Infinita tristeza (Lizzie Graham)

Mucho tiempo en Seattle y los viajes se me hacían agotadores, mi mente ya no estaba enfocada en mi objetivo. Ahora contaba con una familia; una esposa y una hija, todo había cambiado desde que llegué a Forks hace dos años. La universidad en ocasiones me resultaba banal y exhaustiva, los estudiantes no suelen ser como los de la vieja escuela. Huecos, plásticos, los títulos los han comprado con el dinero de sus padres y ahora dicen que son universitarios. Refunfuñé entre dientes mientras caminaba en aquel pasillo lleno de muchachos que corrían y que se empujaban porque llegaban tardes a sus clases.

Todo esto no era importante, algo estaba ahí que era como una pequeña herida que se hacia cada vez más y más grande con el paso del tiempo. Brody & Daniel. Ahora estaba Testament de por medio. El no me importaba en lo absoluto, tal vez un día recuerde todas las tenerías que dijo, o tal vez nunca las recuerde porque lo haré callar –apreté los puños con fuerza- Meyes que en tu tumba estás, nunca perdonaré todo el mal causado, a pesar de todo. Sigues siendo una molestia.

Golpee la puerta con delicadeza de la profesora Graham.
-¿Se puede? -dije con una voz suave y esperando una respuesta detrás de aquella puerta-

La única experta en todas las cosas de la mente era ella, y definitivamente necesitaba un consejo. Algo que no me haga salir de mis casillas, que no me haga huir de aquí, que no me haga cometer una locura y dejar todo esto para irme tan lejos donde nadie me encuentre. Olvidarme del amor, de la amistad, de la familia, de todo.

Estuve metida en mis cabilaciones durante mucho rato, el caso del chico Darkwood era preocupante, estaba demasiado defensivo y estaba quebrándome la cabeza intentando encontrar una estrategia para romper sus defensas; tan absorta me encontraba, que el golpeteo suave y rítmico en la puerta de mi oficina me hizo brincar un tanto sobre el sillón en que seguía hecha ovillo con la tabla de información sobre las rodillas.

Me levanté con cierta dificultad, mis piernas estaban entumecidas por la posción en que las había mantenido; a trompicones avancé al escritorio y dejé la tabla, mientras la sangre aguijoneaba por mis venas al darle vía de circulación tan de súbito. Finalmente me abrí paso hasta la puerta, aún con los pies descalzos sobre el tapete y abrí la puerta *buenas tardes...* la frase se quedó a medio estructurar, era cierto que había visto hombres apuestos en mi vida, pero este superaba por mucho a los demás que había visto, incluso entre mis alumnos en la facultad *ahm... adelante, dígame ¿en qué puedo ayudarle?* pregunté, extendiendo una ancha sonrisa, una de mis herramientas de rescate cuando necesitaba un poco de tiempo para recomponerme.

Le hice pasar a la oficina y cerré la puerta detrás nuestro, era cierto que llamaba poderosamente mi atención aquella apariencia tan perfecta, sin embargo había algo en él que me ponía muy nerviosa.

Escuché el sonido de una silla, los resortes y los pasos de Lizzie que se acercaban hacía la puerta, no la conocía personalmente, solo sabía de su buena reputación y sus seminarios. Tal vez me hacía falta un formateo de memoria, reí de la estupidez que acababa de pensar. La puerta se abrió y la vi, olía de una manera deliciosa a mujer, a humana. Sonreí levemente y respondí:
-Bonjour… soy Laurent Blanc –dije presentándome enseguida- Profesour de Creación Literaria y Fotografía –Alargué la mano para saludarla, siempre usaba unos guantes de cuero para ocultar la frialdad de mis manos, le sonreí carismático-

En el despacho no sabía que decir, un nerviosismo recorrió mi cuerpo y se reflejó en mis ojos, lo cual era muy extraño en mi persona. La
puerta se cerró detrás.
-Es lo que me gustaría saber – musité para mi mismo, pero lo dije en una forma que ella pudo escucharme, no sabía como dirigirme a ella nunca había hecho esto en mi no-vida-.

Estreché su mano correspondiendo a la cortesía, al tiempo que centraba mi mirada en la suya ¿existen los ojos de ese color tan dorado? al parecer así era, no era el primero que veía por la Universidad con ese color tan peculiar en el iris *Elizabeth Graham, mucho gusto* respondí un poco más compuesta, aunque era complicado mantener la concentración en pie con un hombre como ese al frente *psiquiatra, psicoterapeuta Frommiana y Tutora del Seminario de Psicología en la carrera de Medicina* correspondí a su presentación con la misma formalidad que él había empleado.

