La muerte, siempre la muerte (Freda)

Todo había cambiado, ahora no era el mismo, mi esposa estaba ausente, no la había visto desde hace varios días y tuve que llamarle a la Dra. Graham para cancelar las citas. Estaba confundido, sentado frente al piano, con la cabeza baja mirando el teclado, pasé los dedos acariciando con suavidad, no sabía que tocar, no quería tocar… empecé a mover los dedos de forma involuntaria, como si tuvieran vida propia, la música de piano inundó la estancia. En ese momento me invadió la tristeza, la que tenía antes de partir a Brasil, no sabía por que esa tristeza hacia que mi corazón quedara más oscuro, comprimido… La ausencia, la muerte, el desengaño todo estaba en un mismo bote, en la sangre que alguna vez bebimos y de la cual viviríamos para siempre… siempre nos acompaña la muerte, siempre. Habían pasado dos días después de lo que pasó en el local, la muerte, de nuevo estaba ahí… lo que nos hace ser lo que somos, lo que carecemos, la falta de conciencia, la falta de humanidad, siempre nos perseguirá… siempre… En ese momento desee llorar, pero no podía, envidie la vida, aborrecí la muerte…

Miradas difusas, recuerdos congruentes, latidos de corazón rogando socorro, gritos, chillidos, aullidos... tiempo... era el tiempo... todo por la culpa de nuestro tiempo ilimitado, las cosas se hacían aburridas, no había manera de poder llenar cada segundo sin tener que dejar de pensar, sin que esas imágenes se volvieran una y otra vez por mi cabeza.

Maneje... y maneje... cualquier cosa, no tenia destino alguno, solo deje que mis manos en el volante me guiaran a donde quisieran, una parada en el cementerio, sollozos sin lagrimas frente la tumba de mi padre, lo había decepcionado a el también... de vuelta al auto, otra parada... mi antiguo hogar, donde viví menos de un mes, el cual mi padre diseño con tanto esmero, una obra de arte como les decía el a sus casas, adentro nuevos habitantes que reían jubilosos y llenos de alegría... un suspiro, una ultima mirada, más recuerdos... de nuevo en el auto... al fin la parada definitiva... días sin mis padres, días sin André me había aislado. Encerrada en mi departamento, cautiva de mis instintos.

Estacioné mi auto en la entrada, el auto de mi padre en la cochera, una triste melodía se extendía por todo el ambiente, caminé hasta la casa, Laurent estaba dentro su efluvio lo podía reconocer en cualquier parte, saque una de mis llaves y abrí lentamente la puerta, no estaba segura de lo que tenia que decir ahora... sentía miedo, terror a su rechazo, temor a mentirle. Lo miré desde el umbral de la puerta, aun podía escaparme, pero nunca fui una cobarde, me quede discutiendo con mi conciencia sin mover ni un milímetro de mi cuerpo.

Entre toda esa bruma que dejaba mi mente en un abismo negro, escuché el automóvil, no era el que deseaba que llegara en ese momento, me pregunté en donde se había metido, tal vez se vengaba de mi ausencia, era un castigo para que sintiera lo ella cuando se quedaba sola en esta casa… Sentí el efluvio de mi hija, sonreí, al menos no estaría solo… sentí una extrañeza en el cuerpo, deseaba la compañía y eso era extraño en mi siempre había sido un hombre solitario. Dejé el piano y miré hacia donde estaba ella parada en la puerta. Se venía extraña…
-Bonjour ma petite… viens ici… -palmee el asiento donde estaba sentado para que ella se acercara y se sentara a mi lado- ça va? Tout bien? Acércate quiero verte –le dije de nuevo, parecía titubear- Acompáñame tocaré otra melodía…

piano

No pronuncié una sola palabra por el momento...habría tiempo para hablar. La miré sonriente y mis ojos brillaron con el color dorado trnaslucido, como si fuera un cristal, pude verme en los ojos de Freda, que lucían dorados, pero tenían un aire sombrío.

Camine dudosa hasta su lado, con pasos sumamente pausados, deje que mi cuerpo se moviera por si solo, me senté a su lado... aun no lograba comprender sus palabras en francés pero siempre deducía lo que podían significar. Besé delicadamente su mejilla, miré a los dorados ojos a mi padre mientras el tocaba, brillaban de una manera especial y otra vez ese puñal atravesaba mi pecho desgarrándolo, no pude sostener la mirada más de treinta segundos.

