Presentacion oficial.( Nicholas, Rose)

Ya se acercaba la hora de que Nicholas llegara.
No había llamado ni nada... pero sentía como se me salia el corazon del pecho por las ansias de verlo, abrazarlo, besarlo, estar a su lado.
Y de que Rose, mi mejor amiga, lo conociera. Se diera cuenta de todo lo maravilloso que Nicholas Crowne era.
Daba insistentemente vueltas por la sala, me sentaba de vez en cuando en el sillón y de desesperaba poniendome de vuelta en pie.
Sabia que Rose me miraba con una sonrisa en el rostro, no sabia si de burla por mis nervios, o si le divertia verme asi. Le devolvi la sonrisa y volvi la vista a la puerta.

El viaje había terminado por fin y llegué a la casa. Katherine nunca me había cuestionado cómo era que sabía dónde vivía si nunca me había dado la dirección exacta, y agradecía que aquello. Recordaba el camino, así como podía retener muchas otras cosas sin necesidad de estudiarlas. Además de que los recuerdos que había en aquel lugar eran demasiados profundos como para poder olvidar algo así. Allí dónde había comenzado todo, el día que estuve a punto de irme pero al enfrentarme con Katherine no pude hacerlo. Sabía que esta vez sería diferente... muy diferente.

No se me daba el arte de conocer gente, y ser amable con ellas en un primer instante. Pero iba a tratar lo mejor de mi.

Me paré en la puerta, no sabía cuándo le diría todo aquello, pero no podía hacerlo en un primer momento, no tendría que ser algo planeado, quizás en mi interior sabría cuál era el momento correcto. Golpeé tres veces y esperé a que ella me abra.

Mi corazón saltó tres veces al compás con los golpes en la puerta.

-Es él..!

Avancé rumbo a la puerta, me acomodé el cabello y alisé mi ropa.
Mientras abría la puerta ignoré el rechinar de las visagras en el momento en que lo miré del otro lado del umbral. Sonreí inevitablemente, de una amplia manera.

-Nicholas...-susurré para prenderme de su cuello enlazándolo con mis brazos. Le dí un beso en la mejilla, y luego llegué a sus labios.

Denuevo estaba aqui.
Otra vez como aquella inesperada noche.

-Pasa, pasa.

Lo llevé hacia adentro tomandole la mano...

-Nicholas, ella es Lucita Rose...-la señalé con la mirada.- Mi mejor amiga y compañera de piso. Y Rose, aqui tienes al amor de mi vida: Nicholas Crowne.

Desde luego no esperaba algo asi, cuando entro me resulto... me era dificil de describir, era como si fuera demasiado armonioso, demasiado perfecto, era inevitable no verse apabullada por el, sentir la atraccion que ejercia sobre mi, pero tambien un rechazo indescritible, un escalofrio recorrio mi espalda, era la misma sensacion que cuando vi a.... Suspire hondo, esperaba que no fuera familia de mis jefas.

Me quede sin habla un segundo, e ize un timido intento por saludar con la mano pero no fui capaz, finalemente logre señalar con la barbilla.

-Vaya es... - ice una pausa mas larga de lo normal antes de añadir -un placer-

A penas ella abrió la puerta intenté que de mis labios salga alguna palabra que le de indicios de mi verdadero por qué en la casa, pero su beso hizo que mi mente se desvíe hacia otra parte, hacia el lado en donde yo era consciente de que quería permanecer con ella. Al siguiente segundo, cuando tomó mi mano sacudí internamente mis pensamientos, tenía que concentrarme o no conseguiría nada de ese modo.

Katherine comenzó a hablar, su amiga se encontraba frente nuestro. Mi rostro se giró hacia Katherine cuando la escuché decir "aquí tienes al amor de mi vida...". La miré durante unos breves segundos, sintiendo como algo en mi interior amenazaba con quebrarse. Esto iba a ser más dificil de lo que había imaginado. Volví mis ojos hacia Rose, quién se había dirigido a mi, observando su intento reprimido de saludarme con su mano.

