No le dí importancia a los comentarios, no quería pelear con ella, no quería torturarla como de costumbre. Mi poca paciencia hacia Goldencross no se comparaba con el odio que le tenía a Iliana, ella era mi verdadera enemiga, mi némesis y la persona que mas odiaba en el mundo entero, aún mas que a quienes probablemente acabarían conmigo. Saqué la cabeza del agua, temblaba muchísimo, pero me sentía tan bien, tan real, tan humana, tan viva... Apoyé mis brazos y mi cabeza en el costado de la pileta, aun con todo el torso y piernas dentro de ella y ví como Anna Paula se alejaba... Acaso había dejado caer un cigarrillo?
-Oye.... chica pecadora! se te cayo un vicio!- Grité con desgano, molestarla no me causaba ningun placer ahora, tenía la cabeza tan saturada de problemas reales que hasta hubiera podido tener una charla sana y amistosa con ella sin sentirme tonta.