resaca, mareos y vomito (Myhr, James Cathedral)

Tema: resaca, mareos y vomito (Myhr, James Cathedral) Lun Abr 13, 2009 3:50 pm

Drogas... Alcohol... más droga... y más alcohol... una noche como cualquier otra con el calefactor con patas, deambulamos por toda la ciudad, a veces me cargaba ya ni siquiera sabia donde había dejado estacionado su coche... solo recordaba que baile arriba de una mesa de algún antro, que Myhr se desnudo delante de unas tipas... me revisé la Katana un par de veces, por suerte no se me había perdido en el camino a donde sea... más de 3 litros de Ron, 10 churros de marihuana, 2 cajetillas de cigarrillo... y donde mierda deje el éxtasis?...

Mareos... un extraño dolor en la barriga... demonios!, invocare a Guajardo!!... en la espalda Myhr iba mientras que el se continuaba empinando la botella de vodka, si se seguía moviendo de esa manera tan zigzag le iba a vomitar en la cabeza.
-Myhr!... detente!... creo que está es mi parada!- chille mientras el se iba deteniendo de a poco, me baje de su espalda, y en la puerta de un lugar que no sabia muy bien que era en ese momento ya que lo veía cuádruple vomité hasta lo que había comido el día anterior. El sol de la mañana pegándome de pleno en la cabeza hacia que ese maldito dolor de resaca aumentara. Miré de reojo a Myhr que parecía balancearse de un lado para el otro, me seque la boca con la manga de mi blusa.

No recordaba el día desde que estábamos de forma zombie andado de bar en bar, había perdido la cuenta de cuantas botellas de vodka me había tomado y de cuantos churros me había fumado. Mujer serpiente me había dado una bolsa para que guardara, la tenia en los pantalones. Escuché su alarido de parada, era ahora o nunca. Me detuve. Ella se bajó dando trompicones se sostuvo en una puerta de madera a cantar Oaxaca. Aproveché ese momento para mear junto a una jardinera que tenia un árbol simpático en forma de paloma. Los lentes obscuros me ayudaban de los rayos penetrantes del sol. Eructé y terminé, ¡maestro! no ensucié mis pantalones. Volví la mirada hacia mi amiga que se limpiaba la boca y enfrente de ella yacía un manchón amorfo de algo parecido a un pudin de yema de huevo con zanahorias. Me dio asco, me llevé la camisa hacia la boca y la nariz.
-Mujer serpiente, te falto poco para sacar los intestinos –le dije riéndome- ¿Dónde deje el coche?

Miré a mi alrededor y no reconocía nada, parecía una iglesia lo que teníamos en frente, tal vez nos presarían el baño, ah no creo que eso era demasiado tarde, aunque si nos urgía una lavamanos. Tomé la mano de mi compañera, para entrar al lugar. Vi a lo lejos una pileta con agua, mis ojos brillaron, volví a subir a mujer serpiente sobre mi espalda porque chillaba que no quería caminar, cuando llegamos a la pileta la bajé. Sumergí mis manos en la pileta, estaba el agua fría, miré mi rostro reflejado en el agua y sonreí como un completo idiota.

Esa sensación horrible que te gobierna después de haber vomitado... asco... y sed... me sentía sucia, miré mi ropa... donde mierda anduve metida!?... parecía una vagabunda, más de lo habitual. El vomito se veía asqueroso en el piso, estuve al borde de vomitar de nuevo pero ya no me quedaba nada en el estomago, y ahí estaba el desgraciado de mi querido amigo burlándose de mi... como siempre... me reí con el... el coche?... rebusque en mi vacío cerebro por todos los lugares que pasamos... el mono con platillos cubrió mi mente... reí al ver su tan gracioso bailecito.

