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| Tema: Vero Amor (One-Shot) Sáb Feb 28, 2009 11:47 pm | |
| Siempre han existido las leyendas
Cuentan infinidad de maravillas
Hay leyendas de hadas, elfos, ninfas, dioses… Sirenas
Cuentan que existen las sirenas
Que viven lejos y existen pocas,
Pero que viven
Su llanto causa tristeza
Su sonrisa causa alegría
Su voz atrae a cuanto hombre hay para oírla
Su cuerpo cautiva
Son diosas del mar…
Princesas de las aguas…
Ángeles endemoniados, para algunos
Pero son los corazones de los pescadores…
La conciencia de los buenos de corazón…
Son tan delicadas como las flores
Pero tan poderosas como los mismos venenos
Hermosas como la misma afrodita
Después de todo afrodita es como su madre
Pero… ¿pueden las sirenas realmente existir?
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Las leyendas cuentan que solo el verdadero amor puede vencer cualquier barrera
¿Podrá también vencer la barrera entre un humano y una sirena?
Dicen también las leyendas que con el verdadero amor se muestra la verdadera forma de un ser...
¿Podrían las leyendas ser ciertas?
¿Podrían los sueños volverse realidad?
¿Podrá el amor triunfar?
Dios nos creo con pares, tenemos dos ojos,
Dos manos,
Dos oídos,
Pero solo tenemos un corazón
Es porque Dios partió el corazón, dando la mitad a otra persona
Nosotros tenemos que recuperar ese otro corazón… --------------------------------------------------------------------------------
Oí ese llanto que oía ya todos los amaneceres desde mi habitación desde hacía tres años…
Siempre me inquietaba el no saber de quién provenía o el porqué estaba siempre ahí, veía por la ventana, pero siempre veía una figura en el mar, aunque no podía ver si era un hombro o una mujer, un niño o un adulto, y no era capaz de bajar a ver de quien se trataba…
Quería ir, ver de quien provenía tan triste llanto, pero no era capaz, no quería, de alguna manera sentía que si ayudaba a esa persona esta se iría, y nunca volvería a oír ese llanto que aunque triste me atraía y me llamaba a escucharlo.
Quería ayudar a esa persona y no fui capaz algo me atraía.
Fue entonces que la vi, cabello café largo hasta el piso, ella sentada en esa piedra a la orilla del mar, su cuerpo dándome la espalda, mi corazón se partió al ver que la criatura de quien provenía ese llanto era una mujer.
Me acerque a ella, queriendo abrazarla y consolarla.
Camine por la orilla de aquel mar, hasta que solo me faltaba meterme para alcanzar a persona.
El agua hizo un sonido en el momento en que mis hizo contacto con mis pies.
La chica se volteo mirándome a los ojos, esos hermosos ojos chocolate opacados por las lágrimas.
-Es…estas bien? – pregunte a la hermosa joven, sus cachetes rojos, posiblemente por llorar, la mire, note que no era como las otras chicas, su torso estaba descubierto, no tenia vestidos como era costumbre en las chicas, su cabello a decir verdad mas largo de lo que acostumbran, y aun así mas hermoso.
-Si – dijo la melodiosa voz de la chica, parecía como la voz de la más bella cantante, más fina que el mismo oro, di u pasó mas para acercarme a ella, su voz me atraía.
-Si eres tú la que lloraba, porque dices que no te pasa nada? –
-No es nada importante, es solo amor, nada que importe mucho – dijo la voz de la joven mientras negaba con la cabeza, su mirada era tierna y triste a la vez, di otro paso, unos pasas mas y ya estaría delante de la hermosa joven.
-Claro que si, una hermosa joven como tú no debería de llorar, no por amor, el amor te hace feliz, y las sonrisas en esos labios deben ser más hermosos que caras tristes… si quieres te escucho – le dije, una sonrisa apareció de su rostro, pero no llego hasta sus ojos, me acerque más, otros dos pasos.
-Es complicado para que tu lo entiendas – dijo la joven con tristeza – tu eres el chico de esa habitación? – dijo mientras señalaba la ventana de mi habitación.