-digo lo mismo, Rose -respondí y estiré mi mano libre hacia la chica para estrecharla.

Los observé, mis ojos fueron de una a otro.
Ella, al parecer habia quedado sorprendida por alguna extraña razón a primera vista y por el omiso intento de estrechar un apreton de manos al parecer no fue una buena impresión.
Y él, se estaba portando demasiado lindo, tan dulce. O por lo menos a mis ojos lo era, su galantería no podía ser ignorada por mi amiga.

Vi que el saludo aun no se culminaba y tomé la mano de Rose y la de Nicholas y las uní en un apretó inducido.

-Ustedes son las dos personas mas importantes para mi, ojala se lleven bien. Nada me haría mas feliz.

Le di la mano, su tacto estaba helado, ¿tanto frio hacia en la calle? si antes hacia calor. -Perdon.- Solte una risilla estupida despues de haberme sentido un poco maleducada, y los observe sin saber muy bien que decir, se izo un silencio incomodo. -Bueno pasa pasa, estas en tu casa, vamos para el salon mejor.- Me escabulli por el pasillo en dirección al salon

Cuando vi el contacto que hubo entre ellos entonces recordé la gélida piel de mi novio.
Recorrí con la mirada desde la mano de Rose hasta llegar a sus ojos, tratando de hallar algun indicio de sorpresa o sospecha.
Suspiré al verla invitarlo a salón, le tomé la mano a él y seguimos los pasos de mi amiga.

-A Rose la conocí de una manera muy interesante, sabes? Cuando llegue a Forks di con su dirección mediante un anuncio que buscaba compañera de piso... y aqui nos tienes! Creo que desde que nos vi hubo algo, hubo quimica. Y he aqui nuestra casa, por eso no me mudo mas cerca de la facultad, no podría estar sin ella.

Nos sentamos a la mesa los tres.

-Nicholas, por que no le cuentas a Rose como nos conocimos? Yo ya he hablado mucho...

Sonrei a Katherine, aunque al volver la vista a Nicholas, volvi a sentirme extrañamente nerviosa, aunque sin embargo parecia tan agradable. Repare en sus ojos, ¿llevaba lentillas?

-Claro, soy toda oidos.- Observe a Nicholas esperando a que comenzara a hablar -Bueno no me e dado cuenta, ¿quereis tomar algo? yo estoy seca. Voy un segundo a la cocina.- Me levante y fui hasta alli para preguntar desde la puerta de esta con la puerta de la nevera abierta. -¿Que os llevo? ahi zumo, cerveza... batido... no se-

Katherine tomó mi mano y me condujo hasta la sala, a pesar de que yo hubiese preferido simplemente quedarme allí y terminar de una vez con todo, estaba muy mal de mi parte pretender que las cosas estaban bien cuando en realidad no era así, quizás se debía que cada vez que me volvía hacia el rostro de Katherine, su sonrisa y su mirada con la que me decía todo, sabía lo débil que era ante ella. Con sólo mirarme ella podía aplacar el peor de mis pensamientos.

No me molesté siquiera en quitarme el abrigo, una parte de mi me decía que no podía quedarme por mucho más tiempo. Me preguntaba si Katherine ya habría notado mi inquietud o quizás pensaría que se trataba sólo por un extraño "nerviosismo" por el hecho de conocer a su amiga.

En segundos me llegaron a la mente imágenes del día en que había visto a Katherine por primera vez. Una media aunque casi imperceptible sonrisa se dibujó en mi rostro, con la mirada perdida por unos instantes, para luego levantarla y fijarla en los ojos de Rose.