-ah?... auto?...ni idea bola de pelos- me encogí de hombros, Myhr tomo mi mano para entrar a ese lugar tan grande y de muchas puertas... o eran solo dos?... arrastraba mis pies, no quería caminar, me puse a chillar para estar en la espalda de mi amigo, estiré mis brazos hacia el... eso siempre daba resultado... era mi propio medio de transporte, el accedió sin más remedio.

Llegando a la pileta el me bajo... tenia la cara sucia y mucha sed, el CCP se apresuro en meter sus manos al agua, miró su reflejo y sonrió como idiota yo reí de el... me apresure y le sumergí su cara en el agua con toda mi fuerza... por primera vez no sentí resistencia ante mi golpe, el alcohol le había quitado algo de fuerza... o eso creí... reí.. me aleje un poco de el y tome un poco de agua de la pileta, enjuague mi boca y tire el agua sucia al piso imité a las estatuas de las fuentes lanzando un chorrito de agua controlado, lo volví hacer un par de veces.

Cuando sentí que no quedaban residuos de vomito en mi boca, me puse a bailar alrededor de la pileta. Y canté.
- allaaaaaaaaaaaá en el rancho graaaaaaaaandeeeeeeeee allaaaaaaaaa donde viviiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiaaaaaaaaaaaaaaaaaaa- chille con fuerza, el eco de mi voz retumbaba en mis oídos, y se veía como mi voz chillona hacia vibrar los cristales del lugar que aun no sabia que era.

“El que tiene oídos para oír, oiga.”

Mateo 13:9

~Recorro con mi mano su cabeza de pelo rubio. Debe tener unos veinte años, hijo de una mujer que piensa que todo es pecado, cosa que siempre he incentivado, me encantaría decirle alguna vez lo que hago con su hijo. Sonrío con maldad cuando lo agarro del cuello y le hago ponerse de rodillas delante mía. Ves yo también soy capaz de doblegar voluntades, ¡Rey de reyes!, pienso con ironía, mientras cobro el "perdón" del chico.

Oigo un ruido que viene de la nave principal de la iglesia. Termino con el chico, le doy un beso en la frente y le digo-Que dios esté contigo-. Me visto mientras las voces se hacen más impertinentes, el muchacho sale de la sacristía por la puerta trasera, bajo mi atento escrutinio. Abro el último cajón de la mesa del escritorio de madera envejecida por el paso de los años. Debajo de unos papeles de estupidas ayudas humanitarias encuentro mi recortada 9mm. La oculto tras mi camisa, justo encima del bolsillo izquierdo trasero.

Camino decidido, mis pasos producen un sonoro eco. Aparezco tras el altar. Dos personas "profanan" el santuario de Dios, me rio para mi mismo, cuando mi mente lo llama de esa manera, pienso que tantos años de esa mierda acabaran por afectarme y vuelvo a caminar por aquel pasillo hacía ellos, mis pasos no son ruidosos ahora, la alfombra roja los amortigua.-¿Necesitan algo?-Mi tono de voz me produce un ardor interno de lo dulce que parece-Dios es misericordioso y puede... [...] -A quien pretendo engañar esa sarta de chorradas me importa tan poco como a ellos pero aún asi continúo mi discurso- [...] ¡Baja la voz! -Regaño a la chica que no cesa en su cántico, con mi verdadera voz aspera y borde-Esto es un lugar sagrado- Les recuerdo volviendo a utilizar mi tono de sacerdote comprensivo.

Ojala ese agua os quemase como ácido, pienso con una sonrisa que demuestra mi falsa bondad.~

Sumergí la cabeza en el agua fría me sentaba de una manera placida, saqué la cabeza agitándola y escurriendo por todos lados miles de gotas de agua de la pileta del bautismo. Reí al ver el simulacro de fuente de mujer serpiente.

Unos pasos sutiles como el viento hicieron volver el rostro, no solo era el sonido, era el olor de humano, de indumentaria sudada, olor a sexo, pólvora y metal. Vi a un sacerdote mirándonos.

