Libro nuevo, cafe mocha sin azucar y soledad

Era un dia tan calamado, incluso para ser Forks. De nueva cuenta me fui a refugiar al cafe, el mejor lugar para leer mi nuevo libro: El fugitivo, de Stephen King. Un verdadero deleite para mi mente. Tome mi taza de cafe y bebi un sorbo, despacio. Estaba realemente ardiendo y me queme la lengua. Hice una mueca y segui leyendo, dejando el cafe a un lado, hasta que se enfriara un poco.
Me encogi en el asiento mientras leia, y fue entonces que unos chicos entraron haciendo un alboroto terrible. Mi refugio habia sido terriblemente corrompido, cuando se empezaron a empujar y uno de ellos cayo encima de mi mesa. El resto se rio, mientras yo me aparte por mero instinto y al hacerlo cai de boca al piso.

Ese día tenia libre de dar clases en la universidad de Seattle y mientras estaba en casa sin hacer nada pensé que seria bueno cambiar de aires, tome las llaves de mi carro y me dirigí a Forks, cuando llegue ahí recordé el café donde había tomado el primero después de mi arribo, “seria bueno regresar” pensé mientras estacionaba mi carro.

Baje del vehiculo para caminar hasta llegar a el lugar, el olor a buen café impregnaba alrededor de el, sonreí abriendo la puerta para pasar, cuando vi. A algunos de mis alumnos empujándose y cayendo encima de una mesa, donde se encontraba una chica leyendo, solo vi. Cuando ella cayó al piso.

Me acerque a ella para ayudarla a levantarse, mientras miraba a los chicos – ¿estas bien?, - pregunte mientras la ayudaba a ponerse de pie, para después hablar con los chicos que al reconocerme solo ofrecieron disculpas y salieron del lugar.

-Perdónalos, son chicos que poco miden las consecuencias de lo que hacen -, dije mientras ayudaba a recoger todo lo que se le había salido a ella de su bolsa

Gracias... tome mis anteojos y me los puse, dado que sin ellos no veia mas que borrones. Agarre mis cosas y las heche al bolso de forma despreocupada. Mire al suelo, mi cafe se habia derramado todo y la taza se habia roto. Lo peor habia sido que mi libro ahora estaba empapado de mocha. Uffa.... murmure mientras tomaba el libro, que escurria. Vaya suerte.... me dije a mi misma, sorprendida de lo mal que me estaba llendo ultimamente.

Al levantarse observe como su libro estaba arruinado y la taza rota, -si gustas un poco de compañía, te propongo reparar tu café perdido, y decirte donde pueden solucionar lo que paso con tu libro-, dije despreocupadamente, mientras tomaba asiente en la mesa, y llamaba un mesero para que limpiara.

Este presuroso se acerco y limpio el desastre, - Mi nombre es Isis, soy una profesora fugitiva por hoy de la universidad de Seattle-, dije en un tono bromista.

Gracias. le repeti, timidamente, mientras dejaba el libro a un lado. Soy Danny. me presente, mientras me tallaba los ojos. Que trae a una citadina a Fork? pregunte, aun en cierto tono plagado de timidez. Pose mis manos sobre la mesa y tamborilee los dedos, nerviosa. El mesero me trajo otro cafe e inmediatamente le di un sorbo. Me supo extrañamente diferente. Lo deje a un lado al darme cuenta que tenia de especial.

Observe como Danny dejo el café por un lado, que le habían traído, mire al mesero para pedir un capuchino, el inmediatamente asintió y se fue por mi pedido.

-No soy citadina, simplemente algunos días hay que escapar de todo el ruido de las urbes para disfrutar de un día pacifico-, dije calmada mente.

-tu de donde eres, Danny-, pregunta para hacer conversación.

De aqui... respondi, al tiempo que jugueteaba con el cafe que me habian traido. Me estaba tentando pero no debia tomarlo. tenia azucar y eso me haria mal. Me dio pena pedir otro asi que me quede en silencio, jugueteando con la taza. Te gusta leeer? pregunte, esbozando una pequeña sonrisa.

-Eres de aquí, lindo lugar, en verdad- mire como se ponía a jugar con su café, - disculpa pasa algo con el café, ¿no te gusto?-, dije en un tono sereno, algunas veces se les pasaba de cargado el café.

-si me gusta mucho la lectura, es uno de mis pasatiempos de descanso se puede decir, aparte del cine que es mi pasión y mi vida hasta ahora-, dije mientras el mesero traía mi café, le hice una seña para que esperaba un poco, esperando que ella quisiera cambiar su café.

Tiene azucar... musite, bajito. Le indique al mesero que se lo llevara, mas no le pedi otro. Yo vivo para leer. le comente. Tengo muchos libros. le explique, mientras me apartaba el cabello de la cara.

-¿Azúcar?, acaso padeces alguna enfermedad con respecto al tema o cuidas de no comerla-, dije para seguir con la conversación, el mesero tomo la taza y la retiro.

-Si la lectura es un verdadero deleite y placer para los que gozan de la misma, debo reconocer,- dije en el mismo tono.

Tengo diabetes... conteste e inmediatamente cambie el tema. Es mi vida ahora me dedique a juguetear con el libro mojado. Leo desde muy chica... no la mire ni un segundo, tenia la vista fija en la mesa y el libro.

-¿diabetes?, mire pues seremos dos entonces aunque yo la tengo controlada-, al parecer la chica era tímida y algo cohibida, tome un sorbo de mi café para después mirar por la ventana.

-los libros son la ventana para otros mundo, increíbles, lastima que pocos gocen de ese gusto-.

Son el secreto de vivir... murmure. Ahi esta todo, educacion, aventuras, romance... todo esta en un libro. me encogi de hombros, mientras me mordia el labio. Es una pena que nadie comparta mi gusto.... nadie de mi edad.

-Solo es cuestión de acostumbrarse, a mis alumnos le pido que por lo menos lean un libro por semestre, tarea verdaderamente difícil, puedo admitir-, escuche sus comentarios, - pero que edad tienes Danny, disculpa la indiscreción-, sonreí al darle otro sorbo al café.

Diescieis. respondi, aun ligeramente cohibida. Y tu? Digo, si no te molesta decirmelo... le dije, a sabiendas que muchas muejres gustan de ocultar su edad.