Recosté mi cabeza en su hombro y cerré los ojos, dejando que esa melancólica melodía, me llevara nuevamente a esos lugares que no quería ir, de los que intentaba liberarme. Todo estaba cambiando y no sabia hasta que punto lo podría sobrellevar, a veces sentía temor de mi misma y la forma en la que funcionaban ahora mis pensamientos. Levanté la cabeza cuando el sonido cesó.

-fue hermoso... como en el pasado- dije arrastrando las palabras en susurro, sonreí medianamente sin nada de alegría -¿como estás papá?- pregunté con la voz lúgrube, sin mirarlo, mi mirada estaba perdida sin un punto fijo. Mi tiempo de silencio debía durar lo suficiente para no causarle daño, había sido un error venir hasta aquí... un error tras otro...mi encierro debió durar más tiempo.

Ya lo habia hablado con Freda, durante el viaje no dejaba de pensar en ellos. Después de tanto tiempo habia decidido regresar, la casa lucia triste, mucho mas triste de lo que la habia dejado, aun podia percibir el olor a quemado de mis cosas. Algunas cenizas permanecian en el ambiente.

Percibí el aroma de mis dos unicos amores, los extrañaba tanto, que me dolia algo en el interior. Estaba desgarrada pero con brios de esperanza y alegria por verlos de nuevo.

Caminé lento, el auto ya no lo tenia, habia llegado a pie y sabia que ellos percibirian mi aroma.

Tomé un poco de aire del ambiente y me llené de ellos.

Toqué a la puerta ya no me sentía con la libertad de entrar como si nada. Quizas ellos estarian muy enojados. Temia ver los ojos de mi Laurent.

Detrás de esa mirada llena de duda, sentí en mi interior que Freda no era la misma. Algo la había pasado, algo que tal vez en mi profundo ser. Toqué la melodía como siempre, como en el pasado, cuando ella era todavía humana, cuando la malicia no había despertado, cuando todo lo que sabía era vida y sombras, ahora, es diferente, no es la misma y no lo será siempre. Tal vez probó la muerte, pero su mirada no era in indicador de haber probado aquella sangre. Lo ocurrió en días pasados era un determinante en nuestra farsa de vida. Acaricié su rostro al sentir su cabeza sobre mi hombro y continúe con la melodía, creando esa atmosfera que siempre nos había llenado, el sonido se fue desvaneciendo de forma pausada hasta llegar a un culmine final.

-Estoy bien… pero me pregunto… ¿Cómo estás tu? –Una sensación de extrañeza me causo esa pregunta, un aroma que me resultaba exquisito hizo que mi mirada se dirigiera al ventanal, luego hacia la puerta, ¿Por qué me resultaba exquisito y extraño? ¿Dónde estabas?

Sonó la puerta… miré por un momento a Freda con los ojos brillantes y más perturbados que antes y me puse de pie…
-Está en la puerta, no entró a la casa –le dije en un susurró extraño, parecía que se desgarraba de mi interior- Acompañame
La esperé para que ambos fueramos abrir la puerta a recibir a la mujer con el aroma exquisito y extraño que dudo en entrar a su propia casa.

Seguia dudosa en la puerta, mis ojos estaban oscuros, negros como jamás lo habian estado, estaba sedienta y hambrienta de mis dos grandes amores. Percibía tristeza en aquella casa, y aun no entendia del todo el por qué no queria entrar.
Tenía mucho miedo, miedo a que me odiaran por haberme marchado.

Tomé mis manos vacias, tal como estaban cuando partí.

Habia mucho que hablar y esperaba que me entendieran. Segui esperando.

Estaba pensando en si responder todo la verdad era lo correcto, el decía estar bien pero un extraño sentimiento, nuestras ultimas conversaciones y problemas familiares me decían todo lo contrario. Un efluvio familiar llego hasta donde nosotros nos encontrábamos, miré por inercia hacia la puerta, ese aroma era inconfundible pero con algo diferente en el, ¿mi madre?…¿por qué no entra?, pensé. Miré a mi padre tenia una mirada confusa y perturbada al igual que la mía.