Mujer serpiente reía por su ociosidad, la tomé del brazo y la atraje hacia mí. Poniéndola cerca de un costado. El tipo no me daba nada de confianza a pesar de traer el porte que tenia y lo que portaba, para mi era un simple uniforme.
-Necesitábamos agua –dije mirándolo fijamente a los ojos, mujer serpiente se bota de nuevo a cantar una sarta de tonterías a mis espaldas después de que es retada rompe a carcajadas, únicamente me limité a sonreír, me importaba poco si el lugar era sagrado o no, había olvidado la fe, el perdón y no sabia si todavía conservaba mi espíritu, tampoco sabia si en verdad dios existia, sonreí levemente con un aire de malicia mirandolo de arriba a bajo-.

Continué cantando efusivamente y danzando alrededor de la pileta, de no ser porque Myhr me atrae a su costado no me habría dado cuenta de que había una persona hablándonos... seguí cantando sin prestarle atención a lo que aquel tipo decía... ¿qué baje la voz?... argh!... nadie me daba ordenes a mi!... rompí en carcajadas. En el estado en el que me encontraba no me iba a poner a discutir cosas de religión con el... ¿curita?... ¿eso era el?... miré a mi alrededor, mierda!... ¿cómo vine a caer en una iglesia?... ni a los funerales vengo!... ¿por qué otros lugares habríamos pasado con Myhr y yo no lo recordaba?... una difusa imagen mental se vino a mi cabeza... lanzando piedras a los vidrios de una casa... ¿que mier!!!??... creo que tendré que salir con una cámara la próxima vez que salga.

Me acerqué un poco más a mi amigo y me acomodé en su espalda como en el mono que me transformaba cada vez que me encontraba con el CCP, mi katana colgaba hasta parecía que era mi cola... si, sigue soñando... estiré mi brazo hacia el sacerdote, siempre me pregunté si era de cartón esa cosa blanca que llevaban en el cuello de la camisa... pensé que estaba cerca, pero mi mente me había engañado nuevamente... dejé caer el brazo en el hombro de mi caballito... ¿donde mierda dejó el vodka?... analicé con detención al hombre de “Dios” ahí presente, ni cara de santo tenia, se parecía más a un perro disfrazado de gato.

-lugar sagrado mis calzones- chille, alzando una ceja.
-aprovechemos que estamos aquí y nos confesamos calefactor con patas- le susurré al oído a mi amigo -veremos que tan “pecadores” somos, y cuanta paciencia tiene este tipejo- miré de reojo al “padrecito”... le sonreí irónicamente.
-creo que nos confesaremos... aprovechando el viaje, ¿está en hoooorario de serviciossss o hay que ssssacar horaaaa?- pregunté con la voz arrastrada, al menos se me entendía lo que hablaba, aún tenia la lengua dormida, y los ojos se me estaban empezando a cerrar.... sacudí la cabeza para despertar.

~Los miro con calma, totalmente diferente a como me siento en el interior, mi mente grita con furia. El hombre atrae a la chica a su lado, parece que no confía en mí...hace bien. Me mira fijamente intentando intimidarme con su mirada, ¡Necio! yo soy el que manda aquí...Sonrío con simpatía, demostrando mi condición de buen hombre.

Lastima que hayan venido juntos, no puedo amenazar con el arma a uno mientras me concentro en metersela al otro, sería demasiado escándalo tener que matarlos para que no contasen nada después-Si agua necesitabais, agua os hubiese dado, solo tenían que pedirla-Hablo de forma cordial, sin mover casi ningún músculo, no me encuentro nervioso, solo son dos estupidos borrachos, ¡lástima!...Siempre es más fácil engañar a uno. Si esa chica estuviese sola ya estaría postrada ante mí, tan ebría y drogada como iba me sería muy sencillo "perdonarla". Miro de nuevo al hombre, sus ojos claros me llaman la atención, me encataría poder verlos llenos de lagrimas, por el dolor provocado por mi sodomía.

