Solicitud de trabajo

[Esperando a la Dra. Blanchard ]

Me sentía contento de que las cosas buenas vinieran todas de una vez. Aunque el presentimiento de que algo malo sucederia no me dejaba del todo tranquilo, conseguir trabajo en la misma Universidad en la que estudiaba me alejaba de Forks y su mal clima. Y no es que no me agradara pero preferia el sol..

En fin....Si conseguía el trabajo, volvería a usar mi bata blanca y volvería a tener mi consultorio, o eso esperaba. Caminé por la moderna Clinica a paso tranquilo hasta llegar a la recepción.

- Buenos Dias, soy el Dr. McGowan - le dije a una asistente - Vengo por la solicitud de trabajo
- Dejeme ver - revisó algunos papeles, telefoneo a alguien y luego me miro - La persona que hace las entrevistas para trabajos de medio tiempo no se encuentra. Pero hay alguien que puede evaluarlo esta vez. La Dra. Blanchard tiene sus oficinas en el tercer piso - la joven desvió la mirada hacía los ascensores e hizo una seña con la mano - Creo que después de todo tiene suerte, ahí viene....

Me di media vuelta para ver como una mujer pelirroja avanzaba con paso grácil por el Hall. Sonreí algo nervioso, parecía igual o más joven que yo, y su palidez....caí en cuenta de que era una fría casí al instante.

Iba bajando al primer piso del hospital. La charada humana, como siempre, debía continuar, y ésto implicaba fingir ser un humano normal... Un ser que come, va al baño, se cansa...

Lo totalmente opuesto a mí.

Un olor a madera y perro mojado me distrajo de mis cavilaciones, pero no le presté demasiada atención... Después de todo, Seattle estaba invadido de vampiros y cambia-formas. No era raro encontrarse con un olor de esos. El causante de semejante peste se volvió hacia mí, como queriendo dirigirme la palabra.

-Dra. Blanchard, el señor viene preguntando por empleo en el hospital -dijo Nancy, la recepcionista.
-Gracias -le respondí- Entonces, saldré a almorzar más tarde... -dije y le hice una seña al lobito- ¿Vienes a mi oficina?

Él asintió y subimos de nuevo al ascensor, rumbo al tercer piso... Y a mi oficina. Le ofreci asiento, el cual tomo con diligencia y me miraba con ojos escrutadores. Compuse una sonrisa: Así su olor me incomodara, no tenía motivos reales para repeler a los cambia-formas.

-¿En qué podría ayudarle, señor...?

- Jesse McGowan - respondí secamente. La verdad es que su efluvio con olor a sándalo, se me hacía algo molesto. Si bien nunca había cruzado más que unas palabras con algun frio, no veía el por que de reaccionar negativamente y ser tan enemigos. Y no es que no lo entendiera, pero enemigos era una palabra muy fuerte, y yo no estaba dispuesto a tener prejuicios solo por que ella fuera uno - Vengo a solicitar empleo. Soy ginecólogo obstetra y postulo para el puesto de jefe de departamento. Aquí esta mi curriculum, se supone que alguien debe evaluarlo - ya había trabajado por varios años, y a pesar de ser yo tan "joven" para postular a el puesto, llegar casí a los treinta años era una ventaja. Miré a los ojos dorados de la Dra. Blanchard, se veía bastante humana, y por supuesto le debería ser muy díficil y cansador fingir todo el tiempo. El trabajo del médico era muy sacrificado...

Sonreí, recibiendo los papeles que me entregaba.

-Bien, señor McGowan -dije, dándoles una hojeada rápida.

Era genial que él fuese otro sobrenatural, dado que con un humano normal jamás podría revisar un documento así de rápido. En tan sólo segundos leí todo su curriculum vitae y lo evalué a medida que hablaba.

-He oído que ustedes tienen un apetito voraz... ¿Se le ofrece algo? -pregunté.

Tenía las gavetas llenas de comida que debía fingir comer. Triturarla hasta volverla polvo y soltarla por la ventana o dársela a las ardillas que habitaban los árboles del hospital era el destino de la mayoría de esta comida para emergencias. Le entregué un paquete de doritos al ver su asentimiento.

-Si quiere algo más, no dude en pedírmelo -le dije con una sonrisa, mostrándole el cajón lleno de paquetes de mecato- En cuanto a su currículo... bueno, va la casualidad que nuestro ginecobstetra jefe está por irse esta semana a otro hospital... Supongo que se enteró del chisme.

Sonreí.

-En cuanto a la contratación... -dije- Es algo factible. Sin embargo, me gustaría que me contara su experiencia médica, oralmente.

- Gracias - le dije mientras sonreia con naturalidad al recibir el paquete de doritos. Era comodo conversar así, no había nada que fingir al saber ambos nuestra condición - Sí, creo que en como todos los hospitales, las noticias y los rumores vuelan a una velocidad alarmante. - y por eso era necesario tener cuidado. Para ella debería ser fastidiante tener que aparentar todo el tiempo. Si me aceptaban en este lugar, iba a ser bueno tener una colega como ella. Nada que ocultar entre lios médicos...

