Tramando planes durante la recuperación. Lucian

Cuando desperte apenas abri los ojos, y senti una sacudida en mi cabeza. Mi vista se encontraba nublada, aunque se aclaro tras varios parpadeos no tenia la nitidez habitual.

Me incorpore apollonado mi mano izquierda en el lugar en el que recibi un golpe, la herida ya se habia curado completamente, asi que habia estado bastante tiempo inconsciente, observe a mi alrededor, donde me encontraba... ¿un cementerio? habia algo mas... aparte del olor a tierra remobida y humeda, a putrefacción, un olor que me resultaba familiar...

-¿Un lugar apropiado para traerme no Lucian?- Podia a ver sido una broma macabra por su parte, en cualquier caso era igual, parecia que le debia una importante, aunque odiaba tener deudas con nadie. Mi voz sonaba mas debil de lo que hubiera deseado pero no importaba.

-¿Cuantos dias han pasado desde que... - Deje la frase a la mitad cuando una nueva sacudida se extendio desde mi frente.
Me deje caer de espaldas y extendi los brazos, mirando a las estrellas.

No debia de ser tan impulsiva cuando estubiera en solitario... Sonrei pensando que era la segunda vez y que no debia permitir que hubiera una tercera.

Después de irrumpir súbitamente en medio de la bahía en Port Angeles, había llevado a Lucrecia hasta el cementerio en La Push, donde Aidan se encontraba. Tras explicarle, sin entrar en ningún detalle, lo acontecido, le forcé a marcharse a un hotel en otro sitio, no me importaba donde. Al final, usando unos cuantos miles de euros, el sujeto se encontraba ausente.

La dejé descansar en la tienda de campaña de Korbin, mientras me mantenía al pendiente de su salud a cada momento, no teniendo que abandonar el lugar para encontrar alimentos gracias a que el mercenario dejase suficientes provisiones como para una semana entera, lo cual no fue realmente necesario, pues Lucrecia se recuperaba bastante rápido, pesé a que estimaba que no era tan antigua como yo.

Finalmente, un buen día, mientras me encontraba sentado sobre una cripta, empleando una posición similar a las gárgolas, escuché como la joven cambia formas despertaba de su profundo y prolongado letargo, lo cual era un buen signo. Me mantuve mirando el horizonte, plagado de nubes gruesas y una gran oscuridad, hasta tener que responder a las preguntas de Lucrecia.

-¿Después de estar inconsciente durante tres días, eso es lo mejor que puedes decir?- repliqué algo fastidiado- Sí, dormiste tres días, y no encontré ningún lugar más adecuado para ocultarte, pues mis demás alternativas resultaban, ciertamente, peligrosas o llamativas- concluí bajando de un salto.

-Tres días...-
con eso me bastaba, se que dijo algo mas, pero me encontraba bastante aturdida y no preste atención.

-Tres días- Volvi a repetir -Si que me dio fuerte...- Volvi a incorporarme y le busque con la mirada. -Gracias por traerme hasta aqui, ¿llegastes a matarlo?.- No se si lo dije en un nivel de voz audible para el ser humano, pero igualmente estaba segura de que el podria escucharlo -Bueno supongo que te debo una- Cerre los ojos y trate de evadir el dolor que recorria mi frente.

Vaya, todo indicaba que la joven y temperamental Lucrecia se preocupaba más de matar vampiros de lo que yo me imaginaba, al ser su segunda interrogante el paradero de su agresor. Pese a experimenter cierto sentimiento de satisfacción por ello, ciertamente resultaba un tanto inquietante, pues podría indicar una conducta semi-suicida en ella, lo cual atentaba contra mis planes. Debía buscar manipularle para evitar un acto parecido en un futuro... al menos un futuro donde aún me fuese de utilidad.