Le miré escéptica al escuchar aquella afirmación que apuntaba más a ser una pregunta *¿qué te parece si comienzas por decirme qué te trajo hasta aquí?* le ofrecí asiento en uno de los sofás y yo ocupé aquel en el que había estado hecha ovillo momentos antes.

La miré con curiosidad, era joven y yo aun me veía más joven que ella, pero a la vez era más viejo, me sentí mal, ¿Era normal sentirme mal por no haber vivido lo suficiente como un humano?. Por todos los títulos que dijo me sentí intimidado, me sentía intimidado por una humana. ... dude un poco, estaba distraído… y tomé asiento en el sofá, no sabía si debía acóstame o que hacer, me sentí como un completo idiota.
-Es lo que quisiera saber –dije con aquella voz melodiosa que poseemos los vampiros cuando queremos convencer a una victima- Tal vez son muchas cosas. Srita Graham. Pero le soy honesto, nunca en mi vida había hecho esto. Me siento de lo más extraño. –Y eso es mucho que decir, me quité la gorra que traía puesta dejando ver mi cabello mal acomodado y mis ojos que resplandecieron con el brillo de la luz sintética de la oficina-

Tuve que parpadear y aspirar profundamente, dos simples movimientos y aquel hombre me había dejado sin aliento... me concentré en sus palabras y traté de no mirar sus ojos *es un buen paso haber decidido comenzar... así que veamos, Laurent... en adelante puedes llamarme Lizzie, y si te apetece olvida toda esa cantidad absurda de etiquetas que le añadí a mi nombre antes* sonreí con timidez, aunque el tono de su voz era sugerente no permitiría que semejante seductor terminara conquistándome *avanzaste algunos metros, golpeaste a la puerta et voilá, estamos aquí así que, ¿por qué no me platicas qué pensabas al caminar por el pasillo antes de llegar a la puerta?* intenté por la suavidad para ver el motivo real de consulta.

Mi mirada ambarina se posó sobre de aquella mujer, su voz era cálida, asentí ante lo que me dijo. Todos mis pensamientos viajaron aquel momento cuando ella hizo la interrogante. Imité un perfecto suspiro.
-Pensaba en la banal universidad, en los estudiantes que no hacen sus labores, en mi esposa, en mi hija que practicamente nunca veo por estar aquí. –y en otras cosas que no puedo decirle como que tengo casi cien años, mi familia asesino al exnovio de Darkwood y que tengo planeado hacer lo mismo con el si este sigue buscando respuestas-.
Con la mano enguantada me acomodé el cabello sin éxito alguno, apreté y estiré los puños, los guantes en ocasiones me molestaban, pero me había acostumbrado a ellos par ano asustar a toda la gente humana que me rodea con mi gélido saludo.

¿Esposa? ¿Hija? parecía ser demasiado joven para tener una familia directa tan constituida, quizá su mujer no quizo esperar para darle un hijo... supuse que era difícil no ceder ante la tentación con un hombre como él; sacudí la cabeza aclarándome las ideas y seguí hablando con el mismo tono sereno *entiendo Laurent, los estudiantes ya no son lo que solían ser... ahora ni siquiera se esfuerzan, creen que por cubrir el costo de la matrícula tienen todo ganado* hice una pausa breve y luego continué *y es cierto, ser formador de talentos no es una tarea fácil y termina siendo absorbente... por eso acabamos por descuidar un poco a las personas más cercanas* concluí con cierto tono de confidencia.

*Pero dime ¿qué es de esos dos puntos el que más te tiene ocupado en este momento?* pregunté en tono casual, invitándole a seguir hablando.

De nuevo su voz me producía confianza y hacía que me sintiera relajado, ¿Cómo podía hacer eso? Esa mujer definitivamente tenía un don, sonreí levemente aun mirándola. Todo lo que decía era la verdad, lo había pensado una y otra vez antes de dirigirme a este lugar.

En silencio pedido en aquellas palabras aun la miraba perdido pensando en el significado de todas esas palabras, significaban algo, lo sabía, lo sabia muy bien. Surgió la pregunta. Esa pregunta que me estaba atormentando desde hace mucho tiempo.
-El segundo punto –dije decidido, definitivamente mi familia era lo que me preocupaba ahora- Mi esposa se queda mucho tiempo sola, mi hija esta en la fraternidad, nunca las veo prácticamente. Sobre todo mi esposa siento que no la hago feliz, siento su desdicha cada vez que la veo, no es feliz como quisiera que lo fuera.

