Aburrida en casa estaba y salí a disfrutar un poco de vitamina C que brindaba el sol. Tome mi bicicleta del garage de la parte trasera de la casa y empecé a pedalear camino a La Push donde disfrutaría del hermoso día y de la calurosa tarde.
Tarde de sol raramente vista en La Push, un lugar en el que por lo general reinaban los días nublados, lluviosos y fríos. Un día perfecto para pasar un rato junto al río y el agua de este, ya que aquel día hacía más de 20°.
Llevaba puesta una camisa de tirantes y unos jeans gastados por el uso dado. Puestas tenía un par de sandalias y en la mano llevaba un cangurito de algodon que tenía una capucha, por si llegaba a refrescar.
Al llegar me encontre que el camino por el bosque no estaba en muy buen estado, por lo que no podría andar con la bicicleta por aquel lugar. Por lo que baje de la bicicleta, dejandola recargada sobre un árbol y me dirigí al interior de este por la senda que estaba dibujada en el suelo, guiándome por el ruido del agua.