Cruela de Vil (André)

Ohh el zoologico y sus "maravillosas" cualidades...ese insoportable olor a animal, toda esa tierra por doquier, los niños gritan, lloran, corren. Sin embargo entre tanta molestia, podía ver hermosas pieles por doquier ¿Qué vestido podría ser mas bello que uno hecho con la piel de aquel leopardo? O aquella cebra... ¿Cuánto saldrían unas botas de piel de cocodrilo?
La madre naturaleza sin duda era la perfecta diseñadora de moda, cada piel, cada textura y color... todo era magnífico.

Magnífico como aquel grupo de jovenes al que no podía dejar de observar desde una banca, si bien era un día nublado sus rostros brillaban... sus movimientos eran minimos y algo actuados por momentos... pero no dejaban de ser perfectos, estaba hipnotizada de tanta belleza.
Un joven caminó por delante de ellos haciendome salir de ese pseudo trance en el que me encontraba. Lo seguí con la mirada sin discreción ni sentimiento alguno en la cara, era un joven corriente, algo descuidado de imagen pero apuesto. Totalmente normal susurré inconsientemente.

-Necesito despejarme- dije en cuanto abri los ojos en mi casa de Forks, las ideas viajaban dentro de mi cabeza de un lugar a otro. Freda aun no me perdonaba, y ni siquiera sabia si seguiria trabajando en SEattle.

No me tomé la molestia de ducharme, tomé unos jeans desgastados y un sueter color marfil, tomé el casco y sali de casa rumbo a Seattle, no iria al bar, no sabia si seria bien recibido, en el camino se me ocurríría donde ir.

Frené casi en seco cuando pasé frente al Zoológico Woodland, no lo dudé.

Aparqué la moto, aseguré el casco y caminé hacia ese lugar.

Mucha gente por todos lados, la mayoría humanos, aunque no dude en encontrarme a alguno de aquellos seres de ojos raros.

seguí caminando sin rumbo fijo aun, ni siquiera estaba ciento por ciento seguro del por qué habia entrado al zoologico, mínimo me distraería un poco.

Sentí una mirada, era bueno para notar cuando alguien me veia de manera diferente, giré la vista, una chica de aspecto grácil y un tanto estrafalario me veia, tontamente continué con mi paso sin darme cuenta del enorme bote de basura contra el que iba a estrellarme. El impacto alborotó mis ideas y arrebato risas estruendosas a mi alrededor, ¿de cuando acá me habia convertido en un humano torpe?, me sacudí la ropa, no volvería a mirar a otra chica mientras caminara.

Si... definitivamente normar, corriente, torpe, descuidado... No le quité la vista de encima ni tube solidaridad como pararme a ayudarlo, tampoco me reí, solo continué mirandolo.
La población de Seattle podía sin duda separarse en dos... los de la clase perfecta y los corrientes... tal vez el agua del lugar o algo en el aire hacía embellecer a las personas...

Me levanté de manera elegante y caminé hacia el muchacho . Sin dejar de mirarlo. Estudiaba su rostro, sus movimientos, ese colorado rubor que le producía su propia verguenza... Cuando llegué hasta el me paré en seco, sin importarme lo obvia y tal vez atrevida que podía ser por mantener la vista fija sobre una persona por mucho tiempo.

Iba a proseguir con mi camino después del desafortunado accidente. Noté que la chica causante de mi torpeza se acercaba hasta donde yo estaba, no quize aventurarme a pensar que vendría hacia mí...

Su elegancia me dejó perplejo un segundo, enarqué una ceja y sonreí levemente casi por instinto.

Ella me miró sin verguenza alguna, quizas me estuviera analizando, o tal vez me hablaría de lo torpe que soy, pude haberme quedado callado ahi parado viéndola un largo rato, el silencio no era incómodo y mucho menos su mirada.

-Acaso crees que me salí de alguna de estas jaulas?, de no ser así, no entiendo el por qué de tu inquisitiva mirada- metí las manos a mis bolsillos, mientras me recargaba en uno de los barandales.

