De regreso luego de Brasil (Laurent)

Laurent había llamado para postponer su cita y yo estaba a nada de refunfuñar cuando lo hizo, eso no habría sido nada profesional de mi parte, así pues, reagendamos la cita y esperaba por su llegada, aún faltaban un par de minutos; pero por alguna razón, el conocimiento de aquel encuentro me tenía el estómago en un nudo y el corazón latiendo como si se empeñara en explotar en cualquier momento.

Hice una última revisión a las notas de la sesión anterior y miré nuevamente el reloj, pronto escuché que llamaban a la puerta *adelante* dije con voz tan aterciopelada que me tomó un esfuerzo significativo reconocer en aquel tono mi propia voz.

Después de haber estado una semana en Brasil, el lunes que había acordado asistir a la cita la cancelé, arreglé algunas cosas con Freda, Brody se dedico hacer lo suyo, lo cual sentía más su ausencia que antes. No podía posponerla de nuevo, no sabia lo que me ocurría a mi y a mi familia, que definitivamente estaba destruida, y lo de Darkwood fue acabar con todo. No tenia ánimos de regresar a la universidad, ni de ver a los muchachos con sus quejas y sus tareas, no tenia ganas de hacer absolutamente nada, solo quería estar tirado en la cama mirando el techo y escuchando música a todo volumen. Caminé por los pasillos de la universidad, había acordado una hora que no estén concurridos, no quería encontrarme con alguno de mis alumnos que me bombardeara con sus preguntas estúpidas.

Hice la parada enfrente de esa puerta, podía escuchar la respiración de Lizzie y los latidos de su corazón, sobre todo su aroma dulce de vitalidad, golpee la puerta y enseguida escuché un adelante, gire la manija con mucho cuidado y pasé a la oficina.
-Bonjour… -saludé mirándola- Es un gusto volver a verle Dra. Graham. –sonreí a medias, carismático como siempre, era esa una herramienta, no podía evitarlo era como un arma para atrapar a mis victimas en el pasado, ahora no sabia lo que me pasaba y no sabia si aquella mujer podía con sus dones cambiar a este torturado vampiro- Estoy listo para la sesión de hoy…

Sonreí en cuanto le ví entrar, una reacción que tenía cada vez que recibía a un paciente en sesión, un gesto que en este caso, era más una manifestación de mis propias emociones, que de la fachada tan cuidadosa que mantenía frente a mis pacientes en tratamiento *bienvenido Laurent, por favor toma asiento y recuerda... es Lizzie* mencioné con voz suave, acercándome a él para saludarle tendiéndole la diestra.

Ambos fuimos hacia los sofás y yo tomé asiento en el mío, sacando al instante los pies de mis zapatillas y acomodándome con las piernas de lado, dobladas sobre el asiento *¿qué tal estuvo Brasil?* pregunté, dando por comenzada en ese momento nuestra consulta.

-Discúlpeme Lizzie… es ese habito mío que siempre he tenido… -dije excusandome, tal vez si fuera humano me hubiera sonrojado, le estreché la mano con los guantes puestos-

Caminé junto con ella hacia donde estaban los sofás, tomé asiento y la miré con una expresión distraída. La observé por unos momentos, como movió las piernas y los pies de las zapatillas, volví la cara al escuchar su pregunta.
-Digamos que fue algo que no esperé… mar, aves, tiburones y mucha vegetación desconocida, exótica. –sonreí con un aire de sarcasmo, el principio del viaje fue realmente malo y del desenlace aun no sabía que había sucedido en si, todo era confuso-

*No es problema, quizá te lleve un poco más acostumbrarte a llamarme por mi nombre, pero hay tiempo* le sonreí francamente y me dispuse a escuchar, había un leve matiz de burla que hacía sonar hosco aquel timbre de voz tan sonoro y perfecto ¿ironía? quizá las cosas no habían progresado en lo más mínimo *por lo que escucho, parece que no encontraste las respuestas que estabas buscando en Brasil* le miré con cierta curiosidad *¿qué te parece si comenzamos por aquello que te ha dejado pensando más sobre ese viaje?* inquirí, tratando de rascar un poco en aquellos asuntos que él había comentado en su motivo de consulta.

