Antes del final de Semio... [Libre xD]

Sentía el pesado libro en mi morral, siendo atraído hacia abajo por la inexorable fuerza de gravedad, la misma que me mantenía con ambos pies sobre el suelo y que estaba haciendo que mis extremidades colagasen sin ton ni son a los lados de mi cuerpo. Pedí lo de siempre, mi frappé de café con chocolate y ocupé esta vez una mesa, donde podría abrir mi libro de Medicina Interna de Harrison que me sería bastante útil para el examen de semiología. Bostecé y me recosté sobre la mesa; las otras estaban llenas y los estudiantes me miraban extrañada. ¿Qué, es que ahora no podía cansarme? Había tenido que pensar mucho últimamente, y no había sido únicamente por la montaña de estudio que tenía encima... "Matrimonio," pensé y bufé. "Jamás lo hubiera imaginado... Qué cosa tan densa," proseguí en mi cabeza, observando como el viento jugueteaba con mi cabello. "¿Pero, qué decirle?" me pregunté. "¿Sí o no? ¿Qué será lo más adecuado?".

Suspiré al percibir una sombra sobre la mesa y me levanté. Tal vez era Lucy con mi órden... Pero al alzar la mirada supe que no era Lucy, ya que el pedazo de tela que veía no era parte del uniforme que usaban en el starbucks de la facultad.

Otro día en la vida de un catédratico de la universidad de Seattle, otro día de alumnos, otro día de clases, otro día de trabajo y enseñanza. Aquella era una forma relativamente sencilla de describir la forma en que percibía mi labor en la casa de estudios.

Salí muy temprano de casa, después de una noche sensacional en el castillo, con un humor de lo más brillante y ameno. Bajé al aparcamiento del castillo y abordé mi Lamborghini LP640 para recorrer el camino hasta el trabajo tan pronto fuese posible. Encendí el tocadiscos para escuchar un poco de symphonic metal durante el trayecto, provocando que mi ánimo se volviese aún mejor.

Estacioné cuidadosamente el auto, tras lo cual descendí, ataviado de un traje de color claro, por primera vez en largo tiempo. Recogí mi portafolios y algunos documentos de importancia académica para después encender las alarmas del vehículo. Caminé con una sonrisa en el rostro hasta la cafetería, pues tenía decidido tomar algo antes de las clases.

El lugar, como de costumbre, se encontraba lleno. Respiré hondo, mientras registraba con la mirada mis posibilidades de acomodarme en un sitio vacío. Había una mesa, con una chica que parecía agotada. Suponía, podría solicitar sentarme ahí.

Avancé con paso ligero y, una vez cerca, me di cuenta de que aquella joven me era familiar. Esbocé una sonrisa mientras saludaba alegremente, con un casi perfecto acento norteamericano.

-Guten Morgen, Sasha, hace mucho no tenía el gusto de verte.

Aortic Dissection: Aortic dissection is caused by a circumferential, or less frequently, transverse tear of the intima. It often occurs along the right lateral wall of the ascending aorta where the hydrauic shear stress is high. Another common site is the descending thoracic aortajust below the lig...

Escuché entonces una voz que se me hacía familiar, pero no sonaba a algo que hubiere escuchado antes. Levanté la vista rápidamente, para encontrarme con la mirada y la sonrisa de Sev. Le devolví la sonrisa, había perdido ya casi todo el acento germano que otrora le caracterizaba.

-¡Sev! -exclamé, aún sonriendo- Tienes razón, llevamos bastante tiempo sin vernos... -empecé, y le hice una seña con la mano para que se sentase- Adelante, sólo repasaba un poco para el examen de hoy, ¿cómo estás?

La expresión de Sasha me hizo incrementar un poco mi buen humor. Parecía tan estudiosa como le recordaba la última vez que tuviese la oportunidad de charlar con ella en esa misma cafetería, con el aroma a granos de café inhundando el sitio y un nutrido flujo de personas que iban y venían con recipientes de plástico o sin ellos, dialogando o en silencio.

-Gracias- dije mientras me sentaba a la mesa con ella- Bueno, he estado de maravilla estos días, por lo menos no tengo una disección aórtica ascendente o descendente- comenté alegremente- Claro montones de trabajo por aquí y por allá, lo habitual cuando estás trabajando para un ejército de tiranos académicos- reí amenamente, acomodando mis pertenencias sobre la mesa- Pero, ¿qué hay de tí? Me parece que tienes un examen complicado, al menos por lo que escuché- concluí entrelazando los dedos.