Me paré cuando el lo ordeno, no dije ni una palabra solo lo seguí, caminamos juntos hasta la puerta, estiré mi mano hasta la manija y abrí lentamente, todo era demasiado raro, algo estaba cambiando, todo estaba cambiando…

-mamá- susurré con la voz ahogada en cuanto mis ojos entraron en contacto con su pálido y hermoso rostro.

Escuché sus pasos acercándose a la puerta, mis manos se apretaban entre ellas completamente ansiosas y temerosas, mis ojos oscuros brillaban haciendo que parecieran algo aterradores. La manija se movió lentamente, mi cabeza estaba apunto de estallar, por qué no se movia más rápido, tenia que verlos.

Y ahi estaba ella, mucho mas hermosa que antes, pero estaba diferente, con los ojos algo oscurecidos, como si su alma se hubiera enegrecido, por que después de mi viaje estaba segura de que nosotros tambien teniamos alma, la hubiese vendido con tal de que todo fuera como antes, de que esos ojos de mi Freda lucieran como antes, traviesos y llenos de vida, era como si hubiese crecido, como si mi pequeña ya no fuera una niña como la recordaba.

Y luego lo vi a él, con los ojos misteriosos, no podia descifrarlos, ahora que lo veia de nuevo sabia que lo amaba con locura y que no iba a alejarme de nuevo de él, pero..... aun tenia que saber lo que él pensaba.

Me quedé quieta como si fuera una extraña, con tantas cosas en la cabeza, con las imágenes aterradoras de mi viaje en soledad.

Me movi un poco y estiré los brazos, imaginé una escena en la que ellos corrian a mis brazos.

Las palabras no fluían como deseaba, solo tomé la puerta del borde con una mano y la abrí a la par, no era necesario decirle “estas en tu casa” me acerqué a ella para abrazarla con fuerza, no sabía porque se había ido, porque había pasado todo esto "¿Dónde estabas” “te he extrañado como un loco”…

Le tomé de la mano para que nos acompañara en el interior, le miré los ojos que tenían un negro mas oscuro que la noche.
-¿Estas bien?...-por mi interior pasó la preocupación, la sed quema todo por dentro, traicionera, odiosa y sobre todo dolorosa- ¿Tienes sed?
La puerta se cerró sutilmente y los tres nos quedamos mirando en silencio por unos segundos que parecían pasar tortuosos y lentos.

Ni un solo movimiento, ni una sola sonrisa…. No había nada, Brody se quedo quieta en su sitio, yo no podía pronunciar más palabras, tantos días… no había nadie ahí cuando lo necesitaba, pero ese no era el tema de mis pensamientos, lo que sucedía ahora era que nuestra familia se estaba descomponiendo, y eso no me gustaba.

Laurent se adelanto a mis pasos y la tomo de una mano, no comprendía nada, ella muda, yo muda, mi padre hablando. Los seguí y besé una de las mejillas de esa nueva Brody, con la mirada perdida y oscura.

-¿Estas bien mam?- que pregunta, pensé…. Todo estábamos mal, nada andaba bien y solo yo tenia que hacer una pregunta tan inapropiada.

El abrazo de Laurent me hizo sollozar en silencio, lo habia extrañado mucho, pero sabia que de alguna manera habia sido lo mejor, no tenia idea de lo que habia pasado en mi ausencia, pero los notaba diferentes. Me aferré a sus brazos. lo siento, lo siento... repetia una y otra vez en mi cabeza.

Caminamos en silencio hasta el interior, miré a mi alrededor, no tenia idea de lo mucho que extrañaba mi casa tambien. Noté polvo por todos lados, algunas sabanas cubriendo muebles, hacia falta luz en este hogar.

Busqué la mano de Freda, de modo que los tres armaramos un medio circulo. Ambos me preguntaron si estaba bien, era obvio que no lo estaba y era obvio que estaba sedienta.

Maldito silencio invadiendo mi ser, abri la boca y nada salió. Los jalé hacia mi y abrazé sus frios y duros cuerpos, no era incómoda nuestra temperatura, al contrario se sentia sumamente bien.

-Perdón- me limité a decir al tiempo que los abrazaba -Lamento haberme ido sin avisarles, pero espero que puedan perdonarme-

Los solté con delicadeza mientras mis ojos viajaban de uno a otro. Los amaba.

