El monchis, el yeso y mujer serpiente(Mimi)

Se había perdido el tiempo, el tiempo ya no era importante. En silencio volví a llevar a mujer serpiente por todo el campus, ella deliraba y se quejaba de lo que le habían hecho en la clínica, la mano enyesada hasta el codo y con el tobillo vendado.
En el automóvil la miré con una sonrisa, parecía más calmada y los medicamentos estaban surgiendo efecto. Y sobre todo el hambre estaba de traicionera.
-¿Tienes hambre? –le pregunté con una voz dulce, me miró y asintió – Iremos a comer entonces.
No sabía a donde ir, no conocía bien la ciudad. Ella indicó el camino hacía la zona de restaurantes de la ciudad.

Mientras conducía, encendí la radio. Me sentí culpable por lo que había pasado, tal vez en otro momento no hubiera importado, pero por alguna razón, lo que hizo Adrian, lo mal que la pasó, hizo que me sintiera terrible. Seguí pensando sobre la actitud de él, sabía que era un salvaje, pero tratar a un humano de esa forma, pudo haberla matado y eso no me lo hubiera perdonado, ella no tenía la culpa, toda la culpa era mía.

Me detuve en un Restaurant Italiano. Se nos quedaron viendo extraño porque la llevaba a cuestas, pero al final nos dieron una mesa. Ayudé a Mimi a sentarse y tomé asiento.

Grrrr!!!... estaba que echaba humos... una maldita semana enyesada... un maldito torneo perdido todo por mi imprudencia. Salimos del hospital, mi estomago rugía, las tripas me sonaban, no habíamos podido ni comer en nuestro “súper viaje a la playa”. El lobo calefactor me pregunto si tenia hambre yo asentí, ni ánimos tenia para hablar después de todo.

Llegamos a un restaurante italiano, muy elegante, demasiado elegante... ni siquiera andaba vestida para la ocasión, con una zapatilla sin cordón y una mano con yeso, me daba lastima a mi misma. Me llevo en brazos hasta una silla, las gente nos miraba con cara extraña... si lo sé!, se que no ando con mi mejor cara pero dejen de mirar!... mire feo a las personas, casi rugiendo con la mirada. Dejaron de mirarnos.
-gracias... supongo- entorne los ojos.
-no lo entiendo... porque?...Porque tenia que reaccionar de esa manera?. Es un imbécil, no se como pudiste besarlo- hable con movimientos exagerados con la mano buena, miré al calefactor con patas, buscando respuestas.

Tubo un mal día, a claro!!... y porque uno tiene un mal día ahorca a las personas... esperaba no volver a verlo nunca más, me pareció descortés, hasta más descortés que yo y eso ya era mucho decir. Llego la mesonera con el menú y con agua, no tenia idea que pedir, no sabia nada de comida italiana.

-no lo sé...- me encogi de hombros - yo quiero beber!, esto es injusto!- chillé cruzando mi brazo bueno con el enyesado
Mire el menú y los extraños nombres que había en el, con cara reacia.
-mmm... que mierrr es todo esto!!?- cerré los ojos, apunte con el dedo el menú.- esto es lo que quiero- miré el menú y leí - Fettucini a la papalina- miré a la mesera que esperaba la orden de Myhr.
-tu que quieres calefactor con patas?- pregunté, tenia muchas pero muchas preguntas para el, ahora esperaba que se marchara lo más pronto posible la empleada.

Y hay estaba el diciendo una pila de nombres extraños, levante las cejas, se me había olvidado que las pizzas eran italianas, pero ya era demasiado tarde para cambiar mi orden, la chica recogió los menús y se fue dejando unos pequeños panecillos.

-claro... búrlate de mi desgracia!- me quejé con el rostro rojo de la rabia – una semana es demasiado tiempo, lo más que he pasado sin beber han sido dos días... entiendes!... DOS DÍAS!!- chille, ya me estaba comportando como una niña malcriada y cabezota como diría Lucrecia. Tome un pan con la mano buena y intente comérmelo, ahora lo difícil iba a ser comer la comida que me trajeran... justo se me tenia que romper la mano derecha!...

A los pocos minutos llego la mesera con las botellas de vino, las miré sedienta, nos sirvió dos vasos, tome uno, lo acerque a mi nariz y olí aquel vino, la sed me inundo. Miré a Myhr con cara de suplica.

-solo un poquito por favor!- rogué – mínimo por todo lo que he tenido que pasar!- seguí rogando.

