El ocaso nublado y un encuentro complicado Natalie C.

Invitado

Otro día mas, otro dia de mi monótona vida, ser vampiro era un asunto peliagudo.

Vivía para asesinar...

Vivía para ser odiada por muchos...

¿Por que exístia?

Esa pregunta me acechaba, el inicio de todo, el epitafio de la historia, el comienzo de los vampiros...me encogí de hombros una vez mas, no lograba encontrar una respuesta a todo eso, me limité a seguir así.

Tomé las llaves de mi auto y conduje hasta Port Angeles, eran las seis de la tarde, todo estaba nublado, tal vez caería una tormenta, la bahía estaba completamente sola...ni un alma por ese lugar, me senté en un tronco alejado, a observar las olas romper contra las piedras...no esperaba compañia, dudaba que alguien viniera a la bahía con este clima.

Invitado

Otra tarde aburrida en casa; mi prima estaba ocupada, no conocía a nadie y... todavía tenía lugar para explorar. La península era enorme, así que siempre encontraría lugares.
Así era como había terminado correteando por la bahía, adoraba el clima que en ese momento amenazaba con explotar y dejar caer la lluvia a torrentes desde las nubes. Estaba en fase, en uno de mis tantos experimentos de transformación, ya que era primeriza en el tema y nadie me había explicado mucho sobre eso. Para mi, me estaba saliendo bastante bien. Me detuve en la orilla, donde la madera cruzaba la arena, y aspiré el aroma salado que flotaba en el lugar; siempre había amado eso. Busqué un lugar con rocas para cambiarme, ya que traía mis ropas atadas en una de mis patas traseras. Me metí en un pequeño laberinto de piedra cerca de ahí y me puse la ropa luego de cambiar; una camiseta blanca y unas bermudas de jean algo sueltas.

Comencé a caminar por la orilla, alejándome algo de la bahía y disfrutando de la arena que se pegaba en mis pies; habría caminado casi veinte metros, cuando un aroma particularmente empalagoso llenó mis pulmones de golpe. Arrugué la nariz más por instinto que por otra cosa, y recordé: ya había pasado una vez, pero la mujer no me había explicado qué era. Me estremecí levemente y volví a dejar que aquel olor me guiara hasta su fuente. Caminé lentamente, intentando calmar los escalofríos; me fui alejando de la bahía, pero me acerqué más a un lugar lleno de rocas y troncos... ahí había alguien. Me acerqué, y el aroma se hizo más intenso al igual que mis estremecimientos; esa parte todavía no la controlaba bien. Vi a una mujer de espaldas, sentada mirando el mar y supe que ella emanaba el olor, gracias al instinto. Llegó un punto en que no pude acercarme más, y decidí hablar ya que la curiosidad de saber el por qué de ese aroma tan fuerte me carcomía.

-Por qué hueles así?- pregunté en voz baja, los malos modos le ganaron al sentido común. Control... -Lo... lo siento, es que...- no sabía qué decir, me había pasado pero esperaba que ella no se enojara. Sus rizos dorados se agitaron con el viento que sopló en ese momento, y el aroma se intensificó. Me estremecí tanto que tuve que rodear mi torso con los brazos.

Invitado

Entonces algo pareció cambiar, unos pasos interrumpieron mi tranquilidad, no respiraba en ese momento...estaba concentrada viendo el mar y las olas. Seguía muy nublado, me pregunté quien estarçia en la bahía a estas horas y con este frío...decidí aspirar.

Un olor horrible entro por mis pulmones...era un cambia forma, genial, ya había tenido varios encuentros con ellos...uno demasiado amistoso, recordé la tarde que pase con Josh en este mismo lugar, no era tan difícil una convivencia. Me giré para observarla, era una chica bonita, y parecía demasiado inexperta, su cabello era negro y sus ojos de un azul muy lindo. Ella se estremecía, no podía controlar el impulso, eramos enemigos naturales, lo sabía, pero aún así la notaba confundida.

