Dámelo con dos de azucar.(Libre)

Me dolía la cabeza, había estado toda la tarde en clase, la muñeca me sonaba como una hormigonera de tomar tantos apuntes. Necesitaba un café antes del entrenamiento, miré el móvil, los chicos debían de estar en clase todavía, al igual que Will. Caminé solo hasta la cafetería, esperando encontrar a alguien conocido. Llevaba unos libros bastante pesados: Vademecum y Atla de anatomía humana. Tendría que sacar algo de tiempo en la noche para tomar las notas que necesitba, los examenes estaban cerca, y aún me quedaba bastante que estudiar.

Entré en la cafetería y me puse en la cola para pedir. Llegó mi turno:

-Un café con leche y...-Observé los pasteles esperando encontrar lo que más me apatecía-...un trozo de tarta de manzana-Pedí con una sonrisa algo inafantil-Dámelo con dos de azucar-Le pedí mientras buscaba mi cartera en le bolso.

Cuando la conseguí sacar, los dos libros que llevaba, que más o menos tenían el tamaño de una biblioteca entera, por su grosor, cayeron sobre el pie de la persona que tenía detras en la cola.

-Lo siento-Me diculpé, mientras me agachaba para recoger los libros.

Recogí los libros y volví a recuperar mi altura, la chica que tenía enfrente bromeó y le sonreí.

-Yo creo que estos libros deberían estar prohibidos-Le mostré una sonrisa encantadora-Son un peligro-Miré de un lado a otro como si ocultase algo, en broma, y sonreí.

La chica de la barra me llamó, para que acabase de pagar. Le di el dinero, y agarré mi pedido. Me hice a un lado dejando a la chica a la que le había tirado los libros que pidiese.

-¿Puedo hacerte compañía?-Le pregunté con una sonrisa, a la que ella me correspondió con una mirada dudosa-...ehh..no soy un asesino o un loco-Puse cara de preocupación, y negué con la cabeza-...bueno aunque ahora lo he parecido-Bromeé-Solo es que llevo un día muy largo, en el que no he podido hablar con nadie-Dije encogiendome de hombros-..Te invito a lo que tomes, para disculparme por lo de los libros-Le sonreí, y le pasé el dinero a la camarera.