Mente vs. Alma (Amaltea)

Había recibido una llamada de emergencia, tan pronto llegué a la clínica, me entregaron las hojas de un expediente, que iba leyendo a toda prisa mientras avanzaba al pabellón de psiquiatría ¿Amaltea Fromm? una de mis alumnas estaba en crisis y al parecer sería yo el tratante a cargo, dado que los internos de psiquiatría simplemente no podían manejar el caso dada su complejidad.

Llegué hasta la habitación y ahí estaba ella, encogida como ovillo, parecía más pálida que de costumbre y había marcas en su cuerpo ajenas a los tatuajes que ya había aprendido a no tomar del todo en cuenta; fui acercándome a ella con sumo cuidado y acomodé una silla, a una distancia prudente, en la que no invadiera su espacio personal *¿Amaltea?* le llamé en voz baja y busqué su mirada, que parecía desorientada y un tanto ausente, "aplanamiento afectivo al primer contacto" pensé para mi fuero interno, mientras esperaba por una reacción de su parte.

Mi último encuentro con Freda había terminado de lograr convencer a cualquier profesional de que yo estaba completamente loca.
Los dos hombres-gorilas me lanzaron dentro de una habitación poco despues de que la enfermera me inyectara el calmante, había lastimado a uno de los medicos en un lapsus nervioso, no me importaba.

Podía asumir que Catalina estubiera muerta, pero no podía asumir que haya sido asesinada por un vampiro, que lamentablemente y dado a los últimos sucesos con Freda era una realidad, cruda.

Me puse contra una esquina de la habitación, al menos todavia no consideraban que estubiera lo suficientemente loca como para mandarme a aislamiento. Me hice un ovillo debido al frío, el calmante comenzaba a perder su efecto y mi cuerpo acostumbrado al clonasepan, diclofenac y otros antidepresivos con los que sobrevivía diariamente comenzó a temblar de abstinencia.
Tenía demacrado la totalidad de mi cuerpo, los ojos irritados, ojeras moradas y una palidez que le daba a mi cuerpo un aspecto aún mas enfermizo.

Una persona entró a la habitación, giré mi cabeza histericamente para ver de quién se trataba.
La profesora de psciología.. ¿Era una clase particular? o tal vez venía a darme el pase al manicomio.
"Amaltea?" Dijo en un tono fuerte pero amable.
Mi labio inferior tembló y mis pupilas se dilataron aún mas. Al menos me habían mandado a la doctora humana y no a Marion...o a los otros tantos empleados chupasangre.

Volví a mirar la pared que había estado mirando No digas nada, no digas nada, no digas nada... Hasta ahora todo lo que había dicho había sido utilizado en mi contra, por lo que me limite a callar y a asentir mirando la pared.

Noté el temblor en su labio inferior, parecía debatirse muchísimo entre lo que había pasado y el deber o no hablar, revisé un poco más los papeles que me habían entregado; habían usado pasiflorine, nada demasiado fuerte, al parecer la tormenta estaba dentro de ella ahora *Amaltea necesito saber qué ha pasado contigo, ¿qué es lo que te ha puesto así?* acerqué la silla un poco más *estoy aquí para ayudarte y nada de lo que hablemos tú y yo va a salir de esta habitación* hablé con la voz más tranquila que pude proyectar, todo con la intención de instarla a cooperar un poco *no es necesario que lo digas todo ahora, sólo quiero saber cómo te sientes* completé, esperando haber logrado alguna reacción.

No quité la vista de la pared, ¿Es que no era obvio porque estaba así? Los medicos sabían que Catalina mi supuesta "sobrina" había tenido un accidente que no había sido mas que un ataque de vampiros.
Mis pupilas dilatadas cambiaban de punto siempre sobre la pared rápidamente, mis manos se movían alrededor de mis piernas. Parecía una niña nerviosa.
Todo lo que deseaba en ese momento era que me soltaran del hospital, tomar una de las muchas armas que Janus me había conseguido y abalanzarme sobre cada vampiro que se cruzara en mi camino.

-La mataron...- Susurré olvidando la presencia de la doctora- Y yo los mataré a todos ellos...- Sonreí de manera histerica, mientras un par de lagrimas caían de mis ojos.

La imagen del cuerpecito de Catalina en mis manos, sin vida, volvió a mi mente, aquella imagen me atormentaría toda mi vida... a pocos metros de ella se encontraba el cuerpo muerto de aquel chico al que yo le prohibía ver.. Tantos errores seguidos había cometido. Tonta