Infinita tristeza (Lizzie Graham)

Un instinto surgió dentro de mi ser, recordar a ese tipo me daba más que repugnancia. Cerré los ojos unos momentos y luego los abrí para decir lo siguiente:
-El ex novio de mi esposa –no dije el nombre, me costaba trabajo pronunciarlo- …ellos tuvieron –como decirlo sin ponerme en evidencia- una relación muy fuerte, tan fuerte que a veces creo que ella no lo ha olvidado, nos persiguió hasta el cansancio, un día desapareció –sin mencionar, que tuvimos que ver en su misteriosa desaparición y muerte- Y desde esa desaparición ella ha cambiado mucho, la noto ausente, deprimida, nada le hace feliz y no sé si se deba a que todavía sienta algo por ese hombre. –Realmente eso era lo que me preocupaba, sobre todo porque el era su creador, eso realmente la habrá devastado, aunque llevaba mucho tiempo lejos de el-.

Aun estaba parado mirándola, no sabía como tocar ese tema, era demasiado incomodo para mi, sobre todo si se descubría que era el causante de la muerte de Meyes, que Darkwood lo anda buscando, esto era demasiado truculento para sacarlo a la luz, preferí callarme. Tal vez no era la historia completa, un pequeño esbozo, pero poco a poco podría ir rebuscando el motivo de este malestar que me causaba aun muerto este tipo.

Algo en su gesto me decía que había algo más, le escuché con calma, aunque no lograba entender que había detrás de todo aquello, él parecía estar sinceramente preocupado por la situación con su mujer y después de todo, para un hombre común de este tiempo el simple hecho de acudir a terapia para remediar una situación, hablaba de que Laurent era un tipo resuelto y que estaba totalmente decidido a luchar por su familia *ya entiendo ¿lo has hablado con tu esposa? ¿han tenido oportunidad de externar lo que ha pasado con ella a partir de la separación de este sujeto y la desaparición del mismo? probablemente el hecho de tener algunas emociones contenidas sea lo que esté abriendo la brecha y cierre algunas vías de comunicación entre ustedes* dije poco antes de tomar algunas notas necesarias para la integración de su expediente.

En silencio la miré parecía que estaba analizándome, su mirada podía decir algunas cosas pero no era un lector de miradas ni nada de eso, me puse un poco nervioso al pensar que una humana este leyéndome la mente, que este sacando conclusiones sobre mi vida, fue en ese momento que ella abrió la boca y dijo aquellos cuestionamientos:
-No, aun no hemos hablado al respecto -respondí- no, no hemos hablado nada de eso –volví a repetir- He pensado tocar este tema con ella lo mas pronto posible, este fin de semana nos iremos a Brasil y ahí le diré todo –esperaba que no se arruinara todo el viaje que tenía planeado y que regresará solo a Seattle, tocar el tema de Meyers me resultaba dificil-.
Aunque en verdad esta sesión me había servido para darme cuenta, reafirmar algunas cosas que tenia dándole vueltas en la cabeza.
-Quiero que fijemos una próxima cita después de ese viaje –dije seguro- Quiero continuar con esto.

Asentí ante sus palabras, incluso su voz se había vuelto un tanto más áspera con la mención del ex de su mujer *entonces srá algo decisivo Laurent, ten en cuenta que debes abordar el tema con la mayor calma posible* aspiré profundamente y le sostuve la mirada *ya que no sabemos del todo qué tanto haya afectado esta ruptura y la desaparición a fondo en la estructura de tu esposa* ¿por qué demonios me resultaba tan difícil mencionar a su mujer? ¡carajo, compórtate Elizabeth! me dije mentalmente.

*En cuanto a la cita, sólo dime en cuanto tiempo estarás de regreso y agendaremos la cita para el día siguiente, así tendrás tiempo de reinstalarte* aseguré intentando que el sofoco que sentía ante la expectativa de verlo nuevamente en el consultorio me traicionara más de lo necesario al hablar *así que tú me dices cuándo será lo pertinente* me levanté nuevamente y fui por la agenda en el cajón del escritorio, no podía entender por qué las manos me habían comenzado a temblar y sacudí la cabeza tratando de controlarme.