Spoiler:

Un movimiento y estábamos los tres juntos abrazados, era una sensación extraña, pero placentera.
-Debes beber algo… vamos… -dije mirando a Brody a los ojos, acariciando su rostro con sutileza, le tomé la mano para que caminemos hasta la cocina, pasé mi brazo sobre sus hombros y en silencio caminamos los tres juntos. Como los viejos tiempos, solo que en lugar de comer los tres veíamos como comía uno.
-Nos contarás donde has estado, te extrañamos mucho, sobre todo un loco que dice llamarse Laurent Blanc -vi a Freda a lado de su madre, aun me preguntaba que era lo que le sucedía- Existen teléfonos sabes, internet, paginas web… hasta unos artefactos conocidos como celulares –traté de bromear pero fui pésimo, reí torpemente- Lo importante es que estás de nuevo en casa. –besé el dorso de su mano-

Entramos a la cocina y me alejé un poco para sacar de los refrigeradores los contenedores de sangre, también saqué unos vasos y unos pitillos de plástico, esto se estaba haciendo un habito.
-La calentaré –dije mientras vaciaba el contenido del contenedor en un recipiente para meterlo al microondas, escuché una risilla burlona, era de esperarse, no me importó, también reí, solo faltaba el mandil que diga "Bebo sangre de microondas"- Me he vuelto un experto –sonreí con carisma y les guiñé un ojo, hasta me sentía un completo extraño haciendo esto, pero esta era una rutina. Recordé la primera vez que Brody bebió este tipo de sangre y lo difícil que era para ella, y todos esos recuerdos invadieron mi mente, la miré con el brillo de las memorias, de los recuerdos que me llegaban como un torrente de imágenes, le puse un vaso a Freda en frente y luego le puse uno a mi esposa y uno para mi.
-Bon appetit mes princesses

De un segundo a otro todos estábamos juntos, un gran abrazo grupal, nuestros gélidos cuerpos se apretaban, una tímida sonrisa se atravesó por mi rostro cuando se disculpo, aun estaba sin habla… mi madre de vuelta… casi no lo podía creer… imité un suspiro, este reencuentro hubiera sido perfecto de no ser por todos los demás problemas que me estaban invadiendo, parecía otra, actuaba casi por inercia.

Caminamos hasta la cocina… hacia ese lugar inundado de recuerdos, lleno de pizza, si era lo único que preparaba en ese lugar, además del café. Escuchaba lejanas las palabras de mi padre, perdidas en el tiempo, mi mente estaba nublada, incapaz de ceder y hacerme volver a la realidad, a la dura realidad.

Miré cada uno de los movimientos de Laurent, extrañada por verlo usar el microondas, ¿desde cuando?, solo sonreía pero la alegría no era capaz de llegar a mis ojos, el olor de la sangre entibiarse me era tan familiar, ¿porque siendo humana nunca me percate?... eso no venia al punto, mi padre puso un vaso al frente de cada uno… la cena familiar, solo faltaba la foto, donde cada uno de los integrantes escondía algo en sus corazones, pero todos hacían como si todo fuera perfecto.

-gracias- susurré llevando el pitillo a mis labios y succionando la sangre através de el, mi mirada se alternaba entre Laurent y Brody… -algo no esta bien, no me siento cómoda- dije en un hilo de voz… la verdad dolía.

El recibimiento había sido grato, como si yo no me hubiera ido jamás, aquél sentimiento grato me invadió por completo, mis ojos oscuros tenían el brillo que sólo mi familia me provocaba, pero había algo extraño en el ambiente, algo le pasaba a mi pequeña y me odiaba por no saber lo que era.

Miré a Laurent moverse por la cocina, analizando sus palabras, no podía decir mucho, no tenía pretextos por no haberlos llamado me sentía pésimo por eso.

Tomé el vaso autómata, sin responder a aquellos cuestionamientos, no podia decir mucho a mi favor.

Casi bebia un sorbo cuando Freda dijo aquello.

La miré en silencio y busqué su mano.

-Qué ocurre?- mi voz sonaba temerosa y algo ausente.

