Trepando como un mono *.* -Leandro-

Me fui de parranda con Paty por ahí un rato. Después de vagar con ella sin un rumboo fijo, de todos modos jamás lo tomábamos, llegamos a una especie de bosque. Como mi Paty me dijo que se quería quedar ahí, yo me bajé pa seguir explorando un rato. Saqué un cigarro, y me lo coloqué en los labios. Acto seguido, me puse a caminar a loco, la neta. Miré el cielo, la tierra, el esplendor de la madre naturaleza, sus dotes y demás.

Después de un ratón, me detuve a descansar, mientras cantaba algo que ya ni me acuerdo, jajajaja. Escuchaba ruidos a cada momento, pero pos se me hizo natural, estando en un lugar así. Cerré los ojos, lamentando que la Paty no estuviese por aquí, oliendo el bosque que me rodeaba

Taba casi completamente dormido, casi, por lo cual oí a la distancia un movimiento en las ramas. Le di poca importancia, yo tenía ganas de echarme una pesta. Oh, sorpresa me he llevado, cuando quedandome entregado a los brazos de morfeo... o vulgarmente hablando, entre cuates, quedandome bien getas, cuando ¡Zacatecas! Me cayó un bulto derechito en la cabeza. Por poco me suelto a decir cuanta guarrada tenía en mi vocabulario, pero mejor no lo hice, en consideración.

Me paré otra vez con algo de dificultad, adolorido, como si tuviese "riumas". Escuché a la niña hablar, y supe que era una morrilla en cuanto la vi. Chanzón y había tenido un accidente, o quien sabe. Aunque, me asombré cuando se disculpó. Yo hice una reverencia tipo karate, porque era las únicas que me sabía, y le contesté.

-No hay tos, no hay tos. Cualquier puede tener un accidente, la neta. ¿O no?

Y dale con parecer china... Zocos, si que estaba medio canija la carnalilla esa. Volví a hacer mi reverencia tipo karate, porque chanzón caía en una grosería y luego pa que me cuento el resto. Me revisé para segurarme que siguiera enterito, despreocupandome de volón, porque todavía andaba completo, como un rompecabezas bien armadito. Ahí medio me sacudí el polvo y luego le contesté a la chavilla, pa no preocuparla tanto.

-Tu tranquila, carnala, todo está bien por acá. Tú que onda, ¿tas completa, mija?- le pregunté tratando de verificar que así fuese

Bueno, al menos la chavilla estaba bien, eso ya era un alivio y ganancia desde el punto de vista de un servilleta. Pero, la neta, la neta, parecía volver a querar subirse a las alturas de la naturaleza alrededor nuestro. Se me comenzaba a figurar mucho a un chango la carnala esa, pero ni cuete, cada quien era diferente de los estereotipos de la sociedad.

-¿Se te perdió algo?- le pregunté servicialmente

Vi como se subía al árbol otra vez, como un vil mono. La carnala esta si estaba medio rara, pero pos que se le iba a hacer, no todo el mundo era igual, y eso le daba el sazón. Sin embargo, me dio harto miedo cuando vi que en lugar de ella, un policía de esos nazis se aparecía en su lugar, preguntándome que cómo me llamaba. Ja, de zoquete le iba a decir, segurito me quería llevar a que me cargada la pelona. Mejor, pa demostrarle lo equivocado que estaba, saqué la fusca que siempre llevaba en mi pantalón, oculta con mi playera y le apunté.

A mi no me van a matar, ¡maldito soldado nazi! le grité mientras soltaba el tiro derechito al brazo

Puntería

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Le había dado, sin fallarle, al maldito nazi que me quería encerrar pa matarme. La neta, era matar o morir, así que me acerqué hasta donde se encontraba el soldado caído, listo para rematarlo, dándole un buen tiro en la cabezota, para que el resto de ellos aprendiese que nadie se metía con nosotros, los mensajeros de Gaia. Caminé hasta el punto donde se había caido ese mala onda, le apunté con la fusca y dije:

Ora sí mano, ya te cargó la pelona

Pero, antes de poder accionar mi arma, escuché un movimiento en el ambiente, como si juese un animalote gigante, seguido de un gruñido tan feo que se puso la carne chinita, chinita.

