Conociendo a la familia (Fran)

En relativamente poco tiempo habíamos llegado a casa, al bajar del auto, el olor de mis tres cachorros llenaba el lugar, su naturaleza se notaba a nuestro olfato con tranquilidad, mire a mi hermana-Lista, para que veas el nuevo motivo de mi existencia-, se escuchaba cursi pero era algo que realmente sentía.
Caminamos hasta entrar a la casa, la deje pasar primero a ella, en la sala se podía ver el pequeño corral y la casa en relativo orden, solo algunas cosas de los cachorros por la sala, deje las llaves sobre la mesa y me gire para ver a mi hermana.

-Bueno esta es la casa en donde vivimos, te gusta- le dije mientras le hacia una seña con la mano, para que me siguiera a la habitación donde mis tres pequeños revoltosos estaban, durmiendo aparentemente ante la tranquilidad de la casa, encontré una nota de Josh, diciendo que había tenido que salir a la finca y que los había dejado dormidos, que no tardaría.

Abrí la puerta de la habitación, dejando pasar primero a mi hermana.-Enfrente de la cama había una cuna amplia donde tres pequeños revoltoso dormían con tranquilidad, al sentirme cerca Gemma abrió los ojos y bostezando, me acerque para tomarla en brazos sin despertar a el otro par, ella era la viva imagen de su padre.

-Ella es Gemma-, Gemma clavo la vista en Fran y le sonrió , moviendo los brazos.

Gemma miraba a Fran, sonrió un poco para después acomodarse en mis brazos, Aldebarán despertó un poco después para comenzó a molestar a Sirrah, sonreí un poco y Fran cargo a Aldebarán en brazos, este le miro con detenimiento y le toco el rostro con las manos.

-El que cargas es Aldebarán y mi pequeño dormilón es Sirrah-, dije con un tono de voz dulce y maternal, era algo raro en mi pero a vez tan natural, bese la frente de Gemma y observe a Aldebarán, el cual veía a Fran con atención.

-Estos son mis chicos latosos y creo que le caíste bien a Aldebarán-, le sonreí, al darme cuenta Gemma había quedado dormida de nuevo, a acomode junto a su hermano y me acerque para quitarle la mochila a mi hermana, dejándola a un lado de mi cama.

Aldebarán observo el pequeño conejo que asomaba la cabeza desde dentro de la mochila de mi hermana, miro a Fran y rio, moviendo los brazos con algo de fuerza

Aldebarán observo al conejo que tenia ante sus ojos, tratando de tocarlo con sus manitas, divirtiéndose en el proceso de tocarlo, reía cada vez que el conejo movía las orejas o nariz, negué con la cabeza observando la manera en que mi hermana trataba de controlar a su conejo y al pequeño aguerrido que tenia en brazos.

-¿quieres que sostenga Aldebarán?, por que considero que pronto te desesperaras-, hable en un tono divertido, observándole, me acerque a sentarme a su lado, Aldebarán sonrío y dio un pequeño jalon de cabello a Fran para que le acercara el conejo.

-Sabes hermanita, es realmente extraño estar aquí y así, después de un año fuera aun no me acostumbro a el cambio que a dado mi vida-, hable en manera meditabundo ya que cada día de ese largo año, ellos crecían dentro de mi y a la par comprendía como podía ser un equilibrio, de mis dos naturalezas las cuales ahora convivían mejor que nunca.

Sonreí observándoles,- Aun falta algo difícil, tengo que decirle a el… tengo que darle la opción de que el decida si quiere pertenecer a la vida de ellos o no, se que será muy difícil, poder hablar sin que note…-, guarde silencio, a pesar de que con Fran era de las pocas con las cuales podía sincerarme, aun me costaba trabajo aceptar lo que sentía por aquel ser, demasiado difícil.

Me reí un poco de la reacción de Aldebarán, me acerque a ellos cuando Fran volvió a acercar a el conejo a el, acariciándole la mejilla, el me dirigió una sonrisa y comenzó a acariciar al conejo, gire mi rostro para ver a mi hermana mientras ella hablaba.

-Tranquila, este enano no le ara daño, solo quiere jugar eso es todo-, hable en un tono dulce, - en cuanto a lo de el, hermana tu sabes como es, si me aleje fue por algo y será complicado que vea esto como yo lo veo, además….- me calle, no podía aceptar lo que sentía.