No dejo de sonreir amablemente en ningún momento, nada en mí denota mis pensamientos...Debiste aprender a mentir ¡idiota!, te hubiese sido muy útil. La chica tiende su mano hacía mí, estoy lejos y no llega a tocarme, que pena, su mano parece bastante suave...

Ella vuelve a hablar con esa voz que parece que está arañando cristales, me provoca dolor de cabeza y me froto las sienes. Susurran, me llevo la mano distraídamente a la espalda para comprobar que la pistola sigue ahí, un movimiento brusco y ¡Puum! Pasaría la mañana demostrando mi inocencia y cargandole el muerto...o más bien los muerto a otro. Pero entonces ella vuelve a abrir esa bocaza, que encajaría a la perfección con una parte de mi anatomía. Has tenido suerte, utilizaste las palabras acertadas mocosa... Muesto una sonrisa cándida mientras llevo la mano a mi cabeza, y con lentitud me rasco el pelo. Cierro los ojos cuando vuelvo a hablarles-Dios no tiene horarios cuando se trata de perdonar-Ardo en furia, pero mi tono es amable-Todos son bien recividos cuando desean arrepentirse y ser salvados-Me rio de mis propias palabras y vuelvo a pegar mis brazos al cuerpo, siempre cumplo con mi promesa...soy un hombre de Dios...además si quiero seguir así, no es bueno llamar la atención por no hacer bien mi "trabajo".~

Con la mirada hacia ese hombre que decía ser “representante del señor”, no podía evitar sentir cierto recelo hacía el, trataba de engañarnos con sus gestos amables, la manera en que nos miraba indicaba que era un hijo de puta. Por mi mente paso el olor a pólvora y metal, pensé en donde la tenia escondida, tal vez en los pantalones, o en la camisa. No dije nada,luego escuché a mujer serpiente, volví la mirada hacía ella, esboce una leve sonrisa, no era tan mala idea después de todo, lo único que me tenía intranquilo era el arma que poseía ese hombre escondida en alguna parte de su cuerpo.

Su sonrisa podría engañar a cualquier idiota de su parroquia, parecía amable, pero no encajaba su olor a ninguno de los que había conocido antes. Sacerdote mis huevos, no confiaba en él. Sonreí cínicamente.
-Ya que no hay horarios de oficina, aquí tiene dos ciervos del señor dispuestos arrepentirse y ser salvados de las manos de la inmundicia, sobre todo ser perdonados por la palabra de dios.
Fui tan hipócrita que verdaderamente me importaba nada si me creía o no el tipo ese que estaba en frente de nosotros.

Si, si lo que diga cura del demoño... algo andaba mal aquí... no estaba del todo segura pero el cura tenia como tres ojos... me baje de la espalda de mi amigo tambaleante, tomé su mano. La iglesia era enorme, una suave brisa entraba por la puerta que nosotros habíamos dejado abierta, si no estuviera tan ebria hasta encontraría agradable aquel lugar... no te mientas a ti misma idiota!...

-así es, el hermano Myhr tiene toda la razón... oh curita... hemos cometido tantos pecados... que esperamos que en el humilde corazón de Dios haya un espacio para el perdón- me persigne con la mano libre ni siquiera sabia el orden en el que iban las palabras, era el hijo primero? O el espíritu santo?... que más da al final igual se nombran todos.

Esperaba que ese padre tuviera harta paciencia porque lo que se le venia encima era peor que una telenovela venezolana. Volví a soltar la mano de Myhr y camine en zigzag hasta lo que yo supuse que era el confesionario, me volteé un par de veces para cerciorarme de que ellos venían atrás mío. Cuando estaba apunto de llegar me tropecé con algo... mierda! Quien deja la alfombra arrugada de esa manera?... me paré como si nada hubiera pasado, sacudí mi ropa y miré al cura.

