Sombras -Zach-

Caminaba de regreso a casa después de tomar un café en el café de Kurt, había tenido una larga noche era la primera ronda que hacia y la primera noche lejos de mis cachorros, caminaba por las calles de la zona residencial de La Push, para llegar a casa, pero tenia días sintiendo que alguien me seguía.

Desvié mi camino poco antes de llegar a casa, camine por calles aledañas a la casa, respire profundamente el efluvio de alguien de la misma naturaleza que yo , era el que me seguía los pasos, al entrar a la calle donde estaba la casa , mire de reojo pude distinguir la figura de alguien que se escondía.
Me gire y comencé a caminar en la dirección al chico, me detuve delante de el y cual seria mi sorpresa al darme cuenta que era el mismo que había visto a mi llegada al aeropuerto,-

-¿Pero que es lo que haces siguiéndome?-, pregunte desconcertada ante la actitud de el.

Cruce mis brazos sobre el pecho, mirándolo fijamente , mis ojos cambiaron de color, a un color amarillento, el instinto se alertaba ante la actitud que se descubría ante mis ojos.

-Me dirás que es lo que ocurre-, le hable con algo de seriedad, tratando de controlarme al máximo.

Mire al chico, respire profundamente mientras le escuchaba, había algo en el que llamaba mi atención, me hacia recordar a alguien pero aun no identificaba nada, solo el recuerdo de la muñeca que tenia consigo el día que lo encontré, mi muñeca.

Su voz me saco de mis pensamientos, le mire fijamente y nuestras miradas chocaron, parecía que había algo en común, un lazo algo fuerte pero mi cabeza no lograba descifrarlo.

-Si asi es , vengo de esa tierra-, conteste con un aparente tono seguro, pero tras eso mis miedos resurgieron con el fuerte presentimiento de confirmar mis sospechas, habían mandado por mi, no deje de mirarle y controlar lo mas que pudiera mis emociones.

No me podía permitir mostrarme débil en ningún momento, por mis cachorros… - se que vienes de allá, lo recuerdo por el día que te conocí, pero…¿Qué es lo que quieres de mi?- lo solte de una manera tajante, no permitiría que nadie dañara a mis bebes, ni a nada que yo quisiera por una simple deuda del pasado

Observe su expresión detenidamente, en su mirar reflejaba dolor y duda, sentimientos tan complejos , al ver como comenzaba a llorar, baje la guardia y seguí mirándolo en silencio, algo había pasado sus ojos me lo decían, me recordaba un poco a mi cuando había escapado de la tribu, la misma que ahora tenia precio para mi cabeza, sacudí un poco la cabeza y le mire dejando atrás esos recuerdos.

De manera inesperada, el me acorralo en la pared del callejos, me sorprendió cuando lo hizo y mas la manera en que me miraba y recorría mis brazos, a manera de consuelo un consuelo que el buscaba mas que yo por alguna razón, respire profundamente, cuando apenas iba a hablar para apartarlo de mi, empezó a hablar de manera entreco0rtada y las lagrimas recorrían su rostro.

-¿un lazo?, pero que tipo de lazo-, respondí de manera confusa aun no entendía que lazo podría tener yo con el, y mas que hacia el con mi muñeca el día que lo conocí, le sostuve el rostro con mi mano para verlo a la cara, -explícame de que hablas-, dije en un tono calmo y algo frio quería estar bajo control.

Sus palabras retumbaron en mi cabeza, -¿hermanos?- dije confusa y sorprendida, dejándome caer en el suelo resbalando por la pared, por primera vez mostrando debilidad, algo incomprensible, a mi lado cayo el café que sostenía en las manos, “pero como, acaso”, el recuerdo de mi madre y su dureza llego a mi mente.
Levante levemente la mirada el cerraba los ojos, y yo crispaba los puños , golpe con ira el suelo, lastimándome una de las manos, no hubo queja de mi parte solo un leve gesto de dolor, no era por el hecho de tener un hermano, si no todo mi mundo daba un vuelco, ella me había ocultado esto, ¿realidad, confusión?.

