Antes de cerrar el resto -lucrecia-

El olfato me habia echo llegar el intenso hedor de las sanguijuelas en el edificio, entre con cautela, que podia hacer uno alli, en medio de la ciudad, en un lugar publico si no buscaba alimento. Entre con cautela, el lugar se encontraba vacio, olfatee el aire, pero estaba demasiado cargado, el olor de la comida, asi como de los visitantes que habian pasado por el restaurante ofuscaba e irritaba mi olfato, pero el olor de mas de una sanguijuela distinta eran reconocibles.

En ese momento aparecio la palida, saludandome con total naturalidad, de nuevo la rabia hacia que se me erizara ligeramente el pelo de la nuca, o al menos eso me parecia a mi.

Sus ojos. La voz de Ana resono cono fuerza, y me permitio percatarme de a que se referia, no tenian el vivo rojo de la sangre, eran un dorado neutro que con su palida piel no hacian mas que refirmar mi idea de estar viendo un cadaver andante.

La observe en silencio, caminando lentamente a su alrededor, midiendola, mientras olfateaba en busca de alguien mas en el restaurante.

-Tus ojos... he oido hablar de vosotros... los que os alimentais de alimañas ¿no es asi?-

Que diablos la hacia tanta gracia, mi raza habia aparecido ante la necesidad de exterminar a la suya, de proteger a nuestra gente... proeteger a nuestra gente... las palabras resonaron un segundo.

-¿Que te hace tanta gracia sanguijuela?- Observe el restaurante unos segundos. y cuando volvi a hablar habia logrado suavizar un poco mi tono. -Convives entre los humanos... fingiendo ser como ellos... pero no, tu no eres igual, e visto vuestra hambre, dime, ¿siempre contienes el ansia? ¿no has matado nunca a nadie?- cambie a un tono acusador y la mire con ira, la rabia aun rugia en mi interior, pero por el momento era facil mantenerla estable.

La mire algo esceptica, los habia visto arrojarse como tiburones ante una mera gota de sangre.

Omiti el echo de que la ofendieran mis palabras.

-¿Y que ahi cuando te ponen la sangre en nariz? ¿no sientes el deseo de matar, de alimentarte? te resistes, pero que sucedera el dia que no lo logrues, ¿esconderas el cadaver y finjiras que no a pasado nada? ¿Volveras a esconderte entre el rebaño, como un lobo con piel de cordero? o aceptaras lo que eres, una asesina y te olvidaras de lo que has sido.- Tuve que respirar hondo para evitar dejar escapar mi rabia y me calme momentaneamente, mirando el restaurante, para mi tenia una belleza fria... como su ocupante actual.

Recorde las palabras de Kurt, no ataques a los ojos dorados, maldito cobarde.

Sonrei ante su insulto.
-Ya veo, ojos dorados, os alimentais de animales, pero eso no os impide seguir alimentandoos de los humanos, seguis siendo los mismos monstruos, solo habeis logrado civilizaros un poco.- Me di la vuelta y me dirigi hacia la puerta. Me detuve antes de salir.

-Hoy no tengo tiempo para jugar contigo mosquito, pero esperare ansiosa nuestro proximo encuentro.-

Desde luego era un ser curioso, su trato inicial hacia mi, acostumbrada a tratar con licantropos y no de forma hostil al parecer por su alegria.

-Me llamo Lucrecia. Cuando no estais hambrientos llegais a ser simpaticos.- Sali finalmente del restaurante, ojos dorados... menuda tonteria seguian siendo monstruos aunque tubieran un poco mas de autocontrol.