-en la universidad... fue en la universidad. Coincidimos en los exámenes de admisión... aunque no hablamos mucho entre nosotros -ella siempre había tenido más facilidad para hablar con Testament que conmigo, quizás porque cada vez que ella me decía algo yo le respondía de una forma inesperada, provocando que sus mejillas tomen un color rojizo. La primera vez que sí habíamos hablado enserio había sido luego de mi pelea con Testament, o quiás también aquella vez en la bahía.

Volví mi vista hacia ella a la vez que Rose se levantaba para ir a buscar algo para tomar.

-no quiero nada, gracias -dije en mi tono que solía usar la mayoría de las veces, algo despectivo y descuidado, mientras seguía mirando a Katherine, casi con súplica.

-supongo que tendré que esperar un tiempo para hablar contigo a solas -dije finalmente, casi en un tono frío, apartando la mirada, no quería caer en aquel azul profundo y perderme de nuevo. Sí, ése era el truco, no mirarla a los ojos, de esa forma sería como hablarle a nadie.

Suspiré al recordar aquellos bellos momentos.
Asentí cuando dijo que no solíamos hablar mucho entre nosotros; realemente desde que lo vi me intrigó demasiado y quise conocerlo desde entonces.
¿Quién diría que terminariamos así, haciendome tan feliz?

Lo abracé fuertemente antes de que Rose nos ofreciera algo de beber, yo solo negué con la cabeza mientras el respondía.

Al momento que mi amiga salió rumbo a la cocina puse especial énfasis en el tono de su voz y en sus actitudes. ¿Acaso estaba incómodo ahi?
Tras su comentario acerca de hablar a solas fruncí el ceño, no me estaba mirando a los ojos y me puse algo paranoica al perturbarme, me tranquilice tomándole el mentón como tantas veces atrás para forzarlo a verme...

-¿No estás agusto con Rose? Nicholas, si quieres puedo decirle que vamos a cenar tú y yo, ella comprendera, no sabes lo linda que es. Aunque....-lo miré un tanto abstraida por su seriedad y esa expresión en el rostro que me facinaba...- No entiendo tu prisa por que hablemos a solas, nos queda toda una eternidad para eso.

Le obsequié un beso en los labios...

...y por primera vez los sentí frios.

Me aparté lentamente, sacudiendo la paranoia de mi cabeza, le sonreí apenas encontré su mirada otra vez.

-Quiero... decirte algo a solas también. ¿Quieres que vaya a avisarle a Rose que saldremos un momento?

Me vi obligado a hacer contacto con sus ojos y negué en silencio por su pregunta. No había nada de malo en Rose, lo único mal ahí era yo. Tras su inesperado beso respondí lo mejor que pude a su sonrisa, para luego volver a bajar la mirada.

Me sorprendió que me diga que quería decirme algo, en ese momento no podía siquiera imaginarme qué podría ser, provocando que levante la mirada con una mezcla de curiosidad y confusión. Asentí lentamente, poniendome de pie.

-dile que regresarás en un momento, no será mucho -le dije para que le avise a su amiga y sin decirle nada más me dirigí hasta la entrada y salí fuera de la casa, volviendo a repasar mentalmente las cosas que tenía pensado decirle, me sentía algo estúpido y el peor mostruo por lo que estaba a punto de hacer.

Fui a la sala, un tanto desconcertada por el hecho de que Nicholas se apresuró a salir de la casa.
Me resultó que algo no andaba bien.
Apenas entré a la cocina y vi a Rose le dije, sin siquiera mirarla.
-Saldré un momento a tomar aire con Nicholas, creo que se puso algo nervioso. No tardo.

Y sin esperar su respuesta di media vuelta rumbo a la salida, dejando la puerta entreabierta.
Ahi estaba él, dandome la espalda con la mirada fija en quiensabe que.

Lo abracé por la cintura, haciendo que volteara aunque sus agudos sentidos ya anticipaban mi llegada, solo que no me habia prestado la mas mínima atención.

-¿Quieres que nos alejemos de la casa?

