Viaje entre las sombras (Bianca, Myhr, Metztli)

Menos de veinticuatro horas tomó alistar todo cuanto fue requerido para preparar el escape de Bianca. Debía llevarse a cabo en la noche, cuando los vuelos se volvían relativamente escasos. Por fortuna, algo que le agradecía a Raze, el último de los aviones de nuestro ejército se encontraba preparado en el hangar del aeropuerto de Bratislava, siendo enviado en cuanto mi llamado fue realizado.

Me desplacé al lugar de donde Bianca partiría, llamando a Metztli por la tarde para informarle la hora en que se llevaría a cabo la operación. Myhr recibiría los mismos datos pocos minutos después, con lo cual los únicos enterados del asunto estarían al día.

El Aston Martín dejó de avanzar en el estacionamiento del aeropuerto. Encendí las alarmas, tras lo cual me encaminé a la pista por la cual se tenía previsto el despegue. Arribaba con casi veinte minutos de sobra, preparado para cualquier eventualidad que pudiese surgir, tomando unos instantes para revisar algunos puntos del itinerario que seguiría el piloto.

Una vez le ordené un vuelo directo, pues el aeroplano contaba con suficiente combustible para llegar hasta Europa sin mayores dificultades, me paré en las escalerillas de la nave, aguardando, en la inmensidad del manto nocturno, la llegada del resto de los miembros del operativo tan furtivo que se había preparado... aún preguntándome la razón por la cual ayudaba a Bianca de esa manera...

-Debe ser porque es hermana de Metztli- murmuré al aire mientras una sonrisa cruzaba mi rostro, una extraña sonrisa que comenzaba a manifestarse cada vez que pensaba en aquella guerrera de piel cobriza y ojos curiosos.

Ese día había sido demasiado largo para mi, algo borroso y difícil de entender, tantas cosas en tan poco tiempo, subía al auto de Metz, mire mis manos, por mi mete cruzaban tantas cosas, pero lo primero y mas importante ahora no era lo que yo, si no los seres que estaban dentro de mi.

Escuche a Metz, mientras recorremos el camino a el aeropuerto, trataba de calmarme, era una experiencia desconocida que jamás cruzo por mi mente tener, respire profundamente cuando llegamos al fin, ante la pregunta de Metz, solo me limite a decir,-Solo necesito fuerza para seguir adelante-,sonreí un poco sin fuerzas.

-Esperare tu llegada Hermana, créeme que me será de ayuda en este camino que emprendo-, me enderece para bajar de la camioneta y tomar las cosas para caminar hacia el hangar donde Lucian nos esperaba, me acerque y me detuve un poco para ver si había señales de Myhr, para después mirar

La gelidez del aire sólo era igualada por la expresión que mi rostro adquiriese después de la fugaz sonrisa que se dibujase en mi rostro. Mi corazón palpitó con fiereza apenas reconocí el aroma de Metztli flotando en los alrededores, y reprimí un impulso de correr a su encuentro. De hecho, me dí cuenta de mi formidable capacidad de autocontrol al quedarme plantado junto a las escalerillas del avión, sin mover un músculo, con la expresión arrogante y segura que me acompañaba casi siempre, en una clara contradicción entre cuerpo y espíritu.

Ambas se aproximaron al sitio en que me encontraba, listas para el siguiente paso en la operación. Seguramente Julien no tardaría mucho en descubrir lo que sucedía, pero para entonces Bianca estaría a salvo de él, en Eslovaquia, bajo la protección de todo mi equipo de combate.

-El piloto está preparado para partir en cuanto llegue Myhr- fueron las frías palabras que manaron de mí a modo de saludo, palabras duras y casi de una inhumana seriedad. No comprendía como lograba esa actitud frente a la mujer que amaba, pero mejor sería mantener una postura así frente al mundo entero, por lo menos durante un tiempo.

Antes de poder escuchar una respuesta por parte de las dos cambiaformas, la esencia de Myhr anticipó la llegada corporea del otro miembro del equipo. Era satisfactorio saber que el plan marcharía según lo estipulado, no teníamos tiempo que perder.