Crucé las piernas sobre el sofá, quedando en posición de flor de loto y le miré con la interrogante dibujada en el rostro *dices que tu esposa pasa mucho tiempo sola y que no ves a tu hija que ¿está en la fraternidad?* levanté una ceja, intentando poner orden en aquel rompecabezas que para mi gusto no tenía sentido, él realmente parecía muy joven ¿cómo era que tenía una hija universitaria?

Deseché la idea recurrente por un momento, después tendría que ponerlo en las notas para su expediente, saber cómo funciona su dinámica en familia y el por qué él mismo había buscado una ocupación tan absorbente como la docencia, siendo que no quería dejarles en abandono *disculpa si soné un tanto escéptica, pero pareces muy joven y me tomó por sorpresa que tengas una hija universitaria* confesé ligeramente avergonzada *hay algo que me llama la atención Laurent, ¿por qué elegir una profesión tan demandante como la docencia, si tu interés primario está en tu familia?* inquirí con una curiosidad enmascarada con un tono algo más profesional de voz.

Me levanté de mi asiento, ese era precisamente el problema nunca había tenido una familia, siempre había vivido solo por muchos años, pero un tiempo acá todo había cambiado, todo cambio de repente después desde ese dia a la visita aquel teatro de Forks
-Es adoptada –dije mirando cerca de una ventana, imité un movimiento humano, suspiré-.

Lo mismo me pregunto, tal vez nunca debí aceptar este empleo, pero… ahí estaba ese pero… volví el rostro para mirarla.
-Me gusta la docencia, es una de mis pasiones, pero hace varios meses que no siento lo mismo, se ha esfumado esa pasión–sin mencionar todos los años que estuve en varios lugares del mundo dando clases-. Presentaré mi renuncia y me dedicaré a otra cosa –como el pzyco, pensé -.

Era difícil hablar con un humano, no podía decirle la verdad, y era algo que no se podía desahogar con facilidad. La sed, la inmortalidad, la belleza, todo eso que es como una maldición que nos persigue siempre.

Fue tan rápido que apenas pude notarlo, aunque quizá se debiera a que estaba un tanto obnubilada por la presencia de aquel hombre extraño, parecía esconder algo, un secreto que llevaba a flor de piel y que sin embargo, le costaba mucho trabajo llevar a cuestas... intenté comprenderlo y de momento no pude hacerlo; centré los ojos en él *siempre tenemos motivos para hacer una elección, Laurent... no siempre son claros, pero ahí están, aún cuando nos esforcemos en negarlos van a seguir ahí* ladeé el rostro y me perdí un momento en aquella belleza que no era natural... por lo menos no según mi experiencia; parpadeé un par de veces y respiré profundamente.

*No creo que la respuesta se encuentre en dejar una actividad, creo que aquí el punto está en ver qué ha pasado con esa pasión* desdoblé las piernas estirándolas un poco para que la circulación en mi torrente sanguíneo no fuera tan abrupta como en el momento en que tocó a la puerta; me puse en pie y lo miré directamente desde mi posición junto al sofá *no parece ser producto de la monotonía esta pérdida momentánea de motivación... quizá...* me relamí un poco los labios, evitando morderlos para no ponerme en evidencia sobre las dudas que estaban agopándose una tras de otra en mi cabeza sobre todo lo que este hombre me había dicho *quizá... y aventurándome un poco... podría pensar que sólo fueron demasiados cambios en muy poco tiempo... eso siempre es difícil de manejarse* solté lentamente el aire que quedaba en mis pulmones y con cierta cautela agregué *¿crees estar listo para explorar esa parte de tus emociones Laurent?* guardé silencio, esa no era una pregunta fácil y quizá le llevaría un poco de tiempo responderla, si es que en algún momento se lo había cuestionado.

La miré con atención era alguien segura de si misma por la manera en que se sentaba, y en la manera que se expresaba, pero se supone que ella me analiza a mi no yo a ella. Temí que descubriera la verdad por mas extraña que sea esta, imposible para ella, tal vez absurda.
-Me gustaría saber esos motivos –musité en voz baja desviando de nuevo mi mirada en aquella ventana-.

