Necesito una oportunidad ( Seprov)

Me acerque a la oficina del profesor de Historia, necesitaba toda su ayuda, sobretodo, su cobijo, ahora que me encontraba en un momento vulnerable de mi vida.

Llame a su puerta dos veces, esperando a que me recibiera, de seguro estaba ocupado revisando expedientes y examenes, no queria interrumpir, pero, era necesario, lo necesitaba demasiado.

Volvi a tocar la puerta de su oficina y espere a que me abriera la puerta.

- Vamos, por favor, necesito tu ayuda- Hablaba en voz baja, rogandole al cielo por algo de ayuda.

Después de una ardua jornada laboral, me encerré un rato en mi despacho, amablemente arreglado a mi disposición por el personal de la universidad. Desafortunadamente, no tendría momentos de descanso, sino que, en lugar de eso, me debería poner a trabajar en algunos escritos de mis alumnos. Muchos eran pésimos, otros menos regulares, la minoría buenos, y una minúscula cantidad adicional eran sobresalientes. Bufé tras hojear unos pocos más, mientras me recargaba cómodamente en mi silla reclinable. Tomé un puro, uno de mis nuevos vicios, y lo encendí, dejando que el humo llenara la habitación lentamente, continuando con mis deberes.

Enarqué una ceja cuando escuché que alguien llamaba a mi puerta fuera del horario de asesoría. Me extrañaba, pues yo era verdaderamente estricto en cuanto ello. Me encogí de hombros, tras lo cual insistieron.

-Está abierto, pero más vale que sea importante- dije a modo de invitación para que la persona afuera entrara

Me puse sumamente nervioso. De repente me llego el aroma a humo de pipa o de puro, no se que demonios era. Y escuche su voz, el estaba ahi, de seguro muy ocupado para responderme como me respondio, aunque el no tenia ni idea de que era yo quien estaba a la puerta.

Ya no quise demorarlo mas, y apareci. Yo estaba ahi, a punto de rogar por la salvacion de mi alma y de mis estudio. Tome aire, y abi la puerta, deje que Seprov me viera, y solo le respondi con una sonrisa.

- Hola Seprov- Lo mire a esos ojos perfectos, y a su mirada de adulto precoz, a pesar de que era joven, ya se veia como todo un señor.

- Necesito tu ayuda, tienes tiempo?- pregunte con voz serena.

La forma en que entró fue súbita, parecía que el poder de las palabras seguía sin fallarme después de tantas aventuras y experiencias. Claro está, me resultó algo inesperado ver al distinguido personaje que apareció detrás de la fina puerta que custodiaba el acceso a mi oficina de la universidad. Me puse en pie mientras dejaba el puro sobre el cenicero, consumiéndose lentamente. Hice un ademán con la mano para invitarlo a sentarse en una de las dos sillas frente a mi.

-Desde luego, Testament, siempre tengo tiempo para escucharte o, en este caso, ayudarte. Por favor, toma asiento- aguardé un instante a que siguiera mi sugerencia, tras lo cual le imité- ¿Cómo puedo serte de utilidad?- pregunté algo preocupado, hasta cierto punto, curioso

Me sente como me lo indico Seprov. Y me aliste para lanzar mi discurso, o mas bien, para mi suplica de ayuda.

- Gracias por recibirme, Seprov. Sucede que tengo un problema, y es que, la directiva de la escuela me ha condicionado la entrada a la escuela, por lo que hice en el estacionamiento, por cierto, perdona por lo de tu auto, espero que se haya pagado lo que debia.- tome mas aire- Me mandaron al hospital psiquiatrico, y me dieron de alta. Pero estoy condicionado, y para poder seguir necesito hacer un trabajo escolar de cada clase a la que asisto, por lo tanto, vine por eso, a ver que trabajo debo entregarte. Y segundo, y muy importante, es que necesito un tutor, alguien que este sobre mi, y me cheque todo, a donde salgo, a donde voy, y todo eso. Asi que, vine a ver con que me puedes ayudar.

Lo mire a los ojos, se quedo horrorizado por escuchar todo lo que habia pasado.

- Si, Seprov, tuve un problema fuerte, un episodio psicotico breve, aunado a un mal manejo de la ira. Estoy yendo a terap;ia cada semana, y no tomo medicamentos. Parece que me encanta empeorar las cosas.

Escuché con suma atención las palabras de Test. Ciertamente era algo que me conmocionó por un breve instante. Torcí un labio al recordar el estado en que terminase mi Ford GT. Ciertamente, mi ahijado tenía suerte de que mi estima por el fuese muy alta, o jamás le hubiese perdonado el destrozo de uno de mis autos favoritos. Al final, me había limitado a encargar uno nuevo desde Europa.
Entrelacé los dedos, adoptando una posición más reflexiva, la cual modifiqué cuando tomé el puro para fumar un poco, ayudándome a darle velocidad a mis pensamientos. Test me pedía un labor muy complicada, aún peor, una labor que, muy posiblemente, no cumpliría por mucho tiempo, pues los vientos de la tormenta eran cada vez más fuertes.
Devolví el puro a su sitio anterior, recargándome completamente en mi asiento. Miré el techo por un segundo y finalmente me decidí a pronunciar palabra.