Miré alternaticamente a Sev y al libro, empezando a reír cuando escuché la última frase. Semiología era una de las materias "duras" del semestre para mí porque casi todo el trabajo de ésta era oral, presentación de casos y estas cosas por el estilo que aún me apenaban.

-No, la parte escrita está fácil -rectifiqué- Lo complicado va en la parte oral, a veces me enredo presentando los casos -dije, riéndome.

No pude evitar observar el cambio en la expresión de Sev, ahora estaba más observadora que antes... Sí, culpa de la semiología clínica. Se veía radiante, feliz, contento... No tan abrumado como la última vez que le había visto.

-¿Qué tal has estado? -repetí- Te ves bastante contento hoy, por cierto -comenté en un tono alegre. Estaba animada, a pesar de la práctica que le seguiría al café en Starbucks.

-A mí se me dificultaba Estructura Socioeconómica de cualquier clase- comenté casi inaudiblemente con una expresión de alegría en el rostro.

A continuación, me sorprendí ligeramente al ver que Sasha realizaba un comentario sobre mi estado de ánimo. No había creido que fuese tan notorio, de hecho, me aseguraba haber ocultado las emociones de forma correcta. De cualquier modo, consideraba inofensivo charlar al respecto.

-Oh, ya sabes, en ocasiones la gente recibe agradables momentos y encuentras personas que llenan tu vida de maravillosa felicidad- comencé recargando la cabeza en mis manos- No lo sé, estas semanas me he sentido algo distinto. ¿No has experimentando esa sensación similar a... cómo le llaman...- me puse a meditar al respecto un fugaz instante- mariposas en el estómago en compañía de alguien? Porque, de ser así, entonces creo que me explicaré más fácilmente.- concluí con un semblante tranquilo y radiante, esperando no haber abierto la boca de más, tomando una prolongada bocanada de aire.

Observé como el meditabundo Sev ponía las palabras sobre la mesa, expresando lo que su sistema límbico estaba transmitiéndole... Mariposas en el estómago, por supuesto que lo sabía, lo sabía ahora más que nunca antes gracias a Drew y mi propio sistema límbico.

-Sí, entiendo de qué hablas -le respondí- ¿Encontraste a alguien, entonces? Eso es bastante bueno -comenté con una sonrisa- El ser humano no fue hecho para vivir a solas.

Me puse a meditar un breve segundo lo que Sasha decía... El ser humano, científicamente, era un sujeto engendrado para vivir en sociedad, sin embargo, algunos estudios señalaban que... Un gesto de confusión cruzó mi rostro mientras sacudía con delicadeza esas ideas de mi mente.

-Estaba por responder algo guiado por un meticulosos análisis técnico que realicé alguna vez, pero creo que mejor no- comenté bromeando, recargándome en la silla casi por completo- Si he de ser honesto, no pensé que fuese capaz de atraer la atención de una dama como la que comparte mi vida ahora- suspiré recordando aquel rostro perfecto. Luego solté una carcajada al darme cuenta de mi actitud tan inusual- Bueno, incluso creo que no soy el mismo tipo frío y casi monstruoso de antes- respiré una vez antes de proseguir- Pero hablo demasiado, ¿qué hay de tí además de ese examen que estás por presentar? Imagino que una joven tendrá más historias que contar que un anciano como yo- concluí con una sonrisa no muy prolongada.

Me reí ante la afirmación de Sev. Sí, al menos ahora podía decirlo con tranquilidad: Me sentía más joven, más acorde a la edad que mi cuerpo llevaba. No pude evitar pensar en cuánto había cambiado desde que había llegado a Forks, desde que había tenido que empezar a tomarme la vida más a la ligera, más como un joven de mi edad y menos como un adulto depresivo.

-No mucho, en realidad -admití, medio sonriendo- Aunque encontré a alguien... Y aún me pregunto qué hice para merecerlo, es demasiado... perfecto para ser real... -dije e hice una pausa, evaluando rápidamente nuestro entorno- Para ser humano -susurré.

Entonces, llegó Lucy con mi pedido y le preguntó a Sev si pretendía tomar algo. Compuse una sonrisa tímida, afortunadamente me había callado lo suficientemente antes como para que ella no me escuchase, seguía sintiendo como si hubiese escuchado. "A esa distancia es imposible para un humano," me dije en mi cabeza, con el fin de calmarme.

