Una noche por la tan llamada y famosa plaza de los pioneros, me hallaba en Seattle, una ciudad hermosa para poder disfrutar del ambiente nocturno, los cielos ya eran oscuros y decorados con el destello de los puntos llamados estrellas y aquella enorme Luna. Caminaba lentamente disfrutando del panorama, de la decoración, de las tan famosas parejas humanas, mi camisa y pantalon manta, aquella tela delgada y que se movia conforme a las corrientes de aire, personas que solo pasaban por ahí para poder llegar a su destino ... todo era hermoso.
Podía mirar todo y disfrutar del ambiente, nada podía arruinarlo, había escuchado algunas leyendas sobre este lugar pero no les había tomado importancia, mis cabellos se alborotaban cada vez que el viento pasaba refrescando el lugar, mi vehiculo no se encontraba lejos de aqui pero aún no quería irme, no debía irme.
Un aroma, un aroma distinto se mezclo en el lugar, situado en medio de la plaza de los pioneros, justo delante de mi.. busque con la mirada al portador o portadora de ese aroma, olía como al aire que se respiraba en Italia, ¿Podría ser?.. en verdad lo desconocía, camine lentamente hasta donde el aroma me indico y ahí había una mujer.. parada buscando algo o a alguien con la mirada, permanecí en silencio.. no lograba comprender a la perfección todo esto.