Paseo nocturno

Me encontraba en las afueras del centro comercial, ya cerrado por ese dia, sin nada especial que hacer.
Sin sed, mellizos durmiendo en casa... Nada.

La inmortalidad daba para mucho pero siempre habian inconvenientes, como por ejemplo, cuando no tenias nada que hacer.
Lo que me llamo mas la atencion fue de que no se oia practicamente nada, ni olia ningun aroma en especial en ese momento.
Se levanto una leve rafaga de viento, a la cual no le di importancia.

Me llebe las manos a los bolsillos y segui caminando calle abajo, donde los sonidos y los olores se hacian notar cada vez un poco mas.
Solo un poco

Vivir en Forks comenzaba a desesperarme. Ninguno de los chicos de allí me comprendía, y hasta recorrer todo el camino de Forks a La Push comenzaba a aburrirme. Extrañaba el bullicio de las grandes ciudades, así que decidí ir a Seattle.

Llegué cuando ya estaba anocheciendo, pero eso no evitó que pudiera pasear por un rato por allí en mi motocicleta. De pronto me quedé sin gasolina y, luego de maldecirme por no revisar mi moto antes de salir, decidí caminar calle arriba con ella. Si mi memoria no me fallaba, había una estación de servicio cerca del centro comercial.

Caminar mas me sirvio de algo. Empeze a percibir el olor de un humano.
Hacele al paso a uno sobrenatural entre las sombras p'ara no llamar la atencion y asustarla.

Me hacerque mas a ella fijandome en susu ojos y puse en marcha mi habilidad.
Estaba enfadada, o almenos, las olas del mar del sunconsciente se mostraban alteradas.

Decidi hacercarme a ella, puse una dilce sonrrisa en mi rostro de piedra y por una vez volvi a sentirme humana.

-¿Necesitas ayuda?-Le pregunte a la muchacha.

Ya estaba cansada de caminar, y tener que llevar la moto no ayudaba. Me prometí por enésima vez que comenzaría a caminar más, aunque sabía que nunca lo cumpliría.
Iba a rendirme y descansar allí, en medio de la vereda, hasta que se hiciera de mañana. Los horarios no me importaban, la escuela tampoco, que no llegara una noche a casa ya no era motivo de preocupación para mis padres.
Entonces una joven me preguntó si necesitaba ayuda. Suspiré y respondí:
-Pues... se podría decir que sí. Mi moto se quedó sin gasolina, y no sé donde encontrar una estación de servicio.

Me hacerque a ella con pasos normales y rectos.
Me puse al otro lado de la moto donde la chica no se encontraba y sujjete la moto.

-Por cierto, me llamo Luna, Luna ZafiroMe presente formalmente a la desconocida humana.

Mientras me prrsentaba, empujamos la moto direccion a la gasolinera.

-Gracias -sonreí-. Mi nombre es Irene Monserrat.
La gente de Seattle parecía ser más amable que mis antiguos vecinos de San Francisco. Y también más fuertes. Apenas sentí el peso de la moto mientras caminábamos hacia la gasolinera.

Bostecé un par de veces, había sido un largo día, y necesitaría un descanso después de varias horas de manejo. Al parecer, tendría que pasar la noche en Seattle, después de todo.

-De nada Irene
Llegamos a la gasolina en menos tiempo del pensado, para un humano.
Mira la c ara de la chica, cansada. Fingi un pequeño bostezo, lo maas posible.

-No eres de por aqui ¿Verdad?

Para mi sorpresa, llegamos antes de lo que esperaba.
-No, estoy aquí de paseo. Vivo en Forks...
Uno de los encargados se acercó a nosotras. Busqué mi billetera y saqué dos billetes de diez dólares. Le indiqué el tipo de gasolina y él obedeció rápidamente a pesar de que parecía más cansado que yo.
-Pero me mudé allí hace poco -continué-. Es un pueblo bonito, aunque algo aburrido.

Si lo conozco, es mas, vivo alli-Le dije con una amable sonrisa.
Pese a haber comido hace no mas de 30 minutos, la sangre de ese chico me resulto.... tentativa.

Anque claro, a esta hora y momento era mejor que no hiciera nada que no debiera hacer. Tenia que aprender a controlarme, sobre todo por los mellizos.

-Qué raro que no nos hayamos visto antes en Forks... -murmuré.
Me apoyé en mi motocicleta y crucé los brazos. El sueño comenzaba a irse, o al menos eso me parecía. De todas formas estaba demasiado cansada para conducir.
Pensé que me convendría regresar a "mi nuevo hogar" al día siguiente. Podría faltar a la clase de ese día, y tal vez seguir paseando... aunque quedarme en casa viendo televisión también sonaba tentador luego de casi perderme aquí.

-Que no teparezca tan raro, aunque sea pequeño no es facil encontrase, aparte de que viajo mucho y me e casi mudado a Seattle-Dije con una pequeña sonrrisa al haber dicho una casi mentira.

Estaba agotada lapobre chica, y eso era visible sin dones por medio, la invitaria a mi casa, disimular que duermo es facil, pero parae so abria que ir a Forks. E invitarla a un hotel no era, lo que se diria, un plan genial,con bebes por medio,pero por si las moscas.
-¿Tienes algun lugar donde pasar la noche?-Pregunte

-Eso lo explica todo -dije.
Conocía a muy pocas personas en Forks, y con varias de ellas no me llevaba muy bien, gracias a mi personalidad rebelde. Y tampoco era de fijarme en la gente que tenía a mi alrededor.

