¿De qué lo quieres? (Catalina)

Una pequeña niña me acompañaba esa mañana nublada, era demasiado bizarra la situación a pesar de que me sentía como un idiota. Me fascinaban los humanos, no podía evitarlo. Tenía un ejemplar fascinante a estudio, una niña que usaba la mente para manipular a los adultos, su inteligencia prematura, su manera de hablar, lo expresiva que era al moverse y al gesticular de forma teatral. Caminé junto con Catalina por todo el campus hasta que nos detuvimos en la parte de recreo donde estaba la cafetería.
-¿De cual prefieres blanca nieves? -dije con una melodiosa voz, sostenía mi mano sobre el guante con su pequeña mano, me miró sonriente-

La miré con extrema curiosidad, esperaba que me diera una lista de sabores, no tenía la menor idea de que estaban hechos, ni mucho menos a que sabían, solo había visto las expresiones de la gente al saborearlos. Y con eso era suficiente para imaginar que estaba pasando por sus mentes, era una sensación que todos deberían experimentar. Parados enfrente de la nevera de helados, no sabía nada de esas mezclas de chocolate, crema y vainilla, todo era completamente extraño.
-Recuerdo que me gustaba el de chocolate cuando tenía tu edad –mentí, pero era solo para hacer plática, sonreí carismático y le guiñé un ojo-

Estaba completamente atenta de cada una de las personas que pasaba por el lugar, busque el cabello rosa por todo el campus, pero para mi suerte no se veía por ni un lado, camine de la mano del joven Laurent hasta la cafetería de la universidad, un par de veces había ido hasta allí con Tea, los helados eran deliciosos y cremosos. Llegamos hasta la nevera de helados donde se ponían todos los sabores y colores posibles, la gente me miraba por mi extraño atuendo yo solo sonreía, no acostumbraba ser el centro de atención por mi vestimenta.

-a mi también me gustan los helados de chocolate príncipe Laurent... con frutilla, o con vainilla, unos chips de colores o frutas tropicales, depende del día- dije con voz armoniosa. Miré al cielo, estaba algo nublado.

-Hoy querré de chocolate con menta y salsa de frutilla- sonreí encantadora

Ella empezó a hablar y no entendía nada de lo que decía, sonreí carismático mostrando mis perfectos dientes.
-El que desees, será para su alteza blanca nieves.

Un muchacho como de unos 18 años atendía el puesto y le pedí amablemente el helado de la niña, no pedí nada para mi. Pero si pedí una botella de agua, todos hacían lo mismo, la sensación de sed que provocaba aquel helado sería aplacado con el agua. Le dieron su helado a catalina, la princesa blanca nieves, sonreí al ver su mirada y el reflejo del sorbete en sus ojos, le pagué la muchacho. Agarré la botella de agua y caminamos un poco hasta sentarnos en una mesa. Había un aire frio y se sentía que la lluvia pronto iba a caer, el olor a humedad era intenso.

Tenia una sonrisa plasmada en mi rostro, estaba fascinada viendo como fabricaban mi helado, el joven trabajaba con mucha agilidad y destreza, me pregunté por que el no pidió nada, pero podía no ser muy educado preguntar aquello, lo deje pasar por el momento, el Joven Laurent había sido muy amable conmigo. El muchacho encargado de la heladería me entrego mi vasito con helado, una cucharita y unas pocas servilletas, le dio a Laurent una botella con agua y nos fuimos a sentar en una mesa cercana, yo me senté sobre mis piernas dobladas para conseguir más altura.

- Muchas gracias por el helado príncipe Laurent- puse mi mejor sonrisa de agradecimiento.

- a usted ya no le gustan los helados como cuando era pequeño?- pregunté alzando una ceja, quizás se había vuelto alérgico o intolerante a la lactosa, tomé de mi helado mientras esperaba su respuesta.

Una mirada de satisfacción portaba por aquella sonrisa de Catalina, me sentí como en los viejos tiempos, aunque podría decir que era un centenario cuando compartía estos momentos con mi hermana Clarise.
-Es un placer princesa blanca nieves –sonreí carismático y dejé la botella de agua sobre la mesa-. No, ya no me gustan, he crecido. Mi favorito era el de chocolate, pero sin tantas cosas encima –dije con in tono inocente, realmente no sabia de que se trataba ese helado y sus decoraciones modernas-.
-¿Que le dijo su hermana Amaltea Fromm? -y trabajadora, pensé mientras miraba aquellos ojos cristalinos de color azul de la niña-.

No sabia que cuando una crecía dejaban de gustarle algunas cosas... a mi también me pasaría eso?, esperaba que no fuera así adoraba la comida, todo tipo de comida. Que, que me dijo?, por poco olvidé la conversación que había tenido con Tea por celular, andaba muy distraída últimamente.

-Es mi Tía, joven Laurent- mentí aunque estaba tan acostumbrada a decir lo mismo que hasta parecía ser cierto.

-dijo que estaría en la fraternidad en dos hora, le toco terminar unos exámenes pendientes- Me encogí de hombros, restándole importancia, ya me había acostumbrado a estar sola la mayor parte del tiempo desde que no veía a mis padres. Tomé otro poco de mi helado.

-usted también estudia acá príncipe Laurent?- pregunté.

Quedé admirando sus ojos claros. Me pregunté por lo que pasaban en su pequeña cabeza.
-Llámame Laurent princesa blanca nieves –aclaré, porque de joven no tengo nada, sonreí para mi mismo- Así que Froom es su tía, ¿y eres hija de alguno de sus hermanos? -dije con una voz melodiosa, casi hipnotizante, la que solemos usar los vampiros para captar la atención de nuestras victimas-
-Te llevaré a donde está ella en ese tiempo –dije mientras aun continuaba mirando como degustaba ese cremoso helado de colores-
-No, soy profesor… - dije un poco ausente- profesor de creación literaria y fotografía. ¿Te gustaría que te saque una foto? –pregunté mientras sacaba mi cámara de la mochila que siempre andaba en todos lados en la universidad-

El joven Laurent tenia una voz hipnotizante, me quede atolondrada. Parpadeé un par de veces con los ojos bien abiertos, un escalofrió recorrió mi espalda... cuando noté que estaba pegada en su rostro, baje la mirada avergonzada, tomé de mi helado muy rápido, el era demasiado joven para ser profesor, pero quizás no representaba la verdadera edad que tenia.

-soy hija de su hermana- ¿hermana era? ¿O hermano? –murió hace poco en un incendio, junto con mis abuelos- mentí inexpresiva, me encogí de hombros. Aun no me acostumbraba a esa historia tenia que actuarla con mayor tristeza la próxima vez.

-claro!... tómeme una foto solo dígame como tengo que ponerme y lo haré- sonreí de oreja a oreja.