-No, no le he matado. Creo que eso también te mantendrá viva. Más bien, con dos razones que te motiven a continuar cazando, dudo que desees morir pronto- respondí con seriedad, aproximándome a revisarla, sin dar muestras de bromear o cosa semejante- Y no me debes nada. Los metamorfos debemos cuidar unos de otros en nuestra contienda contra los bebedores de sangre, pues el número de nuestra especie va en decremento- me crucé de brazos aguardando a que se incorporara, aunque tenía mis reservas sobre su capacidad para hacerlo

Ciertamente, sus palabras me recordaban que debia contener mi impetu, aunque sus ultimas palabras icieron que mi rabia aumentara dejando al dolor en un segundo plano.

-Si... su maldita raza no hace mas que aumentar... y la nuestra... aparecemos porque somos necesarios, pero todos parecen haberlo olvidado, y ahora se pasan el dia conviviendo con ellos, a tan solo un par de kilometros sin hacer nada al respecto... en que emos degenerado... donde perdimos nuestros espiritus...- Me habia sentado sin darme cuenta y mantenia la mirada fija en la luna. Mi alma rebosaba rabia, el tiempo para el descanso y la pasividad habia pasado, me levante algo tambaleante al principio, pero enseguida me afiance, sabia que ya mis heridas solo irian a mejor con el tiempo, habia tenido suerte una vez mas, pero no debia volver a tentar de esa manera.

La ira podía ser una terrible enemiga careciendo el control adecuado, sin embargo, bajo las circunstancias en que, creía yo, la experimentaba Lucrecia, ese sentimiento bien era capaz de transformarse en una potente herramienta de guerra, un arma con la cual su proceso regenerativo y su espíritu de lucha se mantendrían vivos por un largo tiempo... al menos, en esa idea recaían parte de mis esperanzas.

Claro estaba, aún debía aguardar un lapso antes de embarcarme en alguna batalla al lado de Lucrecia, pues seguramente moriría en cualquier combate dada su situación. No obstante, mi campaña contra los vampiros en América ya había dado comienzo pocos días atrás. Consideré, basado en aquellos pensamientos, darle algunas noticias a la cambiaformas, después de todo, le haría ver que tan terrible podía ser el poder de la diplomacia, el arte de las palabras.

-Descuida. A como percibo las cosas- comenté con seguridad en la voz-, es probable que no debamos preocuparnos en demasía por matar a nuestros enemigos, o al menos me di cuenta de algo semejante cuando tuve la oportunidad de enfrascarme en un diálogo con un miembro de la guardia Volturi- dibujé una sonrisa que fácilmente delataba lo siniestro de mis planes- Creo que los muy torpes planean combatir de nuevo a los ojos dorados de esta provincia, lo cual, sin duda, acabará mermando el número de vampiros en la zona... una guerra civil- concluí casi en un murmullo

Pense en lo que habia dicho y sonrei, aunque no sabia que diablos era una guardia Volturi, tal vez uno de los espias que Lucian menciono.

-Nos facilitara el trabajo, si somos lo suficientemente numerosos no nos costara aplastar a los supervivientes...- Desconocia las influencias de Lucian, y sabia que pese a su odio estas podian llegar incluso a las sanguijuelas, debia de tener cuidado con el.

La cabeza me daba vueltas y sentia nauseas, pero no estaba dispuesta a admitirlo.

Observe ahora bien donde me encontraba, parecia un autentico campamento.

-¿Este es tu centro de mando?- Pregunte caminando, con cuidado de no pisar nada, aunque pronto me detuve y volvi a sentarme, habia pasado tres dias inconsciente, y aun estaba sin fuerzas.

Puse atención a cada gesto y palabra de la cambiaformas, leyendo a través de ellos parte de sus pensamientos, otra cosa que le debía a Viktor, sin duda alguna. Debido a esto, me di cuenta de la cierta debilidad física de Lucrecia, aunque sus orgulloso espíritu le motivase a ocultarlo. Verdaderamente, no podía culparla en lo más mínimo, pues me recordaba a mi mismo. Sin embargo, su pregunta me dejó algo sorprendido.

