Viaje Exótico (Brody)

Casi no hablé durante el viaje, estaba nerviosa, el hecho de no saber a donde nos dirigiamos me ponia los nervios de punta, lo intenté algunas veces pero jamás funcionó. Al principio estaba algo seria, después los nervios me arrebataban sonrisas tontas.

Conforme pasaba el tiempo los nervios disminuian, el estar por fin con mi esposo me ponia mas que feliz, por un momento no me importó el lugar... sólo queria estar con él.

Al abordar el avión me dijo el destino, me emocioné jamás habia ido allá, no dejaba de abrazarlo y llenarlo de besos.

-Brasil de noche, ¡increible!- dije en voz muy baja solo para mi. No dejé de ver por la ventanilla, tantas luces, tanta gente, tanto calor...

Y las sorpresas seguían...

El yate y finalmente aquella perfecta playa.

La soledad nos invadia, libres de caminar incluso bajo los rayos del sol. Besé sus labios con emoción.

Una vez ahi caminamos durante algunos minutos, el aire caliente golpeaba nuestros frios y palidos rostros.

-De haber sabido que veniamos aqui, me hubiera puesto algo mas ad'hoc- mis jeans, blusa y tenis desgastados no lucian tan bien aqui. Me quité los zapatos para estar mas cómoda.

La felicidad de Brody era felicidad mía, todo el dinero del mundo no valía nada al ver su sonrisa. Recibí sus besos de emoción y al mismo tiempo respondí, también estaba emocionado porque al fin estábamos solos después de tanto tiempo. El aire tibio se hizo presente, el sol, nuestra piel brillaba con centenares de luces. Su comentario fue muy gracioso, sonreí mirándola y dejando caer las maletas y abrazándola.
-No necesitaras usar nada mon amour -sonreí con malicia y le di un suave beso en los labios mientras la brisa nos llegaba alborotar el cabello-

Volví agarrar las maletas y le tomé una mano para entrar a la casa. Dejé las maletas caer en el living. Tomé las manos de mi amada. Me acerqué tanto para abrazarla y susurrarle al oido, tenerla entre mis brazos era la sensación como aquel día cuando la conocí en el teatro.
-Aujourd'hui, c'est le jour de mon étoile. Aujourd'hui est la journée de mon coeur, Elle peux faire ce qu'elle veux.

Esa sonrisa suya y su mirada, eran las que extrañaba, lo miré con algo de meláncolia, sentí sus hermosos y perfectos labios, para después entrar a la casa.

El dijo algo en francés, que no entendi del todo, me lamenté por no haber tomado unas clases de idiomas, pero le sonrei ampliamente.

-No entendi lo que dijiste, pero supongo que fue hermoso- me rei un poco y bajé la mirada como si estuviera avergonzada, después me trepé a su cuello y entrelazé mis manos detrás de su cabeza, me aferré a él, no queria perderlo.

-No quiero perderte- podia escuchar la brisa golpeando las ventanas, el viento alborotando todo a su paso, incluso escuché algo en mi interior, esforzándose por no romperse.

Me reí como un loco al escucharla, la volví a besar y le dije después aun mirándola en aquellos ojos que hacían perderme completo.
-Hoy es el día de mi estrella, hoy es el día de mi corazón, ella puede hacer lo que quiera.

Con la mirada fija en la suya me acerqué tanto para rosar sus labios y besarlos. Sentí sus manos rodear mi cuello, amaba con todo el alma a esta mujer, a mi mujer.
-Yo tampoco quiero perderte nunca.

La tomé por la cintura y le di una vuelta divertido, teminé hundiendo mi rostro en su cuello y besarla mucho.
-¿Que deseas hacer primero antes de la verdadera sorpresa?
Un aire misterioso salió de mi voz, la miré con los ojos radiantes y mi sonrisa maliciosa se hizo presente que tanto le gustaba.

Sonrei tanto que me dolió la cara, mis ojos brillaban solo con él, no podia evitarlo.

Pensé un poco en las posibilidades, habia tanto que podiamos hacer, solos, en una playa, se me ocurrian tantas cosas, esa sonrisa maliciosa se me escapó de los labios, los mordi ligeramente.

-Quisiera quitarme esto, - señalé mi atuendo y le guiñé un ojo -me ayudas- besé su mejilla juguetona.