-Así es, ¿por qué lo sabes? – pregunte extrañado, ¿podría yo conocer a tan hermosa criatura y no recordar su rostro?
-Te he visto, casi todos los amaneceres, veo que miras, pero no estaba segura, no se podía ver bien - dijo la hermosa criatura.
-Yo también te veía – confesé – desde esa ventana, todas las madrugadas miraba por la ventana, pero no me aventuraba a ver quien eras –
-Bueno, creo que al fin sabemos quien es el otro – dijo volviendo a sonreír, aunque esta vez tampoco le llego a los ojos.
-Casi – replique.
-¿Casi? -dijo extrañada.
-Si, - afirme – aun no sé cómo te llamas – dije
-Celeste – dijo, su nombre no le hacía suficiente honor a ella, ella era mas que bella, ella parecía una diosa, me acerque mas – y tú?-
-Sebastian – dije simplemente.
-Sebastian… - repitió ella mirándome a los ojos – es un placer –
-El placer es mío – me volví a acercar, fue en ese momento en que lo note…
Ella no era como las demás, ella tenía cola en vez de pies, era lo que llamábamos mujer-pez, sirena, las diosas de los mares…
Ella vio a donde se dirigía mi mirada y se volteo…
-Lo siento – dijo antes de lanzarse al agua y salir de allí, juro que antes de que antes de que se marchara oí aun mas tristeza en su voz, necesitaba volver a verla…
Espere así, todos los amaneceres sin excepción esperaba en la playa, quería que ella volviese, quería oír su voz, quería verle… Nunca aparecía, y así fue…nunca apareció. Mi cuerpo quería dejar de esperarla, pero algo en mi cabeza hacia que no terminara de perder mi esperanza… Ella volvería, pero…y si volvía, que le diría, que haría? ____
Llegue tarde esa mañana y vi que ella estaba allí, dándome la espalda, la mire por unos segundos y volví a escuchar ese llanto que ya extrañaba…
-¿Celeste? -
Ella se volteo, en su rostro tristeza y sorpresa juntas…
Se iba a ir, lo leí en sus ojos…
-No te vayas – suplique – por favor – susurre para sus oídos, no quería que ella se fuera, nunca antes había sentido la ansiedad e incertidumbre en mi vida, nunca creí que estos sentimientos existieran para mi, pero lo hacían… Y aun mas que estos sentimientos, había otro, otro que había estado oculto a mis ojos por toda una vida, por todos unos 17 años… hasta ahora…ahora en mi vida había amor…amaba….
Se volteo encarándome, sus hermosos ojos me miraban, me acerque a su lado, e impulsivamente la bese.
Sus labios me recibieron, me siguió el beso…
Sus labios eran tibios como el sol, podía sentir como si mi sangre estuviera hirviendo con ese toque, empecé a sentir una gota de agua dulce, una lagrima, que venía del rostro de mi ángel, así que me separe.
-Perdóname, fue una descortesía, pero para ser sinceros no me arrepiento de lo que acaba de pasar, suena estúpido e incoherente pero yo te amo – no me dignaba a abrir los ojos, no quería ver como mi ángel lloraba - te amo desde la primera vez que te oí llorar, te amo desde quizás antes de que te conociera, pero te amo – sentí unos brazos que me abrazaban y en ese momento abrí los ojos.
Sus brazos estaban alrededor de mi cuello, pero ella estaba llorando.
-¿Estás bien? – pregunte sorprendido y asustado.
Ella no me respondía pero podía seguir sintiendo como las lágrimas seguían cayendo. Así que con todo el esfuerzo y dolor del alma me separe un poco para verla mejor.
-¿Qué te pasa? -pregunte preocupado.
Ella abrió los ojos y sonrió.
-Estoy feliz – dijo con una sonrisa.
-¿Y porque lloras? – pregunte.
-Porque estoy muy feliz, ahora te encontré – respondió – los sueños se han hecho realidad, ahora puedo ser feliz… contigo – vi como un color rojo se posaba en sus mejillas dándole el aspecto mas hermoso e inocente.