¿Mi centro de mando? Me repetí mentalmente un par de veces, con mayor incredulidad la segunda ocasión. Aunque Korbin disponía de variados equipamentos que facilitaban muchas tareas, no solo de espionaje, sino de viviendo, definitivamente, no se parecía en nada a mi verdadero cuartel general, ubicado en un continente totalmente distinto. Ladeé la cabeza, pues, de algún modo, el concepto utilizado por Lucrecia para denominar aquella precaria e improvisada base se podía tomar por correcto. Dejé ambos brazos libres, colgando con total soltura de mi cuerpo, mientras agachaba ligeramente la cabeza, para dirigir una conseguir mirada más siniestra e imponente.

-Mi verdadera base se encuentra en un castillo construido en los Cárpatos hace unos cuatrocientos años. Pero, quizá puedes denominar a este sitio mi centro de mando en América, al menos mientras me apodero de algún sitio más grande y adecuado para organizar las ofensivas en contra de los vampiros

Estas lejos de tu casillo Lucian, eso es algo que no deberias olvidar, me guarde de dar a conocer mis pensamientos en voz alta y trate de relajarme, pero el dolor me lo impedia, ademas tenia hambre, y la idea de devorar algo de carne se hacia apetecible.

- Supongo que es un sitio tan bueno como cualquier otro- Hable mientras echaba una ojeada a las lapidas, despues eche una ojeada a la manta con la que habia permanecido tapada mientras estaba inconsciente

-Tienes algo de ropa que pueda ponerme.- No habia reparado en ello, pero seguia desnuda, sentada en el suelo de la tienda de campaña

Después de charlar unos breves instantes con Lucrecia, aquella interrogante me acababa de recordarun detalle que omitiese. Me di media vuelta, alejandome de su presencia sin decir nada, encaminándome donde tenía guardada una mochila repleta de predas de vestir. Seguramente, de haber sido humano, me hubiese costado cargarla, pero con la fuerza de un licano, un peso así era despreciable, incluso para realizar alguna clase de ejercitación.

Regresé a unos cuantos instantes después, permitiendo a la recién despertada cambiaformas reflexionar por un breve momento. Le extendí la mochila, de pie frente a ella, sin inmutarme en lo más mínimo por el hecho de vislumbrar su descubierto cuerpo.

-Toma. Ahí encontrarás una amplia gama de vestimentas que le pedí a mi agente traer antes de enviarlo fuera de aquí. Emplea el tiempo que consideres necesario, estaré cerca- dije mientras desaparecía de nuevo.

No tarde demasiado en estar vestida con unas ropas anchas sacadas de la mochila. Despues sali de la tienda descalza, y sin poder evitar rascarme por el picor que me producia la tela. Me sente en una lapida cercana y respole molesta, apenas podia mantenerme en pie, el dolor era constante, y esa ropa era un estorbo.

Respire hondo y cerre los ojos, senti la brisa del viento golpear mi piel, el olor de la tierra mezlcada con la putrefacción, el olor de algun humano reciente, ademas el viento traia olores lejanos.

Volvi a abrir los ojos y sonrei satisfecha, aunque debilitada mis sentidos quitando la vista que se encontraba algo nublada permanecian perfectamente.

Me encontraba observando el panorama, pensando unos instantes sobre lo que seguía. Necesitaba sembrar la discordía entre los vampiros, hacer que se matasen, y el primer paso estaba dado con los Volturi. Claro, eso era solo el comienzo, pues aún requería manipular la mente de otros, como ya lo hiciese en otra época. Sin duda, una tarea muy, pero muy divertida... destinada a mi persona por las acciones de Viktor, varios siglos atrás.

Escuché, me di cuenta más bien, que Lucrecia había terminado de vestirse, gracias a mis finos sentidos, aguzados con el paso del tiempo. Bajé de la enorme lápida en que me encontraba parado, girando para ver como la cambiaforma tenía problemas con sus vestimentas. Sin duda, podía llegar a ser complicado readaptarse a estar cubierto, en algunas ocasiones.

-¿Tienes algo en mente?- le pregunté tras mirarla fijamente- O, he de decir, ¿quieres alimentarte, beber algo, etc?- corregí al instante, con mi acostumbrada frialdad

Le observe uno segundos.
-¿Tienes tambien algo de comer?- Si lo habia ofrecido era por algo, no me iva a andar con remilgos de pedirlo.

