El escape del pasado

Acababa de matar al tipo que intento hacerme más daño. Solo lo vi, y cuando quiso poner sus malditas manos sobre mi, lo maté a puñetazos, y lo lance por un precipicio. Escapé como pude. Tomé el avion a Seattle, tratando de ocultarme de mi pasado en Los Angeles.
Llegué a un lugar donde no conocia a nadie. No habia comido, ni dormido bien ultimamente. Yo necesitaba comer, de alguna manera me iba a satisfacer esa necesidad. Era odioso este sentimiento, mas de la cuenta. No resistia mas.

Habia una cafeteria cerca, y saqué los pocos dolares que me habian quedado del pasaje. Una hamburguesa y un refresco de 8 dolares. Era demasiado caro. Me quede sentada comiendo, necesitaba pensar en lo que seria mi refugio. Qué seguia ahora? Despues de haber tumbado a ese maldito idiota, era justo y necesario.

Me encaminé a Seattle, tenía que analizar la seguridad del aeropuerto si quería escapar con facilidad de América una vez terminase mi trabajo. Infortunadamente, esa ocasión no podría llevar mi bayoneta, pues los detectores de metal la reconocerían, aunque podía hacer algo al respecto... ciertamente. No obstante, preferí de abstenerme de crear problemas mientras no fuese necesario. Antes que ser un simple maleante, era un genio científico y estratega, sabía como proceder adecuadamente bajo casi cualquier situación. Esbosé una sonrisa y salí de mi tienda de campar, en medio del bosque de La Push.

Guardé mis cosas y las puse en mi jeep. Me tomó un considerable tiempo arribar hasta mi destino, pero finalmente lo conseguí. La tentación me ganó, y llevé conmigo mi presiada bayoneta, oculta bajo capas de plástico y fibras sintéticas que evitarían que el metal reaccionará una vez debajo del detector. Caminé con toda tranquilidad, totalmente a mis anchas, confiado en la incapacidad de los policías para averiguar lo que estaba por hacer. Busqué un punto desde el cual colocarme estratégicamente, con el fin de inspeccionar el sitio cuidadosamente.

Me encaminé donde una chica, la cual comía con avidez.

-Me sentaré aquí- avisé con algo de rudeza

- Por mi sientate, haz lo que quieras. Es un pais libre, no?- le dije, hablaba yo con la boca llena. No podia dejar de comer. Mire a ese hombre. Era realmente guapo, apuesto, un poco mayor, pero eso no le quitaba ese porte de macho y de hombre rudo. Lo analicé de pies a cabeza. Era demasiado perfecto. Pero, que ocultaba tras ese porte de macho? No lo se con exactitud, pero sospechaba que se escondia de alguien.

- Te estas escondiendo de alguien?- Lo mire detenidamente, habia algo en el que me inquietaba.

-Dame una razón para estarme ocultando de alguien- le contesté a la chica junto a mi. Tenía cierto atractivo, no obstante, me logré percatar, de reojo, con algo de dificultad, pues estaba centrado en mi labor, que estaba analizandome. Era tan molesto que hicieran cosas así- Y entonces quizá te diga si estás en lo cierto o no- añadí tomando nota mentalmente de cada uniformado que veía, los puestos de vigilancia, las cámaras de seguridad, casi invisibles, la cantidad de gente y el tipo de armas que portaban los guardias

- Bueno, te sientas aqui somo si nada. No tengo aspecto de una chica bonita, con quien un hombre atractivo quiera sentarse a conocerla...- Le sonrei con sarcasmo. El hombre veia alrededor suyo. Parecia como un paranoico- Esas son mis razones para saberlo. No crees?- Termine de comer mi hamburguesa, y me limpie las manos con una servilleta. Despues me cruce de brazos, tambien volteaba alrededor. Era una prófuga. La paranoia queria apoderarse de mi, pero mi cinismo pudo mas que otra cosa. No iba a dejar que esta sensacion de libertad desapareciera de la nada.

-Te invitaria un trago, pero ando en ruinas- Le sonrei- Aunque veo que necesitas un Te.

Tras escuchar, vagamente, las palabras de la chica junto a mi, decidí que era una persona con una mente muy activa, demasiado, tal vez. No obstante, podría valerme de alguien así para dar caza a mi medio hermano. Sin embargo, tendría que estar muy al pendiente de ella, no deseaba llevarme sorpresas... Aún así, primero indagaría respecto a como era, de donde venía o si la policía trabajaba con ella.

-Digamos que me gusta...- giré para verla- echar un vistazo por todos los lugares que paso, y recordarlos.

Llamé a uno de los trabajadores cerca, y decidí pedir algo.