Reí y le ayudé como una persona civilizada, lo que más deseaba era recuperar esos hábitos de humano. Aunque era un posible, desastre ¿Cómo se quitaba esto?, le di vuelta para bajar el cierre con delicadeza y meter una de mis manos frías debajo de aquella tela que cubría la piel de mi esposa. Se lo quitó rápidamente y después le ayudé con las botas, me hinqué ante sus pies como solía hacerlo siempre y una a una se las saqué, acariciando su delicada piel de sus piernas. Sonreí y luego la besé con suavidad, para después dejarla libre.

Esto estaba bien, por fin era libre de esa ropa incómoda, caminé por la casa libre y sin esa ropa que no hacia falta.

-El lugar es increible, y el clima... bueno... ideal- sali de nuevo y me topé con el gran sol, mi piel comenzó a brillar como solia hacerlo bajo el sol, muchos odiaban esto, a mi me encantaba.

-esto es lo que queria- dije mirando los miles de diamantes que parecian incustrados en mi piel desnuda -deberias despojarte de eso- dije señalando su ropa y enarcando una ceja.

Sonreí a medias al vez su piel recluir ante los rayos del sol. Me quité la ropa enseguida, adiós playera, adiós tenis, adiós pantalones. Sentí la brisa del mar acariciar mi piel junto con los rayos últimos rayos de sol. Caminé hacía mi esposa donde estaba parada cerca de la ventana, la abracé por la cintura hacia atrás y ambos nos quedamos mirando el atardecer.



El tiempo pasó lento, como si no tuviera prisa por terminarse. Mis labios se posaron por su piel, por su cuello, era inevitable hacerlo, así nos quedamos mirando el panorama hasta que la obscuridad de la noche nos cubrio.

El tiempo pasaba a veces lento y otras rapido, tenia miedo, alguna especie de sensacion intensa que no era agradable del todo.

Aquél atardecer seria el unico que recordaria por mucho tiempo, jamás le habia puesto tanta atención a uno.

Después de que miramos el atardecer caminamos de nuevo al interior de la casa, asi desnudos sin preocuparnos de absolutamente nada.

Me fui hasta la piscina de la casa, caminando sintiendo a Laurent detrás mio, pero sin mirarlo, habia algo, algo presente de lo cual no nos atreviamos a hablar, tarde o temprano saldria, estaba segura.

Me metí al agua caliente, la sensacion era extraña, intensa, cerré los ojos y recargué a cabeza en el borde de la piscina.

Después de sentir el atardecer, que con luz me fulmino los sentidos caminamos dentro de la casa, me sentía esplendido, siempre he sido, un vampiro sin preocupaciones, hasta que todo cambio en mi no-vida. No me arrepiento de nada. Caminé detrás de ella mirando su cuerpo, sus tatuajes que me encantan. Ella se sumergió en la piscina y me senté en el borde, el agua era tibia, se sentía bien a comparación de nuestra piel gélida como el hielo. Me sumergí un rato y nadé un poco para luego salir a la superficie y ponerme detrás de mi esposa, abrazarla y darle un beso en el cuello:
-¿Qué es lo que piensa mi estrella, porque has estado muy callada?

Me sentia sumamente mal, pero no lograba entender el por qué, y no queria arriesgarme mucho.

Senti su piel pegada a mi cuerpo y el rocé nos calentaba de alguna manera, el clima beneficiaba aquello.

-Prefiero no pensar, mantengo la mente en blanco, unicamente esta tu imagen... nada más- me giré y lo miré a los ojos, pasé mi mano por su cabello mojado, lo cual lo hacia lucir mucho mas guapo, sonrei y recorrí la perfección de su cara.

-Te extraño- apenas si abri la boca, me acerqué a él y besé sus labios ansiosa, me trepé a su cuello y por debajo del agua entrelacé mis piernas en sucintura.

Escuché su voz como una cálida caricia del viento. No me decían nada, y eso me hizo pensar que tal vez se guardaba sus palabras, las palabras importantes
-Yo también te extraño, pero me gustaría escuchar todo lo que pasa aquí –le señale con el dedo índice su cabeza y luego le di un suave beso en sus labios aun teniéndola muy cerca acariciando con mi mano libre sus piernas debajo del agua-.
Sonreí con malicia y le dije:
-Si tu no quieres decir nada, empezaré con el interrogatorio -reí entre dientes aun mirandola a los ojos- Primero las damas...