-¿Quiere decir eso que ya no te irás? – Pregunte sorprendido - ¿no te iras de mi lado? –
-Nunca -
Impulsivamente volví a posar mis labios sobre los suyos.
Ella instantáneamente paso sus brazos alrededor de mi cuello y yo la abrace por la cintura, fue entonces que note algo, llevaba un vestido, llevaba ropa.
Decidí no preocuparme por eso en estos momentos, ya tendría tiempo para preguntarle, de repente una idea vino a mi cabeza, ella era una sirena, yo no podría estar con ella. Por mas que la amara ella nunca seria mía.
El beso termino.
-¿Qué te pasa? – pregunto la voz de mi ángel, de mi sirena.
-Es que no vamos a poder estar juntos, yo te amo, pero tú eres una sirena y por mas que queramos estar juntos nunca podremos – maldije internamente mi suerte – te amo, y ya lo dije, pero… -
-¿Me amas? – volvió a preguntar.
-Ya te lo dije – respondí.
-Quiero oírlo – dijo ella.
-Te amo –
-¿Cuánto me amas? –
-Mas que a mi propia vida -
Ella sonrió.
-Yo también te amo – dijo su voz, y sonó maravilloso – te he amado siempre, te veía en aquella ventana y me preguntaba porque no venias a verme, pues te amaba y te quería conocer, después un día viniste y sentí como mi corazón sonreía, pero me recordé lo mismo que tu estás diciendo, me dije lo mismo, que tu no serias mío, por eso escape ese día, no quería sufrir mas, creí que había sido suficiente con haber que tenido que llorar todas las mañanas por pensar que tu no sabías que yo existía… -
-Lo siento, yo fui quien caso esas lagrimas soy, soy… - poso una de sus manos en mis labios para que yo parase de hablar.
-Déjame terminar – asentí - después de escapar no me sentía mejor, al contrario, sentía como si algo me faltara, decidí que no podía seguir huyendo, que te vería al menos por última vez, por eso esas mañanas que tu venias yo me alejaba y me quedaba viéndote, me sentía feliz de verte, mas no me sentía completa, por eso decidí que dejaría que me vieses y así lo hice, después me besaste, y no sé si tú los has sentido pero yo sentí como si estuviese abrazando a un sol, cálida y feliz, completa. Hace mucho me habían contado una leyenda de nuestra tierra, donde una como nosotras se había enamorado de uno como ustedes, ella lo amo y él le correspondían, se escondían y hablaban hasta que un día el la beso, desde ahí nace una de nuestras leyendas, dice que el amor vence cualquier barrera, cualquier obstáculo, y sinceramente no había creído nunca en esas historias, no hasta ahora.
La mire extrañado.
-¿Qué paso con ellos? – pregunte.
-Ella es feliz ahora, o lo era ya debe de haber muerto al lado del hombre que ama, como planeo hacer yo a tu lado en tierra firme –
-¿Pero cómo? – me dio otro rápido beso.
-Vamos – dijo, yo no entendía nada, pero de pronto se paró de la piedra, llevaba un pequeño camisón como única prenda, ella tenía pies, dos pies, en vez de una cola llevaba un par de piernas.
Yo la mire asombrado y confundido.
-El amor vence cualquier barrera y hace hasta lo imposible para que un verdadero amor pueda estar junto – respondió con una sonrisa - al parecer el amor decidió que podíamos pasar el resto de nuestras vidas juntos – sonrió y tomo mi mano mientras me llevaba a la orilla con movimientos torpes, casi caía de vez en cuando pero yo la sostenía – como dicen el amor es la mayor magia – sonrió cuando llegamos a la orilla – el amor nos hizo un milagro, ahora podremos estar juntos, como debía estar predestinado en un principio –
La bese.
Siempre había sido la clase de hombre que pensaba que el verdadero amor no existía, pero la conocí, y ella con solo una mirada cambio mi vida, ahora ella es mía y yo soy suyo y así será hasta el final de mi vida, de nuestras vidas. |
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