Aldebarán acaricio a el conejo, para después hacer una expresión graciosa ante el movimiento de nariz de aquel animalito, sonreí y me senté a un lado de ella,- bueno y que tal va todo contigo, después de un año me tienes que poner al corriente de lo que ha pasado-, pose un brazo sobre los hombros de mi hermana, - por ejemplo en mi caso, he podido encontrar el equilibrio que necesitaba y el mayor objetivo para concluir la misión de la manada-, hable en un tono sereno ya que la misión no era sencilla.

Tome un poco de aire para poder concluir lo que le iba a decir antes de callarme, baje mi mano de sus hombros para acariciar la cabeza de mi bebe.-Hermanita, eres la primera y la un única que lo sabrá…, no sabes lo que me dolió estar lejos de el, el tener que ocultarle al ser que mas amo lo que ocurría, lo que mas duele es saber que solo yo siento esto, esta debilidad-, para mi el enamorarme era eso debilidad.

-A pesar de que ese ser me a dado el mejor regalo, que logro ayudarme a encontrar el equilibrio que creí perdido, entre el ser humano y el espíritu que rige nuestras acciones y vida, ellos y por ellos he cambiado-, hable con sinceridad con ella como nunca lo había hecho antes.

Dude un momento antes de explicar la misión,- el destruir a las sanguijuelas, para que no se ace4rquen a estos bribones-, toque la nariz de Aldebarán mientras el seguía observando al conejo y acariciándolo, -no permitiré que nadie lo hiera, hasta de su misma sangre los protegería-, dije en tono serio.

Sonreí al ver la reacción de mi hermana, tome una servilleta y limpie el rostro de el y le pase otra a ella para que se limpiara,- un poco de saliva no te ara daño, hermanita-, sonreí y le mire.

-no puedo engañarte, es lo que siento aunque estoy conciente que solo yo lo siento, eso lo dejo claro antes de irme- dije de manera pesada mientras recordaba aquella tarde n la bahía.

-Gracias hermanita se que puedo contar contigo, como tu puedes contar conmigo para lo que necesites-, puse una mano sobre la de ella mostrándole apoyo.

Sonreí mirando a mi hermana ante lo que le comentaba al pequeño, - tendrás que ser paciente con este bravucón, hermanita-, negué con la cabeza mientras seguía observándolos a ambos.

-No es necesario que el diga no te amo, Fran hay acciones, palabras que pueden decirlo sin mencionar la palabra si o no, se que para el fui un juego, solo eso-, dije en un tono serio y un tanto frío a pesar de que mis ojos demostraban el amor por el y el dolor de saber lo que significaba para el, en su solitaria vida.

Vi la expresión de mi hermana en cuanto le confesé mi sentir, sonreí un poco para después reafirmarle a lo que ella me cuestionaba,- Así es, lo amo en verdad, pero de lo que siento el nunca, nunca lo sabrá, como lo dije se que posición tengo ante sus ojos, y no pienso caer en su juego, solo sabrá que es el padre de estos tres enanos, por que tiene derecho a saberlo y a elegir si quiere pertenecer a la vida de ellos, solamente-, dije en un tono algo seco ya que lo que importaban eran ellos, a mi vida ya pertenecía de una manera extraña, pero no podía decidir por el no podía equivocarme de nuevo.
Mi hermana siguió hablando, -Gracias, Fran se que cuento contigo, como tu sabes que incondicionalmente cuentas conmigo, para lo que sea-, sonreí mirando a Aldebarán en sus brazos, la coraza que usaba Fran siempre ante la vista de ese ser se desmoronaba, mostrando a la niña que Fran ocultaba.

No pude evitar reír ante el intento que hacia mi hermana por enseñar a el pequeño a no maltratar al conejo, siendo que el solo jugaba, aunque toscamente, Aldebarán la miro fijamente, poniendo atención a sus palabras, para después solo mostrarle una dulce sonrisa.