Moví los hombros como un humano, parecía que suspiré al escuchar aquella demanda, no sabía con exactitud que decir, estaba confundido, todo era confuso, mi mente daba vueltas. Brasil… Lo que fue…y tal vez lo que será…la miré detenidamente por un instante y fue entonces cuando me decidí a responder:
-En un principio todo era confuso Lizzie, ella me dijo que pensaba que todo lo que teníamos se estaba terminando. Me reprochó que tenga otras prioridades y que ella ya no fuera el eje central de mi vida. –hice una pausa, esas palabras me habían hecho sentir miserable, me dolía, retumbaba en la cabeza cada vez que lo recordaba, y se notó en mi semblante que eso me había afectado- Después de que me dijo eso, le pregunté que era lo que sentía, si no me amaba, si me odiaba, si aun quería a…-ese nombre que no podía pronuncia, apreté los puños- a su ex…todo giraba alrededor del supuesto ex de mi esposa, hablamos sobre ello, sobre como ella había cambiado, mi alejamiento, su cambio de animo, nada la ponía de buen humor, siempre estaba aburrida, perdida. Y volvió a salir en la platica ese hombre… desde que ha desaparecido… ella había estado diferente, me dijo que iba a cambiar, sobre todo me dijo que me amaba, para mi eso fue suficiente. –no podía decirle sobre el vinculo entre ellos, pero debía de haber una manera, fijé mi mirada en la ventana, estaba cerrada con las cortinas que tapaban la luz- Ellos dos fueron muy unidos… -murmuré con un tono de nostalgia y no sabia porque se debía aquello, tal vez lo reconocía que la situación con mi esposa se ponía cada vez más difícil, y si Freda se fuera, sentiría su ausencia demasiado- Pero, ahora ella esta conmigo, desde hace dos años…-aunque ellos pasaron más tiempo juntos, siempre iba haber esa gran diferencia, por más que me dijera que me amaba, uno el estaba muerto, dos su recuerdo en ella me pesaba.-

Lo miré fluctuar entre un ánimo y otro, primero remembranza, después ira, luego desesperanza, comprensión y finalmente ira una vez más, aquel hombre era una maraña de emociones que podría apostar que es una enorme parte de las dificultades que tiene... sentir tan intensamente terminaba agotando y no podía evitarse; eso era algo que yo sabía de sobra *y tú cómo te sientes al respecto... es decir, han sido dos años y una relación que, por lo que mencionas, ha estado cubierta por la sombra de un tercero, dices que basta con que ella diga que te ama ¿pero tú qué sientes por ella? ¿qué significa para tí el hecho de que ella no pueda avanzar? ¿por qué duele lo suficiente como para no intentar buscar una solución?* inquirí rápidamente, eran demasiadas cosas para un sólo momento, pero él parecía necesitar hablar, era obvio que aún guardaba secretos y aspiraba a poder develar alguna parte de ellos; mientras tanto, mirando su rostro traté casi inútilmente de eludir esos ojos color topacio que turbaban.

Tenía que obligarme a volver a la realidad, sólo así podría ayudarle.

Todo era confuso, mi mirada no se despegaba de la ventana cerrada con aquellas cortinas, la miré cuando empezó hacer sus cuestionamientos, ahora me sentía mas confundido que antes, no sabía que era lo que sentía realmente, ¿Tenemos derecho de sentir? Si podemos matar, ¿Por qué sentimos?, ¿Por qué se carga todo en nuestra conciencia?, no era normal, debía odiarlos, no amarlos como solía hacer constantemente.

