Inspeccionando

No podía esconderme eternamente en La Push, requería salir a explorar la zona de la península Olympic, aunque ello fuese ligeramente arriesgado. Desde luego, mi mejor idea fue encaminarme a un sitio extremadamente concurrido, al menos eso creía que encontraría en la calle principal de Port Angeles. Aunado a lo anterior, ese lugar se me antojaba como el más factible para encontrarme a mi hijo y advertirle de mi presencia en la zona, pues no quería darle muerte sin antes concederle el tiempo para preparse y arreglar todos los asuntos pendientes que tuviese. También debía darme prisa, ya Seprov disponía de pocos meses de vida gracias a la potente cepa creada por Aidan.

Inmerso en mis pensamientos, exhibiendo a momentos una sonrisa maquiavélica, pero generalmente mostrándome con una sepulcral seriedad, me aproximé a una pequeña banca ubicada en un lugar relativamente azaroso de la calle. Me senté y observé con algo de detenimiento y curiosidad a la gente. ¿Cuántos de ellos sabían sobre la existencia de los bebedores de sangre? Y si lo sabían, ¿qué pensaban los Volturi para permitirles estar vivos? Quizá la seguridad de su fortaleza en Volterra los había sosegado. Negué con la cabeza ante una aseveración como esa, los malditos reyes me decepcionaban notablemente, pero ya me encargaría de visitarlos después.

Levanté la vista, y mi olfato se mantuvo reconociendo miles de aromas distintos en Port Angeles con indiferencia

Había decidido ir a las afueras de Forks...
Había escuchado hablar mucho de Port Angeles... Creo qeu ahí
van los humanos cuando les apetece ver películas y los vampiros
cuando les apetece alimentarze.
La poca información sobr elos cullen que había podido recoudar me cerraba
el apetito ya que, a mas de un mes de haberme instalado en la península de olimpic, no había
cumplido con mi objetivo.
Solía ser una persona sumisa y servicial y nunca les había fallado a los Volturis pero...
Esta vez estaba demaciado cerca de hacerlo.
de pronto sentí un efluvio que me quemó la nariz. Un cambiaformas.
Rápidamente comenzé a buscarlo con la mirada y allí lo vi. Sentaod en un baco color
blanco... Por lo poco que se veia parecia rudo pero... ante mi era vulnerable... tal vez demaciado para su propia seguridad... No iba a lastimarlo, o eso tenía planeado... Solo tenía ganas de entretenerme un poco...
- Hola- dije luego de haberme acercado

El movimiento de las personas de un lado al otro era abrumador, no tanto como en Europa, pero para un lugar como ese, ciertamente resultaba notable, era como si Dax se viese envuelta en un cúmulo increíble de turistas... Y apareció un aroma desagradable. Arrogué la nariz un breve instante, continiendo las ganas de mostrar los colmillos que se ocultaban bajo mis labios. Al final, de algo había servido mi autocontrol a lo largo de las centurias... Escuché su saludo, ante lo cual me decidí a responder, tan sofisticadamente como el propio Viktor.

-¿A qué debo el honor de que una bestia como yo reciba palabras de alguien como tú?- pregunté en tono sarcástico, aunque sabía que el maldito chupasangre no podía sentirse ofendido en forma alguna, al final, había elegido cuidadosamente lo que acababa de decir.

- Que buen alago pero, con ese tono de voz me suena mas a una ofensa...
supongo que no ah sido intencional - Dije con un aire despreocupado
- Estaba pasando por aquí y, quería saber quien era el causante de causar semejante edor
que opaca al efluvio humano- dije simpática. -Entonces... tu eres...?-

La vampiresa parecía creer tener un gran sentido del humor, pero solo comenzaba a colmar mi paciencia, entrenada por los siglos para mantener mi mente fría y lejos de cualquier arrebato de ira súbito. Debía recordar que me encontraba en un lugar atestado de gente, y actuar imprudentemente era demasiado arriesgado. Sonreí con delicadeza, preparándome para una titánica labor.

-¿Tú crees que es perfectamente agradable para mi recibir la esencia a rosas que despides?- pregunté enarcando una ceja- Poco te importa, lo sé- ladeé la cabeza unos veloces instantes- Me llamo Alexander- declaré finalmente- ¿Y tú?

-Heidi Vulturi un gusto Alex- dije y vi que frunció el ceño - Porque puede decirte Alex no?-
Dije bromeando
En realidad quería provar hasta donde llegaría un licántropo.

Escuché aquel apellido... pertenecía a los grandes líderes vampíricos. Hice un gesto que bien pudo interpretarse como desagrado ante la forma en que me llamaba, pero realmente denotaba mi grado de incredulidad ante la situación. Me pregunté cómo sabría la sangre de un Volturi, no había tenido la dicha de matar a ninguno todavía, y no podía hacerlo en semejante lugar. Sin moverme un centímetro, decidí contestar, haciendo gala de mi sapiencia.

-¿Debería tener un motivo a caso?- repliqué con tranquilidad- Por ahora no... Sin embargo, creo que Volterra se encuentra distante de aquí, ¿cierto?