-En cuanto lo deseen comenzará el traslado a Bratislava. En el aeropuerto estará aguardando un helicóptero que les llevará directo a Nachtburg. Ahí les recibirá Raze, quien se encuentra a cargo de mis hombres por ahora- expliqué a Bianca con absoluta calma, aprovechando los segundos en que aguardábamos a Myhr.

Al llegar al pie de la escalinata del avión, sentí mis piernas flaquear un momento, para después recuperar el control sobre estas, tal vez cansancio, que era extraño sentirlo después de tanto tiempo de la ausencia de la humana en mi, escuche lo que nos decía Lucian, a mi mente vinieron los recuerdo de algunas noches atrás, a pesar de lo que sabia, no podía decir nada.

Escuche la manera de responde de mi hermana de tribu, a Lucien, mientras pasaba si brazo sobre mis hombros para después entrar a el avión, al sentarme el peso sobre mi cuerpo se hizo mayor, la mire a los ojos cuándo hablaba conmigo, asentí a lo que me dijo, mirando la mochila que ponía en mis manos, mi mente no quería descansar después de todo lo pasado en pocas horas, pero mi cuerpo lo exigía.

-Gracias, Metz… pronto nos veremos, lo se-, dije en un tono apagado de voz, el cansancio comenzaba a ser mella en mi, pero aun tenia que mantenerme alerta, por lo que pudiera pasar, ella beso mi frente antes de salir del avión, -Hasta pronto Metz-, conteste por lo bajo, -el espíritu de la tribu esta mas fuerte que nunca-, susurre por lo bajo mientras sacaba uno de los libros que había puesto ahí, libros para dormir, sonreí de lado al ver el significado de ellos, que tendría de ahora en adelante.

Satisfacción, esa era la palabra con la cual se describían correctamente las emociones que surgieron en mi corazón en la noche de la partida de Bianca. Esto se debía a la increíble capacidad que Metztli y yo exhibiesemos para reprimir nuestros deseos ya que podía ver a través de su mirada, a través de aquellos ojos retadores, las mismas ansías que comían mi espíritu por dentro con una fuerza sobrenatural pero agradable simultáneamente.

No hice el mínimo esfuerzo para siquiera buscar rozar aquella piel cobriza llena de vida y poder, requiriendo de toda mi voluntad y concentración para ello. Estaba perdidamente enamorado de ella, pero tampoco implicaba que mis facultades se viesen mermadas... todo lo opuesto.

Myhr se presentó a los pocos segundos, subiendo al avión inmediatamente después. Metztli bajaba de la nave, habiendo dejado a Bianca en el interior de ella. Se detuvo frente a mí, con la actitud fiera de momentos atrás, actitud que me causaba placer en demasía, quizás más de lo que debería. Actuando correctamente la escena fingida para el resto del mundo, mostré una frialdad extremadamente característica de mí.

Sin pronunciar palabra alguna, tomé mi turno de entrar en el aeroplano, para proporcionar algunas indicaciones a Myhr antes de que partiesen. Ingresé en el sitio donde ya se ubicaban los dos viajeros, recibiendo una pregunta del acompañante de Bianca.

-Este avión los llevará directamente a la capital de Eslovaquia. Bianca sabe el resto- comencé con sencillez y un tono inexpresivo- Estarán bajo la supervisión de mi segundo al mando en mi castillo, su nombre es Raze. Sabrán reconocerle en cuanto lo vean. Él les proporcionará cualquier cosa que requieran, así como también les permitirá contactarme de ser requerido. Yo mismo me reuniré con ambos en unos días. Es todo

Me dí media vuelta para abandonar el avión, pasando a la cabina con la finalidad de proporcionar unas últimas indicaciones al piloto. Acto seguido, tras escuchar los motores prepararse para salir, volví a aparecer por la puerta que me conducía hasta las escalerillas. Bajé con paso firme y decido, hasta situarme a algunos metros de distancia de la nave, observando como la compuerta se cerraba y las escaleras móviles eran retiradas rápidamente por el personal del aeropuerto.

