Jamás fuí buena con las sorpresas [Drew]

Apenas atardecía, y yo lo estaba pasando de lo lindo. Íbamos Drew y yo en mi carro, él con los ojos tapados y rogándome que le quitase la venda, yo recordándole cuánto le había rogado lo mismo unos pocos meses antes. La cajuela del auto iba equipada con lo poco que necesitaría ésa noche. Conduje hasta llegar al parqueadero cercano a First Beach en La Push, aunque Drew no tenía idea al respecto. Allí saqué la canasta que traía lo necesario y le ayudé a bajar del auto, en medio de risas convulsas.

-Señorita -dije bromeando- ¿Ve lo incómodo que es? -le reproché, llevándolo hacia la playa.

Caminamos algo así como dos minutos, bromeando mutuamente, hasta que llegamos al lugar al que quería que llegásemos. Me mordí el labio, mientras el se quejaba de no poder ver, y me situé detrás suyo, guardándo silencio, y le desanudé la venda que traía en los ojos, tirándola a la canasta que estaba en el suelo, dejándolo contemplar la salvaje naturaleza.

Spoiler:

Eso de vivir a ciegas no era lo mío en realidad... pero lo tenía merecido luego de todo lo que la había hecho pasar en Port Ángeles meses atrás, así que terminé soportando estoicamente mi nula capacidad de ver el entorno.

Bromeamos durante el camino y finalmente se detuvo -Ufff... eso fue un camino largo ¿sabías?- me quejé cual niño pequeño y enfurruñado, luego me ayudó a bajar del auto y caminamos hasta un lugar donde se podía respirar la brisa marina y el olor a viejo de la sal acumulada en la orilla; Dick me había hablado de First Beach y del día que conocío a Lucita, pensé en aquello justo en ese momento, aunque ahora me parecía más especial y de pronto... se hizo la luz.

Mis ojos tardaron un poco en acostumbrarse a la mortecina intensidad de la luz y pude ver en plenitud el mar -impresionante- dije a media voz, buscando a tientas atraer a mi chica a mi lado, no podía concebir tener tanta belleza enfrente y que ella no estuviera conmigo para admirarla.

Al ver cómo extendía su brazo hacia atrás, di un paso al frente y me situé a su lado, rodeándolo a mi vez con el brazo. Sonreí al ver la expresión que traía al ver el fúrico mar y me apreté más hacia él. Observé el sol que se ponía, dándole a todo a su alrededor matices dorados, y dejando la playa, poco a poco, en la penumbra.

-Pensé que preferirías algo sencillo -me limité a decirle, aún con los ojos fijos en el horizonte.

Asentí con una sonrisa -estás en lo correcto- afirmé en un susurro, sujetándola más contra mi costado -esto es... perfecto- reconocí mirándola de nuevo e inclinándome para besarla.

-Sí, es perfecto… Jamás fui buena con las sorpresas –admití, aún a milímetros de él- Así que dejé una tortura china como la que me aplicaste en mi cumpleaños de lado para ti –concluí, riendo despreocupadamente.

Cogí la canasta que estaba en el suelo y con la otra mano tomé a Drew del brazo, llevándolo hacia un lado. Allí tendí un mantel que tenía a cuadros –clásico de picnic- y puse la canasta a un lado, para luego halar de Drew hacia el suelo. Me arrodillé, quedando a su nivel.

-¿Sándwich? –pregunté, sacando uno de la canasta.

-Entonces deja las sorpresas por mi cuenta... el tiempo contigo para mí es el mejor regalo- alcancé a besarla brevemente justo antes de que fuera a por la canasta y poner todo para el picnic, en realidad... no recordaba haber tenido un picnic en la playa, y la compañía le ponía la mejor parte a la situación.

Le sonreí cuando ofreció el Sandwich y asentí, mirándole con embeleso... no podía explicarme por qué se sentía tan insegura de sí misma, de la increíble y totalmente hermosa mujer que era y sacudí la cabeza cuando tuve cerca el olor a pan de caja fresco frente a la nariz -gracias- dije, mientras sujetaba el sandwich con todo y su mano en la mía.

-De nada -respondí.

Corrí nuestras manos a un lado, inclinándome para besarlo ligeramente. Con cada día que pasaba estaba más segura de querer estar con él por el resto de mi vida, aunque aún me parecía algo apresurado... Y su respuesta, su paciencia me mostraban justamente aquello, que era mi complemento... Pero mi parte racional aún era algo prevenida.