-pero habrá un cash, mi santísimo padrecito... yo no ago nada sola... nosotros somos un dúo... si nos confesamos será juntos- dije tosiendo un poco, algo me estaba molestando en la garganta... de seguro era un resfrió por los cambios de temperatura.

/Off rol-Excusenmé por mi asuncia/

~Los miro, mi rostro está sereno, sus palabras me importan tan poco, como toda lo referente a Dios, o el arrepentimiento, mis perdones son más a mi medida: Hay que castigar al pecador para que no vuelva a pecar... y yo soy un esperto en ello. Le sonrío plácidamente a la chica cuando términa de hablar. Me rio en el interior, sus intentos de lanzar afiladas palabras contra mí, un sacerdote, me parece de lo más cómico, cualquier otro hubiese cambaido su expresión, o los hubiese largado del lugar, o les hubiese respondido con un largo sermón hablandoles de la benevolencia de Dios...Pero yo, solo les vuelvo a sonreir con amabilidad.

Me aparto del camino y extiendo la mano guiandoles hasta el confesionario-No suele ser lo ortodoxo, pero si estais seguros de querer conocer vuestros pecados, me parece correcto-El hombre clava sus ojos en los míos, pretende ser intimidante, pero yo simplemente aparto la vista hacía la gran cruz que preside la nave de la iglesia. Comienzan a caminar con recelo delante mía. Observo sus cuerpos con detenimiento desde mi posición en la retaguardia, acabo de tirarme a un joven apuesto pero aún así no me importaría hacer lo mismo con ellos.-Esperenmé aquí-Les digo señalando unas bancas al lado del altar-Si me lo permiten voy a preparme un café, sus gritos han conseguido desvelarme, señorita-Más bien habían interrupindo algo más entretenido.Vuelvo a sonreirle con amablidad, después de haber utilizado mi tono de párroco.

Los dejo sentados murmurando, yo paso através de una puerta baja que conduce a la sacristía. Enciendo la cafetera, me quito la camisa y me coloco el habito de color negro. Saco el cafe y pongo dos cucharillas de azucar...Que pecaminoso James...Mis pensamientos me producen una carcajada. La pistola sigue en mi pantalón, una medida de seguridad. Vuelvo con paso lento a donde se encuentran los dos visitantes-¿Listos?-Les pregunto con una sonrisa amable que me quema-Es el único vicio al que no puedo resistirme...el café-Le comento a la chica cuando pasa por mi lado, me rio en mi interior, doy un sorbo a la taza, y los llevo al confesionario.~

Visualicé la botella que había dejado a lado de la pileta, y Mujer serpiente seguía mirando la iglesia como si estuviera dentro de una alucinación. Agarré la botella y le di un buen golpe.
-Por mi no hay problema –murmuré encogiéndome de hombros y miré a Mimi de reojo-
Caminé junto con ellos sin quitarle la mirada de encima a ese “padre”. Siempre dejando que mujer serpiente este a mi lado y lejos de ese sujeto. El cura se levantó, dijo que se iba por un café, desapareció por un pasillo detrás del altar.

Me acerqué a Mimi y le musité al oído tan bajo solo para que ella lo escuchara:
-Ten cuidado, el cura tiene un arma, no te separes de mí y ponte alerta. –Salió un tono de seriedad- no hagas bromas de mal gusto.
Le di otro golpe a la botella mientras esperábamos sentados en la banca.
El cura hizo su aparición con la taza de café en las manos, su efluvio era diferente, la camisa no olía a sudor y el atuendo era distinto pero seguía habiendo vestigios de olor a sexo, café y a pólvora que me picaba la nariz. No confiaba una pisca en el.

Ups... al parecer no había vomitado todo lo que tenia que vomitar, aun me quedaba algo que se quería devolver, llevé mi mano a la boca, para evitar otro desastre... cerré los ojos y me adormile aun parada algo dijo el cura que no escuche porque de pronto desapareció como por arte de magia.