Estaba algo tenso, todo a raíz de la batalla en Port Angeles. No podía, por más que me lo proponía, meditar correctamente, encerrar mis pensamientos en una esfera y manejarlos adecuadamente. Por tal motivo, decidí, muy a mi pesar, transformarme y deambular por la reservación, listo para sentir todo el aire de la naturaleza, dejar cada idea, cada frustración, cada problema en aquella zona, ayudado por mi espíritu animal.

Jamás hubiese sospechado, y de ahí que los seres debemos estar abiertos a todas las posibilidades, que me encontraría, en el bosque, con un interesante incidente. Escuché, notablemente cerca, el hedor a humano, lo cual me fue tolerable, aunque estaban en el camino que tenía planteado cruzar. No me importó y continué. Sin embargo, fue sorpresivo el oir un disparo. Me moví con toda celeridad, y ví a una niña ser derribada de un árbo. Realmente no me interesaba mucho si vivía o no, al final, quizá éste mundo no estaba diseñado para humanos. Pero, una de las tareas de la manada era proteger a los humanos.... de haber rondado en estado antropomorfo, seguramente hubiese bufado de fastidio, en cambio lancé un feroz rugido para aullentar al agresor, quien parecía disponerse a dar fin a su labor.

La segunda vez que proferí una fuerte advertencia, el tipo se largó tan rápido como pudo. Por fortuna, traía mi ropa atada al lomo, tal como Lucrecia un tiempo atrás, si no recordaba mal. Retorné a mi forma humana, tras lo cual me vestí y salí a revisar a la víctima..... ¿Una niña? ¿Tanto por una niña? Está vez si pude bufar por lo irritado. En cualquier caso, le di un par de palmadas en la mejilla para que no terminara completamente inconsciente.

Despierta, si cierras los ojos te vas a morir niña. Vamos

Pa que decir que no, si si me dio un motón de miedo. En lugar de dar muerte al soldado alemán ese, preferí salvarme y correr de regresó con la Paty, que al final, ella me ayudaría a salir corriendo de ahí en un minutillo. Pa mi suerte, estaba exactamente localizada en el lado opuesto de donde el animalón ese comenzase a gruñir más feo que el grinch en navidad.

Te salvaste, nazi. Pero ya nos volveremos a ver

Después de eso, me pelé tan rápido como pude, hasta llegar a Paty y salir del lugar.

Era fatástico. Parecía que la niña esa se acababa de desmayar. No podía llevarla al castillo Peregrino, sin duda era muy arriesgado que incluso un humano torpe y débil como ese atestiguase el sitio donde se ubicaba el portentoso escondite de mi manada. Tenía que pensar en algo... quizá dejarla ahí o comerla serían alternativas sapientes, pero corría el riesgo de que el resto se enterará del asunto... Y entonces un rayo de certeza iluminó mi rostro.

Si bien no podía ingresar a Forks para dejar a la mocosa en el hospital, entonces, sin duda, sólo me quedaba una salida, aunque fuese poco agradable para mi: la llevaría al castillo de Seprov, en Port Angeles. Eso, sin duda alguna, era lo mejor que se me ocurría en ese instante. Además, la propiedad de mi hijo se encontraba relativamente cerca, y su corazón humano no le permitiría darle la espalda a una criatura dçebil como esa.

La subí a mi espalda y nos dirigimos donde el Aston Martin... incríblemente, daba gracias de traer el auto conmigo ese día, pues transformarme habría llevado algo de tiempo y, temía, el auto era casi igual de rápido que yo... más con el nuevo sistema de nitro integrado. Ya cavilaría al respecto sobre eso.

-No te duermas, mocosa, ya te dije lo que va a pasar si vuelves a hacer eso- le dije palmeand su rostro a como pude.

Salimos del bosque bastante rápido y, afortunadamente, pude emplear tanta velocidad como mi forma antropomorga fue capaz de proporcionarme. Saqué las llaves y desactivé la alarma del Aston Martin DBS. Coloqué a la niña en el asiento trasero, mientras yo me dirigía al frente. Me acomodé para comenzar a manejar cuando vi que se despertó un instante, vendándoce la herida a como pudo y volvió a caer inerte. Decidi cambiarla de posición pues, si la mantenía ahí seguramente se mancharía de sangre el vehículo. Por fortuna, la ropa que ella portaba le había absorbido el fluido hasta ese momento. La tomé en brazos, cerré la puerta y la coloqué delante, en el asiento de copiloto, rodeada de una frasada, para estar al pendiente de ella y que no muriese en el camino. Encendí el auto y nos fuimos directo a casa de Seprov