Entonces su pregunta me causo algo de gracia, ahora debía hacer de maestra a una chica inexperta respecto a su raza...decidí ser amable, no quería incomodar, me consideraba suiza en este tipo de peleas y el rollo de "enemigos naturales".

- Bueno - empecé - ¿Eres una cambia forma, no es así? - lo sabía, pero quería escucharlo de su boca - yo huelo así...por que soy un vampiro - solté sin mas, no estaba para explicaciones, ella era tan sobrenatural como yo - ahora te aconsejo que respires profundo y trates de controlar tus temblores, no quiero que te transformes ahora...ambas somos sobrenaturales, bichos raros por decirlo así, se supone que somos enemigos y todo ese lío, tu también me hueles mal, no creas que me resulta gradable...es como lejía - me callé para detallar su expresión y esperar su respuesta -.

Invitado

La escuché atentamente, porque en verdad estaba algo asustada. Mi prima no me había explicado absolutamente nada debido a sus ocupaciones y mis padres, menos. Nunca había hablado con nadie sobre esto, y quizás ella podría ayudarme... pero los estúpidos temblores estaban apoderándose de mi cuerpo. Intenté respirar profundo como ella me indicaba, pero eso aumentó el aroma repulsivo. Aguanté las nauseas leves y me senté en la arena, todavía alejada de ella. Entonces me puse a pensar que tampoco me habían explicado quiénes eran exactamente mis enemigos naturales. Se suponía que lo éramos? Sonreí ante el comentario de nuestra posible definición, y me sentí algo apenada por oler de esa forma... según ella. Hice una mueca.

-No sé si debería lamentar el oler de esa forma... para ti- torcí la boca y me encogí de hombros. Intenté respirar de forma distinta, y el aroma fue dejando de resultar asqueroso poco a poco; pero tampoco desaparecía del todo. De igual forma, ni ella ni yo queríamos que me transformara. No tenía idea de nada de esto, y ella me estaba ayudando un poco, así que debería controlarme. Le sonreí levemente, aun algo avegonzada -Y si, soy una cambia-formas. Un feo lobo negro- me reí entre dientes, dejando de lado el aroma por unos momentos -Por qué... por qué los vampiros y los lobos son enemigos mortales? Ustedes...- pero en ese momento las palabras de mi prima resonaron en mi cabeza, algún tiempo atrás ella había dicho con todo el asco posible que los vampiros eran asesinos. Miré a la chica con la duda reflejada en las pupilas -Tú... por qué les dicen asesinos?- demasiadas preguntas, pero estaba preocupándome.

Invitado

La chica pareció controlarse momentaneamente, aún parecía tener muchas preguntas sin respuesta en su cabeza, alguien debía guiarla, y si venía de La Push, alguien debería explicarle todo sobre su raza...se había encontrado con un vampiro y no tenía ni idea de que eran razas enemigas.

Sus palabras me causaban gracias e incomodidad, cuando dijo lo de los asesinos...hace unos minutos yo estaba pensando en eso, "Vívía para asesinar", fueron las palabras que cruzaron mi mente antes de que ella llegara a interumpir mi quietud. Decidí responder para ayudarla, al menos guiarla...y la situación tenía cierto tinte de ironía.

- No lo lamentes, es natural - contesté a su primera pregunta - Y somos enemigos por muchas razones, algunas algo estúpidas a mi parecer, pero es que los cambia forma, los lobos, estan diseñados única y exclusivamente para proteger a su pueblo de nosotros, "Los chupasangre" - me detuvé por un momento a observar su expresión respecto a mis últimas palabras, pero lo ignoré y continué hablando - para proteger a los humanos...- proseguí - por que nosotros los vampiros, nos alimentamos de sangre humana en general, en realidad es el curso normal que deberían tomar las cosas, por eso nos toman como asesinamos, matamos para sobrevivir, lo que nos nutre nos destruye...y es la verdad, nos hemos ganado una gran cantidad de enemigos, como los lobos, que odian nuestra existencia y aún la cuestionan, hay vampiros, como yo...que tomaron otro camino, para explicarte mejor, soy una "Vegetariana", ya que solo me alimento de sangre animal...- le había soltado un buen discurso, decidí callarme y dejar que hablara...o hiciera otra pregunta -.