Llevé ambos brazos a la altura de mi pecho y los crucé en una demostración de tranquilidad, conteniendo el impulso de mirar a Metztli. Faltaba poco para poder darme ciertas libertades... pero primero tenían que encontrarse en el aire Bianca y Myhr... Aguanta sólo un poco más... me dije mentalmente.

Escuche lo que Lucian nos decía a Myhr y a mi, solo asentí con el rostro, parte de que no enviaba allá era para sacar los informes sobre las actividades para enviárselas, sin dejar a lado que en mi estado solo podía hacer trabajos logísticos, por lo menos hasta que me aliviase. Asentí con el rostro, ante las palabras de el.

Observe como bajaba de el avión para cerrarse la puerta tras de si, era doloroso deja esa tierra que ahora era la mía después de vagar tanto, pero esperaba regresar pronto y para así proteger a quienes quería y terminar mi misión por ellos.

Suspire mientras sentía como el avión se elevaba, mire por la ventanilla ahí se quedaba mi hermana y a Lucian a los cuales pronto vería, pero mas lejos de esa zona se quedaba una parte de mi, a lado de un ser que tal vez nunca sabría lo que pasaba, y menos lo que sentía….

Volví la vista al frente en mi mente pasaban muchas imágenes, “esto no es un adiós, si no un hasta luego” pensé para mis adentros, mire a Myhr, no sabia que pasaba por su mente, ni si era igual de difícil para mi dejar esa zona, esboce una media sonrisa, para solo poderle decir ..

-Gracias!-

No sabia como expresarle lo que sentía y menos agradecer lo que hacia, tal vez no por mi pero por el equilibrio y el bien de la manada.

Me quite la chamarra que llevaba puesta, al parecer mi temperatura empeoraba con el hecho de estas embarazada, note que Myhr padecía lo mismo, para después ver como se ponía de pie, preguntándome si quería algo, -Te diría en condiciones normales que un buena vodka, paro por evidentes razones no puedo, no te preocupes estoy bien-, dije en un tono sereno. Lo único que me estaba poniendo mal era el calor y el cansancio que hacia tiempo no sentía de tal manera.

Eche la cabeza para atrás, cerrando lo ojos el viaje era algo largo tal vez seria bueno intentar dormir, pero demasiadas cosas rondaban en mi cabeza, como para poder descansar, aun había mucho que saber, pero creo que tendría demasiado tiempo de sobra para hacerlo.

No podía dormir, vaya novedad, abrí los ojos de nuevo para levantarme a buscar algo de agua, no podía estar ni siquiera sentada aun habia cosas que me inquietaban, pero por la distancia no podía solucionar.

La aeronave se encontraba ya fuera del rango de visión de cualquier inmortal. Bianca y Myhr deberían llegar, acorde a los meticulosos cálculos de la perfeccionista mente de Lucian, al atardecer del día siguiente. El único inconveniente que hallaba, al menos el único que no era capaz de controlar según sus designios, era el frío clima que recibiría al par de cambiaformas. Tampoco importaba tanto, Raze podía ser un gran anfitrión... o un formidable adversasrio.

Una vez seguro de que los riesgos se habían desvanecido finalmente, el hombre cuya alma fuese la encarnación del mal, en algunos folklores vampíricos, se aproximó lentamente hasta la dama que conseguía apaciguar su espíritu en cuestión de segundos. Cerró los ojos en un gesto de absoluta confianza en sus sentidos; su decidido y firme andar, un reflejo de la personalidad resguardada detrás de la gélida mirada que emitían el par de violentas esmeraldas de Lucian, se vio guiado por el olfato hasta la ubicación de Metztli. La esencia de su compañera era tan delitante que no podía explicarse cómo había sido capaz de privarse del placer provocado por la cercanía a ella.