Al parecer el estaba cansado, ya que su bostezo estaba contagiándola Fran y a mi, sonreí y lo tome entre mis brazos, -creo que alguien debe continuar su siesta-, bese la frente de el, inmediatamente el se acomodo e mis brazos, - en eso tiene razón Hermanita, para ellos todo es juego y eso es una de las cosas que mas me agrada, ya que no tienen idea de lo que les puede ocurrir, nada para ellos lo mas complicado seria como hacer que mi hermana ría, o hacer enojar-, sonreí mientras observe como los ojos de Aldebarán cedían ante el sueño.

-Se que Julien, no es santo de tu devoción, pero el es el padre y tiene derecho a elegir-, conteste secamente, después observe como se dejaba caer sobre la cama y como el pequeño conejo hacia de las suyas con mi hermana.

-Aun son pequeños, pero si tu deseo es regalarle uno, no me opongo-le sonreí al ver como levantaba al conejo por el aire y este se trataba de aferrar como fuera para no caer.

Me acosté a un lado de mi hermana, -bueno y entonces cuales son tus planes hermanita, como veras estaré mas tiempo fuera del fuerte, de hecho ya no dormiré ahí, solo iré cuando sea necesario, diario-, dije en tono de broma, suspire un poco y después proseguí hablando,-¿no te gustaría vivir acá con nosotros, hermanita?-le pregunte ya que sabia que el fuerte no le gustaba mucho y en la casa había habitaciones libres aun y con el viaje que Josh había hecho, la casa se sentía sola para nosotros.

-Fran, el a sido hasta ahora el único…, solo mira a Gemma es su viva imagen, el ella lo veo diario- dije un poco suspirante en cuanto a mi comentario no me refería a el único en mi vida, pero si al único que he amado, escuche lo que me decía.

-Cuando sena más grandes podrás malcriarlos sin duda alguna, hermana-, dije en tono de broma mientras ella sonreía por su conejo, era extraño verla sonreír, pero reconfortante, no quise comentar nada para que no cambiara ese semblante.

Escuche su respuesta a mi proposición, me senté de inmediato y pose mi mano en su barbilla haciéndola girar para que me viera, para después bajar la mano, -Necesito que te grabes esto, nunca eres o serás una molestia de ningún tipo, ¿entendido?-, dije mirándola a los ojos.

-En cuanto a lo de tu casa, puedes rentarla o prestarla, si tu deseo es venir aquí, claro esta, así ni tu ni yo estaremos tan solas, aparte abra muchas cosas por la cual reír con tres pequeños por esta casa-, dije mirando hacia la cuna donde ellos dormían placidamente.

-¿estas de acuerdo?- pregunte mirándola y sonriéndole, detalle extraño en mi hacia alguien sonreír.

Mostré una leve sonrisa, por su comentario, después eche una mirada rápida hacia la cuna, mientras Fran hablaba, para después mirarla.

Entonces aceptas- dije en un tono serio, a pesar de estar contenta de ya no estar tan sola en esa casa, con la partida de Josh a su viaje y no me dijo cuando regresaría, Marie entrando y saliendo, Julien una sombra y observador constante del crecimiento de su sangre.

En fin, la casa ocupada y a la vez tan vacía, -Listo entonces cuando te vendrás, para que empieces a malcriar a ese trió-, dije en un tono de broma, mientras miraba la manera en que cuidaba y mimaba a ese pequeño conejo.

Observe su reacción y escuche lo que decía, -Sabes que esta es tu casa, cuando quieras estar aquí , por mi no hay problema-, parecía perderse mirando a los cachorros, me puse de pie y me acerque a su cuna, mostré una sonrisa cuando los mire quietos y dormidos a cada uno de ellos.

Me gire al escuchar lo que comentaba aun perdida Fran,- Si así es, créeme que ellos cambiaron mi manera de ver este mundo, de entender un sentimiento, el camino que queda es largo, pero no voy a titubear en lo que se que tengo que hacer, mas por que es por su bien-, dije de manera un tanto fría, por ellos era capaz de todo.

Regrese y me acuclille frente a mi hermana, -Se que hay muchas cosas en tu historia que te duelen, en el momento que decidas sacarlas sabes que te escuchare-, dije con franqueza, entre Fran y yo se había formado un lazo por decirlo así de cierta manera especial, nunca o era rara la vez que necesitábamos hablar para que la otra entendiera que estaba pasando algo.