-Las sorpresas siguen siendo cosa tuya -admití- Ahora, ¿piensas dejarme comer? -pregunté riéndome bajo.

Saboreé ese beso con gusto, aún cuando fuera breve, luego miré esa expresión socarrona que tanta gracia me causaba encontrar en su rostro -hmmm... déjame pensarlo...- le robé otro beso después de aquello, aún haciendo el loco -está bien, creo que los dos necesitamos comer algo- subí mi mano libre para acariciar su rostro, mientras me hacía con el sandwich que me había ofrecido.

Tan pronto me soltó la manó, la alargué para alcanzarme un sandwich. El sol estaba terminando de ponerse, dejando un cielo azul oscuro que estaba zurcado por nubes. En el horizonte se veía el difuso resplandor plata de la luna que estaba a punto de salir. La noche era mi periodo favorito, se me hacía mil veces más agradable que el día. Más simple, más tranquilo... En fin. Me parecía mejor.

-¿Qué tal estuvo tu día? -pregunté, recordando que lo más probable es que hubiese tenido una buena tonelada de exámenes... Ya le estaba cogiendo miedo al segundo año xD

Me encogí de hombros pasando un bocado del sandwich -lo de siempre, exámenes, prácticas, guardias... pero Blanchard aún no logra terminar conmigo- dije, restándole importancia al asunto, no tenía ganas de pensar en la escuela, quería concentrarme sólo en nosotros, en el tiempo juntos, ya que nuestros horarios a veces nos dejaban poco tiempo para poder vernos -¿y tú qué tal vas con todo? ¿cómo va la vida de civil fuera de los muros de la UCS?- pregunté, antes de dar otro buen mordisco al sandwich.

Reí irónicamente.

-Aunque aún vea más teoría que práctica, eso no significa que me libre de ser aprendiz de médico... Mi vida de civil va en un serio descenso -admití, antes de darle un mordisco a mi sandwich.

Mastiqué cuidadosamente, concentrándome en la sonrisa torcida que ahora adornaba el rostro de Drew. Se veía tan encantador, así, simplemente sonriendo, tragándose su mordisco de sandwich... Tan normal, como si esto fuese algo que hubiéremos hecho durante toda la vida. Alargué la mano que tenía libre y acaricié su mejilla con ella. Se sentía bien tener su piel bajo la mía. Se sentía bien estar a solas con él.

Reí en silencio y sentí como su mano temblaba un poco con aquel movimiento -tienes razón, aunque irá empeorando y empeorando... espero que nosotros terminemos la carrera y no que ella termine con nosotros- dije todavía en tono guasón... parecía un día más, uno de esos llenos de normalidad y alegría; ni siquiera tenía en mente lo mucho que odiaba celebrar mi cumpleaños, por lo menos esta vez estaba pasándolo tranquilamente y con la única persona con quién quería estar -¿sabes Sasha? creo que es el primer cumpleaños que realmente disfruto en varios años... gracias por esto- reconocí, sonriéndole sinceramente -creo que no hay nadie más con quien quisiera estar en este momento-.

Le devolví la sonrisa y puse mi mano sobre la suya, acariciándola. Sí, le debían molestar los cumpleaños bastante... No es fácil recordar las fechas felices con seres queridos cuando estos están metros bajo tierra -o convertidos en ceniza-, y menos cosas como el cumpleaños. Sí, le comprendía a la perfección. Puse mi emparedado en una servilleta que traía en la canasta y me acerqué a más a Drew, pasándole el brazo por debajo del brazo, abrazándolo contra mí.

-No sabes... -empecé, sintiéndo como la emoción colmaba mi voz- Cuan feliz me pone ésto, el oír eso que acabas de decir... Me hace feliz que te sientas bien -le admití, sonriendo.

Le sonreí con dulzura y rocé su frente con mi nariz -y tú no sabes lo feliz que me hace que tú seas feliz Sash- dije, completando aquel momento con un beso intenso en su frente -creo que estoy en deuda con quien quiera que sea que te haya puesto en mi camino- admití, con la voz medio quebrada -eres lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo Sasha...- completé la aseveración, apoyando un poco mi barbilla en su cabeza, y teniéndola así de cerca.

Algunas lágrimas se desbordaron de mis ojos, no le dejaría verme llorar, no porque fuera debilidad, sino porque esas lágrimas eran algo tan suyo, que sabía que podría interpretar el gesto con facilidad.

-La deuda es con la UCS... Y realmente no sé si supiste algo por medio de Dick o Will -dije, algo pensativa, con la voz quebrándoseme también.