Bueno, al menos ambos nos encontrábamos de un excelente humor, eso no era cosa que pudiese negarse, incluso con el bullicio del lugar, uno de los trabajadores maldiciendo por lo bajo al limpiar el suelo manchado de café y el tiempo continuando su imparable labor de marcarnos el momento de realizar nuestros deberes.

Estaba por hablar, sin embargo, una de las meseras se aproximó donde ambos. Entregó un vaso térmico a Sasha, seguramente con algún delicioso café dentro. A continuación pedí un capuccino, esperando despertarme completamente con él. Miré a Sasha nuevamente, meditando un fugaz segundo sobre que tanto sería seguro hablar.

-En mi caso podría expresarme de forma semejante, Sasha. Es una mujer de belleza sobrenatural, genialidad desbordante, encantadora como las diosas, de voz melodiosa... Yo tampoco me explico la forma en que fui merecedor de semejante milagro... de conocer un ángel tan divino- concluí encogiéndome de hombros, sin borrar una reluciente sonrisa de mi cara- Imagino que después de eso debo creer que el paraíso existe

-¿Sobrenatural? -pregunté perspicaz- Veo, Sev... Parece que todos creemos lo mismo últimamente, que el paraíso si existe y que es más terrenal de lo que habríamos imaginado, ¿no?

Tomé el vaso y empecé a tomar mi café. Si lo que me estaba imaginando era cierto... ¿Acaso no era ya bastante "peligroso" ser amigo de un vampiro? ¿Qué tanto podría llegar a serlo el estar ennoviado con uno? "Cálmate," dijo la voz en mi mente. "Los vampiros no son los únicos inmortales" continuó y bebí más café para callar a mis locos pensamientos y dejarme tranquilizar por la vocecita.

-¿Y qué tal van tus clases? ¿Feliz por las ya casi vacaciones?

Solté una carcajada más o menos mesurada para evitar llamar la atención más allá de lo estrictamente normal. Era curioso, parecía que Sasha estaba inmersa en una relación similar. Preferí no profundizar en el tema, no en ese instante, quizás ya habría tiempo para charlar más tranquilamente al respecto, pero no en la cafetería de la universidad, no con tanta gente.

-Bueno, seguramente me iré a Europa un mes en cuanto lleguen las vacaciones, ya sabes, extraño un poco el viejo continente y no me vendría mal regresar a esas tierras - dije divertido ante la idea de poder salir de América un rato- Pero extrañaré las clases, lo admito, me mantenía muy entretenido escuchar las diversas opiniones de mis alumnos respecto a un tema, confrontarlos, abrir su mente, esas cosas que los maestros amamos- concluí mirando a mi interlocutora, transmitiendo la sinceridad de mis palabras a través de mis ojos azules y llenos de renovadas energías desde un tiempo a la fecha.

-Los maestros son todos unos sádicos. Les gusta vernos sufrir -dije medio en broma- Aunque en ciencias sociales sí toma abrir las mentes de la gente... Jum... En obstetricia tendría que usar un fórceps para abrir cosas... -comenté, ahora riéndome.

Lo cierto era que las vacaciones se sentían ya en el aire del campus, y el verano mostraba ya sus primeras señales. Aún estaba nublado, pues siempre era así en Seattle, pero la temperatura ambiente era más agradable, menos gélida.

Volví a reir amenamente ante el comentario de Sasha, su sentido del humor representaba algo bastante agradable y, sin duda, muy valioso en complicados tiempos como los que se vivían en el mundo. Ladeé la cabeza un poco mientras me permitía recargarme en el respaldo de la silla casi por completo. Respiré hondo, pensando un instante, lanzando una mirada al techo, aquel techo que daba una sensación de refugio.

-¿Sabes? Ya no se toman en serio la docencia- comenté con un tanto más de seriedad, bajando la vista hasta posarla de nuevo en Sasha- Al menos no todos, reconozco que existen aquellos que toman este humilde trabajo como una contribución al bienestar de la humanidad, pero la mayoría ha perdido el sentido- suspiré un tanto contrariado por mis palabras, pero inmediatamente compuse una sonrisa- Divagaciones, divagaciones, mira lo que uno concibe cuando se vuelve viejo- bromeé con mayor alegría.

A la brevedad recibí mi pedido, pronuncié un agradecimiento en el idioma del país... había dejado atrás gran parte de mi alemán, de mi gallardía alemana.