Precisamente esa falta de pasión es lo que me tienen preocupado, pero ¿Qué me ha pasado?, ¿Se apagó la llama?. Escuché claramente cada una de sus palabras, quería respuestas. Ahí estaba la respuesta, los cambios, no estaba acostumbrado aquellos cambios, siempre había sido libre, ahora todo era diferente, pero las amaba no puedo dejarlas, las amaba con locura, haría cualquier cosa por ellas.
Pensé un momento la pregunta, no había dicho nada después de sus palabras muy aciertas, y asentí para luego mirarla.
-No se si esté listo para explorarlas, pero quiero encontrar una respuesta.

Asentí una sola vez con cierta firmeza *entonces será mejor que comencemos* volví a sentarme en el sofá *ven Laurent, toma asiento por favor* pedí con una sonrisa en el rostro; una vez que él hubiera vuelto a sentarse miré a su rostro, esforzándome en concentrarme *bien, me gustaría saber un poco más de tí, cuéntame tu historia, cómo era en tu lugar de origen y cómo fue que llegaste a Estados Unidos, porque tu acento me dice que eres francés, así que supongo que un cambio de cultura tan fuerte fue toda una experiencia* comenté, intentando animarle a hablar en total confianza.

Con paso firme me acerqué de nuevo hacía el sofá y tomé asiento. La miré una vez más cuando empezó con las preguntas… un suspiro como un humano, no sabía desde cuando imitaba a la perfección aquellos movimientos, los hacía por reflejo. Tomé una bocanada de aire y empecé a recordar, pasé mi mirada por el techo y luego la miré a ella:

-Nací en Toulouse Francia… un 11 de marzo -hace más de cien años- Guillaume Blanc mi padre era Francés y Catherine Windsor mi madre era inglesa y Clarise Blanc, mi hermana menor. Todos han muerto –el tono sonó doloroso, sobre todo cuando mencioné a Clarise, su muerte me había marcado para toda la vida- Prácticamente toda mi vida viví lejos de mi familia, ellos murieron en un accidente –Era una mentira, mis padres murieron de ancianos- viaje por todo el mundo porque mi familia posee una gran riqueza, nunca me faltó nada. Estudie Filosofía y Letras en La Sorbonne, en Francia, hice una Maestría en Creación Literaria con una especialidad en cuentos literarios y un doctorado en Artes Visuales. Pero los títulos no importan como usted dijo ¿No Lizzie?, -la miré en ese momento y luego empecé a vacilar un poco mirando el despacho- Después que mis padres murieron me fui de Francia, me quedé en Montreal por mucho tiempo, ahí daba clase de música solo para distraerme porque no lo necesitaba, la música es otra de mis pasiones. Siempre había sido un tipo solitario, nómada, trotamundos, que no le importaba nada. –imité tomar aire para continuar, era verdad vivía como un vagabundo y no había necesidad, podía poseer los mejores hoteles, las mejores casas, pero no me importaba nada- No ejercí la docencia en su totalidad, todos mis estudios los realicé para complacerme a mi mismo, mis padres querían un titulo de médico o de abogado. –Que eran comunes en esa época, los artistas eran unos muertos de hambre- Después de un tiempo me enrolé mas en la música, y obtuve buenos contactos con el medio artístico, trabajaba de staff en lolapalusa y eventos masivos parecidos al Woodstock –sin mencionar que lo hice- Eso era solo por diversión para conocer gente y rodearme de gente que vivía de una de mis pasiones. –cambio el tono de mi voz y regresé mi mirada hacia ella- Vine a estados Estados Unidos de staff a Seattle al concierto, de Janes Adiction y Sonic Youth, después de que terminaron los conciertos, me fui a Forks a conocer un fin de semana, tenia el billete de regreso en las manos para regresarme a Québec, pero no lo hice, no me regresé, ese día fue cuando conocí a mi actual esposa.

Me quedé callado, no sabía como pude sacar todo lo que había dicho, me sentía muy bien.

Inestabilidad, poco arraigo y una historia de vida totalmente solitaria... eso podía ayudar a entender la mayor parte de la monotonía en que se sentía sumido, era un hombre acostumbrado al movimiento y a vivir al día; el establecimiento de hábitos y rutinas no parecía haber sido una constante y por ello podía llegar a sentirse estancado *veamos, has hecho todo esto para satisfacerte a tí mismo, sin embargo ahora parece no ser suficiente* comenté en un tono algo dubitativo, justamente en ese momento me habían caído de golpe las inconsistencias en su relato ¿padres muertos en la juventud, pero que tenían expectativas sobre su título? quizá sería una pérdida no resuelta *¿cómo fue esa pérdida súbita Laurent? ¿cómo enfrentaste perder a toda tu familia en un solo golpe?* inquirí con afán de entender un poco más, aunque quizá había encontrado ya el núcleo de su conflicto.