No miré hacia arriba, simplemente enterré mi cabeza en el espacio bajo su barbilla y cerré los ojos, dejando que el gélido viento nos acariciara, y yo sintiento el palpitar de sus arterias bajo su piel, el calor que emanaba y ese olor que era suyo propio, que ya podía reconocer a metros de distancia. Ejercí un poco de presión en su pecho y caímos de espaldas sobre el mantel, yo me acomodé para quedar recostada con la cabeza sobre su pecho, escuchando ahora el latido de su corazón.

Caí junto con ella, sintiendo la brisa del mar desordenarme el cabello, por reflejo sujeté su espalda con una de mis manos y reí un poco -¿qué pasa princesa?- le pregunté, sonando más que nada sorprendido, aunque no podía negar que me gustaba la idea de tenerla tan cerca de mí... era tan especial, tan mágico -sé que sueno a disco rayado, pero te amo y eso es algo que definitivamente no voy a cansarme de decirte- levanté el rostro y le besé la coronilla, para después descansar mi cabeza una vez más sobre el mantel.

Tomé aire, intentando que mi voz sonara firme. A veces esa característica mía, que mi voz delataba mis emociones, podía llegar a ser malo. Bastante malo. O más bien incómodo.

-Nada... Simplemente es demasiado -dije en un susurro.

Un susurro no alcanza a quebrarse. Era lo mejor que podía hacer o decir ahora, a menos que quisiera un poco de terapia psicológica y de paso preocupar a Drew con mi sensiblería... No, mejor dejar las cosas así. Miré al cielo, las estrellas estaban empezando a verse ya, lo cual hacía perfecto juego con sus labios sobre la piel de mi coronilla. Suspiré con deliberada lentitud y me medio levanté, con el propósito de ver bien su cara. Esbocé una sonrisa para quitarle cualquier tipo de pensamiento maquiavélico de la cabeza.

-También te amo -dije con lentitud, pronunciando cada fonema con claridad- Más de lo que jamás creí poder amar a alguien.

Tenía los ojos cerrados cuando la sentí moverse, y los abrí lentamente, hasta toparme con los suyos, sonreí brevemente y luego acaricié su espalda -el universo está en equilibrio si así es... o por lo menos nuestro universo particular- no podía negar cuánto me gustaba como sonaba ese nosotros que cada vez se hacía más tangible, en ese momento no podía concebir mi mundo sin ella, sin su sonrisa, su fragilidad y esa forma en la que pretendía hacerse la fuerte cuando las emociones estaban sobrepasándola -parece que será una noche hermosa... es raro ver el cielo tan despejado por aquí- agregué, echando una breve ojeada al cielo.

-Bastante -admití- Creo que es la primera noche totalmente despejada que veo desde cuando empezamos a tener algo serio -admití, aún mirándolo a los ojos.

Me volví a recostar en su pecho, con mi corazón y mi mente trabajando a mil por hora. La cosa iba cada vez más en serio y no dejaba de sorprenderme la rapidez de la evolución de todo esto. Jamás pensé que fuera posible que se desarrollaran sentimientos tan profundos en un lapso tan corto de tiempo, era irreal, pero a la vez tan real, tan como debería ser que no podía evitar emocionarme al respecto.

-Sabes? He estado pensando lo del anillo todo este tiempo... -empecé

"Creo que es la primera noche totalmente despejada que veo desde cuando empezamos a tener algo serio" esas palabras me provocaron una breve risilla silenciosa, especialmente al pensar en todo lo que habían cambiado las cosas desde esa noche, estábamos juntos y a mi forma de ver, éramos un poco más que una parejita de novios cualquiera... éramos amigos, amantes, compañeros, cómplices y mucho más de todo aquello que pudiera dar una clasificación a la forma en que nos complementábamos mutuamente.

Seguí acariciando su espalda, dibujando pequeños círculos sobre la tela de su blusa con la punta de mi índice y me dediqué a escucharla con calma, con los ojos cerrados, adivinando en mi fuero interno la forma en que se estarían moviendo sus labios al decir aquellas palabras, cuando de pronto, me tomó totalmente desprevenido "Sabes? He estado pensando lo del anillo todo este tiempo...", abrí los ojos claramente sorprendido, le miré fijamente -¿qué es lo que has pensado?- respondí con la voz tan serena que no correspondía a la sorpresa que se delataba en mis ojos.