La voz de Myhr me saco de mi ensueño... arma?... un cura con un arma?... mierda!... esto se estaba poniendo más complicado que resolver un sudoku... me sujeté unos momentos la cabeza, cualquier movimiento brusco haría que se me reventarán las ultimas neuronas buenas que me quedaban, tomé una bocanada de aire para hablar.

-ehhhahh- ¿qué diablos iba a decir?... arghhh!... en mi cara se notaba la confusión...-ok, ok, seré una koala seria y amargada-murmuré tomando su brazo, le quité la botella y le di un gran sorbo.

El cura llego con un café entre las manos nos preguntó si estábamos listos
-claro claro... empezamos cuando quiera- caminé afirmada del brazo de Myhr, dando pasos inestables, el curita había cambiado de atuendo, ahora ya parecía algo... no exactamente un padre pero algo similar... llegamos al confesionario, una caja chica de madera, ahora el dilema iba a ser como íbamos a caber el CCP y yo, siendo que mi amigo era una bestia gigante que ocupaba casi todo el espacio. Respiré hondo y me puse a trazar una solución... no sacas nada con pensar en ese estado tarada!...

~Parecen más tanquilos, sus palabras se notan moderadas, imposible que me hubiese visto el arma, la llevo bien escondida. Extiendo mi mano y abro una de las puertas del confesionario, y les invito ha pasar con la mirada-Parece que es algo justo para los dos-Me llevo la taza de café a la boca, lo bebo despacio saboreandolo con cuidado, todavía quema. Tendré que acostumbrarme al fuego, no puedo evitar poner una sonrisa, que consigo que se vuelva amable al final.

Miro a ambos-El confesionario es demasiado pequeño para los dos-Digo utuilizando mi voz de párroco algo cansada, y despreocupada, el lugar es para que una sola persona revele sus miedos ante dios, y este le imponga su perdón, por medio de mi persona. Ya me estoy aburriendo de sus tonterías. Abro la otra puerta y me meto en el habitáculo, de madera oscura.-Ave María purisima-Pronuncio de forma acelerada como guión aprendido.-Y bien...cuales son vuestros pecados hijos míos-Mi voz suena como una dulce melodía, cálida y suave. Me llevó de nuevo la taza a la boca, y sorbo con fuerza haciendo un ruído de aspiración.~

Estábamos en el confesionario muy pegados unos a los otros y me entró un calor que me recorrió todo el cuerpo, estaba seguro que mujer serpiente lo sintió… incluso la vi como su frente se lleno de un brillo de sudor…

-Sin pecado concebido –dije hasta me pareció irónico, estúpido… hice una mueca y mujer serpiente se burló-
¿Cuales son nuestros pecados? Me puse a pensar por un momento… ¿estaba seguro de decirle mis pecados a ese falso padre? No… -sonreí malicioso- Si... además… sabía que iría al infierno… le di una ojeada a mujer serpiente de nuevo levantando unas cejas...

-Me encantan los vicios, el alcohol, las drogas, tener sexo con hombres, con mujeres… mentir, comer en exceso… Nunca voy a la iglesia, no soy creyente. Creo que me acosté con mi amiga y no lo recuerdo. Llevamos no sé cuantos días en la fiesta y no sé porque siento que todo esto no es un pecado, no es un secreto…

Como tampoco es un secreto que porte un arma, que huela a sexo... me quedé mirándo al padre un momento y miré a mujer serpiente, me quite la playera, me seque el sudor y le seque el sudor a ella.

Sin pecado que?... hum… que demonios?... una gota de sudor recorrió mi frente, se me olvidaba que el calefactor con patas era una estufa ambulante, me acomode en un rincón, más apretada no podía estar y con el enorme cuerpo de Myhr en ese espacio tan reducido.

