¡Maldita exposición!(Libre)

El entramiento me había dejado exhausto. LLegué a la fraternidad a las once de la noche, más que andar me arrastraba, estaba cansadisimo. Esperaba no encontrar ninguna queja, estaba demasiado cansado como para escuchar tonterías. Subí hasta mi habitación, me di una ducha caliente, me puse un pantalón cómodo, y le eché de comer a mi ratón.

Bajé a la cocina, me preparé un sandwich para cenar. Lo comí lentamente, estaba cansado hasta para masticar. Agarré los libros y me fui a la biblioteca de la fraternidad. En esos momento estaba vacía, aunque sobre una de las mesas había algunos folios y un libro abierto, ya volverían. Abrí el gran libro de anatomía, sus letras eran infimas comparadas con el tamño del libro.Me dio sueño solo de mirarlo.Pero solo me quedaban dos días para preparar la presentación. Me puse manos a la obra. Busqué la parte que necesitaba en el indice. Y empecé a redactar.

-¡Maldita exposición!-Murmuré entre dientes, me froté los ojos y continué con la tarea.

Tenía que terminar una animación que pidió la profe de cinematografía. Suspiré con la mochila en un hombro caminé por le pasillo para ir a la cocina… tenia en las manos una caja de galletas que había preparado esa tarde y me serví una taza de café, la noche iba a ser larga. Al menos había capturado lo que necesitaba ese proyecto de plastilina era divertido pero era muy tedioso.

Fui a la biblioteca, sabía que ni un alma se aparecía por las noches en se lugar… pero en esta ocasión había alguien, no lo reconocí a primera vista… mientras me acercaba la silueta se me hacia mas familiar, ¿Daniel aquí?... lo primero que escuche fue “maldita exposición..”…seguramente tenía mucho que estudiar para mañana…

-Tal vez este poseído ese libro, por eso no puedes sacar los apuntes –dije con una sonrisa y asentando la caja de galletas a un lado junto con la taza humeante de café- Daniel… ¿cómo estás? –Era obvio que una pregunta así tal vez lo ponga de mal humor pero no era esa la intención, pero tenía varios días que no lo veía.-

La noche se me iba ha hacer larga. Llevaba una semana demasiado estresante, y el fin de semana anterior lo había tenido que pasar en Port Angeles, cena familiar en la que Julie nos había dicho que iba a casarse, todavía recordaba la cara de mi madre, clavandose en los ojos de Peter, el novio de mi hermana, yo hubiese huido en aquel momento, la doctora Faraday se aseguraría que el hombre con el que iba a pasar su pequeña durante el resto de su vida, sabría como complarcerla...Peter era un buen tío, muy simpatico y todo eso lo contrarío de la borde mi hermana, cuyo pasatiempo preferido cuando eramos pequeños era amargarme. No entendía como podían estar juntos...¿Se querrían?...Dudaba de aquel sentimiento...y entonces una voz llenó el silencioso vacío de aquella sala llena de libros...Ahora entendía totalmente a Peter...e incluso a mi hermana.

Tiré de su brazo después que dejase lo que traía en la mesa. La senté sobre mis rodillas, la miré como si fuese un ciego que veía por primera vez, le aparté un poco el pelo de la cara, y se lo recogí detrás de la oreja. Abrió la boca y empezó a decir algo así como "Que raro estas" pero no conseguió terminar su frase, ya que mis labios se fundieron con los suyos en un dulce beso.

-Ahora estoy mejor que nunca-Dije con la voz suave, como un susurro-Te he echado de menos Will...ha sido una semana muy larga-Dije con algo de melancolía, aunque tuve que acabar sonriendo, ella siempre conseguía que me sucediese eso, cuando estabamos juntos-¿Cómo has estado?-Le pregunté mirandola de nuevo-Te he echado de menos-Repetí otra vez, con una sonrisa, recorriendo su espalda con mi mano.