Día turístico #1 (Anne)

Me detuve a la entrada de una cueva.

-No..solo que no estaba completamente segura, ahora si lo estoy-alcé los hombros como si fuera lo más normal del mundo, aún aferraba su mano, pero me agradaba, no quería soltarla.

-Estas cuevas son lo mejor de este bosque, hay una con dibujos rupestres, hay otra que tiene una laguna y de la que sale una corriente hasta el río y hay unas que están conectadas entre sí, pero son muy oscuras, asi que no me he atrevido a entrar mucho.

-Véamoslas por orden, así evitaremos el dar vueltas sin sentido- Aún aferrado a su mano, la seguí, me era impresionante como la naturaleza hacía por sí sola cosas magníficas, aún no me creía las cataratas del Niagara, eran tan grandes y hermosas, ni nada más ni nada menos creados por lo que era la misma tierra.

Primero me dirigí a las que tenían los dibujos rupestres, estaban bastante iluminadas, producto de fisuras por donde entraba la luz.

-Mira...-dije señalando las pinturas que cubrían de arriba a abajo una de las paredes- los hicieron la antigua tribu quileute, representan parte de su historia....he hecho mi tarea-reí.- he investigado un poco de toda la cultura ya que no nací aquí y mi padre nunca me contó las leyendas.

-Interesante- Me acerqué a la pared, con delicadeza, rocé un poco mi mano con la pintura, evitando el maltratarla. Habían varias figuras que parecían lobos, enormes a comparación de como dibujaban a los humanos de ahí.

-¿Podrías explicarme de que trata?-

Lo llevé hasta uno de los extremos y con nuestras manos entrelazadas le señalé los dibujos de la parte superior.

- La magia siempre hizo parte de los quileute, eran pocos pero estaban protegidos de las invasiones y los ataques por ella-señalé otra serie de dibujos- Los guerreros podían salir de sus cuerpos en forma de espiritus para proteger a su tribu

-¿La magia podía hacer eso? ¿No era peligroso salir de sus cuerpos de esa manera?- Eran como las típicas historias de poseciones, por más que el espíritu fuera fuerte, eso no descontaba lo riesgoso que era para el cuerpo estar en contacto de todas esas acciones. Mientras miraba la pared, no me había fijado que aún tenía su mano con la mía, me sorprendió que no la quitara de ahí, esperaba a que no lo hiciera, ya estaba acostumbrada a ella, debía admitir que parecían estar destinadas a amoldarse de esa forma.

-Bueno, usualmente los cuerpos eran cuidados por las mujeres de la tribu, pero si era bastante peligroso, pues sus cuerpos eran vulnerables aunque sus espiritus no lo fueran. Y eso fue demostrado cuando uno de los guerreros se rebeló contra el jefe pues quería usar su fuerza para invadir y conquistar, el jefe no quiso hacerlo, y el guerrero esperó a que él abandonara su cuerpo para usurparlo y al destruir el suyo, lo dejó sin un escape del mundo espiritual...-le mostré los otros dibujos.

-Se apoderó de la tribu y prohibió a los otros guerreros que volvieran al mundo espiritual para que no se dieran cuenta de su engaño. El jefe bajó en el cuerpo de un lobo amigo y uno de los guerreros desobedeció, se dio cuenta, pero el impostor lo asesino antes que pudiera decir nada. El jefe volvió a entrar en el cuerpo del lobo lleno de una ira tan humana que el lobo explotó dando paso a un nuevo cuerpo de hombre, más fuerte, diferente, un reflejo del espiritu del jefe.

-Es triste que la avaricia de la gente junto con la soberbia acaben con vidas así- Susurré. Escuché atento todo lo que decía, mientras ella hablara por siempre, mejor.

-¿Algo así como un hombre lobo?- Pregunté, no me esperaba lo que era el típido de Hollywood, pero no había visto otro diseño que fuera ese.

