las cosas no son lo que parecen (1 vampiro libre y Laurent)

Y Testament se marcho, dijo palabras que poco significaron para mi, y al parecer también para Laurent no habían sido importantes. La rabia que sentía en ese momento me hicieron decir palabras que nunca antes había dicho en mi vida, garabatos que no tenia idea que los sabia, termine de romper la barra solo para descargar toda la tensión que habíamos tenido en ese momento.

-hoy no abriremos dad- mi voz era fría, el no tenia la culpa de todo esto pero ambos sabíamos que no podríamos bajar aquella adrenalina en un largo periodo de tiempo, al menos con Meyers fue diferente, el no arranco como un mariquita cuando lo matamos.

Laurent bajo a ordenar unas cosas y a buscar un poco de sangre a los congeladores, el tanto como yo necesitábamos calmarnos.

Di un grito estrepitoso, lo suficientemente fuerte para que se escuchara fuera del Pyzco los vidrios retumbaron, y un par de copas se quebraron, Laurent no acudiría de inmediato entendería que era solo una forma de desahogarme. Me senté en una de las sillas, y tome aire varias veces.

Estaba seguro de que algo le seguía. Demasiado rápido para ser humano pero demasiado real para ser una imaginación suya. La inquietud le llevaba a caminar rápido, sin saber siquiera por dónde iba. Y eso era lo mejor de todo, esos inútiles humanos no eran capaces de darse cuenta de que les llevaba a donde yo quería. Un callejón sin salida, algún almacén o el nivel más bajo de un parking, existia un amplio abanico de posibilidades que por la noche se veian incrementadas. Llegó al final de la calle, un muro de ladrillo le impedía seguir y cuando fue a dar media vuelta se dio de bruces con una chica pálida, sorpredentemente bella y con unos demoníacos ojos rojos que le analizaban. Fueron esos infernales ojos lo último que vio de este mundo, un final algo triste por su parte pero más de lo mismo para mí. Dejé el cadáver entre las bolsas de basura, desmembrado y quemado, dudaba mucho que lo encontraran.

Todo segúia su curso, la gente caminaba por la Plaza de los Pioneros agitada, ajena al mundo sobrenatual que se desarrollaba a su alrededor. Licantropos con apariencia de fuertes humanos y vampiros que lucían pálidos, intimidantes y como bellos dioses. No me mezclé con la muchedumbre sino que seguí mi camino por la calle donde se encontraban la mayor parte de restaurantes y negocios. El grito de una mujer me dejó helada, creí haber visto vibrar las cristaleras del lugar de donde procedía pero aún así no estaba segura. En menso de un segundo estaba dentro del bar donde una agitada Freda intentaba calmarse.

-Pero qué demonios...-murmuré al descubrir el estado del bar.

Cerré los ojos con fuerza no podía dejar de jadear, odiaba con todo mi ser a esas criaturas con mentalidad imperfectas mal hechos de fabrica... no entendía como podían amarse o sentir algo dos personas del mismo sexo, me daba repugnancia el solo pensar en ello...
Mis brazos se sentían tensos al igual que cada parte de mi cuerpo, las ganas de alcanzar Testament hasta donde se encontrara no me faltaban, sabia como ubicarlo, su rastro mal oliente era sencillo de seguir.

Ya estaba empezando a caer la noche y tenia que poner el letrero “cerrado por hoy” en la entrada, tendría que llamar a Tea y André para que no vinieran a trabajar ese día, mi intención era eludir todas las explicaciones posibles.
Brody no daba señales de vida, hasta podía imaginarla atendiendo sus rosas, y cuidando o jugando con su colección guitarras, o simplemente limpiando con esa obsesión maniaco compulsiva que tenia ella por el higiene, cosa que se me estaba haciendo costumbre a mi también.

Los peatones seguían su curso por fuera de Pyzco, al ver las luces principales apagadas ni siquiera tocaban la puerta para saber si estaba abierto o no. Un efluvio conocido llego hasta mis fosas nasales, Hemera... miré como entraba y dirigía su mirada hacia la barra destrozada. Libere mis puños de la prisión de tensión en la que se hallaban, la miré lo más serena que pude dentro de mi rigidez.

-mal día- susurré entre dientes, al parecer mi grito había atraído la atención de la vampira carnívora, me acerque hasta el equipo de audio y puse una melodía, no me importaba cual la necesitaba para no desquitar mi enojo con aquella mujer, cerré los ojos aun con la respiración agitada.

Dentro de la bodega estaba abriendo el refrigerador cuando seguí escuchando la ira de Freda, destrozos y gritos dentro del local, era de esperarse tenía muy poca paciencia en ese tipo de cosas, no me sorprendía lo mas mínimo. Pero algo había notado en ella, un cambio que probablemente no conocía. La había descuidado y tal vez ese tiempo que había estado lejos de ella, cambió y no lo sabía. No entendía cual era el extremo odio que le tenía a Darkwood. Abrí el refrigerador y ahí estaban aquellas botellas que siempre guardamos, sangre fresca, también teníamos de diferentes especies, hasta humana, decidí la que siempre había estado acostumbrado, cerdo.

Después de varios minutos regresé con las botellas eran largas y obscuras, parecidas a las de vino. Pensé que estábamos solos teníamos compañía. Otro olor llegó a mi al atravezar la puerta y aparecer detrás de la barra. Me sorprendió ver a Hémera no la esperaba. Las botellas se quedaron sobre la barra, vi a mi hija que parecía alterada cuando se acercó al aparato de audio. Di un brinco ágil e inexistente, nadie se podría soprender de eso. Me acerqué a Freda y la agarré de los homnbros y musité con una voz melodiosa:
-Ma petite, ya pasará -miré a Hémera- Bonjour… -la saludé- Que sorpresa, pero hoy no abriremos –sonreí amable y carismático, esa mujer me agradaba, pero no me gustaba su habito de alimento-.

[Off: Por lo que he leído en Epifanias, que, creo es el post que precede a este la situación cambia. O bien le pedís a un admin que borre este y hacéis uno nuevo o...no sé xD]

(Off, si, definitivamente este tema no va. tema cerrado.)