-Que ahi de tus objetivos, tu hijo y la vampiresa. El vampiro que viajaba con ella no se a movido del sitio, es extraño... parece que tiene una vivienda fija... como lo hace sin llamar la atención... bueno, cuando los encontre se habian alimentado muy lejos de su hogar.-

La idea de ir a asaltar al vampiro que Lucrecia deseaba y, de paso, visitar a la única persona que influenciase a Seprov más que yo, se me antojaba verdaderamente tentadora. Sin embargo, algo me motivaba a no hacerlo tan súbitamente, a meditar paso por paso como proceder. No obstante.... debía ocuparme del presente primero, antes de continuar con los planes a futuro.

-Sígueme- dije simplemente, mientras me dirigía a donde una gran hielera, en la cual tenía suficientes provisiones para alimentar a un regimiento por una tarde. Levanté la tapa, sintiendo la fría temperatura del interior, semejante a la de los malditos vampiros- Escoge lo que quieras, carne, vegetales, lo que te plasca. Hablaremos del asunto de atacar mientras comes

Coji algo de carne y comence a comer despreocupadamente. Y le mire espectante a que comenzara a hablar.

-¿Volveras a Alemania tan pronto termines tus objetivos aqui?.- Me lleve otro pedazo a la boca, si las sanguijuelas aqui luchaban o no, no tendria importancia para el tan lejos de sus tierras, una vez hubiera dado caza a su hijo, como dijo la primera vez.

Me puse a analizar la pregunta unos instantes... Ese era el plan inicial, pero ahora, sabiendo que podía crear un caos entre el mundo de los vampiros, la idea de merodear por América se afirmaba en mi mente con fuerza... Sin embargo, tampoco debía desentenderme de Europa, aunque Raze se encontrase en aquella parte del mundo, comandando mis legiones.

-No estoy seguro, quizá me quede a divertirme un poco más, quizá vaya a matar a los Volturi una vez termine aquí. Lo ignoro en este momento. Existen muchas posibilidades de que cualquier cosa ocurra- concluí con una sonrisa fría.

Otra vez ese nombre.

-¿Quienes son esos Volturi de los que tanto hablas? hablas de matarlos... ¿algun aquelarre vampirico?.- Trate de hacer memoria, pero nada en mi tierra natal hablaba sobre ellos.

Si eran numerosos necesitariamos mas ayuda... viniera de quien viniera.

Enarqué una ceja un tanto incrédulo, no estaba seguro de si ignoraba de la existencia de ellos por la forma en la que los malditos guardaban su secreto, o si simplemente se negaba a ver más allá de las fronteras licanas...Cualquiera que fuese el caso, no dudaba que debía instruirla un poco, pues, como le enseñase a mi hijo, el conocimiento es una fuente de poder muy grande.

-Los Volturi son los vampiros más poderosos... o eso hacen creer a la gente. Tienen su centro de operaciones en Volterra, Italia, y desde ahí gobiernan a los vampiros, en secreto- concluí seriamente

Medite unos segundos sobre ello, una casta gobernante entre las sanguijuelas... una organización por encima de los aquelarres... si ellos morian... ¿que sucederia?

-Veras... creci lejos de aqui, en Egipto, mi trato con los chupasangres se ha limitado basicamente a proteger las fronteras de mi pueblo de ellas. desconozco muchas cosas de ellos mas alla de que mueren al despedazarlos y quemarlos... pero dime, hasta que punto llega la influencia de esos Volturi.-

Eso explicaba claramente el motivo por el cual Lucrecia carecía de información vital sobre nuestros mortales enemigos. Eso era fácil de modificar, no lo dudaba ni un instante. Sin embargo, el recordar que África era el continente que jamás había pisado en mi vida, me hizo imaginar como sería la lucha en aquella parte del globo... posiblemente, tras terminar en América, viajaría ahí, a someter a cuantos enemigos tuviese.

Me crucé de brazos, observando la avidez conque Lucrecia comía, perfectamente compresinble tras días enteros inmersa en un profundo sueño de recuperación.