Otra vez, esa voz cálida y confiada. Me quedé con la mirada fija hacia ella cuando estaba hablando, se notaba pensativa, ¿Que estaba pensando? Seguramente que era un egoísta, o un idiota. La pregunta me sorprendió no sabia como responder aquella pregunta, mis padres muertos por ancianos, mi hermana muerta asesinada por mí. No podía decirle eso. Le iba a decir una parte de la verdad, la verdad de lo que sentí al perder al único amor de mi vida, mi hermana Clarise. Quería regresar a la ventana, no sabía quehacer, una angustia recorrió mi cuerpo, mi rostro, apreté los puños por un momento, las mandíbulas y apenas pude decir lo siguiente:
-Murieron en un accidente aéreo, no sabía que habían muerto hasta que regresé de uno de mis viajes por Europa, estaba en Alemania –era una parte de la verdad, cuando regresé de uno de mis tantos viajes, mis padres habían muerto, pero ellos pensaban que también lo estaba aunque eso no era real-

No podía responder, me costaba mucho trabajo, me quedé mirándola en silencio…
-No lo soporté, me dolió en el alma. –el alma que había perdido, sobre todo al ver aquellos ojos opacos que se cerraron en mis brazos, me hizo caer en cuenta de lo maldito que puedo ser-

Carisma 7+

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Tenía la vista clavada en su rostro... aquel rostro tan perfecto y definido, tan suave al mismo tiempo; sacudí la cabeza cuando le escuché hablar y pude ver cómo sus facciones angelicales se habían crispado con algo que me resultaba muy familiar: dolor y frustración, por la forma en que guardó silencio y el matiz dividido de su voz, podría haber jurado que había una historia distinta detrás de aquello.

Percepción +2

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El dolor en sus palabras era palpable, le vi levantarse una vez más y más por instinto que por otra cosa, me levanté tras él y puse una mano en su hombro; se sentía frío, pero no podía evitar el querer estar cerca, parecía realmente destrozado.

Tal como lo había pensado, eran pérdidas no resueltas, una base difícil para un conflicto de insatisfacción en el tiempo presente ¿sería la culpa lo que le impidiera sentirse totalmente satisfecho consigo mismo? *Laurent, perder a quienes amamos es siempre algo demasiado duro y es aún peor cuando se trata de un acontecimiento tan súbito... puedo notar lo mucho que aún te duele pensar en ello y hablaremos de ello cuando te sientas listo para hacerlo* aferré un tanto mi mano a su hombro, parecía ser de piedra y el frío que sentía en mis dedos, a través de su ropa, parecía extenderse por todo mi cuerpo... me sentí confundida por un momento: por una parte, no quería dejarle solo, quería que él supiera que contaba con un apoyo; por la otra, todo mi instinto y mi ser gritaban que me alejara.

Terminé por quitar mi mano de su hombro, estaba fría y sentía los dedos un poco entumecidos; desvié la mirada y seguí hablándole, sin forzarle a mirarme de vuelta *creo que un buen punto de inicio para tí, sería encontrar la forma de eliminar la culpa y trabajar en el proceso de perdón a tí mismo, me da la impresión de que te sientes culpable por no haber estado ahí cuando se dio el suceso* agregué con un tono neutro de voz, aún intentando comprender por qué me sentía tan confundida.

Me levanté del sofá ahora estaba decidido depararme en aquella ventana, nunca debí de moverme de ahí no se porque razón me daba seguridad. Su mano era delicada, casi no la sentí. Pero sus palabras me hicieron sentir mejor, la miré de reojo, era más pequeña. La muerte siempre ha estado desde que me convertí en lo que soy, el asunto de mi hermana era lo que más me dolía, más que cualquier cosa.
-No quiero seguir hablando sobre mi familia, sobre mis padres, ni de mi hermana. –No quería seguir mintiéndole, yo era una mentira ante el mundo, estaba muerto y aun vivía, sentía y todo lo que amaba se iba, ahora eso temía, perder lo que más amaba-.