Yo hacer el ridículo?. JA!!!, nada me daba vergüenza... Valiente!.... valiente era poco, casi me mata un maldito lobo y yo había sido solo valiente... por poco me orino en mis calzones!!.... me reí cuando me dejo beber, tome la copa entera de un solo viaje hacia mi boca, fue como tomar agua.
- me sirves más?- mostré una manipuladora sonrisa, y señale mi brazo roto con la mirada, era obvio que no me podía servir por mi misma. Como lo haría para preparar mis churros?... mierda!, mierda! Y más mierda!!!!... ahora si que me sentía frustrada.

-tendrás que ser mi empleado de por vida!... o bueno por una semana... hasta que me quiten esta cosa- bufé. Justo llego la camarera con la inmensa orden, casi se repleto la mesa con platos, el olor que salía era delicioso, miré mi plato, miré a Myhr, volví a mirar mi plato, volví a mirar a Myhr.
-y tendrás que ayudarme con esto!- señale el plato.

What!!!!!... tan solo ese poquito!, puse cara de pocos amigos. Hasta que empezó a hablar...
Reí mentalmente, se veía divertidísimo así de serio, no pude responder de inmediato porque ya tenia en la boca una tostada de ajo y queso. Parecía un cachorro lobo gruñendo, me lo imagine de esa manera, tenia una sonrisa pegada en el rostro. Hasta se me había pasado el mal genio de hace un rato por su actitud, terminé de masticar la tostada, la tragué con dificultad me dolía la garganta.

-grrrrr- gruñí entre risas. – tienes un carácter fuerte bola de pelos- sonreí de medio lado tome el poco vino que me había servido. Lo miré apenada, tome la botella de vino con la mano buena, intente servirme pero derrame sobre el mantel, agache la mirada, suspiré teatralmente. Deje la botella al lado, y intente torpemente secar lo que había manchado con la servilleta.
-me rindo- susurré, mis tripas sonaban.

Otra vez me sirvió solo un poco de vino, me daba impotencia no poder hacer las cosas por mi misma, si seguía sirviéndome así de poquito me iba a empinar la botella con la mano buena sin ocupar copas, y ahí si que no podría evitarlo.
Me acerco la pizza y la separo en pequeños trozos para que yo las pudiera tomar, sonreí, al menos intentaba ser amable conmigo no me podía quejar, me gustaba mucho su compañía. Reí con sus palabras, el siempre me hacia reír, hasta cuando se enojaba.
Comencé a comer pizza, no tenia intenciones de dejarle, tenia mucha hambre, y si eso iba a ser lo único que iba a poder comer, no compartiría. Tome de un viaje el poco vino que me había servido.

-mi estomago suena más bonito, a mi me contrataran- le mostré la lengua. Continué comiendo de mi pizza, me acomode en la silla y me senté recta, crucé mis piernas.
-me da más vino por favor Myhr- dije las palabras lo más correcta que pude, esbocé una sonrisa petulante.

Reí cuando alejo la botella de mi. Parecía tener un sexto sentido para adivinar mis pensamientos, o acaso yo era tan legible y predecible?... bueno eso era cierto... me encogí de hombros. Se termino de comer la pasta en menos de 5 minutos, era un lobo insaciable, parecía tener un agujero en el estomago que no se llenaba nunca, pidió otra pizza nuevamente descubriendo mis intenciones. Reí y comí rápidamente la pizza que tenia al frente mío, ya había acabado con la mitad. Me sirvió más vino.

-gracias- le mostré la lengua y tome vino, esta vez no fue todo de un viaje. Me estaba empezando a doler la cabeza con todo lo que había pasado, estaba exhausta. Bostecé y seguí comiendo.
-esta deliciosa esta pizza, no la había probado antes- sonreí, con los ojos cansados.
-esto... – miré hacia los lados y me acerque a el – hace cuanto que te conviertes en lobo?- pregunté, necesitaba saber algunas cosas antes de quedarme dormida.

Abrí los ojos como plato, argh!... porque no se me daban los temas complicados!!?. Me dio mucha pena por el, pero no había nada que hacer, el tiempo pasaba y las cosas avanzaban y uno se tiene que ir adaptando aunque los cambios no sean agradables. Termine de comer mi pizza y acaricie su rostro unos segundos era la única manera que sabia para hacer sentir mejor a las personas. Llego la camarera con la otra pizza, yo ya estaba que me caía del sueño. Myhr la pidió para llevar.

-creo que si- bostecé tapando mi boca. Me refregué los ojos.
-me llevaras en brazos de nuevo?- estire mi brazo hacia el para que me levantara, con una sonrisa macabra.
-me puedo acostumbrar a que me lleves así, no sabes lo cómodo que se me hace- bromee, reí.