-Sus fantasmagóricos lazos se extienden como siniestros tentáculos por el mundo entero. Las fronteras son inexistentes para ellos, y sus palabras son dogmas para la mayoría de los vampiros...- la maldad reapareció en mi rostro- esa es la clave, para la mayoría- remarqué esta vez- De hecho, creo que puedo conseguir que uno de ellos les traicione, uno de los miembros con un notable poder.- me emocionaba saber que finalmente tendría la oportunidad de manipular a un vampiro... otra vez

¿Tan poderosos eran? gobernar a todos los suyos... un aquelarre de mas de un par de parejas ya era algo increible... pero para dominar a toda su especie...

-Dime... como son de poderosos... como pueden controlarlos a todos... son... ¿muchos?-Pense en lo que realmente me importaba de aquello. -¿Cual serian las consecuencias de su caida?...- Hable en un tono frio dejando de comer y tratando de imaginar, si aquello supondria algun daño para su sociedad.

Una gran risotada escapó de mi interior al instante. Era casi visible para mi un mundo sin los Volturi, por lo menos tendría la oportunidad de exterminar a muchos vampiros una vez que ellos fuesen derrotados, pues la Tierra caería en desorden, el caos se expandiría en el submundo inmortal durante muchos años, seguramente. Claro, la tarea sería complicada si planeabamos enfrentarlos Lucrecia y yo solos, pero tenía la firme esperanza que surgirían otros listos para matarlos.
Una vez recobré la compostura, volví a adquirir aquel aura siniestra y fría, casi como ver a un tenebroso roble viviente.

-Son extremadamente fuertes, y prácticamente todos tienen alguna habilidad especial. Aunque eso, no lo puedo precisar correctamente, la última vez que envíe agentes a indagar al respecto, todos fuero asesinados, y el único sobreviviente llego maltrecho para morir en la fortaleza- me sentía algo irritado, pero de todos, debía continuar- Si los Volturi caen, el caos se manifestará en el mundo vampírico, y será nuestra oportunidad para organizar un ataque a gran escala y vencer sistemáticamente a los chupasangre... incluso podríamos esclavizarlos- concluí mientras la maldad era casi tangible en mi

Esclavizarlos... Lucian tenia aires megalomanos, pero no importaba, mientras siguiera exterminando a los chupa sangres.

Le mire y sonrei de forma agradable por primera vez en mucho tiempo.

-No eres tan frio como aparentas, cuando se te habla de destruir lates con mucha emocion lo ¿sabias?- Termine de enguillir y segui con el tema de los Volturis.

-Un caos entre su raza podria ser igualmente peligroso, podrian cometer genocidios contra la humanidad... Bueno, iremos por partes, no debemos mirar tan lejos aun, cual va a ser tu primer paso Lucian?-

La forma en que Lucrecia aterrizó mis ideas fue bastante sensata. No podía darme el lujo de echar a volar mi imaginación de forma incontrolada, no ahora. Necesitaba mi frialdad y capacidades mentales a tope si deseaba completar mis planes. El punto que me mantuvo intranquilo por un momento fue el haberme mostrado demasiado emocionado ante la idea de aniquilar vampiros, exhibiendo una ligera debilidad en mi personalidad acostumbrada. Una torpe sonrisa cruzó mi rostro, en parte por mi descuido, en parte por observar en Lucrecia un gesto semejante al mio, pero por motivos diferentes, suponía.

-Tienes razón, me he dejado llevar, sin siquiera saber si viviré para ver consumadas mis metas en este mundo- sacudí mi cabeza con delicadamente, tras lo cual medité un poco lo que diría a continuación- El primer paso es esperar, mi agente no debe tardar mucho en proporcionarme la información que quiero, entonces te diré mi plan

Su agente, quienes mas estaban con el aqui en America.

-Dime... has hablado sobre tus agentes y espias... con quienes mas cuentas aqui en America...- Si iva ayudarle preferia saber todo antes de nada. No queria sorpresas desagradables en el futuro

-De todos modos, si los Volturi viven en italia no parecen un objetivo peligroso en este momento.-