Ángeles y Corazones Pétreos [Libre]

Tema: Ángeles y Corazones Pétreos [Libre] Dom Nov 15, 2009 3:25 am

El ángel permanece intacto, para él no ha pasado el tiempo ni lo hará, es realmente hermoso, una obra de arte que se expone a la vista de todo aquel que se moleste en levantar la mirada, pero nadie lo hace. El Sol les ciega, guardián de los secretos de los ángeles pero también delator, de él depende que ambos mundos se unan o sigan caminos distintos aunque paralelos, como siempre ha sido, como ha de ser.

Lágrimas de piedra surcan su rostro, hace tiempo que su pétreo corazón está roto pero nadie lo sabe, nadie lo entiende, el ángel vive solo su agonía abandonado a la noche. Los hijos del día nunca entenderán que los corazones muertos, aún sienten, pero para ellos sólo les ha sido reservado el dolor de toda una vida que cargarán en sus hombros, en sus ojos vacíos durante toda la eternidad.

Madre Luna les protege, Madre Luna les muestra tal y como son, ella es la dueña de la noche y como tal se encarga de que todos sus hijos imperen sobre los hijos del día. La noche también no, la noche es nuestra y seremos los demonios de sangre, los lobos, los súcubos o tal vez, solo ángeles de piedra agonizantes.

La luna está llena y en breves nubes grises la ocultarán, esta noche habrá tormenta, el viento me despeina y me trae olores dispares de diferentes partes de la plaza. Prefiero no bajar, prefiero pasar la tormenta allí, prefiero esperar a que el Sol haga su aparición para tener que bajar, aunque hace días que se ha olvidado de volver a brillar en el cielo. El invierno se acerca, cada vez las calles están más vacías y los días de lluvia se prolongan.
Pero desde allí, desde la cima de la catedral el mundo parece un poco más pequeño, todo tiene menos importancia: el tiempo, la sed, las personas, los demonios,… en la catedral podía ser un ángel más, podía dejar a la bestia dormida, podía ser simplemente, un corazón de piedra.

Invitado

Seek, Seek, Seek, esa noche yo era Seek.

No era Torrance, esa noche, esa parte inocente de mi no existía, solamente ese ser que me hacia sentir libre, mi otro yo, o el que yo era en verdad. Seek, era mi amor propio, lo que fuera.

Esa noche me disponia a acudir a un concierto de música gregoriana en la Iglesia de la Inmaculada Concepción, el sonido era hermoso. Me sali vestido con una peluca de cabello morado, y mi capa negra, cubierto con un capuchón. Sentado, escuchaba atentamente a ese coro angelical. Era tan bello, tan soberbio a la vez, no lo podia describir. Terminó por fin el concierto, y salí de ahí, caminando entre la gente. El taxi al que habia llamado, no llegaba, me mantenia simplemente ahi parado.

Contemplaba la luna, y mi alrededor. Deseaba poder tener a alguien con quien compartir esa noche, o aunque sea, buscaba una noche diferente. Entonces, fue cuando comence a conocer el parque que estaba alrededor de esa bella iglesia. De repente, sentí un gruñir muy cercano a mi. Puse mis ojos como platos, era un perro Doberman, cerca de mi, dispuesto a morderme. No sabia de donde habia salido, pero una cosa era segura, eso no era normal.

Invitado

Después de dar en adopción a mis mellizos, después de asegurarles una familia, llamaba a la sangrienta vampiresa que tenia dentro de mi cuerpo y formarme un alma oscura.

Aun en Seattle, me adentre a la iglesia mas cercana que encontré, esta vez en la plaza de los pioneros, últimamente vagaba mucho por ahí.

No es que me llamara mucho la atención la religión en si, pero ver una iglesia con ángeles de piedra y retratos era un placer que me podía permitir, y no me estaba de mas contemplar un arte antiguo.
Unas magnificas estatuas sin emociones concretas, talladas en piedra, la cual esta rota y desgastada.

Cuanto mas me acercaba a la iglesia custodiada de ángeles, mas notaba el efluvio de un demonio ( o demonia) adoradora de la sangre. Un vampiro.
Y cuanto mas me acercaba mas notaba el olor de un inocente humano. Hasta llegar a la gran puerta de piedra.

Tema: Re: Ángeles y Corazones Pétreos [Libre] Sáb Ene 09, 2010 3:53 am

Mi rostro queda muerto, todo mi ser vacío, me muevo de un lado para otro y contemplo los nuevos visitantes de la plaza. Un hombre de aspecto llamativo se detiene junto a un perro, este le ladra, inquieto, sonrío al animal que tanto me recuerda a los lobos enseñando mi poderosa dentadura, su inquietud me complace aunque no llego a sentirlo. Estar muerto es sin duda una sensación curiosa. Especialmente yo, que muero y vuelvo a morir en todos los sentidos, espíritu muerto, así se llama la frialdad de corazón.

Otro visitante se acerca, es un vampiro de rasgos orientales y también llamativa vestimenta. Comienzo a cavilar sobre un posible acontecimiento especial que recogiera a gente tan diferente y extravagante. Desecho inmediatamente ese pensamiento, ya no estoy en Forks, aquello es Seattle ese tipo de cosas no debía de captar mi atención, siendo un vampiro y conociendo el mundo sobrenatural que quedaba oculto al resto de habitantes del planeta.

Encuentro mi sitio junto a un ángel sufriente, su rostro surcado por grietas no se diferencia demasiado del mío, ambos permanecen inalterables y ambos están dotados de una belleza funesta.

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