-Primero lo más fácil. Me entregarás una investigación sobre la importancia de las guerras a través de la historia en el ámbito científico- me callé un instante- Ahora bien, supe lo del estacionamiento, el cuerpo académico me pidio consejo al respecto hace una semana. Puedo ser tu tutor si así lo deseas, incluso lo sugerí a los mismos directivos. Sin embargo, he de advertirte un par de cosas. Una de ellas es que puedo llegar a ser increíblemente estricto cuando me lo prongo, mucho más de lo que ya lo he sido contigo hasta ahora. Segundo, y considero esto lo más importante- me froté ambas manos preparándome a hablar- si lo soy, quiero que, desde hoy, comiences a buscar a un reemplazo mio, en caso de que algo me suceda. ¿De acuerdo?

Aquellas palabras no me gustaron mucho, incluso, senti que algo me desgarro por dentro. Sentia como si quisiera renunciar de un momento a otro. Me dio a entender que.." si me harto de ti, buscaras a otra persona". o si algo llega a pasarme, si me matan, o me despiden de la escuela, tendras que encontrar a otra persona.

Lo contemple un momento, un tanto asustado- Seprov, pero un reemplazo? Tan pronto?- lo mire detenidamente un rato. Su rostro mostraba paz, armonia, de hecho, ese rostro paternal de siempre, se manifestaba en ese momento.

- Bueno, si esa es tu condicion, las acepto, y de lo de ser estricto, cuenta con que sere una persona muy obediente. Sabras absolutamente todo lo que hago, a donde entro,a donde voy, con quien voy, todo eso. Descuida, no vas a saber nada malo al respecto. No voy a vivir en tu casa cierto?

Test parecía más interesado en el asunto de lo que en un principio pudiese imaginar yo. Ciertamente, eso me complació, pues la cosa era delicada, más para que los ejecutivos de la universidad llegasen a grado semejante. No obstante, unos cuantos meses bajo la correcta supervisión, carencia de anomalías y entonces todo quedaría olvidado por parte de los altos mandos.... con un poco de diálogo añadido por mi parte, posiblemente.

Sin embargo, en ese momento requería brindarle una breve explicación a Test sobre mi condición actual... y mi maldita enfermedad me interrumpió nuevamente. Tosí un par de veces, saqué mi frasco con píldoras e ingerí algunas para calmar el malestar. Respiré profundo antes de volver a hablar.

-Tranquilo, tampoco quiero ser un policía, querido Test. Eres libre de ir a donde desees, confío en ti lo suficiente como para no presionarte a ese punto- miré con mayor detenimiento a mi ahijado, preparandome a revelar uno de mis secretos- Pero, a lo que me refería con sugerirte buscar un reemplazo no es otra cosa que el poco tiempo de vida que me resta- comencé esbosando una alegre sonrisa- Además, me temo que pronto no podré venir a dar clases a la universidad, al menos si mi padecimiento me deteriora al paso que va.

Aquella confesion me puso helado. No podia creerlo, de nuevo, sentia que perderia a una persona mas. Eso jamas acabaria nunca, parecia que vine al mundo a perder a los que mas amo en la vida. Intente tranquilizarme, camine de un lado a otro, en busca de que mi cerebro se descongelara por el balde de agua fria que Seprov me acababa de lanzar.

Lo contemple un momento, y tome una decision.

- Seprov, quiero irme contigo a tu casa. No voy a dejarte morir solo, y esa es mi ultima palabra. - me acerque a tomarle sus manos, le bese una, en señal de respeto, para mi el era como un padre, como esa persona protectora que jamas tuve. Me puse de rodillas ante el, en su asiento, y lo abracé de la cintura, fuertemente- No voy a dejarte solo, no me podras separar de ti amigo, y voy a cuidarte, no importa nada mas, asi que, vamos a salir juntos los dos adelante, los milagros siempre estan a la orden del dia.

Me resultó realmente conmovedor el gesto de Test. No obstante, no podía permitirle estar demasiado cerca de mi, al menos no mientras mis planes por alcanzar la inmortalidad continuasen. Debía, era un mandato mio, superar el poder de la muerte a toda costa. Y, sin duda, Test corría un gran riesgo al estar a mi lado en tan siniestras horas. Preferí, no obstante, revelarle otra parte de mi verdad, de mi necesidad por arriesgarme y forzar mi suerte al máximo.

-Test, mi Test, por favor, toma asiento, aún no concluyo- le pedí con una sonrisa en el rostro- No planeo morir, Test. Si bien es cierto que la muerte representa el fracaso de mis planes, no es la única opción en ellos. Verás, pienso visitar a los Volturi y pedirles mi cambio...- dejé la frase en el aire, no estaba seguro de como se lo tomaría, si quiera si sabía de la existencia de ellos, había sido un movimiento imprudente, pero estaba hecho, solo me restaba esperar sus reacciones, o si al menos conocía algo del tema.