No es una historia que tenga que ver con la saga, pero quería compartirla, es un cuento corto.
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A Oberón le daba vergüenza contar su historia de cómo se había convertido en gato. Siempre evitó contarla, aunque lo delataran sus bigotes. Fue convertido en un gato por un solo bocado. Se escucha absurdo. Oberón, el guerrero Troll, la principal mano derecha del príncipe que resguarda los escudos reales, combate las batallas sin importarle el peligro o la muerte. Solo tenía una debilidad, la comida. Le encanta comer y cualquier platillo que le pongan enfrente se lo come, siempre tiene mucho apetito.
Una tarde guardaba las puertas del castillo en espera del príncipe, ya había pasado la hora del almuerzo y tenía mucha hambre. Contempló varios pájaros sobre una rama, cantaban melodiosamente muy contentas. No pudo resistir más. Las empezó a perseguir. No tuvo suerte una paloma blanca, mientras la tenía entre sus manos, la visualizó en todos los platillos que jamás se imaginó, saboreándola. Sin pensarlo, se la metió a la boca y se la tragó. En el momento que eructó las plumas de la pobre palomita, se apareció en frente de él una nube de humo grisácea. Se materializó en una mujer agraciada, de finas facciones, cabello largo y negro, los ojos color púrpura, vestida con ropas elegantes. Se le quedó mirando fijamente y dijo muy molesta:
-¡Te has comido a mi hija bastardo Troll!, ¡Mi único legado! Por ese motivo tendrás que pagar. Sufrirás de por vida en un cuerpo deforme, indigno ser viviente.
El pobre Oberón, terminó de toser las plumas blancas. No podía creer lo que estaba escuchando, se restregó los ojos, y dijo:
-Yo… yo… yo… no… No… me…me… co... co… mí… a… a… nadie…
Esa impactante mujer era la gran bruja del bosque, de la cual se hablan tantas y tantas leyendas de las hadas, muy enojada lo miró al rostro y, con esos ojos púrpura tornándose en rojizos le dijo:
-¡Ahora resulta que eres mentiroso! ¡Vaya! ¡No podrías ser más infame! ¡Tu castigo será peor!, ¡No podrás decir mentiras nunca más!
La bruja abrió sus delgados labios y dejó escapar una melodía como los mismísimos ángeles hubieran cantado, ese sonido fue decorado con luces multicolores y polvos mágicos, lo cual envolvieron aquel Troll que se encontraba parado mirándola anonadado. En ese momento Oberón obtuvo el cuerpo de un grande y gordo gato. Lo peor de la maldición, es a pesar de su forma gatuna, no podía decir una sola mentira. Bueno, no es que no pudiera, sino que no lo deseaba y cuando lo hacía, sin poder contenerse, se delataba moviendo los bigotes. Sus mayores debilidades fueron resaltadas como la comida y contar todo lo que sabe, esto último siempre le causa problemas y no tiene manera de detenerse. La bruja desapareció en un parpadeo y jamás la volvió a ver, era como se la hubiera tragado la tierra. Oberón hizo todo lo que estuvo a su alcance para revertir la maldición, pócimas, hechizos, amuletos. Visitó a todas las hadas hechiceras del reino pero nunca logró nada.
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Espero que les haya gustado
Willow Kennedy