-Quiero una cerveza- le dije con severidad- ¿Y tú?- le pregunté a la chica a un lado mio

- Quiero otra tambien- Le lance una mirada asesina al mesero, casi lo haciamos huir. Me prepare para presentarme ante tan buen prospecto ante mis ojos.- Mucho gusto, soy Ingrid Darkwood. Es un placer conocerte- Le guiñe un ojo, de manera coqueta. Yo no era bonita, pero sabia usar mis encantos femeninos- No todos los dias conoces a alguien tan guapo y tan amable.- Me crucé de brazos y los apoye en la mesa. Le eche una mirada a sus brazos que se veian fuertes, y a su mirada, que era tan dominante, como la del domador que controla a sus leones.

- Y tu? Puedo saber el nombre del caballero ante mis ojos?- le pregunte curiosa.

¿Acaso trataba de seducirme aquella chica? ¡Vaya! América estaba loca por completo, no cabía duda al respecto ahora. Me limité a sonreir, pues tal vez esas cualidades me servirían para algunos propósitos, indiscutiblemente. Quien sabe, quizá acercarme a mi objetivo sería más sencillo de ese modo. Por ello, tomé la resolución de no ser tan déspota por esta ocasión, aunque no fuese precisamente mi estilo.

-Janus- respondí con sequedad, pesé a haberme propuesto no ser tan frío. Contemplando el sitio- Te diré una cosa. Soy un asesino, delicuente y cosas así- le dije sin dejar de contabilizar datos respecto al aeropuerto

- Asesino? Wow... eso me emociona aun mas- Me rei cinicamente- Yo tampoco soy un caramelo, aunque si me lo pides, podria serlo- Le hice un guiño- Yo acabo de escapar de la carcel, asi que, estamos en las mismas. Los Angeles esta tan lejos como mi esperanza positiva hacia el futuro.- Voltee alrededor, y me acerque un poco mas para hablarle- Si eres asesino, entonces has de necesitar a algun ayudante, no crees? A quien has venido a matar? Tal vez yo te pueda ayudar, no lo crees?- Le propuse con una voz seductora.

Si aquella chica creía que estaba jugando, realmente estaba muy equivocada. Al menos, se tomaba mis palabras muy a la ligera, como si mi aspecto no delatase la ocupación en la que me encontraba inmerso. Además, ¿padecía estragos en la cabeza? Ofrecerse a ayudar a matar a alguien que ni siquiera sabía quien era resultaba muy riesgoso, incluso yo no aceptaba trabajos así de sencillo... Suspiré algo frustrado, pero tampoco me levantaría tan pronto de mi lugar, aún requería algunos datos más.

-De acuerdo- dije al fin algo impaciente- No he mencionado a lo que vine, así que no saques concluciones precipitadas- giré la cabeza para mirarla seriamente- Suelo trabajar solo, sin contar que no creo ese cuento sobre tu reciente fuga de prisión. Y, por si fuera poco, ¿en qué podrías ayudarme?- pregunté sin dejar de lanzar una mirada hostil

- Solo es una simple suposicion. No se exactamente lo que haces. No me hagas mucho caso. Estoy mas loca que una cabra. Es solo que no hallo a donde ir, y como vi en ti una oportunidad, por eso me estoy ofreciendo. No fui demasiado obvia? Te estoy pidiendo ayuda- me acerqué un poco más- Puedo hacer lo que sea con tal de comer y drogarme y dormir en un lugar, y no estoy jugando. Acabo de salir de prision, maté a la cuidadora, y a un guardia que quiso pasarse de listo. No tienes cara de policia, y si lo eres, creo que me he metido en un lio hasta el cuello- Me rei burlonamente, de mi misma, me estaba portando como una loca, pero en verdad necesitaba ayuda.

Esa chica estaba ligeramente demente... o eso parecía. Acababa de decirme que se emplearía bajo mis órdenes con tal de algo de comida, hospedaje y... ¿drogas? Con un diablo, América parecía estar desesperada por terminar consigo misma... por lo menos sus endemoniados habitantes. No obstante, tenía medios para lograr proporcionarle todo lo que mencionase momentos atrás... por supuesto, no permitiría que rompiese la tranquilidad encontrada por mi en el cementerio... le alquilaría una habitación de hotel... pero... ¿para qué necesitaba una ayudante? Bueno, en primer lugar, los hombres no podíamos conseguir absolutamente todo... ocuparía a la chiquilla para realizar el trabajo sucio de vez en cuando. Segundo, con alguien más, en caso de necesidad, podía enculparla de cualquier crimen... ella había escapado de prisión y yo jamás la había pisado. Además, con eso sacaría más dinero del bolsillo de Alexander... solicitaría unos treinta mil euros mensuales en lugar de los diez mil...

-Bien, si estás dispuesta a trabajar duro, arriesgar tu vida y conseguir no más que comida, alojamiento, algunas drogas y tres mil euros al mes, entonces- volví a mi labor, vigilando los movimiento en todo el complejo desde mi ubicacion-, quedas contratada.