Escuché la puerta abrirse y luego sus pasos que se dirigían hacia mi. De haber sido humano mi corazón habría empezado a latir con más fuerza a causa de los nervios, pero en vez de eso sólo podía sentir una mínima parte de lo que alguien normal podía sentir. Podía llegar a ser bueno aquello, sentir poco, pero llegaba cierto momento en que todo eso me podía jugar en contra.

Volteé a verla cuando supe que ya había llegado a mi por su abrazo. Sonreí a medias inevitablemente, y asentí cuando me preguntó si quería que nos alejemos de la casa, no sería un paseo largo, sólo que sentía curiosidad por lo que ella tenía para decir. Giré hacia un costado y comencé a caminar. Lo hice durante un momento, en silencio, y luego de aclararme la garganta le hablé.

-... entonces, primero tú... ¿qué es lo que tienes para decirme?.

Avanzamos unos cuantos metros, suponia entonce que no demorariamos en volver a la casa.
Para lo que yo tenia que decirle no necesitaba tanta privacidad, me sonrojé pensando que quizá creía exagerada la manera que estaba tomando para lo que iba a decirle.
Pero para mi era algo verdaderamente importante.

El color de mis mejillas aumentó cuando me dio la palabra.
-Bueno.. empiezo.

Le tomé ambas manos y alcé la vista para encontrarlo...

-No llevo la cuenta exacta de los dias que llevamos juntos, porque a tu lado el tiempo no se cuenta en minutos o en segundos, sino en las veces que te veo, las veces que me haces sonrojar, las veces que late mi corazón... y esas cosas.

Reí entre apenada y nerviosa.

-Siempre he tenido ganas de decirte esto Nicholas, tal vez lo hubiera hecho deentro de la casa pero como querias que estuvieramos a solas entonces aprovecho la oportunidad. Desde aquella discusion por el incidente con Testament supe... que... aunque tu no lo digas, y tal vez no lo sientas... yo...

Una brisa se intercaló en el mínimo eepacio que nos separaba meciendo mis cabellos, pero también los de él, llevando su fragancia a mi nariz junto con un cosquilleo en ella.

-Te amo Nicholas... -Dije con una amplia sonrisa.-Se que lo sabias, pero... moria por decirtelo. Te amo

Nos detuvimos en cierto momento y giré hacia ella, quien ya había tomado mis manos, mientras comenzaba a hablar. La miré con seriedad, escuchando sus palabras, y de alguna forma anticipandome, en algún lado de mi interior sabía qué era lo que estaba a punto de decirme. Mi mirada se posó en nuestras manos unidas y al tiempo en que ella decía aquellas dos palabras que casi había leído en su mente, mis manos lentamente se separaban de las de ella.

Me quedé en silencio por un momento con la cabeza baja. No sabía cómo empezar, aún cuando había practicado las palabras mentalmente durante un buen rato.

-Katherine... -fue lo primero que pude decir-. Lamento haber hecho todo esto, jamás debió suceder.

Levanté la vista para mirarla, pero la aparté inmediatamente, no quería ver la expresión que tomarían sus ojos al escuchar todo esto.

-hoy vine sólo para decirte que... -suspiré, como si aquello fuese necesario-... que ya no podemos estar... juntos -no estaba seguro si eso sería suficiente, entonces continué hablando-. Yo no te... amo -sentí como una parte de mi se partía al decir aquella mentira. Ella era la única persona a la que había aprendido a amar, de quien había aprendido tantas cosas y por mi cobardía estaba a punto de dejarla ir-. Tú estarás mejor sin mi, y yo... mejor sin ti, sin tener que estar todo el tiempo pensando en que podría lastimarte. No quiero cargar más con esa preocupación, estoy cansado -no sabía cómo estaba haciendo para mantener firmes mis palabras. Sonaban seguras y frías-. Somos diferentes y no hay nada que podamos hacer en contra de eso.