Sonreí levemente sobre lo que dijo… ¿Culpa? ¿Como eliminarla? ¿Acaso hay alguna receta? Lo peor del caso que estuve presente, que fui el causante de aquella muerte, mis padres, tenía que llegarles la hora algún día. Volví el cuerpo para mirarla de frente, se veía confundida y se agarraba una mano.
-¿Dra Graham.. cree que tengo cura? ¿Cree que todo lo que siento se podría desvanecer y dejar olvidado? ¿Cree que puedo superarlo? ¿Cree que pueda hacer realmente feliz a mi familia?

Asentí ante su petición, sería un tema que no volveríamos a tocar a menos que él estuviera listo para tocarlo; una cosa es rascar un poco en la historia para comprender y otra muy diferente ser sadista con un hombre tan confundido *así será, no hablaremos más de ellos* reafirmé, para que tuviéramos ambos ese término bien claro; miré sus ojos y tuve que sacudir nuevamente la cabeza para obligarme a reaccionar ante sus preguntas *Laurent, creo que antes de preguntarte si tienes cura, es más importante que te respondas a tí mismo si es eso lo que deseas, si estás seguro que eso es tu camino a la felicidad* respondí con la voz aparentemente serena.

*Está claro que lo que te trajo aquí no es propiamente tu familia, sino la ansiedad de haberte perdido a tí mismo* continué siendo lo más honesta posible *creo que en efecto puedes tener un buen pronóstico, no puedo prometerte olvido, porque la memoria no es una cinta que borras y re grabas; lo que sí te puedo asegurar, es que si convertimos toda esa ansiedad en un motor de búsqueda, tenemos un buen pronóstico por delante* aseguré determinada.

Me mordí levemente los labios, me lleve una mano a la barbilla, la cual me rasque levemente, no sabía que seguía a continuación, la miré en silencio cuando ella empezó hablar de nuevo con su voz particular. ¿Realmente quería sentirme mejor?, Si, lo deseaba, sabía que estaba loco, sabía que la locura vivía en mi interior y eso no iba a cambiar, pero ese sentimiento de culpabilidad, la muerte de Clarise no lo iba a superar nunca. ¿Por qué estoy pensando en eso?, si realmente ese no fue el motivo de mi visita, fue otra circunstancia la que me trajo hasta aquí.

Ahora ella lo dijo, y era muy probable que tenga razón, me había perdido, pero…¿Como se debió? ¿Cuándo ocurrió? De nuevo ahí estaba haciendo ese movimiento humano, suspiré pensativo mientras la miraba.
-Quiero saber las respuestas de esa ansiedad, de esa perdida de mi mismo, si usted dice que me he perdido, tal vez sea cierto, en ocasiones me siento así, no sé que me ha pasado, no se que me esta pasando, tal vez la ausencia de mi ser, la ausencia de mi vieja personalidad, es lo que esta afectando no solo a mi, sino a las personas que amo.

*Creo entonces que tenemos un buen punto de partida, ahora como supongo tendrás consciente, esto va a llevarse más de una sesión y tenemos mucho trabajo por delante* comenté, abriendo el canal para fijar el momento en que le vería para su trabajo terapéutico y por alguna razón, el instinto me estaba diciendo que esa cita sería de lo más esperado durante mi semana *antes de que fijemos fechas, plazos y horarios, me gustaría saber si hay algo que quieras agregar sobre la conversación que hemos tenido el día de hoy* le invité a soltar aquello que en este momento necesitara dejar fluir.

Parado mirándola, escarbé más en mi mente. Asentí ante su comentario, iba a ser objeto de estudio de esa mujer, pero no puedo negar que me sentí mucho mejor al desahogarme un poco.
-No estoy seguro si hay algo más – aunque parecía que había un mundo dentro de mi cabeza pidiendo a grito ser escuchado, después de pensarlo dije:
-Creo que hay algo más –sonreí a medias con un poco de preocupación- se trata de el ex de mi esposa... -se notaba demaciado en mi rostro que solo mencionarlo me ponía de muy mal semblante-

Un elemento más de discordia ¿sería parte de la pérdida en su equilibrio? quizá, aunque no lo tendría por cierto sino hasta que pudiésemos encajar todas las piezas del puzzle *bien, entonces creo que será algo interesante a tratar ¿qué es lo más relevante sobre él hasta el momento Laurent? ¿por qué supone un conflicto en tu esfera?* pregunté aún manteniendo el gesto profesional, aunque no me faltaban las ganas de cambiar un poco el trato hacia él, aún cuando algo me decía que no debía acercarme, no podía evitar sentir cierta atracción, como si fuese un imán.