- En realidad Si... pero... deverías saber que no estoy encadenada a la torre- dije con suspicacia - Tenía bastante curiosidad de venir aquí... bueno... La verdad es que por estos lados están als chiaturas ams extrañas que nunca habia visto... - practicamente me gruñio- trata de controlar tu genio, estoy siendo lo mas simpática que puedo-

La arrogancia característica de los Volturi es enorme me dije sin dejar de prestar atención a la chupasangre. No obstante, debía mantenerme sólido, sin propiciar un enfrentamiento, no en esa precisa zona, pues resultaría fatídico para el anonimato de las especies. Sin embargo, fui incapaz reprimir un gruñido cuando todavía hablaba.

-Bueno, en ocasiones parece que ustedes temen tanto salir de su pequeño reino, que podrían parecer poco menos que leyendas o mitos urbanos infundamentados. Y si no, tenemos la derrota que sufrieron a manos de los... vegetarianos, ¿verdad?- esbosé una sonrisa maligna, pues estaba seguro que esa era una buena forma de asestar un golpe al orgullo de un Volturi

-No fué una derrota sino un retiro propio... El lider de esa familia es
íntimo amigo de Aro... el no querría lastimarlo- dije mintiendo olímpicamente
Nadie... mas que lios vulturis de mas confianza sabían que se estaba planeando
un retorno... una Dolce Venddetta...
- Con respecto a nuestro reino... a caso uno no prefiera vivir con al comodidad de tener poder y aplicar la ley? de hacer cumplir lo que debe ser cumplido?- pregunté - A caso existe una persona que no anhele poder?- dije terminando la frase

-Íntimo amigo de Aro- repetí con incredulidad. Esperaba que no creyese que me iba a tragar ese cuento... aunque, realmente, no planeaba darle mucha importancia al asunto. A continuación negué con la cabeza las últimas palabras de Heidi. Adopté el tono más sereno que pude para hablar, meditando brevemente como seguiría el curso de la conversación- El poder no es más que una vana ambisión, si se deja en eso simplemente. Se necesita mucha visión para lograr un objetivo con él... y en ocasiones esa visión se pierde cuando estás en el poder por muchos siglos- concluí con una orgullosa sonrisa

-De todas maneras es el poder en si lo que te hace importante, lo que haces con el solo te da respeto... un aparente respeto que en realidad no existe - Dije respondiendo a su sonrisa de suficiencia

Me parecía que los Volturi estaban más errados en sus ideas de lo que pensaba originalmente. Comenzaba a verle un lado chistoso a toda aquella situación, pues me ayudaba considerablemente a forjarme un concepto más completo sobre el clan dominante en el mundo de los vampiros. Sin duda, si podía manejar ese asunto a mi favor, las cosas serían mucho más sencillas.

-No necesitas ganar poder para ser respetado, y no necesitas ser respetado para tener poder, Heidi- refuté con una gélida seguridad en mi voz- Al menos, de esa manera, las jerarquías se mantienen estables y sobreviven, sin matarse entre ellas, dándole una gran importancia a cada miembro en la cadena de mando, volviéndolos piezas funcionales de un engranaje muy completo

- Creo que no entendieron la frase si no puedes contra ellos, unete- dije en un tono bajo - Puede que pienses que soy vanidosa y ambisiosa... y lo soy pero no puedes culparme por algo
de lo que no soy culpable... yo no tube la suerte de Edwar de haber sido cuidado por una familia...
Yo fue creada para matar- dije

Mostré una nueva sonrisa, esta vez tras escuchar el nombre de uno de los adversarios de los Volturi: Edward. Sin duda, me daría a la tarea de indagar un poco más al respecto, pues la idea de crear un guerra civil en el mundo vampírico se erigía con solidez en mi mente, adquiriendo una seductora forma a cada segundo. De lograrlo, conseguiría que las vidas de muchos de mis hermanos no fuesen sacrificadas en la batalla entre licántropos y vampiros. Necesitaba mantenerme ecuanime.

-Fui instruido para asesinar desde que nací- declaré sin darle importancia al asunto- Mi amo era un vampiro, y me forzó a dar cacería a muchos de mi especie... pero el ser una máquina de guerra no te impide ser razonable, fraguar y conspirar, viendo siempre un relativo beneficio para aquellos que son semejantes a ti, y están sufriendo injusticias por causa de tiranos, Heidi. - dejé escapar una risa en medio de mis palabras- Incluso, irónicamente, él fue quien me instruyó en el arte de combatir, para que lo terminase matando

-Así que eres mas despiadado de lo que crei- dije cuando pronunció la última frase.
-Seré todo lo que tu quieras pero no traiciono como tu-

-¿Traición es tratar de alcanzar la libertad y romper las ataduras de la esclavitud, una esclavitud en la cual era tratado como una mascota, siendo forzado a matar a otros como yo, a mis hermanos de especie?- pregunté con desdén- De ser así, no me opongo a ser llamado traidor, pues no hice sino buscar justicia para aquellos licántropos oprimidos por el poder inmisericorde de tu raza, Volturi. ¿Acaso jamás te has sentido de esa manera, cuando ellos te envían a cumplir sus susodichas leyes? ¿Cuando te encomiendan matar a otro como tú solo por el hecho de no alimentarse como ustedes?- sin duda, mover hilos en la mente de la Volturi sería una tarea complicada