"...jamás debió suceder"

Con esas palabras anticipé lo que vendría, pero me hundí en la negación, lo miré sin darme cuenta de la humedad en mis ojos y que incluso caían gotas que se secaban en mis mejillas por la fria brisa.
Pero yo no prestaba atención a eso... solo a las afiladas palabras que surgían de sus hermosos y perfectos labios que alguna vez fueron mios.. pero que por lo que decian; ya no mas.
Lo escuché atentamente, incrédula, y al momento que su suspiro llegó a mis oídos mi temblorosa boca se tornó en un notorio puchero... que se desvaneció al instante.
Y estaba sonriendo, escuchando la verdad atroz e inesperada de sus palabras mientras le sonreía agonicamente.
Las lagrimas seguian fluyendo, sin que yo las controlara.
Me dijo que no me amaba y que estaria mejor sin mi.... y fue cuando un fuerte sollozo que solté lo interumpió, sin embargo el continuaba hablando.

Creía que todo el miedo de nuestra charla anterior seria algo que superariamos, que no tardariamos en que yo fuera igual a él, pero no quería, Nicholas queria alejarse en vez de arriesgarse.
Podia notar en su mirada que me evadía que todo eso le estaba constando, mas no lo iba a obligar a que se quedara. Porque... siempre supe que el no me amó, ni me amaba... y al parecer ni me amaría.

Llevé mi mano a su antebrazo, lo apreté fuertemente mientras reprimía el nudo en mi garganta.
Clavé mis uñas lo mas profundo que pude, hasta sentir que llegaban a su piel.

Lo miré, tristemente, sin forzarlo a verme... no queria que me viera fijamente porque me destrozaría.

-La... La única diferencia entre tú y yo es que yo si te amé. La que cargó con mayor preocupacion era yo de que olvidaras tu parte humana y sucediera esto, y de lo que me has cansado es por que eres un cobarde Nicholas, porque estas huyendo.. vil...-la voz se me quebró- vilmente de lo que yo siento por ti.

Lo aparté de un empujón cuando enrealidad quería abrazarlo.

-Te amo Nicholas, te amo y siempre lo hice y por mucho tiempo mas lo haré.

Agaché la vista.

-No hagamos esto mas dificil.-sonreí- Muchas gracias por haberme hecho tan feliz, por hacerme creer todo eso mientras duro... Donde quiera que estes, no olvides que en Seattle enamoraste a muchas, pero una te llego a amar tal cual eres.. a tal extremo que no haré esto mas grande como aquella vez que te detuve en este mismo punto.

Porque, sin haberme dado cuenta hasta entonces había llegado al mismo lugar donde lo detuvo aquella noche que fue mi visita inesperada.
Queria decir mas cosas, pero preferí verlo por ultima vez, iluminado por la luz de la luna, sus facciones perfectas, su porte elegante, su mirada.. tan fria.
No podia negarlo; era el amor de mi vida.

-Espero de todo corazón que encuentres a alguien que puedas amar sin temores... mereces ser tan feliz como me hiciste a mi.

Avancé, con pasos casi robóticos por la lentitud, y lo rocé apenas pase por su lado.
Mi corazón se desmoronó entonces y susurré...

-...te amo.

No iba a volver a mi casa, no quería que Rose me viera así. Segui avanzando con pasos lentos, muy lentos... como quien va rumbo a la borda a su inminente fin. Una atraccion me queria hacer voltear, pero... no soportaría.

Esta era la primera vez que me mostraba fuerte... y la vez que me sentia como él; muerta en vida.
Al fin y al cabo lo logró, no eramos tan diferentes entonces.

No la estaba viendo, pero podía escuchar sus sollozos y con eso llegaba a mi mente una imagen, su rostro recargado de tristeza, sus ojos que siempre habían resplandecido ahora apagados por las lágrimas que seguramente brotarían de ellos.