Mi amigo comenzó a soltar sus pecados como bocinazos, teníamos casi los mismos problemas… aunque uno me dejo media confundida… a que amiga se refería?... yo era su única amiga…mmmm… ¿habíamos tenido sexo?... ¿eso paso esa noche que no recuerdo?... mis mejillas se tornaron de un leve rosado… demoniooos!, porque se me fue a olvidar eso? Las pastillas de éxtasis!, esoooo había sido… tosí con los ojos como platos, me atoré con las pequeñas imágenes de ese día, miré de reojo a Myhr sonrojándome aun más.

Dos pares de ojos azules se posaron en las alturas de mi pensamiento mirándome… mis dos chicas inalcanzables… me sentí un poco culpable… bueno no tanto si no recordaba casi nada… de pronto algo me apretujo más contra la pared eran los brazos de mi amigo estirándose para quitarse la camisa en ese lugar. Me seco el sudor que tenía en la frente, lo empuje un poco para quitarme mi abrigo… siempre con su manía de mostrar sus pectorales, yo quede en playera, no era tan loca para quedar solo en ropa interior en ese cubículo infernal, pero si seguía subiendo la temperatura tendría que hacerlo.

-ejemm- me aclaré la voz antes de comenzar a hablar –Soy lesbiana… creo… he besado a dos mujeres y con una hum- miré a ambos lados, tosí – y con una paso algo más, soy drogadicta, alcohólica, adicta al tabaco, entrene a mi serpiente para atormentar a las personas, he dejado herida a muchas personas con la katana y he matado a uno que otro animal en forma de adiestramiento, creo que tuve relaciones con mi amigo- miré de reojo a Myhr y volví rápidamente la mirada hacia el curita.-y actúo de forma impulsiva sin medir las consecuencias- sonreí feliz de haber acabado de decir tanta estupidez, me sequé con la mano otra gota de sudor que corría por mi frente.

~ Me sorprenden un poco, sus pecados son más divertidos que los que me confiesan habitualemente, nada que no me hayan dicho antes y que no haya usado a mi favor, lo raro es que todos pertenezcan a las dos misma personas. Es como si me estuviese confesando a mi mismo. Los vicios son el pan de cada día: "Perdonamé padre porque he pecado"...

Ahora me parecen más atrayentes. Miro su pecho desnudo, es seductor. Ambos jadean, la temperatura es elevada, Ellos sudan, y yo estoy a punto de comenzar ha hacerlo, el alzacuellos me oprime la garganta, tiro un poco de él, vuelve a su lugar asfixiando mi cuello. Mi pantalón parece que va a estallar, la sotana lo cubre.

Zarandeo la cabeza, ahora debo comunicar mi veredicto...ojalá estuvieses sola rubita o solo musculoso varón...Alzo la voz solone, algo decepcionado-Diez Ave Marías, tres padres nuestros...-Como si esa estupidez sirviese de algo-Dios puede perdonaros, solo hace falta vuestro arrpentimiento-Y seguro que no le importaría que le hicisieseis un trabajito con vuestra boca a uno de sus siervos...lástima-Buenas noches-Amable como siempre, dulce, comprensivo, ilumino días y hago sombra hasta a la más oscuras de las noches...perdonanos padre porque hemos pecado...siempre me causo gracia esa frase.~

El sudor lo tenía perlado en la frente y sobre la piel, me sequé el sudor sobre el hombro de mujer serpiente solo para molestarla. El padre empezó a decir nuestra penitencia, ¿No era suficiente pasar en ese cubículo sudando y escuchando nuestras intimidades? A través de la rejilla miré al padre que se ajustaba el cuello de la camisa, al parecer el también percibía el calor que emitía mi cuerpo, mi compañera estaba acostumbrada así que para ella era normal. No había porque arrepentirme, no estaba nada arrepentido de lo que había hecho miré a Mimi levantando las cejas imitándola, pero no me salió para nada y solo sonreí, para no “provocar” al padre portador de armas.
-Así lo haremos –le guiñé un ojo a mujer serpiente aguantándome explotar en una carcajada- Buenas noches…

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