Sentado mirándolas a ambas me quedé con el pitillo en los labios, bebiendo de ese elixir de vida que nos mantenia sobreviviendo en este mundo de mortales. Ella no dijo nada, no dije nada solo la miré aun con un poco de seriedad, quería saber a donde se había ido y no dijo absolutamente nada, los tres bebimos de nuestros vasos el sonido de los pitillos se hizo presente, se escapo alguna risa, pero se apagó en un segundo.

Algo me llamo la atención, de nuevo estaba esa mirada de Freda, sabía desde el momento que atravesó la puerta, ahora parecía que estaba inquieta..
-Dilo ahora Freda, ¿Qué es lo que te pasa? ¿Qué es lo que te incomoda ma petite? – dejé mi vaso a un lado y lo empujé con los dedos para que lo bebiera Brody ella había desaparecido todo lo que tenía en el de ella en unos segundos-
La miré con curiosidad, esperando una respuesta, quería conocer esa respuesta, y muy en el fondo temí por ella, sentí una culpabilidad que recorrió mi cuerpo.

Las miradas… esas mismas miradas era a las que temía. Y nuevamente estaba ese sentimiento de vacío, ¿culpabilidad?, la verdad era que no lo sabia. Sentía más pánico por lo que pudieran pensar de mí… el silencio era atormentador, podía escuchar el tic tac del reloj que se hallaba en sala principal. Cerré los ojos, ¿era capaz de decir la verdad?.

-ustedes están mal… yo estoy mal… no saben lo difícil que ha sido esto para mí- abrí los ojos y los miré a ambos – ella no podía vivir… su sangre… nunca debió existir una sangre con aquel aroma… yo no iba a aguantar Laurent- mi voz era entrecortada y mi cerebro pasaba las imágenes de aquel día – ustedes no saben lo que sentí… ustedes no estaban… ella… - apreté el puño con fuerza – era solo una niña…- dije en un hilo de voz, le di un golpe a la mesa.- su sangre me llamaba Brody… no podía controlarme… no quería matarla… yo no quería hacerlo- mi voz se iba perdiendo, era casi tan baja como el tic tac que antes había escuchado -lo siento…- baje la mirada… no quería ver sus rostros. No podría aguantar sus rechazos.

Los había decepcionado a ambos, y tendría que cargar con ese peso en mi conciencia, la muerte de mi padre, la muerte de esa niña, la de aquel cambia formas… mi madre… también fue mi culpa…

Noté curiosidad en los ojos de Laurent, pero por ahora no podia decir mucho, antes tenia que ordenar las cosas en mi cabeza. Y estaba Freda mi pequeña la cual ya no parecía ser la de antes, y estaba sumamente preocupada por ella, su mirada me tenía ahora atormentada.

Laurent me acercó su vaso, le sonreí con ojos mas que amorosos y después ella comenzó a hablar. El silencio nos recorrió enteros, ahora me estaba enterando de lo que había pasado en mi ausencia, no era que no pudiera creerlo, pero ella estaba sufriendo y me lamenté por no haber estado con ella. Retiré mi mano de la suya y clavé los ojos en la mesa apretando la mandíbula y los puños.

No tenía palabras, por lo que entendía ella había atacado a alguien, por un lado sabia que era un tanto normal, ella era recién convertida, recordé mis primeras 2 décadas, las mas dificiles de mi vida inmortal.

Busqué los ojos de Laurent para ver su reacción.

Los ojos de Freda detonaban muerte, la muerte que alguna vez estuvo conmigo, pero sus ojos no se veían rojos, sus palabras me dolían, todo en esta familia estaba mal, empezando conmigo, algo me pasaba y no sabía realmente lo que era, a Brody sentía que cada vez estaba mas lejos.
-Me siento decepcionado –no la miré- Un día de estos podrías matar a cualquiera que se ponga en tu paso -aunque ella se notaba ¿arrepentida? No estaba seguro, yo no me arrepentí nunca de las muertes que cause excepto una. Que me persigue hasta la fecha- Solo recuerda que cuando pruebes aquella sangre no volverás a ser lo que eres.Ahora la miré de frente esperando ver su reacción, no estaba enfadado, pero las muertes no eran fáciles de sobre llevar, era nuestra naturaleza, somos unos asesinos y algún día se daría cuenta de la capacidad de su fuerza y de su maldad.