Cuando alcanzó mi antebrazo con su mano y sentí que sus uñas me alcanzaban a traves de mi abrigo tuve el repentino pensamiento de que ella me odiaría en aquel momento, seguramente era el ser más despreciable que ella jamás había conocido... y no la culpaba, tenía toda la razón al sentir eso hacia mi, yo mismo sabía la clase de persona que era.

Reprimí una melancolica sonrisa cuando me llamó cobarde. Me di cuenta que si bien Katherine algunas veces se había demostrado algo retraída durante las primeros momentos que compartimos juntos, ella había estado siempre para decirme la verdad, así fuese cruda y desagradable. Era la clase de personas que no sólo están allí para decirte cosas bellas, sino también para abrirte los ojos en los momentos en los que tú no querías ver las cosas como realmente eran. Nunca antes me había enfrentado con alguien que tuviese el valor de decirme ciertas cosas de frente, y eso era lo que hacia de Katherine alguien especial.

Pero al parecer no era odio lo que sentía por mi, ya que volvió a repetirme aquellas palabras que ahora eran como navajas que atravesaban mi inerte corazón una y otra vez, no podía seguir escuchándola o terminaría cediendo, mi voluntad se derrumbaba y no aguantaría más tiempo sin retener el impulso de querer abrazarla.

"Es por su bien, ella estará mejor sin mi", me dije a mi mismo. Aquellas palabras mentales se mezclaron con las de ella. Quería creer que yo estaba en lo correcto, porque siempre había tenido razón, y esta vez no podía equivocarme. Estaba seguro de que encontraría a alguien mejor que yo, alguien con quien pueda estar sin la necesidad de cambiar lo que era.

Sus palabras cesaron y comenzó a caminar con pasos lentos, pasando a mi lado. Volteé mi rostro y la miré, quizás esa iba a ser la última vez que lo haga. Sus labios se movieron a penas para susurrar un último "te amo" más. Aspiré su aroma cuando estuvo cerca y lo grabé en mi mente como uno de los tantos recordatorios de que una vez había logrado tener a alguien a mi lado que me había hecho sentir como nadie más...

-yo también te amo, Katherine -dije volteandome, pero ya habían pasado unos minutos desde que ella se había alejado, era imposible que me escuche, se encontraba muy lejos de mia ahora.

Tenia unas tremendas ganas de que lloviera para poder camuflajear mis lagrimas con las gotas de lluvia
Habia leido alguna vez que no valia la pena llorar por nadie y por quien valiera la pena... ese no te haria llorar.

Y no era por Nicholas, era por que habia creido ilusamente que dejaria todos ss temores de lado por mi. El no era el causante de mis lágrimas, no... el primer y único amor en mi vida no sería capaz de dañarme.

No pude voltear luego de haberme alejado una distancia considerable, aun asi mantenia la vista ene l suelo, estaba destrozada. Debi haberlo abrazado por última vez, tuve que haberle robado un último beso para no cargar con el amargo recuerdo de sus labios fríos que ya no tenían ni el mas mínimo gusto por probar los mios.

Pero no lo hice, lo imité al huir cobardemente.

El tiempo pasó imperceptiblemente, pudieron ser minutos, pudieron ser horas. Me puse en marcha de vuelta a casa porque la noche estaba asechandome, pero volví por otro camino, no era capza de pisar el suelo donde estuvo él. No.
Porque albergaba dentro de mi interior la idea de que seguiría ahi parado, diciendome que era otra de sus bromas frias que solo hacia para verme debil como tanto le gustaba desde que nos conocimos.
Que me diría que estaba esperando que volviera para decirme que me amaba también.

Esas incoherencias de enamorada me llenaban la mente, no podía ser del todo pesimista.. pero eso solo me conseguia deprimir mas. Yo conocí a Nicholas como nadie y esa despedida se prolongaria por tiempo indefinido.

Entré a la casa arrastrando los pies...
Me tumbé en el sillón, mirando con suplica a Rose que, preocupada, también me miraba.