Jamás fuí buena con las sorpresas [Drew]

-Creo que más bien sonará a "al que se acerque, se arriesga a terminar con la nariz rota" o algo por el estilo- comenté a tono de broma, era por supuesto un momento muy importante, tanto para ella, como para mí, pero no pude atinar a hacer algo más, -además, Zimmerman, creo que lucirás aún más hermosa con una luz más que refleje el color de tus ojos ¿te había dicho que son hermosos?- susurré en tono medio soñador, para terminar besándole en los labios con ligereza, una vez más.

Después de un momento, la acomodé a mi lado y nos incorporé, sin quitar mis brazos de su alrededor, sin duda, una de mis actuales actividades favoritas, era sentirla cuan cerca me fuera posible y justo en ese momento, con el murmullo del mar a nuestro lado, parecía lo más adecuado tenerla cerca de mí, a veces me daba la impresión de que era el mismo universo el que se había encargado de hacer que nos encontráramos para ya jamás separarnos -hay tantas cosas que quiero hacer contigo Sash... tantas, que no estoy seguro de que nos de tiempo de hacerlas todas- sonreí con cierta mesura -aunque veré el modo de que podamos hacerlas... tanto las que tú quieras, como las que yo quiera- dije, acariciando su espalda con suavidad.

Cerré los ojos al incorporarnos. La brisa con olor salado que provcenía del océano, sumado a las palabras de Drew y sus caricias en mi espalda hacían que sintiera una necesidad de cerrar los ojos para percibirlo todo mejor. Y yo no podría haberlo dicho mejor: Eran muchas cosas las que queerría hacer, pero parecía que el tiempo no iba a ser suficiente... Y había que encontrar una manera de hacerlo rendir. No podía perder el tiempo, esa lección ya la sabía bastante bien. Puse mi cabeza en su hombro y sonreí antes de hablarle.

-Creo que tendrás que especializarte en cirugía plástica para poder arreglar esas narices, agresivo -comenté y solté una risilla en tono bajo- Por el tiempo, no te preocupes cariño, algo haremos para encontrarlo. Eso es relativo, no te preocupes...

-Está bien, está bien... no quiero hacer cirugía plástica así que por eso no romperé narices, pero que se cuiden de las rodillas- reí una vez más, bastante más de nervios, que de gracia -así le doy trabajo a nuestros colegas de trauma- la abracé con más fuerza todavía, Sasha era todo lo que necesitaba para completar mi vida y mi mundo.

Tenía sentido todo lo que mencionaba, en realidad, seguíamos siendo muy jóvenes y ambos éramos promesas médicas que debían tomarse las cosas con cierta calma, pero el tiempo, aún relativo, podía jugarnos una mala pasada y no teníamos tiempo que perder -Sash, llevamos ya varios meses juntos, quizá cuando vuelva Willow de Inglaterra podríamos hacer un viaje los cuatro juntos... Faraday, Will, tú y yo, algún lugar lindo, donde podamos despejarnos y tener tiempo de calidad fuera de la UCS- propuse casi sin pensarlo, en realidad la idea de viajar con Faraday no me emocionaba, pero sabía que Sash sería feliz si podía compartir tiempo con su amiga, que llevaba ya cierto tiempo fuera del país.

Lo había mencionado. Ahora había hablado de Will, y aunque su llegada estaba próxima, aún sentía nostalgia... Y la extrañaba más que nunca. Vale, era genial que se hubiera ganado esta beca en Londres, pero era bien cierto que la extrañaba. Mucho. Una sonrisa nostálgica se apoderó de mi expresión.

-Sí, es una buena idea -concordé- Sería algo lindo -agregué sonriendo.

"Aunque sería más lindo un tiempo a solas... Jmm... Podría ser después del viaje con Will y Faraday" pensé, presentando el predecible sonrojo. Ya el sol se había agotado por hoy, y la luna se elevaba en el cielo, rumbo a un enjambre de nubes que pronto harían su luz pálida difusa. Ambos mirábamos al cielo, sin decir palabra alguna, disfrutando el momento en silencio.

-Je t'aime -le susurré al oído con premura- Plus que ma vie

Busqué sus labios sintiéndome sediento de ella, queriendo más... más tiempo, más cercanía... más sabor a ella en mi paladar -and I love you too... more than anything I am, and more than anything I would ever be- susurré después de besarla con urgencia, finalmente, la sujeté contra mi pecho, cerca de mi corazón donde sólo estaba ella.

El viento comenzó a soplar anunciando que la marea estaba subiendo rápidamente, y aún cuando la vista seguía siendo magnífica, quedarnos en aquel sitio era demasiado riesgo; a regañadientes busqué la manera de incorporarnos sin terminar separados y, una vez que estuvimos en pie, eché un vistazo más a aquel semicírculo dorado-rojizo y resplandeciente en que el sol se había ido convirtiendo frente a nuestros ojos, dando al cielo un matiz purpúreo y majestuoso -creo que es momento de volver a casa... no quiero que mi prometida termine enfermándose con esta temperatura que amenaza con seguir bajando- sonreí con calidez, acariciando una de sus mejillas con mi mano -además, quiero hacerlo oficial antes de que termine mi cumpleaños... porque puedo jurarte que es el mejor regalo de cumpleaños que he tenido jamás- junté mi frente con la suya y volví a besarla.