Estaba de caza, compartir habitación con un humano era más difícil de lo que esperaba. A esa hora sólo esperaba encontrar a algún vagabundo o a un adolescente drogado o emborrachado. Pero la suerte quiso sonreirme esa noche, una chica, aseada y joven parecía estar perdida. Me acerqué a ella y di una vuelta a su alrededor.
-¿Te has perdido?-pregunté con mi voz aterciopelada.