-En un principio me sentía feliz, pero ahora no se como definir ese termino de felicidad. Creo que la felicidad ya no existe, siento tristeza, todo el tiempo, siento angustia y trato de buscar la felicidad, no la encuentro. –hice una pausa pensando en todo lo ocurrido y en todas las inseguridades, los motivos, ahora no estaba seguro de nada, no sabía que hacer, cuando la veía mi mundo se caía, pero cuando ella desaparecía todo se ponía oscuro como un abismo, no podía seguir así- La amo, la chispa que hubo en el principio se fue esfumando lentamente. Ahora no se donde está, no la he visto en semanas, no me ha llamado, no me ha dejado ningún mensaje. –Hice un movimiento completamente humano imitando un suspiro- Creo que en ocasiones ella todavía lo recuerda, creo que sufre. –dije dolorosamente, pensando que era posible y que la muerte de Meyers fue un detonante para que todo se desmoronara, ahora también estaba la muerte de Darkwood- Eso quisiera, buscar una solución, pero no sé ¿Existe alguna?, si existe una a todo esto dígamelo. Porque la necesito para que mi mente deje de vagar en todas estas cosas, tal vez la solución es alejarme de todo. -cerré los puños con fuerza-

Añoré la ventana abierta de nuevo, la miré un poco angustiado, me puse de pie y di unos pasos hacia donde estaba para correr la cortina. Una tarde nublada en Seattle, era de esperarse.

El fiero dolor que desgarraba en medio de sus palabras hizo que me estremeciera de forma notoria y a decir verdad, aquella condición no era para nada común; me obligué a recuperar la compostura y modulando la voz el hablé *creo, Laurent, que esa respuesta la tienes tú mismo... siempre hay oportunidades de sanar, pero lo que se necesita es el coraje para tomar decisiones* hablé con voz clara y ténue *han estado dos años juntos y ahora ha dejado de tener sentido, hay factores externos, eso es cierto, sin embargo tú mismo has buscado permanecer fuera ¿será que es tu propia libertad buscando fluir como siempre se lo habías permitido?* controlé la sorpresa que me embargaba, era algo que no había dicho jamás en terapia y mucho menos a un paciente que se encuentra confundido, pero al parecer todo era porque extrañaba su libertad más que a nada.

Parado enfrente de la ventana volví la mirada color ámbar para observarla cuando hablaba, los latidos de su corazón eran tranquilos haciendo que su olor invadiera toda la estancia. Tomar decisiones, ese era justo el problema, sabía lo que tenía que hacer, pero... ¿Deseaba hacerlo? Apreté los puños haciendo crujir el cuero, era ahora o nunca, siempre me caracterizarme por no titubear, ahora, todo el suelo lo sentía frágil y no podía seguir así, no más.

-No solo la libertad –musité más para mi mismo que para ella- Creo que todos los factores que ha mencionado tienen un significado palpable, las decisiones son difíciles, más si está involucrada una persona a la cual amas, pero a pesar de todo, no dejaré que nada de esto me afecte, la soledad no me asusta, la libertad quiere sentirse acompañada de esta. –Aflojé las manos y caminé de nuevo hacía el sofá, tomé asiento, estaba inquieto, me quité la gorra, la dejé a un lado, pasé una mano sobre el cabello que caía sobre mi frente- Lo he pensado mucho y duele.. pero lo haré, me siento un cobarde, porque no se lo diré en persona, no sé donde se encuentra, no se nada, ni que hace, le dejaré una nota y le diré lo que siento sobre todo que no quiero seguir así... ¿Cree que es lo correcto? No me esconderé, ni me iré del país, si ella quiere hablar, la escucharé, aunque sus palabras no han sido suficientes en estos meses. –bufé, pensando que esa solución era lo más cercano que tenía y estaba dispuesto hacerlo, por más dolorosa que sea-

Tenía la mirada fija en él, memorizando por enésima vez aquellas perfectas facciones, al tiempo que escuchaba las tribulaciones de su mente y su alma ¿cómo podía un ser tan hermoso estar tan destrozado? era inhumano... nadie -en especial, nadie como él- debía sufrir de esa manera *Laurent, creo que esa respuesta la tienes tú mismo... lo correcto e incorrecto viene de las cosas que vivimos, de la forma en que hemos aprendido a enfrentar las situaciones difíciles* respondí, sin dejar de mirarle.