Decepción… no me esperaba menos de su parte, el era uno de los seres más buenos y con el alma más pura que había conocido en mi existencia… y Brody a pesar de sus inseguridades constantes también tenia ese presentimiento de que se sentía decepcionada de mi. La perfección era algo en lo que yo nunca sería capaz de llegar a completar, podría buscarla pero las sombras ya me hacían imperfecta… volví a cerrar los ojos sintiendo la presencia de aquellas manchas tenebrosas a mi alrededor, acogiéndome entre sus nublosas siluetas.

Si tan solo supieran que en mis manos no solo había estado el cuerpo de esa niña… también estaba el cambia-formas dibujante, que intento socorrer a la pequeña… mis músculos se tensaron… ahora un sentimiento diferente me invadía…¿era rabia?. Me levanté automáticamente en acto de reflejo.

-¿decepción?... ja… no pueden culparme ni decepcionarse por hacer algo que va con mi naturaleza. Ustedes me convirtieron en lo que soy ahora… mis sentidos están preparados para asesinar, destrozar, aniquilar… sé que ella no era culpable de tener una sangre tan suculenta pero ya no importa, está muerta… ustedes me enseñaron a matar, ustedes…- volví a darle un golpe a la mesa partiéndola en dos, mi voz tenia un matiz oscuro casi despiadado, las sombras giraban a nuestro alrededor estremeciéndose con cada una de mis palabras – ya no importa – susurré… me dí media vuelta y comencé a caminar hacia la entrada, sabia que me iba a arrepentir por todo esto…. cuando eres un mounstro… ¿Por qué no poder actuar como tal?. Mi sentido lógico se arrepentía, pero mi nueva mentalidad se regocijaba. ¿Qué hacer si mi mente funcionaba desigual ahora?... todo era oscuro, nada era claro…

Todo giraba de manera diferente, sabía que algo le ocurría, pero no imaginé la magnitud, sentí una culpabilidad en mi interior, era el causante de todo, en realidad era su creador, Brody no podía convertirla por temor de matarla, tal vez debimos dejar que muriera y nada de esto hubiera pasado, ella no seria desdichada y no estuviera pasando por todo esto. Me puse de pie cuando ella partió la mesa en dos y uní las cejas de manera instantánea. Y la seguí para detenerla, un comportamiento cobarde que nunca le había enseñado, todas sus palabras me parecieron hirientes, llenas de reproches, lo difícil eran los recuerdos, los motivos que la orillaron hacerlo.

-Yo nunca te enseñé a matar –le dije mirándola de frente- siempre te enseñé el amor hacia los humanos, a respetarlos, ¿Ahora que sigue? ¿Beber su sangre? ¿Andar entre ellos con los ojos carmesí?, si es así… no quiero volver a verte Freda, prefiero que estés muerta. –Resoplé, esta situación se nos salió de las manos, se comportaba como una niña caprichosa y consentida, eso era lo que era- ¿Quién será tu siguiente víctima? ¿André? ¿Alguno de tus compañeros de la universidad? ¿Nosotros?... matar no siempre es cuestión de satisfacción, aunque tengamos que hacerlo por defender lo nuestro, la muerte siempre nos perseguirá, es nuestra naturaleza, somos vampiros y eso es lo que somos, unos asesinos – volví la mirada hacia una de las ventanas y luego la miré- No matamos a la gente inocente solo por diversión, no nos alimentamos de ellos aunque nos cueste, todo este tiempo intenté enseñarte ese amor que siento hacia ellos, hacia los humanos… pero parece que nunca entendiste la lección, preferiste hacer lo que tus instintos te dicen, creo que esta bien que lo hagas, pero recuerda que todas las muertes tienen consecuencias, todas.

Di unos pasos hacia el ventanal y dije de manera seria:
-Fue un error haberte convertido en vampira, hubiera sido mejor dejarte morir –mis palabras sonaron dolientes y bastante secas- hubieras estado mejor con tu verdadero padre. –hice una pausa, no podía arrepentirme ahora de haberlo hecho, era mi error y tenía que pagar lo que hice, la miré de nuevo- ¿Ahora que harás? ¿Huirás como una cobarde o afrontarás todas las consecuencias?

