cuerpo -pero valdrá la pena si puedo verte sonriendo como lo estás haciendo ahora- dije con cierta suavidad en el tono de voz, buscándole la mirada con la mía.

Resoplé, con gesto divertido. ¿Loco? Bah, si yo ya estaba loca por él... Probablemente nada me desanimaría a éstas alturas. No pude evitar lamentarme del itinerario, ésto de dejar los instintos hacer de las suyas había sido más que genial... Sencillo, pero genial. "Deberíamos dejar a los instintos a solas más a menudo," dijo una voz en mi cabeza, mientras la otra gritaba despavorida.

-Yo apuesto por la probabilidad de quedarme aquí, contigo -le respondí, sonriendo de lado- Y haré que todo esto lo valga -dije riéndome y mostrando mi más grande sonrisa- Pero anda, riéte tu también! -reclamé, abrazándolo y riendo contra su pecho.

Reí junto con ella -está bien, al carajo con el itinerario... los regalos puedo dártelos después- 'excepto uno' pensé para mi mismo -aunque debo decir que sólo por esto- dije, separando la sábana de nuestros cuerpos, y admirándola en su desnudez -ya está valiendo la pena- la besé nuevamente -¿pero estás segura de lo que me estás diciendo Sasha?- pregunté, tomándola ahora con mis dos manos por la cintura y dejándola justo sobre mi pecho, mirándola directo a los ojos 'porque en algún punto quizá tengas que firmarlo' completé en mi fuero interno.

No pude evitar un leve sonrojo al sentir que la sábana ya no cubría mi cuerpo. "Si, la hormonas me abandonaron y ahora si me da pena, no como hace quince minutos," me quejé en mi fuero interno al respecto. El nuevo contacto entre su piel y la mía me había hecho sentir un corrientazo que subía por la espina dorsal, por lo que tuve que hacer un esfuerzo leve para que mi voz saliera firme y se notase cuán segura y sincera estaba siendo.

-Sí, estoy segura de lo que te estoy diciendo, Drew -acepté, perdiéndome en sus ojos que miraban fijamente a los míos.

Sonreí acariciando su rostro, me parecía realmente hermosa... no sólo eso, sino que perfecta, era todo lo que había soñado y mucho más, era todo lo que yo quería en el mundo y era feliz por tenerla conmigo.

-Entonces estamos seguros, que quede asentado en el acta, que has dicho estar tan segura como yo- dije un tanto en broma, buscando sus labios por un breve instante, y después mirando sus mejillas sonrojadas; por alguna razón comencé a sentirme nervioso y sabía la razón aunque estaba felizmente instalado en la negación por el momento.

Recorrí su espalda con mi otra mano, deteniéndola en el centro de su cintura -¿te cuento un secreto?- dije en voz bajita aún sonriendo y acercándome a su oído -te amo- le susurré, antes de volver a empezar lo que habíamos terminado sólo algunos minutos antes.

-Y yo a tí -respondí, sintiendo mis hormonas actuando por mí, de nuevo.

Busqué sus labios con desenfreno, sintiendo como sus manos desnudas recorrían mi piel, haciéndome sentir cada vez más escalofríos, más cosas que no podía ni quería explicar. "Razón, escóndete," pensé antes de perderme de nuevo en el éxtasis de su piel y la mía juntas; de sus labios con los míos y mis manos recorriendo a su vez la anatomía de Drew.

No estoy seguro del tiempo que pasó, en realidad no quería tener consciencia del tiempo que corría sobre nosotros; todo lo que tenía en realidad consciente era a ella, la fragilidad y belleza de su cuerpo, el dulce sabor de sus labios y su esencia que me volvía loco, que llevaba grabada en todo mi ser y que podría reconocer con enorme facilidad.

Caímos rendidos uno frente al otro, trenzados cuerpo a cuerpo; nuestras respiraciones aún irregulares llenaban el silencio hasta que fundí mis labios con los suyos una vez más. Busqué la sábana a tientas, volviendo a cubrirla... el pudor aún hacía de las suyas con ella y también un poco conmigo; una vez que su cuerpo estuvo rodeado de aquel blanco ligero, me incorporé sentándome sobre la cama y alcanzando mi pantalón con un pie, que a duras penas alcancé.

Tomé la prenda del piso y rebusqué en uno de los bolsillos, sacando algo que no permití que los curiosos ojos de mi novia (los cuales sentía clavados en mi espalda) pudieran ver. Oculté aquello detrás mío, aún sujetándolo con una mano y volví a inclinarme para besarla -podría jurarte que yo más... pero sería una discusión sin sentido, ahora ven aquí, que quiero abrazarte- y la rodeé con ambos brazos.