Aún estaba recostada sobre su pecho, cuando él dió su respuesta. Había pensado muchas cosas. Que tenía toda una vida por delante... Pero que no quería pasarla con nadie más que no fuera él. Que había muchas cosas que querría hacer... Pero ninguna la quería hacer sola. Que ahora me sentía completa, tan sólo porque estaba con él y no con otro pelagatos cualquiera. Que él era la única persona que podía decir que realmente amaba.

-Muchas cosas -dije con tono lento, calmado- A veces pienso que me empeño en vivirlo todo lento... Demasiado lento quizá... ¿O eso será porque siempre termino perdiendo el tiempo con las personas que quiero? El caso es que...

Hice una pausa y empecé a sentir nervios.

-Bueno, sólo hay una persona con la que quiero pasar mi vida. Sí, es extraño, pero... Bueno, no puedo pretender apurar las cosas, pero quiero que sepas que sí quiero pasar mi vida contigo.

Y entonces sucedió... algo así como un arcoiris con millones de colores me explotó en el pecho y la cabeza ¡había dicho que sí!, aún faltaba tiempo para que ello sucediera, pero iríamos a su ritmo, porque por lo menos yo, no estaba dispuesto a dejarla ir, había encontrado a la mujer de mi vida y en realidad sería un imbécil si la dejara ir por pequeñeces, al final... a fuerza ni los zapatos y todo había sido tan natural, que presionarla a esta altura habría sido ilógico -no tienes una idea de lo feliz que me haces... creo que jamás había ansiado tanto una respuesta como la que acabas de regalarme- le acaricié el cabello con suavidad y la acerqué a mí para besarla, no podía ser más perfecto, no sólo me hacía sentir completo y dichoso; ahora me daba el regalo de la certeza de saber que siempre sería mía.

-Tal como te lo dije aquel día... no será hoy, ni mañana... aún tenemos tiempo para hacer las cosas- le susurré una vez que nos decidiéramos a liberarnos mutuamente de aquel contacto que tan familiar nos resultaba -lo más importante de esto, es que te sientas libre de proponer, y lo suficientemente cómoda de decirme si me estoy volviendo un tirano- reí con suavidad, dado el actual estado de felicidad en que me encontraba, era difícil contener alguna broma insulsa o tontería que me viniera a la mente -y por sobre todo, que el día en que digas "sí, acepto" sea porque crees que es el momento- concluí para aferrarla contra mi pecho de nuevo y disfrutar de la ancha sonrisa que ahora ocupaba poco más de la mitad de mi rostro.

"Cuando un hombre diga que te esperará, no importa cuánto tiempo, hasta que estés lista de tu decisión, ése es el hombre indicado para tí, Klein Sasha," recordé las palabras de la abuela Katja en sus últimos meses. Estaba tan preocupada por mí en ése entonces... Ella sabía que iba a morir, había perdido ya toda esperanza en ella, peor aún tenías las pocas que le quedaban en mí, en la única de su estirpe que le había sobrevivido. Al escuchar las palabras emocionadas de Drew no podía hacer menos qeu sonreí: La abuela solía tener razón en ésas cosas; e incluso yo misma lo sentía en la atmósfera, él era el indicado.

-Así será -dije, admirando la amplia sonrisa que adornaba su rostro- Así será, Drew -dije e hice unapausa, acariciando su mejilla con una mano- El día que ambos estemos listos.

-Sólo tengo una petición Sash- dije, levantando el rostro para mirarla fijo a los ojos -quiero hacerlo oficial, quiero adornar tu mano con el anillo en cuanto me sea posible- mi voz se quebró dando una inflexión curiosa, entre la esperanza y la alegría, quizá con un matiz que ni siquiera yo mismo pude adivinar con precisión.

Acaricié su rostro esta vez y volví a besarla, estaba conmovido y quería estar con ella, tenerla cerca y no separarme jamás de su lado -sé que es una tontería, pero no quiero que nadie más piense que puede acercarse así como así- murmuré sin separar mis labios de los suyos.

Llevar el anillo... Eso era algo que no había planeado, pero ahora que él lo mencionaba... no sonaba tan mal... Es decir, ¿un anillo? La gente no solía fijarse en esas cosas tan minimalistas. "O más bien tú no tefijas en ésas cosas, Sasha y por eso crees que todos hacen igual" replicó la voz en mi cabeza. Besé a Drew una vez más, apartando a la voz pesimista de mi cabeza, no pensaba intervenir en la felicidad que emanaba de los poros de Drew.

-Por supuesto, cariño -susurré, con mis labios a milímetros de los suyos y su cara entre mis manos- Será una linda señal de "PELIGRO! NO SE ACERQUE!", no crees? -comenté entre risas y besándolo de nuevo.