Era absurdo seguir negando que algo ocurria, ¿acaso no aprendi nada de mi vida humana?, por un momento desee que él fuera un excelente lector de mentes, por otro lado eso haria de esto algo mucho mas aburrido, ¿pero que me pasaba que ultimamente todo me aburria?, quizás comenzaba a resentir el tiempo, 105 años, ya lo habia hecho todo, y quizas ya no abria mas. Agité la cabeza con el fin de despejarme y responder a su pregunta, acaricié de nuevo su cabello, ordenando las palabras en mi cabeza, segui entrelezada de brazos y piernas.

-Siento que esto se está terminando, siento que tienes otras prioridades y me duele ya no ser el eje cardinal.

Y ahi estaba yo abriendo la boca sin excusas, me mordi los labios y en mi rostro se dibujó cierta preocupación.

La escuché con atención, la sonrisa que tenía dibujada momentos atrás quedó borrada por completo. Ahora mi mente estaba en un abismo, todo lo que había temido desde hace tiempo se estaba reflejando en ese instante. Tal vez era mi culpa, tal vez no, siempre he hecho todo lo que esta en mis manos para complacerla, pero quien me complace a mi. Me quede mirándola seriamente, analizando palabra por palabra, significado por significado. Esto se esta terminando, significado, nuestra relación, la situación… ¿el amor?... sentí un hueco en el pecho, sentí que el alma que no poseo quedó mas hundida en un obscuro hoyo negro.

¿Qué otras prioridades tengo aparte de mi familia, la universidad y el bar?, les he dado todo, nunca les ha faltado nada, y muchas veces suplique para que me acompañara, ella no quiso…y le duele no ser el eje cardinal. Pensé que yo era el egoísta, pero esto se estaba pasando del límite de mi paciencia.

Me separé de ella…
-¿A que te refieres que se está terminando? –Pregunté con seriedad- Quiero que me respondas ahora. Sin rodeos, sin mentiras, sin tonterías de inseguridades, dime lo que realmente sientes, dime si me odias, si no me amas, si extrañas el vínculo con aquel hombre. Quiero saberlo todo. –Ahora si estaba hablando enserio y no bromeaba en nada-
En un brinco salí de la piscina para ir a coger una toalla y ponérmela en la cintura. Esperé que ella me responda.

"Petrificada" no era la palabra, tal vez "muerta" quedara mejor, pero yo ya estaba mas allá de la muerte, entonces cai en la conclusión de que no habia palabra para definir el estado en el que Laurent me dejó. Cero movimientos, cero reacción.

Él salió de la piscina, ahora me sentia como un estúpido vampiro sin estado definido y para rematar desnudo.

El tiempo pasó sin movimiento alguno, después de un rato me movi con lentitud, con algo de precaución, el agua incluso pesaba en mis extremidades.

Salí de la piscina sin mirarlo, busqué algo para cubrirme, me seguia sintiendo estúpida, agradecí que sólo yo estuviera conciente de mi sentir.

Un pedazo de tela gris se atravesó en mi camino, la amarré a mi cuerpo, esta caia de manera sutil, simulando un perfecto vestido de noche... gris.

Lo miré ni siquiera podia adivinar el color de mis ojos, no me sentia ni triste, ni enojada... solo estupida.

-Jamás podria odiarte y lo sabes, y el amor? el amor aqui esta- puse una mano en mi pecho- la diferencia es que cada vez crece mas, y no puedo detenerlo, el problema es que conforme crece esto en una parte de mi vacio cuerpo, la necesidad de tenerte conmigo aumenta enloquecedoramente, y disculpame por ser tan egoista, tal vez y solo tal vez estoy algo ciega y no noto algunas cosas.

Caminé hacia alguna parte sin conciencia de mis pasos.

-Es extraño que desde que murió.. o bueno, desde que matamos a Daniel yo sienta que esto va en declive, y no lo extraño, sólo añoro el sentimiento que nos provocaba, sobreprotección mutua tal vez.

Me quedé quieta de nuevo mirando a mi extraño Laurent y noté cierta diferencia en sus ojos, lo estaba hiriendo y me senti terrible.

-Te amo mucho mas de lo que estas palabras puedan explicar, pero hay algo que nos esta fallando, e idiotamente pienso que es mutuo, pero tú dime si esta percepción es unicamente mia, dilo....

