De compras (libre)

Ya que habia decidido quedarme un dia en Seattle quise ir al centro comercial a comprar algo de ropa nueva, me gustaba ir de compras pero no lo hacia muy seguido, asi que sabia que esto me iba a divertir, llegue a la entrada del centro comercial y empece a respirar un poco mas rapido, mi sentido de orientacion no era el mejor y empezaba a preocuparme que no supiera como regresar a la misma salida, para ubicarme un poco, no conocia la ciudad y eso era un problema, tampoco me gustaba pedir orientacion me dejaba vulnerable pues se entendia que no tenia ni idea de donde estaba.
Empece a caminar lentamente dentro del centro buscando una tienda de ropa que me llamara la atencion, cuando choque de frente con alguien...

Al parecer había una nueva edición del código de ley para el estado, con el prólogo escrito por mi padre. Claro, debía comprarlo, sino en su próxima visita él empezaría con sus incómodas indirectas al respecto... Claro, además debía encontrar un buen hueco en el ático para esconder mi ropa de noche, mis pelucas, y mis cosas que no iban con la Michelle diurna.

El traje de Dior se bamboleaba con cada paso que daba, moviendo las caderas inconscientemente, mientras iba caminando por el centro comercial. Iba con el cabello recogido en una moña al cuello, lo cual resaltaba el aspecto severo que llevaba en el día. No había mejor manera de mimetizarse en la vida nocturna de Seattle que exagerar la rigidez de día... Además, sólo así llegabas a pisotear a los otros abogados del gremio en la ciudad del estado de Washington. Mis manos iban a los lados, se balanceaban rítmicamente adelante y atrás, adelante y atrás, con cada "tac, tac, tac" de los tacones contra el suelo.

El celular vibró en el bolsillo de la chaqueta y desvié mi mirada un momento para ver qué era. Era el inepto de Thomas, seguro que había llegado alguien preguntándole por un matrimonio civil y estaba buscándome. Me causaba gracia, aunque eso no cambió mi expresión: Thomas le huía a los matrimonios. Pero, sí era ése el caso, que él mismo lo oficiase... Imposible que en Harvard no se lo hubiesen enseñado; yo misma era egresada de ésa institución. Además, le pagaban por trabajar, y oficial matrimonios civiles era parte de su trabajo. Levanté la mirada, aunque lo hice muy tarde, y no pude evitar el choque con una chica rubia que iba al parecer distraída. Ella perdió el equilibrio y parecía a punto de caerse, le tendí la mano para que se apoyase, aunque me temía que mi empujón había sido, tal vez, un poco fuerte para la pobre chica.

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Lo del traje, va sin los guantes

Le eché una mirada escrutadora. La chica se veía perdida en el centro comercial, como si no fuera de Seattle... Aunque su acento no denotaba que viniese de alguna otra parte del país. Seguro sería de alguno de los pueblos del estado, ya que el centro comercial era bastante nuevo y si llevaba tiempo sin venir a Seattle, nada raro que no lo conociese.

-De nada -le respondí con el tono rígido de la abogada- ¿Estás perdida o algo así?

Note que me miraba algo curiosa, tal vez habia notado que estaba algo perdida, su voz era algo seca, la verdad parecia que no encajaba con la chica, o por lo menos esa era la impresion que me daba.

Cuando escuche la pregunta, me inquiete un poco, no era buena mintiendo y era algo que nunca me hubiera gustado responder, el confesar que no tenia ni idea de donde estaba parada me asustaba, y seguramente era solo paranoia.

-Un poco - murmure - es que es la primera vez que vengo a este lugar - comente - quisiera encontrar una tienda de ropa como para mi, sabes donde puedo hallar una? - pregunte.

La miré de arriba a abajo un par de veces, tratando no parecer muy obvia. Era evidente que a la chica no le gustaban los trajes del tipo que yo llevaba encima; además era muy joven para llevarlos. Tal vez una tienda de Converse o de algo así para jóvenes le serviría... Además que podría mirar ropa para mi alter ego y pedirla a domicilio.