Entrecerré los ojos cuando sentí la mano de Laurent en mi hombro para detenerme, lo previne, me detuve y el comenzó a hablar. Cada una de sus palabras eran puñal tras puñal… un corte… dos cortes… tres cortes… cincuenta y cinco cortes… mis ojos lo miraban desorbitados fuera de sí, me daba pena en verdad, no me conocía nada, nadie me conocía. Siempre iba a ser la niña rechazada, los trastornos me iban a seguir hasta el día de mi nueva muerte.

Tenia dos alternativas… marcharme sin mirar atrás o quedarme con ellos por todo el amor que sentía… ¿pero ellos realmente me amaban a mi?, ¿no le bastaba con todo lo que ya estaba sufriendo?, ¿no le bastaba saber que no había bebido ni una gota de sangre de aquella niña?, no entendía su pensamiento… dejé que mis piernas se balancearan para caer de rodillas al piso. ¿No recordaban que la primera vez que mate fue con ellos? Mis brazos cayeron como trapos sobre mis piernas.

Sus palabras me dolían cada vez más, era de ese tipo de dolor que no se podía curar con analgésicos. -Fue un error haberte convertido en vampira, hubiera sido mejor dejarte morir – eso fue lo que más me removió. Mi cabeza daba vueltas sin sentido, era un estorbo, nunca lo había pensado así siempre supuse que sentían el mismo cariño como el que sentía yo por ellos pero estaba completamente equivocada. Si prefería verme muerta era porque no le importaba.

No sabia que decir, todo mi mundo se derrumbo, era como despertar de de un dulce sueño y encontrarte con la peor de las pesadillas, levanté la vista hacia la puerta… me podía marchar… debía hacerlo, yo ya no pertenecía a su lado, ellos no me necesitaban…yo… iba a quedar sola como siempre debió ser después de la muerte de mi padre. Miré a Laurent con la cara consternada llena de sufrimiento.

-no huiré… me marcharé, lejos de ambos no quiero seguir siendo un estorbo, yo no quería…- se me apago la voz, tomé una bocanada de aire y continúe – yo no quería ser una molestia, pero ahora lo entiendo todo- bajé la mirada y me levanté del piso lentamente –ya no tienen que preocuparse por mi- dije en un hilo de voz, me estaba pudriendo por dentro. Iba a encontrar la forma de morir, debía morir…

Spoiler:

De frente me quedé mirándola, firme como una roca, la mirada fría se posó sobre de ella, sabía que sufría, sabía que dolía, nunca debimos de haberla involucrado en nada. Sabía que la había lastimado con todo lo que le dije, pero no había otra manera para hacerle entender que todo lo que había hecho estaba mal, los eres humanos, la gente inocente no merecía morir a menos que en verdad se lo buscaran que fueran unos criminales, unos malditos, ella calló al suelo como si fuera una muñeca débil.

La debilidad de la sangre siempre puede ser traicionera, no dejaré que se marche, no me arrepiento de mis palabras, pero no puedo ocultar el amor que le tengo. Muy dentro de mí ser la perdonaría.
-No te irás a ningún lado –le dije con firmeza deteniéndola de nuevo, le di media vuelta y la miré a los ojos- No lo entiendes Freda, has sido lo único que nos ha mantenido unidos –hasta ahora, ella era un vinculo, lo que teníamos Brody y yo estaba en una cuerda floja, no sabía en que momento iba a caer todo, pero todo estaba frágil reciente y sabia que pronto ese cristal se partiría en millones de pedazos-.

Siempre mis movimientos han sido como si fuera humano, mis sentimientos no podrían ser más similares aunque variaba dependiendo de mi enemigo, de las personas que me rodeaban, la abracé y le dije al oído:
-Nunca has sido una molestia, has sido la que vino darnos lo que otros no han podido, nos llenaste con tu humanidad, te amamos, por eso no te dejamos ir. -de lo contrario estarías muerta- Quiero que me cuentes todo lo que pasó, que fue lo que sentiste y como surgió, no te iras de aquí fácil, tendrás que aguardar a este loco que se nombra como tu unico creador –ahora sabia la verdad, no fuimos los dos, fui yo quien la convirtió-

Mis ojos se movían tambaleantes, alternando la mirada entre Laurent y Brody, estaba preparada para marcharme y dejar todo rastro del pasado atrás y encarar mi muerte, ellos eran las únicas personas que me retenían y hacían que mi vida tuviera un sentido lógico. Me volteé y emprendí la marcha hacía la puerta, la nuevamente la mano de mi padre me detuvo. Me volteo y me quede paralizada cuando su mirada hizo contacto con la mía.

