¡Café oh bendito café! [Libre]

Entré al local de Starbucks en el centro estudiantil de la Universidad. La tarde era nublada, pero el clima era agradable... Ése era el tipo de días que me agradaban tener. Sonreí melancólicamente, mientras me preguntaba qué estaría haciendo Angela en estos momentos. Sacudí la cabeza, tal vez fuera mejor no pensar en ello.

-Buenas tardes, me da un frappé con crema batida, por favor? -pedí al que atendía en la barra del Starbucks.

Él asintió con la cabeza y empezó a preparar el pedido. Saqué de la billetera los $2,25 dólares que costaba el frappé y tamborileé con los dedos mientras esperaba.

-Gracias -respondí, entregándole el dinero.

Entonces percibi que alguien se había sentado junto a mi en la barra. Me volví a la izquierda a ver quién sería.

Entre a Starbucks distraidamente y me sente en la barra.
-Que tal?- Pregunte a un chico que estaba al lado mio y luego voltee a la cajera- Un frappe mocha blanco con base de cafe y dos shots mas de cafe...Venti- Sonrei y le entregue la plata, me pregunto mi nombre para anotarlo en el vaso- Tea...
Revolvi en mi bolso por un diclofenac y espere atenta el pedido

-Bien -respondí a la chica a mi izquierda- ¿Y tú, qué tal?

Miré como revolvían mi frappé y ahora empezaban la preparación de el de ella. Pocos segundos después nos entregaron nuestros respectivos pedidos. Bebí de mi frappé, agradecido. Probablemente me quitaría el sueño acumulado por las numerosas noches en vela.

-¿Qué estudias?

-Bien tambien...- A veces me sorprendia la facilidad que tenia para hablar con gente desconocida. Me entregaron mi Frappuchino y le di unos sorbos.
-Medicina, y vos?- No recordaba haberlo visto en ninguna clase, aunque claro, tampoco era que mirara mucho a mis compañeros asi que no me sorprendio.

-¿Medicina? -pregunté con un dejo de pánico en la voz- La verdad, nunca fui bueno con ese tipo de cosas -confesé.

Miré de nuevo a la chica. Se me hacía conocida, pero no estaba seguro de dónde podría haberla visto u oír hablar, pero se me hacía extrañamente conocida. Entonces, recordé que mi compañera de trabajo de fotografía, Sasha, también estudiaba medicina pero había tomado por opcional la clase de fotografía.

-¿Qué opcionales tienes? -le pregunté- Lo siento, pero te me haces conocida, como si te hubiera visto en algún lado

Sonreí de nuevo, aunque en parte era burlándome de mi mismo y mis sandeces.