-¿Te gusta la ropa de Converse? -pregunté.

El celular vibró de nuevo en la cartera, seguro era Thomas de nuevo. ¿Qué no se las podía lidiar con un par de noviecitos enamorados? Dejé que el contestador le respondiese y aguardpé a la respuesta de la rubia.

Note como me observo por un tiempo aunque no le preste mucha importancia, era notorio la diferencia de nuestros vestuarios pero ella podria saber alguna tienda perfecta para mi.

-Claro que si, la ropa de alli es mi favorita - conteste algo alegre cuando me nombro el almacen - pero no se si te molestaria acompañarme, o mejor para que no te molestes dime por donde es - propuse algo insegura, mientras notaba que ella no queria responder su celular.

"Es esto o venir después disfrazada a ver ropa... Así tan sólo pareceré acompañando a alguien a hacer las compras. Eso no me hace culpable frente a ninguno de los petardos del distrito, ¿cierto?" pensé rápidamente antes de responderle a la chica.

-No, luego vuelves a perderte yy eso no estaría bien... Voy contigo -dije y saqué el celular, apagándolo- Vampor por aquellas escaleras -indiqué señalándolas al frente.

No podía evitar mirar DISCRETAMENTE a mi alrededor, por si encontraba a alguno de mis colegas/detractores en el área. Detestaba que no dejasen que yo pudiera llevar una vida sin tener que preocuparme por sus estúpidas frivolidades.

La chica habia sido amable, "realmente no puedo creer que hubiera alguien que recien conociendote se preocupara en algo por ti" pensé y luego vi como apago su celular, definitivamente iba a acompañarme hasta que fuera necesario.

-Bueno, muchas gracias por acompañarme, realmente podria perderme de nuevo - comente y sonrei algo apenada, mire hacia las escaleras que me señalo y empece a caminar hacia ese lugar.

Mientras caminabamos, yo iba mirando dentro de mi bolso, trataba de encontrar mi celular, lo necesitaba para enviarle un mensaje a Anne y avisarle que esta noche no llegaria a casa, cuando por fin lo encontre ya habiamos llegado al borde de las escaleras

Subimos al segundo piso. Daba rápidos vistazos a mi alrededor, anotando mentalmente qué camisas me gustaban, los pantalones nuevos, los colores de la temporada... No podía evitarlo, siempre sospechaba que alguien me vigilaba, así que mis ojos no duraban más de dos segundos en cada escaparate... Pero dos segundos eran suficientes para memorizar la prenda y el lugar. Un pasillo a la derecha, otro a la izquierda, y al fondo se veía la tienda de Converse... Que convenientemente quedaba situada junto a la librería especializada en leyes. "Perfecto," pensé. "ASí me mimetizaré aún más fácil".

-Ahí está Converse -le señalé a la chica- ¿Podrías ir buscando lo tuyo? Tengo que conseguir algo enseguida -proseguí, señalando con la mirada a la librería- Y, antes que nada, ¿cómo te llamas? Para poder pedir que te llamen por el altavoz si te pierdes... De nuevo -concluí, con una sonrisa que pocas veces osaba mostrar la Michelle diurna.

Mientras llegabamos al almacen, intente memorizar por donde habiamos pasado, no estaba dispuesta a perderme si aquella chica debia irse, se notaba que era algo ocupada, cuando escuche su exclamacion me alegre un poco, por fin veia ropa que me encantaba, voltee mi mirada hacia a ella mientras me hablaba, asenti un par de veces y luego segui su mirada hacia la libreria, ahora sabia que era abogada o algo asi.

-Mi nombre es Claire - respondi con una sonrisa y algo avergonzada por su comentario - no creo que sea necesario que me llamen - comente con algo de sarcasmo "eso espero" pense - y cual es tu nombre, por si tengo que llamar a alguien por el altavoz - bromeé

Arqueé un ceja, aunque no conseguía mantener la seriedad del todo. Al menos de lejos no se notaban las sonrisas, ¿cierto? Al menos los otros abogados del distrito eran, en su mayoría, viejos decrépitos y b próximos a su jubilación, al contrario de Los Angeles, ciudad en la que proliferaban los abogados de mi edad.