Invitado

Fui almacenando cada una de sus palabras en mi cabeza, repitiéndolas cuanto fuera necesario para comprender totalmente. Había escuchado algunas leyendas de vampiros, pero no me habían dicho que nosotros, los lobos, estábamos diseñados para hacer desaparecer a los vampiros.

Entonces, ahora había descubierto uno de mis propósitos existenciales... cierto? Esa era una de mis misiones. Pero verdaderamente no me veía a mi misma matando a alguien más, por más repulsivo que me resultara su olor o por el hecho de que se alimentaran de personas. Eso me impresionó, por otro lado; ellos realmente se alimentaban de humanos y nosotros realmente teníamos que despedazarlos. Pero ella, en especial, había elegido otro camino. Me resultó simpática la forma en que se autodenominó, "vegetariana".

-Vaya, entonces debe ser algo incómodo para ti estar charlando tranquilamente con una loba, cierto?- le pregunté, sonriendo levemente. -Qué asco..., no es normal que se alimenten de la gente- hice una mueca de asco y me estremecí, en parte por la impresión y en parte por el hedor -Pero..., si es tu naturaleza, por qué decidiste alimentarte de animales?- le pregunté, realmente interesada. Sentí que debía saber todo sobre el "enemigo", pero no tenía intenciones de hacerle nada a ella. -Por cierto, si no te molesta... cómo te llamas?- tenía un tiempo hablando con ella, y aunque el no saber su nombre no me molestaba mucho de todas formas le pregunté.

Invitado

Pareció meditar toda la situación de nuevo, esperaba que no fuera del tipo que acataba todas las ordenes y con este nuevo descubrimiento sobre los "enemigos" y tomara la repentina decisión de despedazarme ahí mismo, no era exactamente la mejor luchadora, pero era una vampira, sabía defenderme y era lo bastante fuerte como para ganar una batalla...y ella no era exactamente la mas experimentada. Pero yo odiaba pelear.

Mis pensamientos se fueron en otras direcciones mas amistosas cuando ella pareció quedarse tranquila, entonces esto iría por un buen camino, no quería peleas, sus preguntas se me hacían muy interesantes...me agradaba tener algo diferente que hacer. De nuevo las respondí en su orden.

- No es incómodo, al menos no tanto - dije en respuesta - he tenido varios encuentros con lobos, y han sido agradables...- pensé en Josh y reí bajito - no me molestas, solo me molesta tu olor, naturalemente, pero de resto pienso que si se puede llevar una existencia pacífica...y sí es normal que nos alimentemos de la sangre de la gente - dije haciendo énfasis en la palabra "sangre" - yo me fui por ese otro camino...para respetar la vida humana, aunque no negare que la sangre humana es la mejor, la que nos da mas fuerza, se puede vivir a mi manera...a la manera de muchos, y yo empecé siendo ojso rojos, bebiendo sangre humana, en mis tiempos de neófita...pero descubrí este camino y decidí tomarlo, es mas fácil así...para mi, tengo sentimientos, no me agrada matar - le estaba diciendo cosas muy profundas y reales, decisiones que yo había tomado a lo largo de mi vida - Me llamo Camilla Smith - finalicé - ¿y tú? - también sentía curiosidad por eso -.

Invitado

Asentí levemente con media sonrisa cuando afirmó que no le incomodaba, y me llamó la atención que se hubiera encontrado con muchos lobos. Quizás contaba con varios siglos encima, pero no era algo que me urgiera preguntarle. Aunque todavía seguía pensando firmemente que no era algo natural que ellos se alimentaran de humanos, así que cerré los ojos por un momento, estremeciéndome levemente ante la imagen mental que tuve en ese momento: aquella mujer rubia, que parecía tan amable, quitándole la vida a un descuidado pasante... suspiré y recompuse mi expresión.