- Bueno...empezé a hacer la residencia en el Hospital Mayor de Australia. Primeramente solo atendía partos en la sala de maternidad, labor que siempre me ha gustado a pesar de la paciencia que hay que tener. Luego de seis meses, mi jefe opto por llevarme a compartir casos con una colega de oncología. Trabaje varios meses con embarazadas y mujeres con cáncer. Estaba atendiendo casos de gravedad incluso antes de terminar la residencia - Hize una pausa para tomar aire, junte las yemas de mis dedos mientras la miraba - Luego me mude aquí por motivos personales, ejercí en calidad de de ginecólogo en el Hospital de la push. Aquí hubo muchas más alegrias que desgracias, y no hablo de cosas que se pagan con dinero, si no de la gratificación de poder ayudar a las embarazadas cambia-formas con problemas en los partos. Volví a Australia nuevamente, fuí a seminarios, participe en conferencias con alumnos que cursan la carrera...Atendí a mujeres con problemas de fertilidad. He hecho un ensayo y dos investigaciones con ayuda de otros colegas acerca de la vacuna del papiloma. Ahora planeo iniciar un ensayo con algun profesor de la Universidad sobre la pildora del dia despues..- sonreí, aunque sabía que yo no podía hacer cosas tan rapido como ella, las imagenes de los acontecimientos en mi cabeza pasaron a la velocidad de la luz. Quizas aún era bastante joven para ser jefe de departamento, pero si mi padre había sido director de Hospital con 32 años, yo tambien podía llevar la responsabilidad de administrar una sección a pesar de tener unos años menos.

-Bueno... Su experiencia es admirable, teniendo en cuenta su edad -le dije con una sonrisa- Respecto a tu experiencia con embarazadas cambia formas, eso es en realidad de admirar... Me habría gustado atender alguno, aunque dudo que ellas me dejen acercarme, y menos en un momento así...

Sonreí con ironía. Lo cierto es que serían capaces de intentar atacarme, y gritar "¡Una Fría! No, de ninguna manera...". En eso, tenían el instinto maternal de un lobo, en realidad.

-Creo que no hay problema alguno con su contratación... Lo que quedan son puras formalidades, con el consejo médico y eso... Pero dudo que se objeten a un currículo como este -dije señalando su documento. Al ver que se había acabado el paquet de Doritos le pregunté-: ¿Quiere más?

- Creo que las diferencias nunca faltan - dije suspirando. Yo no tendría problemas en atenderme con ella...aunque tampoco sería lo ideal. Después de todo, si trabajaba en un hospital debía ser ella uno de los buenos ¿no? En realidad, yo no era nadie para juzgar.

Le sonreí contento. Al fin tendría una excusa estable para no irme de aquí, porque ya no quería viajar más a Australia, no quería volver. Aunque extrañara mucho a mis hermanos y a mi madre, mi destino estaba en este lugar.

- Excelente - murmuré por la confirmación de mi nuevo cargo. Solo quedaba la recopilación de documentos y eso sería todo. Miré el paquete de doritos semivacio - No gracias, he estado un poco enfermo. Los mareos repelen el hambre voraz - me reí, me había hecho gracia el anterior comentario sobre nuestro apetito, más allá de tener razón era la simple atención de ponerle un nombre tan acertado como ese. La miré con gesto de curiosidad - Debe ser díficil tener que aparentar aquí en el hospital - comenté.

Me encogí de hombros, dubitativa.

-Supongo que lo es... Lo que sucede es que llevo una parte muy grande de mi existencia metida en hospitales, primero como enfermera y como médico desde 1960, cuando inicié la carrera en Oxford -empecé- Y mira que ya cumplí los 255 años

Reí ante mi propio comentario. Era toda una abuelita.

-Entonces, para mí fingir esto es casi como respirar... No te niego, son incómodos los casos sangrientos, pero puedo decir que ya los he superado... Es un hábito, como respirar.

Miré fijamente al cambia-formas frente a mí.

-Sin embargo, no puedo negar que es... Gratificante saber que hay alguien con quién no debo fingir todo el tiempo.

La miré con asombro y admiración - Es un gran sacrificio de su parte y...algo muy humano - estaba muy admirado por su trabajo, no todos los vampiros elegían la vida de ayudar a los demás. Unos por que eran vanidosos, otros por que quiza eran flojos....yo que sabía. Ella era una persona buena, un ejemplo a seguir para mi - Cuente conmigo para lo que sea Dra. Blanchard. - me levante, aún tenía que hacer los trámites para mi admisión y se estaba haciendo tarde - Gracias por su ayuda, espero encontrarme con usted pronto - extendí mi mano para estrecharla con la de ella..

Tomé su ardiente mano. Hielo y fuego, enemigos naturales que ahora estaban aliados... Algo extraño, más no imposible, al parecer.

-Todo un gusto, Jesse... Lo que sea que necesites, llámame sin más -dije, entregándole también una tarjeta con mis números.

El cambiaformas salió de la habitación y yo le seguí, dispuesta a seguir la pantomima y "almorzar".