Me había habituado a los horarios complicados, en realidad pasaba la mayor parte del tiempo en la facultad y por las tardes iba a entrenar, estabamos comenzando el segundo año y llegué a mi primera clase, quince minutos antes y con la laptop lista para comenzar a tomar notas; poco a poco fueron llegando caras conocidas y me sentí cómodo, todo volvería a su orden habitual, sólo faltaba que llegara la profesora.