Parado como una estatua de piedra me quedé escuchándola, de nuevo pasé mi vista sobre mi gorra y fui por ella para colocármela en la cabeza. Era parte de mí, como un simbionte.

Eso es precisamente lo que necesito calmarme… calma mucha calma, toneladas de calma, pensé una y otra vez cuando ella lo mencionó. Me preocupé por lo que dijo, ¿En el fondo que tanto estaba afectada Brody por la desaparición de Meyers?.
-Estaré de vuelta en una semana –dije con seguridad- Después de mi regreso de Brasil al día siguiente estaré aquí, lunes 13 de abril a las 4:00 de la tarde –siempre tenía que ser así puntual y formal, nunca iba a cambiar-.

La noté ahora ella nerviosa, su corazón latía con fuerza, ignoré el motivo. Me quedé sobre mis dos pies mirándola esperando una respuesta…metí mis manos en los bolsillos de mi pantalón, me fijé que mis agujetas una de ellas estaba desalineada, no entendía el motivo porque en algunas cosas era obsesivo y en otras no. De rodillas me hallé haciendo un nudo perfecto a mis agujetas.

Abrí las páginas de la agenda, afortunadamente ya no estaba temblando -tanto- y llegué a la fecha indicada *bien, entonces 13 de abril, 4:00 p.m., Laurent Blanc* apunté rápidamente, con una caligrafía distorcionada para mis estándares, levanté la mirada para agregar algo y en el instante abandonó mi cabeza cuando lo vi, metódicamente, casi como un ritual, se inclinó a atar sus agujetas; ese era un dato que debía tener en mente, procesos obsesivos que podían dar un poco más de estructura a las ideas sueltas que me había dado durante la sesión.

Saqué una tarjeta de la solapa de la agenda y me levanté para entregársela *ahí están mis números, tanto de celular, como de pager... en caso de que sea necesario ahí puedes localizarme, o bien, para sólo confirmar nuestra cita del lunes trece* le dediqué una sonrisa cálida, aunque sentía mi corazón martillando con fuerza dentro de mi pecho ¿por qué este hombre me estaba provocando reacciones tan extrañas? quizá en algún punto tendría que entenderlo.

Alargué la mano para tomar la tarjeta y mirarla unos instantes, la puse en el bolsillo de mi chaqueta.
-Gracias por su ayuda Dra Graham. En verdad me he sentido más liberado, así lo haré, llamaré el lunes por la mañana para confirmar la cita –palmee la tarjeta sobre el bolsillo de la chaqueta y sonreí encantadoramente- Espero la factura de sus honorarios en mi oficina de la universidad.

Su corazón parecía que iba explotar, levanté una ceja al notarlo, era de esperarse después de estar más de una hora cerca de un vampiro algo debe de estar sintiendo esa mujer, su olor era extremadamente dulce al bombear la sangre hacia su torrente cuando se aceleraba. Le extendí la mano para estrechar la suya y despedirme…
-Hasta el próximo lunes…ha sido un honor. -fue lo ultimo que dije para salir de ese despacho y caminar por el pasillo con la mente en blanco-.

*Elizabeth... recuerda Laurent, aquí los títulos no valen* le dije sonriendo y aspiré con cuidado luego de que tomara la tarjeta ¿que era ese olor tan agradable? ¿era él? jamás había percibido nada así *me alegra que esta primera sesión fuera de ayuda* y me alegro de haber compartido este tiempo contigo... pensé para mis adentros *supongo que entrará entre las prestaciones que ofrece la UCS para su personal, así que no te preocupes por eso*.

Estreché su mano aún sonriéndole *también para mí ha sido un honor, seguimos en contacto* soltó mi mano y fue hacia la puerta, desapareciendo a través de ella, yo sólo pude dejarme caer en el sofá; irreflexivamente llevé mi mano hasta mi nariz... aunque muy ténue, ese aroma estaba ahí... era una mezcla exótica pero singular y deliciosa: en efecto, era su aroma.