-Si no fuese porque tengo bien clara mi misión en este mundo tan siniestro y oscuro, juro que te pediría que vinieses conmigo al fin del mundo para pasar una vida de alegrías sin interrupciones- susurró Von Wednar a la altura cuello de Metztli, casi rozando con sus labios la piel cobriza de su amante, mientras proyectaba su siniestra silueta a causa de las luces del hangar a sus espaldas- Pero, por ahora, me conformaré con disfrutarte tanto como me sea posible... mientras aguardo el momento de viajar a Eslovaquia contigo

Un beso en la suave mejilla de la mujer culminó con el saludo del ancestral ser. Un par de brazos se colocaron alrededor del cuerpo de la encantadora mujer, mientras una sonrisa algo fría se dibujaba en el rostro pétreo de Lucian.

Fue semejante a perder la mitad del alma en aquel beso, como si las estrellas fulgurasen con mayor intensidad y la escalera de Jacob se mostrase frente a mis ojos. El paraíso se volvió tangible y con mi indigna humanidad le alcancé por breves segundos.

La voz de Metztli tocó mis oidos, borrando toda expresión de gelidez en mi cara. Las preocupaciones sobre el éxito de la misión fueron sustituidos por el regocijo que disfrutaba a mitad de una noche fresca y silenciosa.

Bajé la cabeza un poco, tocando con mi frente la de mi compañera, mientras algunos cabellos oscuros cubrían parte de mi rostro. Comenzaba a recordar que la magia del amor radicaba en redescubrirle a cada instante de cada día, como una nueva aventura que se renovaba constantemente.

-Estoy aquí, contigo, Metztli... en este romántico hangar del aeropuerto de Port Angeles- transformé una sonora carcajada en una risa no tan ruidosa- Supongo que un poco de aceite en la ropa y una linterna para guiar aeronaves mejorarían la situación...- esta ocasión una sonrisa, acompañada de una mirada aduladora, fueron los gestos que se manifestaron en mí- La verdad, estando en el fondo del infierno o en Volterra, si te tengo a tí creo que ni los chupasangres podrán evitar que vea los Campos Eliseos. Eres un oasis que el destino me envió, ¿verdad?- pregunté medio en broma, medio seriamente.

Aquella pigmentación en el rostro de Metztli ocasionó una sonrisa triunfal seguida de un breve instante de satisfacción al orgullo de Lucian, quien ahora reafirmaba su teoría de que las palabras correctas siempre ocasionaban el efecto deseado bajo casi cualquier circunstancia. Había deseado verla de ese modo desde la última noche que pasaran juntos.

Por un segundo, fue testigo de la ausencia de aquella seguridad exhibida por su compañera, con lo cual pudo descubrir un nuevo e interesante lado de ella. Sin duda, tenía mucho por explorar todavía, misterios que desentrañar y una vida para conocer a Metztli.

Disfrutó los fugaces segundos de dicha que le regalaran, para recuperar parte de su mentalidad analítica. Cerró los ojos para meditar velozmente.

-Primero: te diré que lo que acabas de decir me ha generado profunda alegría- volvió a observar a través de sus ojos esmeralda la causa de su felicidad- Segundo: tienes toda la razón, deberíamos irnos de un sitio como este. No es que perciba muchos humanos, pero supongo que existen lugares más privados.- deslizó una mano hasta tomar a Metztli apenas debajo de la muñeca, listo para partir, con una expresión de serenidad en la cara- ¿Tienes algo en mente?

Me frené acorde a la voluntad de Metztli, siendo presa de una mirada que cautivó mi atención irremediablemente. Fui incapaz de articular palabra por un breve instante, embelesado ante la presencia de mi compañera. Volví a sentir el incremento en la velocidad de los latidos de mi corazón, tratando de respirar lentamente para controlarme un poco.

-El amanecer trae consigo las promesas renovadas de un mejor futuro. Supongo que podría ser significativo para ambos. Además, no falta mucho para ello, y en casa no me extrañarán por un tiempo- añadí con una sonrisa alegre, pues había previsto que no retornaría a la mansión tan fácilmente.

Liberé una mano para pasarla por la mejilla derecha de Metztli, ayudándome a recobrar, mediante la sensación de la cálida y suave piel de mi querida dama, un poco de locura en un mundo lleno de insana cordura.