-Exacto, de eso se trata el resto de las leyendas, cuando el jefe se deshizo del impostor, continuo la prohibición al mundo espiritual pues era peligroso dados los nuevos alcances, pero el jefe no envejeció y vivió lo mismo que tres hombres, y ahora la mgía semanifestaba en él de otra forma, pues había unido su espiritu con el espiritu animal del lobo y por eso podía transformarse, al igual que los hijos que tuvo posteriormente en lobos grandes y fuertes, destinados a proteger la tribu. Cuando encontró una tercera esposa a la que amó más que a ninguna abandonó su espiritu lobo y decidió envejecer a su lado, dejando su legado a sus hijos, nietos, etc..

-Wow...y pensé que este pueblo era un fastidio- Murmuré, aunque más para mí mismo.

-¿Eso significa que...existen aún los espíritus lobo?- Pregunté, no me imaginaba a ningún hombre lobo rondano por ahí, a como yo entendí, eran protectores, eso no quitaba lo escalofriante.

Alcé los hombros

-Pues yo me la he pasado caminando por los bosques y no me he encontrado ninguno, amenos claro que no estén en su forma lobuna y tenga un monton de conocidos lobos-reí-creo que hay que estar abiertos a las posibilidades.

-Siguen siendo personas, yo no veo nada mal eso de conocer a alguien que pueda convertirse en un lobo o algo parecido- Es más, me agradaba la idea de poder ser amigo de uno de ellos, inmediatamente capté otra imágen, donde había algo parecido a un humano, pero este parecía estar lleno de algo rojo, como sangre a su alrededor, y un lobo parecía enfrentarle.

-¿Qué ocurre en esta parte?-

-Casi se me olvidaba!!-dí un salto hacia ese lado llevandolo conmigo- Este es un frio, un bebedor de sangre, enemigo natural de los lobos desde que aparecieron por primera vez en este territorio-dije en una voz que pretendía ser tétrica.

El primer frio, se llevó a unas chicas de esta y otra tribu, y asesinó a varios de la manada de los licantropos que habían ido en su busca, antes de ser asesinado por el hijo más joven del jefe, el primer lobo, ya anciano. Poco despues, su compañera, hermosa como nadie, como una deidad apareció en la costa y y fue cobrando venganza asesinando a todos cuantos encontraba, mató a todos los que quedaban de esa manada. El jefé enfurecido, recobró su espiritu lobo y se puso a luchar con la mujer fría. Pero iba perdiendo, y la tercera esposa, por la que él había renunciado a todo se dio cuenta y para distraer a la mujer, se clavó un cuchillo en el corazón, distrayendola con su sangre, dandole oportunidad al jefe para asesinarla.

Despues de eso el jefe no volvió a tomar forma humana pues su corazón estaba roto, y se fue a los bosques donde no se le volvió a ver.

Me quedé pensativa por un segundo, el amor del jefe y su esposa había sido muy fuerte, tanto para que ella sacrificara su vida y para que él no quisiera continuar sin ella. Apreté la mano de Ike en un acto inconciente.

-Bebedor de sangre, son vampiros entonces- La historia me erizó la piel, ¿acaso en verdad existían esos seres? Los licántropos se decían protectores, pero los vampiros mostraban crueldad. Sentí que la mano de Anne se apretaba un poco más entorno a la mía, hice lo mismo de forma inconsciente, fue cuando la miré a la cara, con gesto calmado, me parecía demasiado bello para que nadie se fijara en ella; pero la idea de que alguien lo hiciese me hacía enojar por dentro.

-Si, supongo que se pueden relacionar con ese mito, en todas las culturas existen sus propias versiones de lo que son los vampiros-dije distraidamente mientras aún miraba los dibujos. Reí- que no se note que me gusta todo ese tema sobrenatural, hasta trabajo en una tienda de magia blanca-le dije volviendo a mirarlo, parecía que tenía su mirada en mi desde hace un rato.

El tema de los vampiros y los hombres lobo dejó de tomar importancia en ese momento, de hecho, todo que no fuese Anne me importaba un comino, había olvidado por esos momentos siquiera a qué habíamos venido. Apreté un poco más su mano, pero de forma cariñosa, evitando lastimarle, y lastimarme a mí mismo también, pues aún poseía esos horrendos puntos. Acorté la distancia un poco más entre nosotros...

