Kennedy Irish Mode -Libre- Sin Que Estudiar

Iba en el auto, volviendo del súper cuando mi celular vibró en mi bolsillo. Era un nuevo mensaje de Will, diciéndome que quería que nos viéramos en Pzyco. Suspiré agradecida con mi amiga, las últimas semanas habían sido un revoltijo de pensamientos, de miedos, exámenes, y la inminente práctica de final de semestre para aprobar semiología clínica... Se me encogió el estómago de solo pensarlo. Volteé en la siguente cuadra para encaminarme al trendy bar cerca a la Plaza de los Pioneros.

[......]

Bajé del auto. El sonido de los tacones contra el suelo me distrajo: No era lo usual en mí estarlos usando. "Malditas citas en los bancos," pensé, mientras le ponía el seguro al carro y activaba la alarma. Me alejé caminando hacia la entrada de Pzyco y tras unos cuantos segundos de búsqueda encontré a mi amiga sentada en una mesa, y un mesero estaba, al parecer, tomándole la órden. Caminé hacia la mesa en cuestión y le sonreí al chico de cabello lacio que estaba tomando la órden.

-Hola Will! -la saludé, riéndome- No creas que te ibas a librar de mí -dije medio en broma y luego saludé al chico- Hola.

-Un gusto, Matt -dije y proseguí- Sí, son la ley, definitivamente

Los martinis parecían ser la especialización de Pzyco. Eran perfectos, tenían una alta variedad de sabores y los que ya había probado eran más que geniales. Como había dicho mi amiga, eran la ley. Tomé la carta que me extendía Matt y le dí un repaso rápido con la mirada: Ya tenía mi martini seleccionado, pero no el sandwich. Las veces anteriores que había venido a Pzyco habían sido por la banda o simplemente por unos tragos, ´por lo que aún no había probado los sandwiches.

-Matt, tráeme un martini de durazno -pedí al chico y le devolví la carta. Volví mi mirada a mi amiga- Will, ¿me recomiendas algún sandwich en especial? -pregunté.

Tocaba una noche de ronda, llevábamos aproximadamente unos dos meses con la nariz enterrada entre libros y pacientes, y yo francamente ya estaba cansado, si tenía que leer un poco más de virología terminaría matando a alguien, así que me decidí a sacar a Dick de su habitación en la fraternidad e ir por unas copas al antro con que había dado antes de conocer a Sasha.

Mi mejor amigo iba renuente, como era de esperarse con un obsesivo del trabajo como él, pero finalmente lo convencí con la promesa de cerveza fría y nada de medicina durante toda una larga noche, cosa que ya nos teníamos perfectamente merecida, así pues subimos a la camioneta y conduje hasta la plaza de los pioneros mientras los dos cantábamos a pulmón abierto Bohemian Rhapsody. Terminé por estacionarme cerca del lugar, que a juzgar por la gente que esperaba afuera, comenzaba a apiñarse en el interior.

-¡Ufff! te hiciste demasiado del rogar y ahora va a ser un lío entrar Kennedy- le reproché a mi amigo, que respondió con un amistoso puñetazo en mi hombro -vamos pues, que yo quiero cerveza, escándalo y vida de civil... apenas estamos en segundo año y nos estamos quedando sin vida- dije con cierto pesar, aún cuando amo mi carrera, eso de la falta de vida exterior estaba comenzando a enloquecerme. Bajamos del coche y para buena suerte, nos dejaron entrar casi de primeros.

Vaya sorpresa fui llevándome al reconocer una cabellera rojiza que era ya tan familiar para mí, fui acercándome hasta ella, abriéndome paso entre los asistentes que, tal como había predicho, estaban abarrotando ya el lugar y le pasé un brazo por la cintura -hola bonita ¿tienes tiempo para conocer un extraño?- le pregunté al oído, sujetándola lo suficientemente fuerte como para que no pudiera girarse a mirarme.

Dos meses, exámenes, prácticas, libros y demasiado que hacer; aunado a el verdaderamente poco tiempo que había tenido para ver a Lucita, conformándome con llamadas esporádicas cada vez que no terminaba molido por todos los quehaceres y el deporte... realmente parecía perro enjaulado; justo a tiempo, antes de que decidiera mandar al demonio al mundo apareció Andrew con su idea de irnos una noche de parranda a liberar presiones.

Lucita tenía turno al día siguiente temprano en el restaurant, así que no podría acompañarnos... un punto menos, aunque después de todo algo de cerveza fría y distracción no vendría mal, así que finalmente acepté después de un rato que me le resistí a la idea de ser irresponsable por una noche. Drew condujo hasta la plaza de los pioneros, frente a un lugar que parecía estar lleno casi a reventar ~bueno pues, ya estamos aquí, así que no te me pongas delicado~ respondí a su acusación, con un leve puñetazo en su hombro ~entremos a ese lugar antes de que me de por parar un taxi y volver a la fraternidad~ agregué, sonando más serio de lo que pretendía.

