''La puertas de la iglesia se abrieron, dejando ver una pequeña sombra en la puerte.
Sin pensar entré. Con la mano derecha abrí la puerta y entré.
La iglesia parecía sombria y silenciosa, a paso lento con la mirada perdida y desolada,
mis pasos se escuchaban rebotar en las paredes de la Iglesia.
Me dirigí al altar, al llegar me paré en el altar, había un pequeño jarón de color dorado..
Pasé mi mano por él como acariciándolo, poco después escuche un susurro y voltee.
No veía nada, pasé una mano por mi frente y poco después acaricié mi cabello colocando
un mechón de mi cabello rubio por detrás de la oreja''
-¿Hay álguien hay?-Pregunté en voz alta, timidamente-.