Toallas, café y la tormenta (Lucrecia)

Llegamos al café, la dejé pasar primero al abrirle la puerta, ella me miró extrañada. Una vez estuvimos dentro los dos, fui enseguida por unas toallas, que se encontraban a lado de donde la gente solía poner a veces el periódico.

Le entregué una y me empecé a secar el cabello primero.

-¿Te gustaría algo?- Había cerrado el café un rato, pues no pensé que alguien quisiera venirse caminando hacia aquí con pleno circo allá afuera.

Coji la toalla que me tendio y me seque unicamente el pelo y el rostro, olfatee el aire, de lo cual me arrepenti pronto, la mezcla de olores era realmente desagradable, observe con atencion a mi alrededor, arrugando ligeramente mi nariz, hacia tantos años que no pisaba un bar...

Camine un poco por la sala buscando cualquier indicio de otra presencia, pero parecia claro que estabamos solos.
Me volvi para mirarle con cierta satisfacción.

-No, no quiero tomar nada- Me quede observandole en silencio, y entonces repeti mi pregunta.

-Antes has dicho que estabais ocupados, ¿que sucede?- centre mi mirada en la suya.

Suspiré.

-Hay más vampiros en un pueblo cercano, eso no nos agrada para nada, unos parecen tener el control de la situación, teniendo cuidado con lo que hacen, pero...no me parece que todos estén de acuerdo en permanecer ocultos, y tenemos que vigilar constantemente la entrada de vampiros que hay, y sobre todo, sus dietas- La situación era difícil, y más por que había demasiado en riesgo.

-Y sobre todo, uno nunca sabe lo que planean hacer, esto no solo involucra a la manada, sino a habitantes inocentes y sin necesidad de saber lo que hay del otro lado de la carretera-

Rabia, habia permanecido dormida desde que lo exterminara, pero ahora, parecia estar a punto de controlar mi ser de nuevo, podia sentirla recorriendo cada fibra de mi ser.

-¡¿VAMPIROS?!- Chille furiosa. Durante un segundo crei sentir como mi cuerpo se convulsionaba.

-Como demonios permitis que esas, alimañas, existan.- Me di cuenta, de que la voz que ahora resonaba en mi mente no era la mia, es como si yo misma estuviera exteriorizando los pensamientos de Josh.

Respire hondo antes de volver a hablar, ahora en un tono calmado.

-¿Permitis que se alimenten en los pueblos de los alrededores, limitandoos a proteger vuestras tierras?- Queria saber mas, el incidente de hace 7 años se hacia ahora vivido en mi mente, y entendia que su manada no quisiera precipitarse, pero... dejar que vivieran en un pueblo, ademas, sus palabras, daban a entender que se trataba de un aquelarre grande, si era asi, se cobrarian demasiadas victimas como para que los lugareños no se percataran de algo, y mas aun, en un pueblo con baja población.

-¿Crees que nos encontraríamos aquí sentados haciendo nada si pudieramos exterminarlos?- Pregunté con un poco de enojo, no se podía atrever a decir algo sin saber primero las cirscunstancias.

-Desde hace muchos años, los mismos vampiros vinieron, hicieron un tratado con los quileutes, ellos decían ser diferentes, que se alimentaban de animales en vez de humanos, pusieron el tratado, donde se especificaba que no podían matar a nadie, mucho menos convertir; varios de los vampiros que se encuentran por ahí también tomaron ese estilo de vida como propio y salen del pueblo para alimentarse, y como e dicho, únicamente de animales, además, si nosotros los atacamos por cualquier razón, ¿Cómo crees que responderían sin más? Si alguien va a romper el tratado, no será ninguno de nosotros- Su mirada no había cambiado.

-Yo no soy el que hace las reglas, después de todo, soy de fuera, debería limitarme a hacer mi trabajo y cumplir lo que son las cosas de estas tierras, y aunque no lo creas, tal vez sea de los que más quisiera acabar con todos aquellos que piensan que las vidas humanas son un juego-

Debi suavizar mi expresion ligeramente. Donde demonios me encontraba.
Vampiros que se alimentan de animales.
Licantropos atados por leyes y tratados.

A ana le habria gustado ver esto. recorde con amargura.

El dolor y la rabia hacian que odiara a ese joven por permitir que esos vampiros existieran, por hacer un trato con los asesinos. Pero en el fondo sabia que no estaba siendo justa, el no tenia la culpa de esto. Ademas, el lo habia dicho, estaban ocupados vigilando, al fin y al cabo, impedian que los vampiros se alimentaran de los humanos, aunque a su modo, si era efectivo...

La herida habia vuelto a abrirse, supurando la rabia que permanecia adormilada. Tal vez, aqui pudiera ser util.

Aparte la vista del hombre y la dirigi hacia la puerta, observando la tormenta.

Perseguir a un vampiro no era tarea facil, el no necesitaba dormir, y no le costaba sacar ventaja de ello, en los ultimos años, solo me habia detenido a descansar lo necesario, y ahora, mi mente y mi cuerpo anelaban un periodo de descanso, permanecer mas de 2 dias en un lugar.

Volvi la mirada hacia el.


-¿Podria descansar hoy aqui?-

-¿En el pueblo? Nosotros lo protegemos, pero no lo regimos, así que, eres libre de quedarte si tu gustas- Respondí automáticamete. Parecía que su cometido iba a ir en serio.

-Mi nombre es Kurt- Me presenté, era mejor así.

Asenti con la cabeza cuando termino de hablarme. Despues camine hacia la puerta y la abri. Me detuve un segundo sin mirarle.

-Gracias Kurt, te devolvere tus trapos. tranquilo.-Prometi. Fue asi como volvi a lanzarme a la tormenta, estaba demasiado furiosa, y el me habia contado todo lo que necesitaba saber por ahora.

Me interne de nuevo en la oscuridad del bosque. Y comprendi, que estaba en casa.

(volveremos a vernos, gracias, me has ayudado a situar mi personaje^^)

-No te preocupes- Logré decir antes de que se fuera. Suspiré nuevamente, me encontraba cansado, no sabía si había hecho lo correcto o no al decirle la situación, sería mi culpa si se llegaba a meter en algún asunto y cambiaba el curso de las cosas.

Mientras duraba la conversación, había notado cosas algo especiales, y a la vez dolorosas.

-¿Cuántas vidas se pueden perder gracias a ellos?- Me pregunté a mí mismo en voz baja. No esperé respuesta alguna del aire y recogí mis cosas, apagué las luces y cerré el lugar. Puse mis manos en los bolsillos, mientras caminaba tranquilamente hacia casa, aunque la lluvia lograse golpearme en la cara, no me derrumbaría...

(No hay de que, cuando quieras ^^)