Fuimos hasta aquel lugar y nos dejaron entrar rápido, más tardamos en entrar ahí, que él en localizar a Sasha, parecía sorprendido de verla ahí, aunque, como era de esperarse se le acercó hasta tenerla abrazada, en serio que mi amigo había perdido la noción de cabeza y de libertad desde que comenzó a estar con ella, aún así me alegraba verle tan feliz; al acercarme vi a mi hermanita ~Willie, hacía mucho que no nos veíamos de fiesta~ sonreí a mi hermanita y le revolví el cabello ~¿ahora no trajiste a tu apéndice tamaño gigante?~ inquirí en tono burlón y buscando con la mirada a Faraday por el lugar.

Escuché atenta la charla de Will de los sandwiches. No era una vegetariana empedernida, pero no me incomodaba la comida de ese tipo, de hecho, algunos de mis platos favoritos eran vegetarianos. Tomé aire como para hacer mi órden cuando dí un respingo al sentir como me sujetaban con fuerza por la espalda. "Pero, ¿quién demo...?" empecé a pensar cuando escuché la voz. Su voz. Fingí una voz asustadiza a la hora de contestarle.

-¿Extraños? Pero si creo que le conozco -respondí, antes de volver a mi tono usual- Ahora déjate de tonterías y siéntate a mi lado -le insté, palmeando el asiento junto al mío.

Le sonreí a Dick -ya que al él sí le podía ver, a diferencia de mi novio revoltoso xD- a modo de saludo. Me agradaba verlos fuera de la biblioteca o en su defecto sin un libro de fisiopatología y virología encima, estudiando para el montón de quizzes y exámenes que parecían no tener fin. Finalmente, Drew se decidió a soltar su presa y se sentó junto a mí, tan sólo para recibir un puñetazo de Willow. Reí con ella. Ví al chico, Matt, alejarse para ir por nuestras órdenes. "Al menos, ya tendré tiempo para decidir mi sandwich... Vengo que muero del hambre!" pensé, mientras le pasaba el brazo por la cintura a Drew, a modo de medio abrazo... Y fué allí donde apareció Daniel. El combo estaba casi completo xD

~Ya, ya... pues, si no soy un viejo~ dije, separándome de mi hermana, que para esta altura me había dejado llena de gloss la mejilla ~además no es un crimen salir a buscar cerveza una noche en Seattle ¿o sí?~ inquirí sabiendo de sobra la respuesta, finalmente el gen irlandés era tan suyo como mío y no íbamos a dejar aquel lugar sin llevarnos por lo menos tres o cuatro cervezas entre pecho y espalda ~miren nada más, la señorita Hepburn hace su acto de aparición~ bromeé, tendiéndole la mano a Daniel para saludarnos de una palmada fuerte.

Luego miré a Drew y Sasha ~y ustedes dos las manos arriba, nadie quiere cena show~ guiñé un ojo a Andrew que me estaba tirando una mirada cargada de veneno.

No pude evitar reír ante aquella exclamación, era difícil sorprenderla, sin embargo disfrutaba de aquellos ratos en que me daba el gusto de hacerme creer que la había sorprendido en serio; fui a sentarme a su lado y en cuanto sentí su brazo alrededor de mi cintura, no pude evitar besar su rostro y la comisura de sus labios -al menos lo intenté ¿es que realmente eres tan mala que no puedo sorprenderte?- pregunté en un tono de falsa indignación -aún así ya lo sabes- agregué, antes de dirigir mis labios a su oído -te amo- le susurré, para que sólo ella se diera por enterada.

Luego llegó Faraday -Daniel, ya decía yo que ese pequeño y escurridizo leprechaun no podía andar por ahí sin su arcoiris personal- solté a modo de broma, respondiendo al puñetazo que Willow me había dado -sólo faltaría Lucita, pero según dice Dick, no podrá venir porque tiene turno temprano en el trabajo- procuré que el desgano no se notara en mi voz, sabía que Dick lo pasaba de infierno cada vez que no podía estar con ella y los últimos dos meses el teléfono había sido lo más cercano a una comunicación que habían tenido.

Miré a Matt. Había algo en su conducta que me llamaba la atención, no le quitaba los ojos de encima ni a Will ni a Daniel... ¿Serían celos? ¡Will me debía una explicación! Esas miraditas que van y vienen no son normales.

-Tráeme un sandwich de champiñones y queso mozzarella -pedí y recogí mi copa del lado de la mesa en que la había dejado- Gracias

Me volví hacia Drew de nuevo y me incliné de lado, besé su mejilla y luego puse mi cabeza sobre su hombro, justo bajo la oreja, en uno de sus puntos débiles. Desde allí, sólo él podría escuchar lo que yo decía, además que se me hacía increíblemente cómodo estar allí recostada.

-También te amo -susurré- Como a nadie en el mundo

~Una Guinness y una fuente de carnes frías por favor~ dije al mesero que lanzaba miradas a mi hermana y Daniel... eso no podía ser más que celos, era algo que conocía de sobra por más de una razón; procuré quitarle importancia a la actitud del muchacho aún cuando no iba a quitarle la vista de encima... Daniel no era de los que pasaba esas cosas por alto, especialmente tratándose de alguien que le importaba como mi hermanita ~y bien ¿cuál es el plan ahora?~ indagué en medio de un intento por distraer al grupo de aquel chico tan peculiar.