Todo empezaba a tener sentido, pero no me gustaba sentir eso, no ahora, no en este momento. La miré como una perfecta estatua de piedra, la amaba sobre todo, pero no la entendía últimamente, una sonrisa a medias se posó sobre mi rostro al mirarla. Pero no podía creer lo que me había dicho, en verdad me había herido.

Ahora sus palabras empezaban a tener significado, mis ojos ámbar la miraron con cautela a los ojos que eran de un ámbar transparente. Cada una de sus palabras entró dentro de mi cuerpo, en mi mente, en mi corazón. Cuando termino las últimas palabras aun mirándola le dije:
-Sabes que para mi has sido y serás siempre la única, te amo con locura, he tratado de pensar que solo son tonterías mías, de que estas distante. De que siempre te sientes aburrida, de que siempre te sientes mal, he pensando que todo lo que te pasa ha sido por mi culpa, no me canso de hacer todo lo que este a mi alcance para hacerte feliz, pero lo único que veo son tus ojos llenos de tristeza, tu infelicidad, tu inconformidad... –apreté los puños- Eso me hace sentir el hombre mas miserable sobre la tierra, ahora me dices que tu no eres el eje central de mi vida. Si no fuera por ti no estaría parado aquí en este momento.

-Ese hombre –no puedo ni siquiera pronunciar su nombre- al fin dejó de existir, pero parece que eso para ti significo una perdida, la cual hasta la fecha no te has podido reponer. Yo no añoro ese sentimiento, de hecho me alegra que este bien muerto –dije con uno ojos centellando maldad- Lo haría de nuevo si tuviera que hacerlo, no me importa, es mi naturaleza y así seré siempre, siempre y cuando tenga que defender lo que amo.

Me sentí como un imbécil, un idiota, un completo idiota, todo por nada, todo por mucho…
-Creo que algo está fallando, y duele reconocerlo, estoy seguro de lo que siento, y de lo que siempre he sentido hacia ti, hacia nuestra hija.

Todo empezó ese día cuando destruyó nuestra habitación, aquella canción, las dudas, la muerte de ese hombre, la lejanía, todo era un hilo que iba uniendo partes y partes para que formara la verdad, estaba ahí solo había que decirla. Yo estaba seguro de lo que sentía, pero me sentía muy decepcionado, herido, si mi corazón latiera, se hubiera detenido y hubiera deseado volver a morirme una y otra vez.

Odio que estos sentimientos humanos puedan mas que mi actual naturaleza, estaba quieta mirándolo a los ojos y supe que lo estaba perdiendo por mis tontas ideas.

Caminé hacia él y coloqué una mano sobre su rostro que estaba mas frio que de costumbre. Lo acaricié como si fuera la ultima caricia que le daba, si pudiera llorar lo estaria haciendo en este preciso momento.

Rostros desechos, pero miradas esperanzadas era lo que veia.

Mi boca se abrió para hablar, tenia miedo de que mis palabras continuaran decepcionándolo.

-No voy a perderte- dije con completa seguridad -te amo por ser mi vida completa, sin ti, nada tiene sentido, no existo- pasé la otra mano por su cabello, alguna parte de mi sabia que todo esto estaba siendo por mi culpa, me odié y quizé acabar con mi estúpida vida en ese momento, estaba hiriendo al único ser que me mantenia con vida, porque era vida ahora.

-Quisiera poder borrar mis palabras, pero no puedo y sé que las he tatuado en tu pecho, lo veo- mis manos seguian tocándolo -Ayúdame quedándote conmigo, no te vayas de mi lado, te necesito como nunca-

Tenia miedo de aquella opaca luz que despedian sus ojos.

Tomé su mano siguiéndola con sus movimientos y cerré los ojos al sentir sus caricias…
-No quiero perderte –dije abriendo los ojos de nuevo y mirándola, era necesario todo esto, decir lo que sentíamos, y extender todas las cartas por más dolorosas que sean -¿Eres feliz Brody? –pregunté mirándola y tocándole los labios con extrema delicadeza, quería saberlo todo, no quería tener mas dudas de nada-
Por un momento llegó la desesperación, pero algo había más allá de lo que podría sentir, estaba seguro del amor que le tenía.

No podia creer lo mucho que se puede adorar a alguien, verlo con los ojos cerrados me indicaba que seguia disfrutando de mis caricias, y me llené de nuevo de sanas esperanzas, no iba a perderlo, no esta noche.

La brisa caliente nos golpeaba y hacia una especie de estruendo al chocar con nuestros cuerpos como rocas.