Ella ya había efectuado una elección mejor, así que con saber eso la repulsión que sentí disminuyó -pero sin desaparecer-. Lo que ahora sabía era que había una diferencia entre los vampiros: los "ojos rojos" bebían sangre humana... y los "ojos dorados" se alimentaban de animales, lo que me parecía bastante normal. Me preguntó mi nombre, luego de responder mi pregunta.

-Natalie Cross -le respondí con media sonrisa. No extendí la mano a sabiendas de que no conocía cuál sería mi reacción corporal, pero no le presté mucha atención ya que ella tampoco hizo ademán de tomarme la mano. Y yo no quería levantarme del suelo- Eres... de aquí o viniste a apartarte del mundo por un rato como yo? -bromeé, para destensionar un poco el ambiente. No estábamos nerviosas por lo que veía, pero si serias.

Invitado

Observé el mar por un instante, tan amplio...tan grande. Sonreí levemente ante la imagen, me encantaba la playa, me encantaba nadar, me encantaba vivir de manera normal.
La chica parecía comoda en la piedra donde estaba sentada, casi a un metro y medio de mi, la observé por otro rato, mis ojos empezaban a volverse negros, esa era la señal para cazar, y la quemazón en mi garganta que no me abandonaba del todo...siempre en la presencia de algún humano aparecía, tan inoportuna como siempre...

Me dijo su nombre, era común, como el mío...y también me dolió, mi hermana pequeña se llamaba Natalie, volví 24 años atrás en mi mente, cuando era una adolescente de 17 años que tuvo un encuentro desafortunado, el encuentro que me había convertido en esto...mi hermana tenía 3 años cuando sucedió mi conversión, después de eso estaba tan asustada que no volví con mi familia...si las cosas hubiesen llevado su curso normal, yo ahorita tendría 41 años, toda una señora, y ella 27...pensar en todo eso no me había llevado mas de 30 segundos, mi mente trabajaba muy rápido...como un cohete.

- Natalie - repetí - te llamas como mi hermana - sonreí levemente - es un lindo nombre...y vivo en Seattle, corrí hasta aca por que me gusta observar la playa y la cadencia de las olas, es algo hermoso para pasar el tiempo - dije respondiendo a su pregunta -

Invitado

Bien, su aroma me resultaba repulsivo, pero además de poder controlar mi reacción me estaba acostumbrando demasiado rápido a él. Eso era bueno... o yo lo suponía. Observó el mar con gesto de ensueño y tranquilidad, quizás perdiéndose en las figuras del oleaje de la misma forma que yo, ensimismándose en sus pensamientos. Estudié sus facciones un poco más, y descubrí que no había ni una sola imperfección en ellas. Genial. No es problema para ella, no debe andar gastando en faciales y todo el rollo, pensé para mis adentros, tragándome una sonrisa.

Al escuchar su voz de nuevo, me percaté de que usaba un tono algo contenido, nostálgico. Un momento antes sus facciones se habían crispado tan levemente que un humano no habría podido darse cuenta; quizás ni ella se había dado cuenta de su gesto. Me llamaba como su hermana... volví a sonreírle y seguí pensando en aquel gesto... algo ahí me llamó la atención. Asentí ante la coincidencia: ambas adorábamos ver el mar.

-Es... simplemente tranquilizador -coincidí con mi sonrisa. De pronto, dejé de prestarle atención a todo el tema de "enemigos por naturaleza". Aunque no lo tenía como tema principal entre mis pensamientos, estaba como algo secundario y mi mente daba vueltas alrededor de la nueva información. Me pareció estúpido, contando la conversación que tenía con Camilla en ese preciso momento- He pasado horas contemplando las olas y buscando... hojas, o alguna porquería que apareciera entre la espuma -confesé, riéndome por lo ridículo que había sonado eso-. Seattle está muy lejos de aquí? -pregunté. Igual podría estar a dos kilómetros que en otro país, y yo, la "nueva", no tenía ni la más mínima idea de dónde estaba parada. Bueno... algo así.