( sorry por tardarme tanto... bloqueo de escritor xD )

- Entonces, Janus....- Me recargué en la silla, vigilando cada movimiento de ese hombre que me habia cautivado. Mire sus labios, tan perfectos y sonrientes, con ese toque maduro que tenia. Algun dia serian mios.- Bueno, y ahora que hacemos? A donde quieres ir? Tenia pensado ir a las afueras de la ciudad. Ahi no me busca la policia, ademas, tengo familia aqui. Seria un buen lugar para ocultarnos. Creo que tengo la idea perfecta- Le guiñe un ojo- Pero antes, necesitamos un lugar donde quedarnos. Qué dices si nos vamos de este lugar y nos vamos por ahi?

(Descuida, descuida, a todos nos pasa)

La chica se ponía realmente persisten. Me preguntaba si no estaría bajo los efectos de alguna droga o estimulante similar... quizá simplemente el tiempo en prisión la había trastornado notablemente hasta llegar a un punto sin retorno. De cualquier modo, otra empleada no me vendría mal... además, como ya se me había ocurrido, con eso podía aumentar el dinero que Alexander me enviaba cada mes. No obstante, el cementerio, pese al suceso de un par de días antes, seguía siendo el lugar adecuado para mi.

-Ya tengo un lugar donde guarecerme- dije volteando a verla- Además, ¿quién te mencionó que voy a permitir que me sigas a todas partes? Te acompañaré a buscar a tu familia, ese será un comienzo- concluí poniendome en pie. Al menos, en mi mente ya tenía cubierta una buena parte del aeropuerto, lo cual facilitaría mi escape posteriormente

- Entonces es momento de marcharnos.- Le levanté, y me puse a su lado, lo tome del brazo, de la manera mas comoda, le sonrei y comenzamos a caminar, como cualquier pareja. Eso nos daria un poco de tiempo para conocernos. Tomamos un taxi, y mientras, ahi, comenzamos el plan.

- Bien, vamos a buscar a mi familia, y yo me ocultare ahi, y despues, buscaremos la manera de ponernos en contacto. Mientras tanto.. Janus, vamos a necesitar dos cosas, que sepas mi plan, y yo saber el tuyo. Descuida, puedes matarme si no te sirvo de mucho, no crees?- fui algo sarcastica, pero sabia a lo que me enfrentaba con ese hombre a mi lado.

No pude evitar reir ante la forma de expresarse de la fugitiva a mi lado. Ciertamente tenía un buen sentido del humor... que podría usar en su contra de ser necesario. Me tomaría en serio sus palabras, no cabía duda de que, después de todo, ella tenía razón, siempre estaba en mis manos la alternativa de menguar su vida en caso de representar una amenaza para mi. No obstante, jamás bajaría la guardia, la clase de personas como ella podían ser muy inestables.

-Muy bien, te cortaré el cuello cuando sea oportuno- le respondí sin importarme el lugar en que estaba- Sin embargo, ¿qué te hace pensar que te revelaré mis planes?- le pregunté con algo de seriedad

- No tengo idea, quiza sea para hacer platica. Simplemente estoy loca, sumamente loca. Además, me encanta esa conversacion con desconocidos, no creo que tus planes sean algo sorpresivo. Siempre es interesante saber con quien vas a tratar. Creeme, de esta maldita vida no espero nada- Voltee hacia afuera. Estaba sumamente enojada por todo. Me sentia sola, sin esperanza, asi que esclavizarme por un par de monedas y algo de su piedad gratuita no eran del todo malos, al contrario, podrian suplir mi necesidad de afecto, y mi hambre.

Llegamos a abandonar la carretera- Dime, Janus... tienes ganas de sacar del camino al chofer? Creo que necesito un auto, y quiero que esa este- Le sonrei maliciosamente, mientras le daba un beso en la mejilla.

Comenzaba a creer firmemente que la chica a mi lado debía, forzosamente, tener algún padecimiento mental... Aunque, no obstante, nos encontrábamos en una zona perfectamente segura, sin vigilancia de ningún tipo, y poseía los conocimientos suficientes como para saber, relativamente, que hacer con un cadáver. Suspiré ligeramente contrariado, pero, tenía que admitirlo, la idea sonaba excelente... llevaba meses sin deshacerme de alguien, y lo tedioso de misión me limitaba mucho.

Busqué entre mis ropas la bayoneta y la palpé con sumo cuidado, pues sabía lo cortante que era. La saqué, ante la nerviosa mirada del chofer, quien debía intuir lo que le aguardaba. Con un veloz movimiento, apunté a su cuello, levantando su cabeza de tal modo que la sangre no salpicase en caso de requerir darle el golpe de gracia dentro del vehículo.