-Soy feliz desde que estas conmigo, desde que te vi aquella primera vez en el teatro supe que ser inmortal valdria la pena- mis ojos se iluminaron con esa luz cálida y un tanto magenta.

- ¿tú eres feliz?- mi mano bajó hasta apoyarse en su pecho desnúdo, mi rostro habia cambiado, no estaba ya tan palido, cierta vivacidad recorria mis venas ahora.

Mis ojos recorrieron todo su rostro. Sentí una corriente de aire tibio que se posó sobre nuestro cuerpo. Su voz me llenaba de alegría, sobre todo escuchar aquellas palabras.
-Lo soy, aunque últimamente me he sentido perdido. He sentido que no te hago lo suficiente feliz. Y creo que estar perdido en un sentimiento, no sé si se definiría como felicidad, realmente te he extrañado, he extrañado mucho que estés conmigo, me duele que estemos lejos tanto tiempo.

No quería tocar el tema delicado, pero teníamos que hacerlo en cualquier momento, y dejar en claro todo lo que estábamos sintiendo. Sobre todo, la muerte de ese tipo que no puedo ni siquiera pronunciar su nombre, ahora su amante nos anda pisando los talones, pero si sigue buscando se encontrará con una no grata sorpresa.

Mis ojos seguian embelesados con los suyos. Una media sonrisa se dibujó en mi rostro de piedra.

- Debo confesar que me he sentido mal, como si me estuviera perdiendo de algo, como si no encajara en este mundo repleto de humanos. Y siento que soy sumamente diferente a otros vampiros y a veces creo que esa es la delgada linea que nos separa.

No tenia claras algunas ideas, seguia lamentandome por no entender del todo mis sentimientos.

Bajé las manos y apreté los puños era hora de hablar de el.

-No tenia idea que su muerte me dejara alguna especie de vacio- sonaba duro, pero tenia que hablar claro, no era pertinente seguir ocultando ciertas cosas- No lo extraño, eso esta claro- mis puños cada vez se apretaban mas- pero algo dentro de mi como que se rompió, el lazo que nos unia se rompió, y me siento como niño perdido, él jamás fue el tipico maestro, nunca me enseñó nada, pero el lazo invisible que nos unia terminó por desvanecerse

No quize mirar sus ojos, tenia miedo de notarlo enojado, tenia que ir sacando esto que me estaba atormentando.

Escuché lo que decían esas palabras, recordé lo difícil que fue para ella adaptarse, pero aun así lo había logrado.
-Todos los vampiros son diferentes Brody, una cosa es que tenemos que vivir en este mundo que no es de nosotros, porque no tenemos otra opción, es nuestra maldición.

Luego vi como cambio su rostro. Ahí estaba otra vez ese tipo en medio de nuestra plática. Lo que me decía no era muy congruente con lo que estaba viendo. Meyers había causado estragos en ella, lo sabía porque el vinculo que tenían era muy fuerte, no entiendo porque ella pudo haberlo matado si el vinculo que tenían era tan estrecho, ahora entiendo porque Meyers nunca dejo de buscarla. Ahora el lazo estaba roto, pero la herida estaba reciente.

La abrecé y le dije:
-Tranquilízate…-Si pasa él tiempo y no lo superas, tendré que irme de tu lado, no podré soportar vivir con el recuerdo de ese hombre-.

Le di un beso cálido en la mejilla. Le puse su cabeza sobre mi pecho y no dije nada más.

Me quedé quieta entre sus brazos, no conforme con la forma en que estaba cerrando nuestra plática, no queria que nos quedaramos con lagunas en el tema y aun habia muchas.

Sus palabras que salian de su boca tenian un ligero toque de rencor. En ese momento estando en sus brazos, decidí que jamás en la vida volvería a hablar de él, habia que superarlo y este era un trabajo individual.

-Tu silencio me asusta, no te calles ahora-

Le acaricié su cabello y pasé mis manos por su cuello mientras ella estaba pegada a mi cuerpo, la acerqué un poco mas quería sentirla mas cerca. Estaba un poco tensa y parecía por sus palabras, asustada.
-No tiene por que asustarte, te amo y así será siempre, todo lo que tenía que decir lo he dicho... –le besé el cuello con extrema delicadeza, mientras la rodeaba con mis manos por la cintura-.
-¿Qué es que te asusta mon amour?