Escuche sus palabras esperando cualquier cosa menos lo que dijo, miré a Brody de manera recriminarte… algo andaba mal entre ambos, se podía sentir en el habiente esa tensión pero yo en mi mundo me preocupaba más por mi bienestar que en el de ellos… que egoísta… ahora me sentía mucho peor.

Su duro cuerpo se junto con el mío en un abrazo, lo abrasé de la misma manera… lo amaba… siempre los ame. Pero mis inseguridades terminaban arruinando todo. Esperaba que esta vez no sucediera lo mismo. Fije mi mirada en el gran piano, buenos recuerdos me invadieron, lo abracé con más fuerza. Me tocaría contar todo. Todo lo que quería dejar en el olvido….¿Mi único creador? Miré a Brody esperando una reacción de su parte… las piezas no encajaban. Volví mi mirada hacia Laurent y lo fui liberando de mis brazos de a poco.

-Laurent… yo estaba en la universidad dibujando- hice una pausa y tomé una bocanada de aire –una pequeña andaba perdida… buscando a…- no debían saber que ella buscaba a Tea eso lo empeoraría todo- buscando a alguien… fue algo que no se puede describir, no pude controlar mis insititos, su sangre era como mil llamas quemando mi garganta, mis músculos se contrajeron preparados para atacar… no me podía contener- cerré los ojos, frunciendo el ceño, aun podía sentir el aroma de su sangre – pero lo logré… no bebí de su sangre… no podía decepcionarte a ti ni a Brody… pero ella me había entregado demasiados datos, sabría como ubicarla, la seguiría estaba segura de ello, me había transformado en un mounstro, un ser incontenible… tuve que matarla….-la voz se me apago al decir lo ultimo. Volví a abrir los ojos y susurré implorando el perdón en mis ojos- lo siento-

Seguí mirándola con la mirada fría justo a los ojos recordando, lo que siempre me perseguía hasta ahora, los recuerdos nunca me abandonarían, siempre estaría aferrado a ellos. Le acaricie el cabello y sonreí a medias una sonrisa torcida, todo lo que había pasado entre nosotros había cambiado, lo que había pasado con mi esposa y yo estaba cambiando de sobremanera, ahora era mi turno de irme… pero no sabía como decirlo. A pesar de que la amaba tenía que dejarla... eso me resultaba más doloroso, era como que me arrancaran el corazón muerto.

La solté aun pensativo, mirando hacia los ventanales donde podía ver los jardines, un hábito que se me había quedado para pensar, desde que visitaba aquella Dra. Regresé a mirarla cuando ella habló. Empezó a contar la historia, recordé a una niña perdida en la universidad. ¿Será la sobrina de Fromm? No he visto a esa muchacha últimamente. En ese momento comprendí su dolor, sabía muy bien como se sentía, una angustia invadió mi cuerpo, cerré los puños, viví el mismo momento de su muerte, su dulce muerte, su mirada, sus ojos, el olor de sus sangre, ese mismo momento que me hizo flaquear que me hizo sentir miserable que odie mi existencia para toda la eternidad.

Ella terminó su historia pero estaba más aturdido por mis recuerdos que parecían latentes, que se reflejaban vivos, le tomé la mano.
-El perdón siempre lo podrás obtener de mí, pero no estoy seguro si lo podrás obtener de ti. –le besé el dorso de la mano- La muerte, nos perseguirá, solo debes tener cuidado con la sangre, nuestro instinto es matar, sin piedad, sin premura, sin miedo, estamos creados para esto Freda, lo sé y es difícil. Siento mucho que te haya entregado a este mundo, pero debes entender que también la vida es valida, una vez estuvimos vivos, sentíamos como ellos, y mirábamos el mundo de otra manera.

Miré a Brody de reojo, pero al parecer ella estaba ausente no dijo nada. Volví la mirada hacia la ventana, ahora era un hecho… unos regresan, otros se van, y luego llega el descubrimiento de la verdadera naturaleza.