Invitado

Su olor no me incomodaba tanto, simplemente sabía tratar con ese tipo de cosas, ya me había encontrado con lobos, en la Univerisdad había mas sobrenaturales que humanos, cosa que me causaba gracia, los humanos se paseaban por los pasillos, confiados de que el múltiple grupo de increíble belleza era gente normal, tal vez ni les cruzaba por la mente que podíamos chuparle la sangre o aplastarlos en segundos, tal vez simplemente sentían celos y envidia por que éramos hermosos, la mente de un humano se reducía a nada algunas veces...siempre pensando en cosas mas superficiales, siempre pendientes de estúpideces, tampoco se imaginaban que esos seres descomunales podían ser lobos, sacudí la cabeza levemente con una pequeña sonrisa, me causaba gracias ese tipo de cosas...pensamientos macabros que me parecían chistosos, la observé.

- Si, lo es - dije asintiendo respecto a su comentario del mar - muy hermoso, capaz de atraparte durante un buen rato - sonreí ampliamente con una línea de dientes blancos y perfectos - ¿De donde eres, que no sabes donde esta Seattle? - dije, cayendo en cuenta de que debía ser extranjera - queda mas o menos a 45 minutos, tal vez una hora...conduzco rápido...y también corro muy rápido, asi que no presto demasiada atención - dije respondiendo -

Invitado

Sonreí ante la mayoría de sus palabras, y luego ante su pregunta. En esa ocasión me entró algo de incomodidad, porque no hablaba mucho sobre mi origen y no era algo para que anduviera contándole a la mitad de la gente que me encontraba. Además, creí que sería extraño decirle "ah, soy de Suiza" así como si nada. Intenté evitar el sentido de la pregunta que yo había comprendido, y respondí lo que creí más... "normal". Me aclaré la garganta con gesto ausente.

-Pues... ahora estoy viviendo en La Push, no sé si lo conoces -me encogí de hombros levemente, con gesto despreocupado-. Es que... no conosco mucho los alrededores -admití finalmente-. Simplemente... bah, últimamente no me da la gana de salir a recorrer. Hoy... bueno, hoy llegué hasta aquí porque ya necesitaba salir de la casa -asentí lentamente con la cabeza una sola vez acompañando mis palabras-. Entonces, Seattle no está tan lejos... o quizás si -dije lo último más para mí misma que para ella, pero de seguro que lo escucharía- 45 minutos de correr a tu velocidad podrían considerarse unos buenos ochenta kilómetros sin problema alguno -comenté luego, pensativa.

Invitado

Pareció incomodarse durante un moemtno, pero recobró la compostura, yo cerré los ojos a la espera de que ella hablara, el viento mecía mi cabello de manera agradable, eran muchas las sensaciones que me atenazaban en ese momento, la libertad era una de ellas, tal vez, simplemente me gustaba como el viento azotaba mi rostro y como las olas rompian contra las piedras logrando una agradable melodía para mí...

- Se donde es La Push, peor nunca he ido, terminaría hecha pedazos - esbocé una sonrisa cínica - por el tratado y todo eso - dije sin saber si ella sabía de eso - y recorrer es bueno, te ayuda a despejarte y no sabes con que escenario puedes encontrarte, hay paisajes hermosos por acá - sonreí, esta vez de manera amable - y no está lejos, digo 45 minutos a una velocidad normal...humana - reí - a mi me toma mucho, mucho menos llegar...las carreras son divertidas - arqueé la ceja mientras aún reía un poco, me acomodé mejor contra una piedra, aunque no fuera extrictamente necesario -.

Invitado

Reí bajito ante el comentario dándole la razón mientras asentía, pero no había entendido eso de "el tratado". Bien, había algo más que debía saber sobre... la raza? O la relación vampiros-licántropos? Qué demonios significaba que hubiera un tratado? Qué era ese tratado? Pasé eso por alto en ese momento.