Volví a perderme en sus ojos...inmersa en ellos, sin respiración, mis latidos tan acelerados que podía sentirlos, con una inmensa sensación de vacío en el estómago mientras el se acercaba a mi...tan cerca...

-¿que piensas?-pregunté en un susurro apenas audible.

-Solo en tí- Afirmé, para después, posar suavemente mis labios sobre los suyos. No puse mucha fuerza, quería hacerle entender que me gustaba por quien era, no lo consideraba como un juego absurdo. Después de unos escasos pero maravillosos segundos, me separé pero sin retirar mi mano de la suya; esperaba un rechazo o una aceptación, dudaba que fuese el último.

-Perdona- Dije al fin cabizbajo.

Sus labios eran tan dulces, uniendose con los míos en una forma tan tierna. Perfecta. Cerré los ojos por el tiempo que me besó..fue muy breve.....más de lo que hubiera querido.
Abrí los ojos segundos despues que sus labios se separaran de los mios, ocultaba su mirada...¿porque?...habia sido solo un impulso, no le había gustado??? no entendía nada...De pronto de sus labios salieron las palabras más ilogicas que hubiera pensado.

Perdona

Estaba sin palabras y de todas formas cualquier cosa que hubiera dicho arruinaría el momento, como hacerle entender que no tenía nada por que disculparse?

Alcé la mano que tenía libre y la coloqué en su mejilla, levantando su rostro, volví a mirar sus ojos, intentando decirle todo lo que sentía con ellos y me empiné para volver a besarlo.

Nunca me había imaginado el encontrar el amor en este lugar, nunca; ahora esa palabra carecía de significado para mí, pues no había límites para ninguna cosa. Correspondí su beso, no cabía en mí mismo con tanta alegría, en este momento, solo había algo en mi mente, mi boca y mi corazón, solo Anne.

No sé cuánto tiempo había pasado, seguíamos con los besos, pero eran calmados, cariñosos. Finalmente nos separamos un poco. Le miré profundamente, llegando a perderme en sus ojos nuevamente.

Estaba volando, sentía que caía, que lo único que me sostenía a la tierra era Ike y con él me bastaba, él y ese momento lo eran todo para mí, un momento que se prolongó hasta que perdí el sentido del tiempo...¿que importaba el tiempo? solo existiamos él y yo. Nosotros.

Respiré de nuevo cuando nos separamos, era tan fácil perderme en sus ojos y no podía ser más feliz en ese momento, una sonrisa se extendió por mi cara, aún estaba sin palabras pero había tanto que quería decir...

La abracé, escondí la cara por unos momentos en su pelo, olía delicioso. Susurré a continuación en su oído.

-Creo que me acabo de morir y tengo a un ángel frente a mí- No paraba de ver gracioso su apellido con su físico, no me había puesto a pensar antes como sería uno, pero desde que ella está en mis brazos, lo único que puedo hacer al escuchar esa palabra es pensar en ella. Sonreí y volví a darle un beso.

Su abrazo me hizo sentir tan segura, nada podía lastimarme entre sus brazos y algo me decía que él nunca me lastimaría, no aproposito.
Solté una risita cuando me habló al oido, su beso me hizo estremecer de pies a cabeza, me parecía que nunca me iba a cansar de sus labios.

-Pues este ángel es solamente tuyo...Por siempre- no sabía que tan cursi había sonado, pero era lo que él me hacía sentir.

-Gracias, por todo- Añadí mientras suspiraba, besé desde su mejilla, hasta encontrar sus labios. Eran dulces, nada se podría comparar con ellos; delicados y suaves, no tenía gana alguna de probar otros que no fueran estos, no la lastimaría, primero muerto a hacerlo.

Quien hubiera imaginado que sucedería así? que el amor iba a llegar de la forma más inesperada para mí. Sí, era un sentimiento que me llenaba, hermoso y aterrador al mismo tiempo, sentía que mi corazón iba a estallar de la emoción.

- No hay nada que agradecer....si te doy mi corazón es porque quiero hacerlo.