Lleve las manos a mi rostro cubriéndolo, lagrimas comenzaron a salir de mi, volví a sentirme aquella niña que quería salir de la aldea, conocer el mundo, la cual soñaba con tener hermanos o hermanas con quien compartir y no ver el rigor de cómo trataban a los que ella veía como iguales, no soportaba el maltrato, educación impartida por las mismas mujeres fuerte que admiraba pero a la vez representaban lo que yo no quería, seguí llorando en silencio sin decir palabra alguna, ni sentir el dolor que mi mano provocaba al haber golpeado con tanta fuerza el piso.

-Un sueño- dije apenas entendible y con la voz entrecortada por el llanto que tenia.

No podía levantar el rostro , mis ojos se mostraron cambiantes de nuevo, en esta ocasión la humana era la que lloraba, esos ojos esmeralda que no podían cambiar y dejar de llorar por el dolor del recuerdo y la sorpresa de la noticia.

Las lagrimas no cesaban, me dolía el engaño de aquella que se decía mi madre, la confusión reinaba dentro de mi, me levanto el rostro y acaricio mi mano herida con cierta ternura, respire hondo para controlarme.

Le escuche, el pedía que no corriera pero como huir, no podría era algo que ya no haría, por alguna razón no dudaba de su palabra pero podía caber la posibilidad,-Tranquilo no correré-, dije ya con una voz controlada y mirándolo a los ojos.

-¿Cómo sabes que lo somos?, ¿Cómo conseguiste mi muñeca?-, las preguntas me invadían, eran demasiadas y comenzaban a invadirme.

Observe nuestro rasgos, físicamente no teníamos nada en común, mas que la mirada y la fuerza de la bestia interna, el espíritu que compartíamos al ser hermanos, levante mi mano libre y acaricie su mejilla observando la diferencia de nuestra tez

Me incorpore, tomándolo de la mano, -creo que será mejor hablar en casa-, le mire aun con los ojos cristalizados y la emoción de todos los sentimientos a flor de piel y a punto de estallar dentro.

Lo tome de la mano, algo dentro de mi me hacia sentir que era real, pero aun así tendríamos que hablar, sobre esto otro giro mas que daba la vida, le observe a los ojos y levante su rostro para que viera el mío, mis ojos cambiaron de color ahora mostraban el color esmeralda que en mi humanidad lleve.

-Podemos hablar en casa, ahí con calma me contaras como te enteraste y como diste conmigo-, dije en un tono tranquilo, comencé a caminar rumbo a la casa, mientras caminábamos, mire mi mano, aun se notaba los husos desacomodados por el golpe que di contra el suelo, acomode mi mano9, omitiendo el grito y limitándome a mostrar solo un pequeño gesto, para después moverla con tranquilidad, aun había marcas mostradas en ellas pero nada mas.

Llegamos a casa en poco tiempo, abrí para que pasara, el efluvio que en ella había era de mis tres pequeños angelitos, deje que pasara y se sentara en la sala, mientras recogía algunas cosas de los enanos y los ponía en el pequeño corral que estaba en la sala.

Me senté a su lado, teniendo en las manos un pequeño peluche en forma de tigre que era de Aldebarán, lo observaba fijamente aun tenia muchas ideas rondando mi cabeza, suspire y le dirigí una mirada,- ¿Quién eres tu?, ¿Cómo supiste donde encontrarme?-, pregunte seriamente aunque mi voz se entrecortaba, aun sostenía en mis manos el peluche de mi hijo.

-Perdona, pero es que no se que decirte, solo quiero escuchar para poder asimilar, no es sencillo, es confuso-, no pude contener el llanto, apreté con fuerza el peluche, no podía entender por que ella había hecho esto, tenia rabia en contra de mi propia sangre.

(off: Podrías abrir el post en la casa Bennet para seguir ahí?)