Todos mueren.(Mimi)

El bar ya estaba vacío, el alcohol no se debería acabar nunca en mi casa… ¿acaso también debía sembrar un viñedo?... maneje a toda velocidad al centro comercial, una nueva abolladura en el auto, un par de insultos y el mejor lugar en el estacionamiento, a veces intimidar a las personas con mi apariencia desastrosa daba el mejor resultado del esperado.

Licorería tercer piso, entre la dulcería y y la tienda de mascotas… mi pregunta era… ¿el servicio de sanidad hará bien su trabajo?... era algo que no debía importarme, el alcohol estaba dentro de sus botellitas de cristal y las ratas que tanto adoraba wuashiminga dentro de sus cajas de vidrio expuestas al publico.

Chillidos, besos, canciones alegres, era una plaga, el centro comercial se había llenado de mocosos insoportables que saltaban de un lado a otro, haciendo que el dolor de cabeza de la resaca aumentara. Camine hacia mi destino como siempre, fue exactamente cuando me voltee a ver la tienda de ropa grunge cuando una presciencia interrumpió mi vista y me hizo gruñir por lo bajo.

-idiota - susurré antes de seguir mi camino pero el me había escuchado… maldito mutante con súper poderes extrasensoriales. Lo miré un poco enojada y su rostro reflejaba algo que no podía descifrar… me hizo sentir escalofríos.

-el lugar es publico…- dije mientras metía mis manos despreocupada en los bolsillos – o a caso también te adueñaste de esté lugar- pregunté con una gota de rencor en mi voz, se había adueñado de MI amigo.

Lo miré enrabiada, no era más que una espina en mi maldita vida, era de ese odio que se podía sentir solo una vez en la vida, y yo nunca había experimentado algo parecido a eso. Me hablo de manera poco agradable, en peor tono del que yo empleé con anterioridad… ¿qué se cree este maldito nazi?... apreté los puños, siempre me tenia que controlar cuando estaba con el para no terminar metiéndole un puñetazo como aquella primera vez.

-no me voy a ni un lado idiota… tengo compras que hacer, y no sigo las ordenes de una persona como tú- chille envenenada.

-si tanto te molesta mi presencia lárgate tú- susurré alejándome unos pasos de el en dirección a la escalera mecánica, detestaba tener que verle ese rostro de amargado, si no fuera tan estupido hasta me parecería lindo, pero no…

Maldita mocosa!... justo cuando iba a poner una de mis piernas en al escalera una enana se me adelanto… lo que me faltaba… otro montón de mocosos atravesándose en mi camino… que había arriba? Barney? Winnie de Pohh? O Dora la Exploradora?... importaba?...me quede justo ahí no me subí a la escalera esperando que toda esa bola de enanos avanzara.

Miré escalera arriba, chillaban y gritaban… ruidosos… una pequeña se subió a la baranda de la escalera, la misma que se me había adelantado con anterioridad, la miré emocionada, yo extrañaba hacer eso… siempre lo hacia cuando pequeña, hasta que mi padre me arruinaba la fiesta y me bajaba.

Pero esta vez fue todo diferente en un descuido la niña resbalo y su pequeño cuerpecito calló contra el carro de palomitas, destrozándolo, gritos de pánico… sangre… mucha sangre, tristeza… corrí a la escena, un montón de sentimientos me embargaban, dolor, pena, estaba en shock, tenia los ojos llenos de lagrimas, nunca había visto algo así… nunca había presenciado una muerte. Adrian se acerco a la accidentada y señalo su corazón… ¿los lobos pueden resucitar a las personas?... fui hasta su lado expectante.

A pesar de todo el bullicio pude escuchar y ver los movimientos que realizaba… ¿se volvió loco?... lo seguí y tomé de su brazo, a el le había afectado más que a mi al parecer. Sentía que el corazón se me iba a escapar del pecho, y las lágrimas bajaban insistentes de mis ojos. Miré hacia atrás solo una fracción de segundo, una madre gritaba descontrolada abrazando ese pequeño cuerpecito lleno de vidrios…no pude seguir viendo eso.

-Adrian… Adrian… ¿estas bien?- por primera vez le pregunté con verdadera preocupación.

Me impacientaba más de lo necesario esperando una respuesta de su parte, los chillidos y gritos desesperados abrían un agujero inmenso en mi corazón… era extraño sentir todo esto, en mi vida a pesar de los problemas nadie familiar había muerto, no sabia que era todo ese pesar… afortunada…

Su respuesta fue demasiado compleja, obviamente que tenia un doble significado que yo no entendía, la manera de expresarse y de actuar de Adrian no era la misma que la habitual… eso me hacia pensar que definitivamente había perdido la cordura con todo lo vivido. Lo seguí, aun siendo una de las personas que más detestaba el era “amigo” de Myhr, no podía ignorar su comportamiento y desenvolverme como una arpía.

Apuré el paso para alcanzarlo, esto solo se podía solucionar de dos maneras, con un buen balde de agua en la cabeza, o con un golpe… analicé mis opciones y a la que me sería más factible era un golpe. Solté la mano y lo alcancé me situé en frente de el y le dí una cachetada, cuidando no utilizar toda mi fuerza.

-¿Que te pasa?... ¿te estás volviendo loco?, deja que te llevo a la ambulancia…- mi voz era inestable y mis ojos estaban acuosos, intenté arrastrarlo del brazo, pero no cedía… me estiré un poco para que mi mano alcanzara su frente y ver si tenia fiebre o algo.

Ahora seré una niñera de lobos feroces… justo en este instante le tenia que fallar las neuronas a esté… ya tenia suficiente con tener que ver algo tan… espeluznante…

Entrecerré los ojos, al momento una lagrima se escapo por ellos, aun estaba en estado de shock. Lo miré un poco extrañada su voz ya ese estaba recomponiendo al igual que su actitud, caminé unos pasos a su siga, ni siquiera sabia por que lo hacía parecía una idiota. Pero necesitaba algo de lo que aferrarme en momentos así, Sol no se encontraba en casa, ni mis padres y Myhr seguramente andaba en una de sus guías turísticas.

Bufé por lo bajo y me quede quieta a la distancia mirando como Adrian se alejaba hacia su auto, mi corazón aun latía desenfrenado, intentaba borrar de mi cabeza la imagen de la pequeña cayendo… la sangre… toda esa sangre… los gritos. Cerré los ojos, pero aun así el mono con platillos no quería hacer su típica aparición.

Los volví a abrir cuando escuche la voz de Adrian, mis cejas se enarcaron intentando darle un significado especial a sus palabras… quizás me quiera matar ahora que no está el CCP cerca…demonios!, como puedo ser tan mal pensada, después de todo me había dado cuenta que tenia algo de sentimientos ese lobo reacio.

Miré mi auto, y miré a Adrian… que diablos!... esto te puede pesar más tarde… pero ¿desde cuando las cosas me importaban?. Apuré el paso hacia el auto de del lobo, no había sonrisas solo un extraño sentimiento. Abrí la puerta del copiloto –Vamos a un Bar, después de esto necesito unos diez litros de cerveza- reí nerviosa por la torpeza de mis palabras, me subí al auto y cerré la puerta, más tarde me tocaría venir a retirar mi cacharro.