*Sin duda, será algo que necesiten hablar ustedes dos, encontrar una forma en que puedan resolver el problema... pero es evidente que ella está pidiendo tiempo y espacio a gritos* continué con mi análisis, obligándome a dejar de mirarle para poder concentrarme adecuadamente *quizá un poco de tierra de por medio le venga bien a ambos* concluí, molesta conmigo misma por la menos noble de mis partes, que prácticamente gritaba "ojalá que ella desaparezca".

Me le quedé mirando a la cara mientras ella hablaba, tenía los ojos de un tono como la misma miel que resplandecían junto con las luces de su oficina. A veces parecía meditar, esperaba que esa pesadez que sentía se fuera para siempre, la situación era difícil esperaba que pronto, ella apareciera y se aclararan las cosas, tenía razón, un espacio entre los dos, pero más espacio no podíamos tener, casi no nos veíamos o estábamos juntos, no compartíamos canciones como solíamos hacer.

En mi mente salió la solución iba hacerlo, estaba decidido, tal vez un cambio haría que todo cambiarla para bien o para mal, después de todo éramos una familia.
-Sé que aparecerá tarde o temprano –era una remota esperanza, que no quería dejarla- y en ese momento hablaremos, dejaré mi hogar y viviré solo, mi hija es mayor de edad, vive sola, no necesita de mi…

Sus latidos de corazón aceleraban cuando quedaba callada y cuando hablaba se ponían mas lentos…
-¿Cuál es su veredicto Lizzie? ¿Aun cree que tengo cura? Podré sobrevivir sin quedar más loco de lo que estoy –sonreí encantador, era algo natural y me coloqué de nuevo la gorra acomodándola de forma descuidada-

Sonreí en automático ante aquella aseveración; la locura era algo subjetivo y muchas veces quienes estaban encerrados por su "locura", están más cuerdos que los que vivimos afuera, en el mundo real *creo que todo es posible Laurent, especialmente en medida de que tú mismo vayas decidiendo retomar el hilo de tu vida* fue un tanto complicado comprender la inflexión que dí a mi voz... ¿podía estar perdiendo la objetividad? nunca antes me había pasado, jamás había dudado ni un poco al trabajar con otros pacientes, pero Laurent tenía algo que hacía mi juicio nublarse a momentos y recuperarse tras obligarme a ser la misma profesional de siempre.

*También creo que esa recobrada independencia podría ayudarte a tomar decisiones con mayor tranquilidad, nada como la soledad para poder pensar mejor* afirmé, usando un tono un poco más afable, intentando aligerar la atmósfera tan densa que había alrededor nuestro.

Sonreí también al mirar su sonrisa, entendí mi situación y tenía razón hacia falta espacio y tiempo, las respuestas las tenía, solo había que hablar. Ahora la decisión estaba tomada.
-Lo haré –dije seguro- Creo que tiene razón la soledad suele curar enfermedades, pero también puede prolongarlas…-hice un movimiento idéntico a un suspiro- Sabe, si necesito de ese espacio, tiempo para pensar, la tranquilidad y seguridad que tenia antes, cuando era un tipo solitario, independiente, nómada, ahora no lo soy y mi ser muy internamente, tal vez es lo que busca, eso que ha perdido…

La miré sonriente y con gracia que no sabia de donde me salía y me puse de pie acomodándome un poco la camisa…
-Me preguntó si es todo por esta tarde… tengo que ir a buscar unos equipos para mi local… ¿Podríamos agendar una nueva cita?... o ¿Seguirá el interrogatorio? ¿Estoy libre Dra Graham? –me le quedé mirando de una forma divertida y con unas sonrisa encantadora, una clásica arma de un hombre galante tratando de conquistar a una mujer para que acceda a sus deseos-

Reí sosegadamente, era fácil llevar la sesión con un paciente tan cooperativo y que en realidad no tenía problemas para tomar decisiones importantes; quizá todo lo que él necesitaba era alguien con quien hablar y por alguna casualidad del destino, fue mi puerta la que estaba abierta para que él pudiera entrar *es todo por hoy Laurent, podemos agendar nuestra siguiente cita para la próxima semana, a la misma hora y día que hoy* tomé un respiro y exhalé recomponiendo el ánimo que me había causado su broma *por supuesto, si su agenda lo permite*