-No, ni siquiera tenía planeado quedarme aquí -respondí.
El poco dinero que me quedaba no me alcanzaba para pasar la noche en un hotel, aunque habría sido capaz de dormir en la acera mientras pudiera dormir.

Tampoco yo recordaba haberla visto por Forks. Pero en fin, que el pueblos ea pequeño no quiere decir que todos conozcan a todos. Te confias en eso.

Casi senti lastima por la faena de la pobre chica.
-Si quieres puedes quedarte en mi hotel. Puedo pagarte una avitacion, no es molestia para mi en absoluto.-Le dije d eforma dulce.

Era extraño, al menos para mí, que alguien a quien acabaras de conocer fuera tan amable. Verdaderamente extraño.
Una habitación de hotel, para descansar, gratis... No había que pensar demasiado en la respuesta.
-¿De verdad? Muchas gracias -sonreí.
Al fin ocurría algo bueno en mi día; después de la tarea extra que me había dado el profesor de biología y de quedarme varada en Seattle necesitaba una buena noticia.

Le mostre una de mis sonrrisas amables, una de esas demasiado hermosas para ser humanas.
-Si quieres podemos ir ahora cunado le pongas gasolina a tu moto-Le dije con voz amable.

Yo no dormia, peor si la chica tenia un sueño ligero y dormia toda la noche, digamos, entera, podria inclus escaparme por la ventana. Como una fugitiva. Aquello me dio gracia,a unque evitre rierme.

El encargado volvió con el ticket, sin siquiera explicar el por qué de su tardanza. Así será muy fácil que le den un aumento, pensé sarcásticamente. Cualquier tardanza solía ponerme de mal humor. -Muchas gracias por su compra. Vuelva pronto-dijo él. Seguramente volvería... cuando cerraran todas las demás gasolineras de Seattle.
Guardé el ticket en el bolsillo de mi pantalón y respiré profundamente para calmarme, ya tenía suficientes problemas por un día.
-Claro, vamos.
Esperé a que me indicara el camino.

No se exactamente cuanto estubimos espernado, pero si supe que era bastante para que un humano se impacientase, al menos eso parecia con Irene.
Porfin llego el encargado y pudimos irnos, yo le regale una sonrrisa que mostraba mis dientes. Tal vez el seria mi cena de mañana o tal vez la semana que viene, o cuando me entrara sed. O tal vez no.

Nos subimos las dos a la moto, yo en la parte trasera, logicamente, y le fui indicando la direccion del hotel.
Los semaforos ayudaron en mitad de camino alternandose entro el verde y el ambar. Aunque pocos coches se encntraban en la carretera.
Esto no ayuda a hacer tiempo-Me dije a mi misma.Confieaba aa que los mellizos estubieran dormidos, habeces se despertaban sin llorar pero a partir de la 1 de la mañana (almenos la mañoria de los dias) dormian hasta bien entrada la mañana.

Luna me fue indicando el camino, no quería conducir como siempre lo hacía pero los semáforos que pasaban del verde al amarillo me estaban pidiendo que fuera más rápido. Había pocos autos a esa hora por las calles, pero igualmente no me animaba a aumentar demasiado la velocidad. Al final, ganaron mis malas costumbres y aceleré, no tanto como lo hacía habitualmente pero sí lo suficiente como para que un policía me detuviera si llegaba a verme. Sonreí para mí misma; meterme en problemas era algo habitual en mí.

-¿Falta poco para que lleguemos? -pregunté, intentando no sonar impaciente; en aquel momento no lo estaba.

Observe como la chica quería aumentar la velocidad y a la vez no.
La verdad era, que me gustaba la velocidad.
Esperaba a que dijera algo y estaba segura de que algo diría hasta que pregunto por la distancia.

-No, esta al final de esa calle-Le dije con voz suave tratando de ser paciente y no abalanzarme sobre ella en cuestión de segundos en la desierta carretera.

Llegamos al parking del hotel en cuestión de segundos y las dos nos bajamos de la moto.
-Por aquí-le dije suavemente mientras avanzaba a la entrada

-De acuerdo -asentí con la cabeza.
Me permití aumentar un poco más la velocidad ahora que estaba más segura de adonde nos dirigíamos. Las calles comenzaban a parecerme familiares, como si ya hubiera pasado por allí antes, y tal vez lo había hecho, pero no había prestado suficiente atención a los edificios. Finalmente llegamos al hotel y ambas bajamos de la moto.
-Bonito hotel -dije antes de seguir a Luna hasta la entrada.

Entre seguida de Irene y me encamina a los ascensores saludando la gente que por ahi pasaba.
El hotel no era el nova mas , peor por lo menos habia un servicio de cente.

-A la 6º planta, por favor-Le dije al encargado con la voz mas dulce que se haya escuchando, provocandole un escalofrio.
Pensaba como estarias mis mellizos ahora.

La seguí hasta los ascensores. Iba mirando el suelo, sin observar a nadie, no por vergüenza sino porque no tenía por qué saludarlos. El único problema de ir así es que era más probable que chocara con alguien, pero esta vez no sucedió.
Escuché que iríamos al sexto piso y sonreí. Tendría una buena vista y podría apreciar una pequeña parte de la ciudad desde allí, ya que las alturas nunca me molestaron. Es más, en San Francisco solía quedarme en el Golden Gate observando el paisaje. Pero ya no podría gracias a la mudanza a Forks.
En ese momento el ascensor se detuvo y las puertas se abrieron. Salí de allí conteniendo un bostezo y esperé a que Luna me indicara cual sería mi habitación.