-Bien, deten el auto y sal- le ordené algo aburrido

El sujeto obedeció al instante, mientras yo quitaba presión de su cuello para permitirle salir. Evidentemente, echó a correr al instante. Con toda calma, me bajé del vehículo, tomé mi bayoneta, y con un preciso movimiento la arrojé unos diez metros para clavarla exactamente detrás de la cabeza, atravezando el cerebelo.

-Vuelvo en un instante, tenemos que llevarnos el cadáver desangrado para bañarlo en ácido- le dije a mi acompañante regresando a la ventanilla de pasajeros, tras lo cual fui a traer el cuerpo inherte del otrora conductor de taxis, aguardando suficiente para evitar que chorreara sangre y manchara el auto

Janus... ese chico cerca de mi, me habia impresionado. Fue muy complaciente conmigo, al ver que mató al hombre, me horrorice de repente, pero no me importaba. No iba a cambiar mi deseo de sangre solo porque habia salido de la carcel, por mi misma.

Mire caminar a ese hombre. Mi mente reprodujo esa escena en camara lenta. Pude ver su manera de caminar, con el arma en la mano, podia ver su porte masculino, al dirigirse hacia el hombre. Su menton hacia un movimiento que me volvia loca, ese hombre realmente me volvia loca.

- Y si mejor quemamos el cuerpo?- Saque una botella de tequila de mi bolso, y unos cerillos- Si me da frio podriamos usarlo como fogata, o tienes pensado algo mejor?

Estaba perfectamente claro, que además de impulsiva, era una persona poco experta en el arte de asesinar personas. Negué con la cabeza, mientras aguardaba a que la última gota de sangre manara finalmente, y la sangre se secará, lo cual no tardaría mucho. Mantuve el cadáver boca abajo, pues eso evitaría los rastros de sangre excesivos en el asfalto, mientras arrastraba el cuerpo fuera del camino, siendo perfectamente bloqueada su visión por el auto. Luego me dirigí donde Ingrid, para explicarle el asunto.

-Verás. Resulta que si quemas el cuerpo, lo entierras o terminas haciendo alguna cosa así, corres el riesgo de que queden huellas digitales o que sea identificado el cadáver mediante un análisis de ADN elaborado a partir de sus partículas oseas. Al deshacerse del cuerpo mediante el uso del ácido, borras completamente la evidencia, al menos toda la que involucre cualquier relación con el difunto directamente- dije mientras buscaba algo con que cubrir el cuerpo dentro del maletero del auto

Janus me dejo perpleja. Me habia hecho quedar como una tonta ante el. Yo solo habia matado personas, con mis puños, armas, tirandoles del tercer piso, no era una experta asesina. El, sin duda lo era, de pies a cabeza. Lo que me quedaba claro, era que mis dias a su lado estaban contados, pero que me habia enamorado a primera vista de ese hombre que comenzaba a ser mi heroe.

- Dime en que ayudo entonces, quiero aprender del experto- me cruce de brazos- Yo solo mato por instinto, no he ido a una escuela como tu, amorcito.

Si las palabras de la chica Darkwood eran ciertas, y hasta ahora parecían serlo, iba a dificultarse mis andadas por los alrededores. Ciertamente, entre más grande fuese la red de información a mi disposición, mayores serían las posibilidades de encontrarme con Seprov a la brevedad. Pero, ¿vale la pena los riesgos que correras con tal de agilizar tu búsqueda un poco? Me pregunté dubitativo, pues me encontraba en una encruzijada: Alexander había llamado diciendo que mi tiempo se agotaba, al igual que su paciencia, con lo que me presionaba a conseguir resultados cuanto antes; y por otra parte, esa chica era demasiado impulsiva... ya formaría un balance, me las ingeniaría para ello.

Dejé un instante lo que hacía, pues, posiblemente, al menos me podría ser de utilidad con lo que necesitaba.

-Busca algo con que cubrir el maldito cadáver de mierda, eso ayudaría considerablemente- dije encaminándome donde el cuerpo se encontraba- Y no fui a una escuela, simplemente son cosas que he aprendido. Te vendría bien no ser tan impulsiva

- Me vendria bien? Bueno... tu tambien me vendrias bien- Me acerqué a su lado y le di un beso en su mejilla. Despues, en el coche, encontre una manta color rojo, que al parecer nos iba a ayudar en esto.

- Creo que con esto sera suficiente, viene doblada y limpia, y creo que esta perfecta para los dos. - le guiñe el ojo- Y luego de aqui que haremos? Obviamente van a reportar a este sujeto, y seremos profugos. Muchos vieron que eramos nosotros los últimos que abordamos el taxi. Se te ocurre un buen lugar para ocultarnos?- le pregunte curiosa- Me temo que debemos adentrarnos en Seattle, o algun lugar. Menos mal que estamos en carretera. Y descuida, no soy tan impulsiva como crees, es solo que, la aventura me emociona.