—Si, supongo que debe haber más lugares como éste —comenté, observando el espectáculo del oleaje y la arena que revoloteaba arremolinándose cerca de la orilla del mar—. Y lo de las carreras se oye divertido, tal vez más tarde me atreva a retarte a una —le dije, sonriendo. Junté las piernas y las puse contra el pecho, y luego las envolví con mis brazos; moví los dedos de los pies sintiendo la arena entre ellos, me encantaba esa sensación. Aspiré el aroma salino del mar y el tema del tratado se recalcó en mi cabeza. Decidí, entonces, preguntarle. Ya que estábamos, una clase sobre cosas anormales y acuerdos también me vendría bien para manejarme por mi misma.

—Oye, Camilla —llamé, con la voz contenida—, qué es el... "tratado"? —pregunté, haciendo comillas en el aire. Me encogí de hombros antes de que respondiera, y torcí la boca—. Es que... no sé que es eso —dije eso en voz algo baja, aunque no tuviera necesidad de hacerlo.

Invitado

Reí con su comentario respecto a las carreras, tenía entendido que los licántropos eran bastante rápidos, lo suficiente para darle caza a un vampiro, pero a mi me gustaba correr y acerlo seguido...y ella era novata.

- Creo que tal vez te gane, pero no voy a subestimarte antes de tiempo lobita - le sonreí divertida - Espero que si hagamos esa carrera, que ya hace falta un poco de acción - reí de nuevo y nos quedamos en silencio durante otro rato, hasta que me preguntó sobre el tratado, algo de lo que - para mi sorpresa - ella no estaba enterada, suspiré antes de contestarle - El tratado es un acuerdo entre los Licántropos y Vampiros para poder vivir relativamente en paz Natalie, Los vampiros no pueden cruzar la frontera que hay con LaPush y los Licántropos no pueden pisar Forks, el tratado se acaba si alguno revela el secreto, si se traspazan las fronteras o si un Vampiro muerde a un humano, en ese caso los Licántropos tienen derecho de acabar con el Vampiro, no creo que alguno se atreva a romperlo y es la mejor manera de convivir sin demasiados problemas - me encogí de hombros - Los vampiros deben respetarlo, los que viven en Forks se comprometen a hacerlo...Pero estamos en Seattle, tierra neutral - reí y observé el mar de nuevo -.

Invitado

Okay, entonces... según lo que iba escuchando, vampiros y licántropos habían hecho una especie de acuerdo... en el que cada uno tenía su territorio. Genial, iba entendiendo. Después... Los licántropos tenían La Push y los vampiros tenían Forks. De acuerdo. Formas de romper el tratado, lo que había que evitar... los vampiros no podían morder humanos o traspasar la frontera impuesta por el tratado, los licántropos debían evitar Forks, nadie podía revelar la naturaleza del otro. Perfecto.

Tenía que recordar todo eso, y ni siquiera sabía dónde demonios estaba Forks. Después... acabar con el vampiro?! Por lo que estaba aprendiendo, los vampiros eran una cosa prácticamente invencible. ¿Cómo podría un licántropo destruír a un vampiro? ¿No tendríamos ambas razas la misma fuerza y resistencia? No precisamente yo, que era nueva y ni siquiera estaba segura de poder controlar mis transformaciones, pero otros licántropos más expertos en esto, como mi prima, de seguro los igualaban en fuerza. Pensando en todo eso, sonreí ante su último comentario.

—De verdad? ¿Tierra neutral? Eso suena cómico después de haber escuchado todo lo del tratado y esas cosas —reí por lo bajo y temblé un poco nuevamente—. Se supone que entonces, si estamos en tierra neutral, hemos empezado maravillosamente y no tenía ni idea de que esta cosa existía. Vaya, genial —arqueé las cejas por un momento y luego suspiré— Y por qué Seattle es tierra neu...? Espera, no que para llegar a Seattle había que correr y eso? Creo que no estamos en Seattle —entrecerré los ojos y observé a Camilla, que parecía perdida nuevamente en la imagen de las olas.

» Recepción al ocaso (Myhr, Bianca)
» Natalie Cross
» La hora de conocer la verdad -Natalie-
» Este sera tu nuevo hogar -Natalie-

El ocaso nublado y un encuentro complicado *Natalie C.*

El ocaso nublado y un encuentro complicado Natalie C.