Una sonrisa...¿Picara? se asomó por la desconcertada y desprolija cara del torpe joven. Acto seguido se apoyó cerca del mismo cesto con el que se había caido, sin dejarme de mirar.

Escuché lo que me decía con atención. Mis pupilas se dilataron cuando habló. Sin duda su manera de extrema confianza al dirigirse a mi no me había causado simpatía alguna. Mucho menos la expreción corporal con la que se movía, hablaba, etc.
Saqué una de las manos del bolsillo de mi abrigo y tiré el emboltorio de barra de cereal que había terminado de comer hacía un rato.

A decir verdad solo iba a tirar esto... Levanté una ceja con la mirada algo acusadora Pero ya que preguntas el porque de mi mirada, te diré... Mis labios pintados de rojo sonrieron elegantemente ¿Qué es lo que te hace diferente de los demas?

Increiblemente estaba quedando de nuevo como un idiota, un leve bufido se escapó de mi sonrisa torcida. Seguí en mi posición desenfadada.

tremendo idiota pensé, luego me perdí en sus labios rojos.

Su pregunta me distrajo de sus labios, no tenia idea de los pensamientos que podian causar en mí, una boca de ese color.

Agité la cabeza para regresar al mundo real.

-No tengo ni la más remota idea- torcí aun más la boca, no iba a esforzar de más a mi cerebro, quizás la chica sólo habia venido a burlarse y bueno... le estaba dando pie a que me destrozara

El joven movió su cabeza de lado a lado, tal vez para despejarse, desborotando así su cabello.
Mi mirada se destensó , mi leve sonrisa se mantubo dandome una mirada un poco, solo un poco, mas amable.

Tube el atrevimiento de levantar una de mis manos hacia su cabeza y acomodarle un mechon desordenado que irritaba mi vista. Su respuesta me parecio inútil.

...¿Entonces no notas ninguna diferencia con por ejemplo....? Giré mi cabeza hacia el lugar, había niños, padres, jovenes... jovenes tostados... y los palidos. Señalé con la mirada a un joven palido y rigido que casi podría haber confundido con una estatua ...¿aquel muchacho?

Acomodó una parte de mi cabello, me eché ligeramente hacias atrás por la sorpresa.

Saqué las manos de los bolsillos ya las cruzé en mi pecho, en son de defensa.

Señaló a uno de aquellos raros, tan similares a Freda, yo no era tan perspicaz para reconocerlos facilmente, y ella habia señalado a aquella estatua viviente.
Me tensé un poco.

-Ese tipo necesita sangre para vivir, yo no- esa era una buena diferencia.

Enarqué una de mis espesas cejas y fijé los ojos en la chica de los labios carmín.

Parecío que mi buen gesto de acomodar su despeinado cabello lo había tomado como alguna clase, de amenaza, o incluso, insulto o agresión. Al menos a juzgar por la posición en la que se había puesto.
Levanté ambas cejas al escuchar su respuesta, "Ese chico necesita sangre para vivir, yo no". ¿A que se refería con eso?

Todos los humanos necesitamos sangre para vivir jovencito... Sonreí interesada dejando pasar la actitud "a la defensiva" que el muchacho mantenía ¿O acaso estas sugiriendo que por tus venas corre chocolate? Tal vez en verdad solo estaba hablando con un loco, o un drogadicto.. ya no sabía con que me podía cruzar en Seattle.

Ya estaba harto, mi incapacidad para hablar con esta extraña mujer me estaba desquiciando. Deshize mi posición, acomodé el sueter y di algunos pasos, rompiendo la cercanía de la otra persona.

-Soy incapaz de entenderla, prosiga su camino, coma otra barra de cereal y disfrute de su paseo, le recomiendo la jaula de los leones, no los han alimentado aun...

Caminé sin mirarla, ni siquiera noté su rostro, estaba cansado por los recientes acontecimientos, no podia con algo como esto, no ahora.