-Michelle -respondí- Estaré en la librería del lado -dije y caminé hacia el mencionado almacén mientras la chica se quedaba atrás a hacer sus propias compras.

- Esta bien Michelle, nos vemos luego - comente y vi como se alejo, yo segui mi camino y entre al almacen con una gran sonrisa en mi rostro.

Comence a mirar de un lado para otro parada en la puerta del almacen buscando por donde empezar a mirar , luego de algunos segundos empece a dirigirme hacia la seccion de las camisetas y las mire una por una buscando alguna que me gustara, despues me dirigi a la seccion de zapatillas y de ahi en adelante recorri todo el almacen una y mil veces. Este plan me encantaba y podia hacerlos mas seguido pero hoy no habia traido mucho dinero asi que me tocaba comprar solo lo que me pondria al dia siguiente.

Al tener ya una muda de ropa completa la mira mas de tres veces asegurandome de que fuera a juego todas las piezas y luego me la medi para mirarme al espejo casi diez minutos, cuando al fin me decidi, fui a cambiarme y me dirigi hacia la caja para comprar lo que acababa de escoger.

La librería estaba llena de maravillosos títulos en leyes. A pesar de saber exactamente cuál era el libro que necesitaba y dónde ese encontraba, no había podido evitar mirar más títulos, deleitarme leyendo las páginas que olían a nuevo. Al cabo de diez minutos tomé el libro en el que estaba el prólogo redactado por mi padre y lo pagué en la caja.

Salí del local y me dirigí al de Converse, del cual la chica seguramente no había salido aún. Entré a paso ligero al lugar, diciendole a la dependienta que esperaba a alguien y eché discretas miradas a las camisas y zapatillas deportivas de la tienda. Una que otra vez alcancé a ver como Claire pedía otra ropa para medirse, cosa que continuó hasta que ella salió de los vestieres con una muda en la mano. ¿Tanto tiempo eligiendo una muda? En ése lapso de tiempo yo había elegido cinco.

Ella pagó su ropa en la caja, hacia donde me dirigí para hacerle notar que ya estaba fuera de la librería. Me preguntaba si ella querría tomarse un café, pues ya eran las cuatro de la tarde, y un café a esa hora jamás venía mal.

-¿Quieres un café? -pregunté tan pronto salimos del local de Converse- Conozco uno muy bueno en éste centro comercial -agregué.

Al llegar a la caja, note que Michelle estaba en la puerta con su nueva adquisicion, cuando termine de pagar ya estaba justo al lado mio.

- Si claro que me gustaria - respondi alegre cuando salimos de Converse; el cafe me encantaba y necesitaba uno, generalmente a esa hora era perfecto - Y dime, de que se trata el libro que compraste? - pregunte tratando de mirar de reojo la portada del libro.

Le mostré la cubierta del libro de leyes del estado que había comprado. Tan pronto estuve segura que lo había visto, inicié la marcha hacia el café con la chica.

-Mi papá escibió el prólogo de esta edición, que además trae leyes nuevas y debo tenerlo en mi oficina -le expliqué, mientras doblábamos una esquina. Al fondo se veía el café del que hablábamos.

Leyes del estado, Wow, ella si tenia de que preocuparse y su padre habia escrito en el, realmente era alguien importante, hubiera querido leerlo de no ser por que las leyes me eran algo aburridas, aunque tal vez leyera el prologo.

Vi el cafe al fondo y realmente era un buen lugar, se veia muy bien decorado, la ambientacion era perfecta para un cafe y hasta donde estabamos podia percibirse el inigualable aroma; al llegar le indique con mi mano a Michelle una mesa donde podiamos sentarnos - Te parece bien alli? - pregunte.