-¿Qué escondes allí? -pregunté después de corresponder de buena gana a su beso.

Si Drew pensaba que no me había dado cuenta que había estado buscando algo en el pantalón, estimaba muy poco mi inteligencia, y eso sería decepcionante, realmente decepcionante. Sus brazos a mi alrededor me impedían buscar la manera de chismosear lo-que-fuere que llevase entre manos. Le rodeé a mi vez con mis brazos y le di un beso ligero en los labios.

-Ya sé que viste que saqué algo... no es nada que no esperaras, ya sabías que tengo varios regalos de cumpleaños para tí- le dije besando la punta de su nariz; separé las dos cajas pequeñitas que tenía en mi mano... sabía por la forma cuál era cual, así que no me fue complicado; estiré la mano con que la tenía aferrada hacia uno de los arreglos de rosas que teníamos a un lado y tomé la rosa falsa, la que era una caja pequeña para joyas -¿caja o flor?- pregunté con tono medio guasón.

Vacilé un momento. ¿Qué más daba el órden después de todo? Hoy estaba con el raciocinio ligeramente alterado, así que no veía el porqué del órden de las cosas. La caja podía esperar, además me parecía más romántica la rosa, a diferencia de lo otro. Alargué mi mano hacia su mejilla, acercándome a rozar mis labios levemente con los suyos.

-Dame la flor -susurré antes de besarle de nuevo.

Le entregué la rosa falsa luego de que termináramos aquel beso (a regañadientes por supuesto) y dejé que sus ojos azules me deslumbraran con un destello de sorpresa -feliz cumpleaños, princesa- dije con voz suave, separando nuevamente en mi mano oculta las otras dos cajas.

---El contenido de la rosa falsa---

Spoiler:

Tomé la flor y me dí cuenta que se abrió con un "clic". No pude evitar mostrar la sorpresa, jamás se me habría ocurrido entregar un regalo así, y sonreí. Luego resbaló una cadena de color plata con un dije azul a mis manos y la tomé, observándola cuidadosamente. La forma ovalada de la piedra y el color de la cadena hacían en conjunto algo sencillo, pero hermoso.

-Ayúdame a ponérmelo, por favor -le pedí a Drew, tendiéndole la cadena- Y... Está muy linda, gracias... ¿Cómo supiste que me iba a gustar tanto? -le pregunté entre risas, ahora dándole la espalda para que me pudiese poner la cadena,

Oculté las otras dos cajitas antes de tomar el collar para ponérselo a Sasha -¿cómo sabía que te encantaría? en realidad no lo sabía... sólo busqué los zafiros que fueran del tono exacto al color de tus ojos- terminé de ponerle la delicada gargantilla y antes de dejarla ir volví a besar sus labios.

Estuvimos así varios minutos que se sintieron como menos de un segundo, nos separamos una vez que comenzó a faltarnos el aire y tomé nuevamente las cajitas del pliegue de sábana en que las había metido para que Sasha no pudiera buscarlas detrás mío -ahora sí señorita, le toca cajita- puse la pequeña caja de satín blanco en su mano, dejándole cureosear su superficie.

---Contenido de la cajita blanca---

Spoiler:

-Tomo cajita, entonces -dije entre risas.

Él me entregó una caja de satín blanco, la cual acaricié con extrema curiosidad. ¿Qué podría ser?, me preguntaba, aunque mi mente empezaba a lanzarme indirectas. Recorrí toda la extensión de la cajita con mis dedos, intentando descifrar su peso y otras trivialidades, tratando de prepararme para lo que fuese que fuera el contenido de la caja. Respiré profundo antes de abrirla y se oyó un 'clic' a medida que la tapa se abría.

(OFF: No muestra la imagen >.<.... ¿me la pones de nuevo o me dices que tiene la caja para poder seguir? xD)

Miré. Sobre el suave satín blanco estaban un par de pendientes del mismo tipo de plata que el collar, con incrustaciones de zafiro. Hacían juego con el collar, que ahora estaba tocando con mi mano, y sonreí ampliamente. Amaba los zafiros. Además, hacían un juego sencillo, cosa que me agradaba... Yo no era de usar cosas muy ostentosas. Cerré la caja -no quería que los pendientes quedasen entre las sábanas- y cerré mi puño al rededor de la cajita de satín. Rodeé con mis brazos el cuello de Drew, aún sonriendo.

-Gracias -le susurré al oído, y besé su mejilla.