/*malos dias, mala actitud... ¡me llava el Diablo! (Daniel) */

Ese día precisamente no era uno de los mejores, las cuerdas de la guitarra se habían roto, y en el maldito hotel, no había podido descansar, “tendré que buscar un lugar donde rentar pero ya” pensé mientras salía del hotel rumbo al bosque, era de los pocos lugares que me tranquilizaba.

Me adentre en el bosque, caminando con las manos en los bolsillos, tratando de enfocar mi pensamiento en una sola cosa, no me interesaba en cual, pero solo en una, “me lleva el diablo, pero quien me manda ”seguía mascullando mientras caminaba por el bosque, sin importarme quien estuviera ahí.

Al llegar a un pequeño claro encontré una roca, sin pensarlo la tome y la lance descargando todo lo que tenia, no me fije a donde la lance solo oí un sordo sonido de cuando pego y después una maldición, -genial ahora provoque a alguien-, tome un poco de aire, para decir en voz alta –Lo siento-. Mi tono era molesto y poco amable, me senté recargándome en el árbol, mientras seguía mascullando por lo bajo.

Mi tranquilidad había acabado ese día, y para colmo un tremendo idiota se atrevía a gritarme, me levante mirándolo fijamente estaba parado del otro lado,- que te pasa, idiota que no escuchaste que me disculpe-, conteste en el mismo tono que el me había gritado.

Me cruce de brazos sin perderlo de vista, que se creía ese idiota, reverendo hijo… calle mientras respiraba profundamente tratando de no exasperarme mas de lo que ya estaba, -si tienes algún problema, ve a arreglarlo con quien lo provoco-, apreté los puños sin perderlo de vista.

Amenazas, amenazas, amenazas, eso solo decia y me estaba probocando. Siempre tenia presente el comportamiento que debia tener. Me ergui y cruze el rio dando largos trancos por piedras hasta llear a un metro de la chica. Mi estatura era mucho mas alta y mi cuerpo era mas fornido, suficiente para que se asustara.

No abri la boca, solo la mire con enojo y molestia por la piedra, aunque no senti ningun dolor, odiaba los malos modales.

Vi. como cruzo el río, hasta quedar a corta distancia mía, mirándome con reto, arquee una ceja, su tamaño a comparación del mío marcaba una gran diferencia, de no ser por que esa tonta actitud me recordaba a mi hermano, y mas en la forma intimidante, ante su mirada le respondí con igual el reto.

-te pedí disculpas, acaso eso no basto-, cambien mi tono de voz un poco hasta hacerla menos hosca, respire profundamente y seguí exactamente en la misma posición, el me seguía retando, camine hasta quedar parada frente a el sin bajar la mirada.

Podía sentir el calor que emanaba su cuerpo, deduje que por el ejercicio que acababa de hacer le mire a los ojos,-como necesitas que me disculpe, digo no soy adivina para averiguarlo yo sola, y si contamos el buen día que supongo hemos tenido, con un lo siento no es suficiente ya’, dije sin perderlo de vista.,