Paré en seco. Si mi corazón hubiera estado latiendo tambien habría parado
Entonces mi mente empezó a volar... en los recuerdos...
cuandom me mandaban a buscar comida... cuando era una neófita y me enseñaron a luchar...
cuando nos dieron la órden de matar a la mayor parte de Vampiros posible.
Cuando me explicaban el poder de cada uno y me enzañaban por donde atacar...
en sus puntos débiles -No siempre uno puede liberarse- dije con una voz casi inaudible...
-Y si así fuera que haría?-

Una corriente electrica recorrió mi cuerpo como un relámpago, o eso me pareció sentir por un instante. ¿Acaso estaba resultando el empleo de las palabras en un Volturi? De ser así, le brindaría la seguridad que requería para dar el siguiente paso. Respiré profundo, relajandome por completo, necesitaba estar sereno y dejar la ofensiva para realmente entablar un diálogo.

-Siempre hay una opción, Heidi- miré alrededor, casi por reflejo- Yo creía no tener oportunidad alguna, y me di cuenta de que existía. Y una vez liberado, me he puesto a trabajar en pos de la igualdad entre mi especie... tú podrías hacer lo mismo, sólo se requiere la iniciativa para cambiar el mundo entero- concluí empleando un tono animoso

Me había dado cuenta que su tono de voz había cambiado...
Que sus frases ya no trataban de herirme sino de ayudarme? Ja...
como si algúno de us especie podría ser así.
Pero es que... que podría decir yo?
Que... había matado tantas veces qe había perdido la cuenta
que había sometido a individuos de mni misma especie a torturas horribles.
Yo... una sádica y despiadada vampiresa...
No me gustaba lo que era pero... no podía cambiarlo
-Moriria- dije en un susurro

Ignoraba por completo la forma en que la Volturi tomase mis palabras, pero sin duda alguna, debían haberle causado algún efecto, por lo menos uno. Me propuse indgarlo, pero desconocía un método a seguir para ello... quizá sólo era cuestión de continuar dialogando, mostrarme más comprensivo y abierto a aceptar el cambio en un vampiro.

-He vivido por más de medio milenio siendo cazado por tu especie, en ocasione al borde de la muerte, pero la esperanza de un mundo más justo y seguro me ha mantenido con vida. No exite motivo para que creas que morirás, Heidi, siempre que tus ideales sean firmes y tu voluntad sólida como una roca- empleba el mismo tono motivante que usase con mis aliados en cada ocasión requerida, buscando alentarlos... aunque no sabía los resultados en un vampiro

- No entiendes- dije con voz casi desesperada - Yo no tengo opción..
a mi... me craron para usarme como una... trampa sin escapatoria para
conseguir alimento, si yo... si yo me liberara... si yo escapara... Ellos me buscarían y
me atacarían hasta conseguir que vuelva... Si le ordenan a Jane - tragué salivA
al imaginar a una de mis mejores amigas dandome caza y torturándome

El fin justificaba los medios. Aunque la idea no fuese del todo de mi agrado, creía ser capaz de ofrecer alguna clase de intercambio de beneficio mutuo a Heidi. Con mi creciente ejército, tomar medidas defensivas no debía ser muy complicado realmente, mucho menos con el creciente reclutamiento en la zona. Sin embargo, sustentar un pacto semejante podía tornarse ligeramente peligroso... pero fértil, incuestionablemente.

-Heidi, estoy dispuesto a ofrecerte ayuda para liberarte del yugo de los Volturi, a cambio de que tú me auxilies también- manifesté con serenidad, sin ningún rastro expresivo en mi- Sé que ellos buscan lo mejor para los vampiros, pero su juicio se ha nublado con el paso de los siglos, y es momento de hacerles ver ese detalle- concluí, esperando una respuesta de la vampiresa, cruzándome de brazos.

-Yo...- dije titubieando - Yo tendría que pensarlo...
esta decició abarcaría demaciado peligro... tanto para mi como para ti-
En realdiad no entendía porque me estaba preocupando por la
seguridad de un Licántropo... Supongo que era porque perseguimos los mismos
objetivos... La libertad... Pero... sabía uqe tratanod de conseguirla arriesgaría la Vida...
mía y de los demás que me ayudarian

Comprendía su inquietud, sabía lo complicado que resultaba escogerla libertad sobre la seguridad, servir a un amo antes que luchar por los ideales propios... a no ser que se siguiese una doctrina tan sombría como la del dueño de nuestra esclavitud. Sería paciente, tal como lo fuese siglos atrás, en tiempos menos turbio y más felices que los presentes, al menos para mi persona.

-Tómate tu tiempo, Heidi. Cuando estés lista para hacer una elección, estoy seguro que me podrás encontrar- comenté con una sonrisa de seguridad- Confío en que hagas lo correcto- concluí con ecuanimidad.