Llamada Perdida (Mimi)

-por qué no se dejan de joder y me dejan dormir!!!- dije somnolienta, la voz de Myhr al otro lado me hizo salir de mi furia colectiva... ¿trabajo?... iba a responder pero continuo hablando su voz era sería sin ni un matiz de la alegría que lo caracterizaba cuando hablaba conmigo. Escuche con atención, debía ser algo importante… ¿Noruega? ¿Meses? ¿Anja? ¿Local?... no supe que decir, ahora me acordaba que debía ir a trabajar por nuestra ultima conversación y yo me había dormido… pero eso no era lo importante ahora… ¿el se iba?

–te vas- susurre… masticando información –me dejarás sola- mi voz era apenas audible… tragando información – ¿cuantos meses?- pregunté insegura de que esas fueran las palabras apropiadas… digiriendo información –yo me haré cargo… o lo intentaré- una lagrima descendió de mi mejilla… información procesada. – ¿Cuándo te vas?- una punzada en el pecho, otra lagrima.

Esta vez las palabras chocaban en mi cabeza con golpes directos y certeros, en mi mente no cabían palabras de aliento y lo peor es que no tenia ni la menor idea que decir o sentir ¿Por qué me dolía tanto lo que escuchaba? No lo entendía, estaba acostumbrada a que los demás se fueran dejándome en el olvido o que se yo… esto era completamente diferente el era diferente para mi. No podía concentrarme, cerré los ojos mientras sentía el silencio del otro lado de la línea en espera de una respuesta de mi parte. Llevé una mano hasta mi mejilla arrastrando con mis dedos las lagrimas que descendían de mis ojos…se fuerte por la mierda! Siempre lo haz sido!.
-Esta bien… has lo que tengas que hacer Myhr… cuídate tú igual, espero que Anja se recupere pronto- lo más pronto posible rogaba en mi interior, mi voz se había escuchado pésima arrastrada, mi corazón latía rápido y mis ojos seguían con esa capa acuosa que me nublaba la vista. No tenia más palabra y no estaba segura de poder escuchar más, no debía mostrarme débil no quería que el se retuviera o se sintiera mal por mi culpa. –Nos vemos… Te quiero- apreté el botón para colgar y apreté el teléfono con las dos manos sobre mi pecho, deje que las lágrimas siguieran su curso sin detenerlas esta vez.